La cuestión

¿Te gusta?
No sé.
Eso es que sí.
Dijo el listillo.
Las cosas como son.
Porque tú lo digas.
Será cansino...
¿Tú o yo?
Tú mismo... Tengo que irme, pero ya hablaremos.

Apuré la caña mientras seguía dándole vueltas en la cabeza. La llamé y había quedado. Tarde. Nunca acierto.
Escrito por Faroni

Rosas rojas para el cumpleaños

Mario, antes de morir, dejó pagados en la floristería 30 ramos de rosas rojas, para que cada 10 de marzo Laura recibiese uno de ellos por su cumpleaños. Ella, que no sabía quién le enviaba las flores, se dirigía al cementerio y colocaba el ramo en la tumba de Mario.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza  - Web

El último minuto

El dedo índice que coge impulso en el pulgar. La uña del primero saliendo disparada desde la yema del segundo, contra el cristal. Dos veces. Yo, haciendo rabiar a mi hermano.

El líquido que se estremece. Yo, pisando charcos en la playa.

La jeringuilla que ya descarga en mi brazo.
Escrito por Ocuséyul - Web

El relato número 100

Estaba nervioso, atenazado. Un foco potente como el Sol iluminó el escenario hasta cegarlo. El tiempo corría y el público aguardaba, expectante. Él, cada vez más pequeño. Apenas logró articular 50 palabras, que pronto se llevó el silencio. Nada nuevo. El foco se apagó y, con él, su mediocre carrera.
Escrito por Álex Garaizar

Los polos opuestos...

Su egocentrismo desconocía límites y, sin embargo, aquello cambió al conocerla. Incoaron en él sentimientos insólitos. Con extrema sinceridad, departió:

—Cielo, creo que me estoy transformando en un hombre maduro que halló la verdadera felicidad.

Ella, se sonrojó.

Él, tan rotundo y espontáneo...

Ella, tan discreta y tímida...

Envejecieron juntos.
Escrito por Jorge LP Logan - Web

Autopsia

Acababa de bajar al depósito y se disponía a realizar la autopsia del joven. Al abrir la cámara frigorífica, el miedo estuvo a punto de hacerlo desmayarse y caer: el cuerpo había desaparecido. Escuchó un rugido siniestro justo detrás y, al darse la vuelta, el fallecido se abalanzó sobre él.
Escrito por Iván Salomón - Web

Fuego en el bolsillo

Saqué la nota y la releí por enésima vez repasando cada palabra, buscando pistas sobre su estado de ánimo. Estaba escrita de cualquier manera en un papel cuadriculado cortado sin atención. Eran palabras arrojadas aquí y allá como cuando se echa sal a la comida, pero habían incendiado mi bolsillo.
Escrito por Gemma Torres - Web

Por dos euros

Buenas tardes, ponme una caña.
Aquí tienes, son dos euros.

Aquella operación se repetía cada fin de semana barra tras barra, en una ruta inalterable. Lo que nadie sabía era que los dos euros eran el precio a pagar por el contacto humano. Porque él estaba solo en aquel mundo.
Escrito por Nerenka

Amor y café

No la miraba por miedo a enamorarse. ¿Enamorarse? Si ya lo estaba desde el primer café que le sirvió. Imprudentemente convirtió aquella en su cafetería de a diario. Él se escudaba siempre tras el periódico. Un día, por sorpresa, ella le dijo: "Nunca tenemos ocasión de hablar, apunta mi móvil".
Escrito por El sastrecillo valiente - Web

El sanatorio

Mientras suelto las pastillas en las hierbas altas, un chirimiri refresca el ambiente. La medicación empaña mi cabeza. El paisaje es precioso pero el interior de la casa es lúgubre, insano. Convivo con demasiados extraños. No comprendo qué hago aquí. Quizá pueda explicármelo aquel joven de blanco que se acerca.
Escrito por Beatriz Carilla Egido - Twitter

Aquí y ahora

Para ella pelar un huevo cocido era como pasar lentamente las hojas del libro de su pasado. Mientras dilataba el tiempo a conciencia, el huevo perdía poco a poco la cáscara, que ocultaba a la clara y la yema, y que de alguna extraña manera transmutaba su Aquí y Ahora.
Escrito por Gregory Pez - Web

Mi primer salto

Cuando el paracaídas se les atascó, lloró a todos los dioses y santos, prometiendo ser mejor persona, amar a todos sus semejantes e ir a visitar a su madre… Milagrosamente se abrió a tiempo.

