El cliente siempre tiene la razón

Munch se sentía incomprendido. Observaba a la sociedad urbana y no veía sino apatía; una masa idiotizada que marchaba como un rebaño de borregos. ¡Inspiró a generaciones para que despertaran de su letargo y gritaran, y sintieran la naturaleza gritar consigo!

Un estudiante levanta enérgicamente la mano.

¿Pero esto entra?
Escrito por Álex Garaizar

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