Cafeína

La taza sucumbió al café hirviendo, y pronto la verde porcelana dejó paso a una materia más rosada y orgánica. Medio sobre de azúcar y la percusión de la cucharilla pusieron base rítmica a la canción que ya tarareaba. El vaivén de sus manos y su boca hicieron el resto.
Escrito por Lola Pacheco

2 comentarios :

  1. Me ha encantado la difícil sencillez. Enhorabuena Lola!
    Saludos

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  2. Gracias, Beatriz, y enhorabuena a ti también por tu @microcuento.
    Lola

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