El viejito

Como cada día, se sentaba en el mismo banco del parque y daba de comer a las palomas. Miraba su reloj y a las 12 en punto, regresaba a su casa. Aquel día no acudió a su cita habitual. Lo encontraron dormido para siempre con su reloj en la mano.
Escrito por Suesem - Twitter

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