Mejor relato de junio de 2013

*Ceibes y Freya Póssivel resultaron descalificadas por incumplimiento de las normas.

La rutina

Abrió la joyería como todos los días. Era miércoles, por la noche ponían Homeland. Un repentino golpe le tiró al suelo. Comprobó justo antes de darle en la entrepierna que era un alfeñique con pinta de drogata. Una segunda patada lo sacó fuera. Era miércoles y había Homeland. Qué bien.
Escrito por Gemma Torres - Web

Tal para cual

La verdad es que es un misterio. Se atrajeron a primera vista. Hablaron de sus aventuras, sus ideales, sus ganas de moverse y exprimir cada instante. Viajaron juntos, colaboraron en un proyecto y se imaginaron sus vidas repletas de sorpresas, en constante cambio.

Todos nos preguntamos qué pudo haber fallado.
Escrito por Álex Garaizar

El incómodo reencuentro

Habían pasado muchos años desde su primera conversación, y después de aquella, habían venido muchas otras. Pero todo estaba dicho ya, si no en voz alta, al menos sí en la mente de cada uno. Por lo que evitaron mirarse, y continuaron fingiendo que aquella primera conversación nunca había existido.
Escrito por Cristina López de Arbina

Setecientos kilómetros

Sus ojos se humedecían mientras el tiempo transcurría. Los autobuses iban y venían, las dársenas se llenaban y vaciaban, pero no a su gusto.

Entonces lo vio, sonriendo. Él exclamó: "Ey, muñeca, ¿me esperabas?", y sobre sus ojos azules se abalanzaron las lágrimas emocionadas de otros dos de color ébano.
Escrito por Fényx - Web

Algo diferente

Entró en la librería y acercándose al mostrador, preguntó:

Aparte de libros, ¿qué más venden ustedes?

Tenemos revistas, periódicos, postales… le contestó amablemente la joven dependienta.

Yo venía buscando algo diferente…

Sí, claro. ¿Ve usted aquella estantería aparentemente vacía? Pues está llena de lo que usted quiera imaginar.

Muchísimas gracias.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web

Amor se escribe con hache

La despertó un leve ruido y advirtió su ausencia. Bajó las escaleras sigilosamente intentando no despertar a los anfitriones. Allí estaba. Se miraron; ella horrorizada e incrédula, él desencajado y desnudo.

Había sido la tarde más feliz de su vida, Álex le propuso una fascinante vida juntos. Tocó el cielo.
Escrito por Ceibes

La visita

Papá no va más a trabajar, toma en exceso hasta quedarse dormido en el comedor, mamá no sale del cuarto, duerme todo el día y por la noche se queda viendo televisión. No entiendo qué pasa acá, abuela.

Su único hijo murió y por eso están así contestó su abuela.
Escrito por Saltimbanquin - Twitter

Indecisión

Su cutis refinado parecía afelpado y sus mejillas repelían mis lágrimas. Intenté abrazar su cuerpo, pero el contacto con la tela cubierta de polvo me produjo alergia inmediatamente. Pensé en descuartizar su cuerpo y quemarlo en una especie de pira, pero al final decidí dejarlo con el resto de peluches.
Escrito por Gregory Pez - Web

Ya estaba escrito

De pronto se dio cuenta de que estaba en una película. "¡Sacadme de aquí!" gritaba por el home cinema. Pero nadie respondía. El oyente, asustado, rebobinó la película para que el protagonista no supiera aún dónde estaba.

Cómo iba a descubrir su verdad, no lo sabía, pero ya estaba escrito.
Escrito por Gonzalo Arbex - Web

El último error

Se había equivocado. Esa no era la solución, pero ya no había vuelta atrás. Lo hizo sin pensar, casi como si de un impulso se tratara. Pero ahora le gustaría poder evitar lo inevitable. Acababa de tirarlo todo a la basura. Sólo quedaba esperar el impacto. Echaría de menos respirar.
Escrito por Javier Juste - Web

¡Bienvenidos al infierno!

Suena el despertador. Ve cómo la luz se filtra a través de las cortinas de su habitación. Se ducha, se viste y emprende el camino hasta su pesadilla. Todo sigue igual, nada ha cambiado. Sus compañeros siguen odiándolo y aquello a lo que algunos llaman instituto sigue siendo el infierno.
Escrito por Olivia Applewhite - Web

Tórrido domingo de agosto

¡¡Rápido, acelera, hasta el fondo!! ¡¡Están pisándonos los talones!!

¡¡Deja ya de gritar!!

Iba todo como la seda, según el plan previsto, pero ese vigilante jurado quiso hacerse el héroe…

¡¡Cállate ya y deja de decir pamplinas!!

Cálmate, Paco…

¡¡Dios!! ¡¡Qué ganas tengo de estar tumbado bebiéndome una cerveza fría!!
Escrito por José Antonio Barrionuevo

Llegando a puerto

Los colores eran totalmente diferentes a su cenicienta calle del Pez. Carmela Sintió una pesada mano en su hombro y una cálida pero triste voz.