Lo primero que hizo, después de besar el suelo, fue cagar a trompadas a su instructor.
Escrito por El Abuelo Está Mintiendo - Web

Ajuste de cuentas

El contable decidió hacerse ateo, pero zanjándolo todo bien.

Sabía que lo que le rondaba por la cabeza no tenía mucho sentido perdida ya la fe... Aunque, en resumidas cuentas, aquello era como abandonar una cooperativa.

Arrodillado junto a la cama, entonó la cantinela: "...Dámelo, dámelo. Mío es; tuyo no".
Escrito por Lola Pacheco

El final de una vida

Cargó su escopeta y miró al frente. Sabía que su vida, tanto laboral como personal se había ido al garete por culpa de aquellos a quienes había considerado sus amigos. Ahora ya no podía arreglar el daño causado. Disparó. El dardo se clavó justo en el centro de la diana.
Escrito por Phoebe Mystery - Twitter

El hombre reservado

Su matrimonio era una mezcla perfecta de comprensión y confianza. Compartían todo excepto un cajón de él, que permaneció cerrado durante años. Un día a ella le pudo la curiosidad. Tras abrirlo a la fuerza, encontró... nada. "¿Pero por qué?", preguntó, confusa y avergonzada. "Necesitaba tener mi espacio", contestó apenado.
Adaptado de Christine M. Banks - Ver original

Azar

Esa mañana abrió el periódico, como de costumbre, por las esquelas de defunción. Siempre le había resultado gracioso el afán del ser humano por aparentar más de lo que es, incluso en la muerte. Al primer vistazo supo que iba a ser un gran día.

—Atropellé a un jodido político.
Escrito por Javier Navarrete - Twitter

¡Corre!

Corrió y corrió. Siguió corriendo. Paró un momento, jadeante, y volvió la vista atrás. Miró alrededor y reemprendió la carrera, consciente únicamente de que no podía parar, de que se le agotaba el tiempo. El miedo lo impulsaba hacia adelante. Sudor frío, respiración entrecortada y mirada fija. Y siguió corriendo.
Escrito por Faroni

Heroicidad con sabor a vida

En Tottenham Court Road, Hugo ya no es un viandante que recaló en Londres por casualidad. Es el héroe que departió, comprendió y aconsejó a Eric que no saltase.

La ventana de aquel sexto piso, la acera cubierta de sangre... Ese no era final para un muchacho de veinte años.
Escrito por Jorge LP Logan - Web

Pedro Limonero

Pedro Limonero era naranjero. O puede que fuera al revés. El caso es que este fulano intentó hacer los 730 kilómetros del camino de Santiago en 5 minutos, pero acabó en el juzgado denunciado por el espíritu del Apóstol y sentenciado a cadena perpetua por fanfarronería y abuso de velocidad.
Escrito por Gregory Pez - Web

El mundo depende de tu perspectiva

Su jaula empequeñecía por momentos y a su compañero le sobraba la paciencia ante tal hecho. Sentado en el centro miraba el infinito, mientras ella, furiosa y frustrada, no paraba quieta, incapaz de hacer nada. 

¡Socorro! consiguió gritar desesperada.

¿Pero qué haces? Relájate y disfruta. ¡Esta jaula es infinita!
Escrito por C.

Tormento

Algo le atormentaba desde hacía dias. Ella estaba distante y fria con él. Era una persona alegre, y ahora, algo estaba desgarrándole el corazón. Aquella tarde, él entró en casa con un presentimiento y la buscó con ojos deseperados. Allí estaba ella sin vida, tan bella, en el frío suelo.
Escrito por Suesem - Twitter

Cincuenta palabras

Tenía la boca llena de palabras. Sólo necesitaba cincuenta pero tenían que ser hermosas y bien avenidas. Las fue escogiendo como se escogen los jugadores de un equipo: sólo las mejores. Fue pensándolas despacio y arracimando sus significados, buscando la armonía. Cuando estuvo contenta pulsó Intro. Sólo entonces pudo hablar.
Escrito por Gemma Torres - Web

Las aventuras del imprevisor Dr. Klausen (III)

De vuelta en 2013, el científico comprobó la fecha aliviado. Oyó pasos. ¡Era él mismo! Su otro yo irrumpió asustado en la habitación, empuñando una pistola. "¡Espera, no dispares!". Presa del pánico, abatió al doctor visitante y, tras meditar la situación, se introdujo sin remedio en la máquina recién acabada.
Escrito por Álex Garaizar
 Parte I | Parte II | Parte III

Aves urbanas

Los pequeños gorriones se posaron en un árbol cercano tras su feroz ataque. Desde sus ramas, entonaron un alegre canto de victoria por el deber cumplido. Cuando pocos minutos después apareció el hombre y vio cómo había quedado su coche, no tuvo más remedio que llevarlo al túnel de lavado.
Escrito por Emilio NB - Web

En blanco

Se sintió atenazado. Cincuenta palabras. Decían que era fácil. "¿Qué hago?". Un sudor frío le recorrió el cuerpo. Temblaba. Se le iba la cabeza. Estaba exhausto. La presión de la hoja en blanco. No lo podía resistir más y corrió para lanzarse al vacío. Tan sólo dejó una nota: "Fin".
Escrito por Faroni

El visitante del granero

Apenas medía cincuenta centímetros, poseía una cabeza de grandes dimensiones, así como un único ojo de color grisáceo. Aún no daba crédito alguno a aquella luz que había bajado desde los cielos y que se encontraba en el granero ante mí. ¿Sería aquel extraño ser un visitante de otro mundo?
Escrito por Iván Salomón - Web

Sacrificio

Un hombre triste que no existe, totalmente frustrado por representar a la nada más absoluta y hastiado de su inexistencia, se intenta suicidar ahorcándose con una cuerda en una viga. Pero la tentativa falla por completo; la cuerda y la viga tampoco existen. Nada existe, ni siquiera estas breves líneas.
Escrito por Gregory Pez - Web
Elegido mejor relato de mayo de 2013

Tierra de nadie

Su corazón latía a un ritmo desenfrenado. Sentía las palpitaciones en su cerebro y temió que sus compañeros de fila pudieran oírlas. La ventanilla estaba cada vez más cerca mientras su lejana vida se configuraba en una vieja mochila llena de desatinos. Nervioso, tendió su pasaporte.

Business or leisure, sir?
Escrito por Ceibes

Femme fatale

Coqueta como muchas, inalcanzable como pocas. Por eso se volvió loco cuando ella le regaló un escueto "¡vale!" a la pregunta "¿tomamos algo a la salida?".

Su soleado cuerpo se nubló ipso facto. Mordió la jugosa boca. Cuando terminó de deshojar la margarita de su pelo continuó rebanándole el cuello.
Escrito por Beatriz Carilla Egido - Web

Éxito rotundo

El cirujano entró en la habitación.

¡Estamos encantados con los resultados, la operación ha sido un éxito! Mañana mejor.

Anastasio, incómodo, le agradecía haberle aliviado sus dolores de rodilla. El cáncer se lo llevaría al día siguiente de todos modos. Para el cirujano no dejó de ser una buena intervención.
Escrito por Herr Doktorr