Estamos cerca, hija, cámbiate los zapatos para no estropearlos.

La muchacha asintió descalzándose. Se incorporó y comprobó asombrada que volvía a Madrid, al siglo XXI.
Escrito por Freya Póssivel - Web

La luna

Cuando salió de la cárcel solo pensaba en ver la luna. Constató con asombro que podía vivir sin el sol pero no podía vivir sin la luna. La luna era el mundo de los sueños, el futuro. Alzar la vista y ver la luna, eso era todo lo que quería.
Escrito por Gemma Torres - Web

Nada es absoluto, todo es relativo

Paul pilotaba apesadumbrado. La carga de su conciencia era mayor que la del aparato: una bomba atómica. ¿Podrían las medallas convertir en héroe a un villano?

Pero de pronto, algo le alivió: miró hacia abajo y vio... como hormiguitas. Y, después de todo, ¿quién no había matado nunca una hormiga?
Escrito por Lola Pacheco

Éleandir

Cabalgando su dragón plateado surcando los aires sobre las verdes llanuras de los habitantes de Jasazel, vio amanecer los dos soles, el rojo y el naranja, tras las escarpadas cumbres de Parmián. "Zalándir un träik palashmir", meditó.

Sacó su iPad2 e hizo unas fotos increíbles que luego colgaría en Facebook.
Escrito por Faroni

El agnóstico

De pronto, despertó en un bosque denso y oscuro. Confuso, caminó entre la espesura concentrado en su casa, su gente. Quería volver allá, pero no encontraba la forma. Al final del recorrido, le pareció divisar un puente que llevaba al vacío. Siguió caminando aterrado, concentrado en su casa, su gente.
Escrito por Álex Garaizar

Mil o mil y un bocinas

Montó en el coche y escuchó la lluvia, cada gota chocaba con más fuerza. Eran de esas gotas que enfriaban. Puso la radio y condujo hasta la avenida, allí le esperan mil y un coches parados. Y mil bocinazos.

¿Por qué pitar? ¿Qué cambiaría eso? Sonrió. Y esperó. Ya terminaría.
Escrito por Garcalo - Web

13 Septiembre 2008 20:04

Un rayo de sol oh oh oh dice: Dónde estás?? Son las ocho!
Yo soy yo y mi circunstancia dice: Te vas ya??
Un rayo de sol oh oh oh dice: Sí. Por si no nos vemos… cuídate mucho…
Yo soy yo y mi circunstancia piensa: "Nunca seré el mismo".
Escrito por Carmen Balibrea

Aquel día se levantó

Con el pelo enmarañado, con el bostezo de siempre y sin zapatillas recorrió la casa hasta la cocina. Tomó el café, una ducha y se miró al espejo; sonrió. Ese día calzó tacones y vistió vaqueros ajustados. Ese día sus caderas "demasiado anchas" y sus pasos romperían el mundo. Sonrió.
Escrito por C.

Majá squinado

Me quedé un rato mirando sus ojos enigmáticos, su rostro difícil. ¡Parecía el de un cangrejo! Mientras lo contemplaba un millón de imágenes me rondaron la cabeza. La ensoñación se rompió cuando la pescadera me gritó:

¡Señor! ¡Señor, es su turno! ¿Qué le pongo?
¡Ah! Póngame ese centollo ¿Está fresco?
Escrito por Gregory Pez - Web

Teoría y práctica de la soledad

Solo, sentado en mi salón ante el fluctuante televisor, espero su llegada.

Cuando entra, le pido silencio con un gesto y con otro le indico la habitación. Allí, mientras se desnuda, la estrangulo delicadamente.

Dejo su cadáver con los demás y nuevamente voy al teléfono con la página de contactos.
Escrito por PPfran

A un difunto padre o a una esposa dolida

Te veo en mis sueños y me tiendes la mano, nunca para pedirme ayuda y siempre para sentirme más cerca. Cuando el sueño se convierte en pesadilla, despierto agitado porque me soltaste antes de tiempo. Vulnerable y desconsolado, desayuno para afrontar otro día más sin tu presencia. ¿Sigues por aquí?
Escrito por Jorge LP Logan - Web

Bingo

Viejo amigo y fiel guardián, recorría incansable los caminos de mi casa de campo rodeada de naranjos. Ayer lo encontramos dormido para siempre, donde siempre dormía. Descansa en la tierra donde siempre vivió. Voy a plantar un rosal sobre él. Era un pastor alemán, compañero fiel, y se llamaba Bingo.
Escrito por Suesem - Twitter

Con cariño :D

Mientras Álex abría la puerta de casa, aquellas palabras, tantas veces leídas, retumbaban como truenos en mi cabeza: "Lo siento, tu relato no es válido". "Es muy estático". "Falta dinamismo". "La historia no evoluciona".

Buenas...

Un fugaz movimiento... mi katana le cercenó una pierna.

¿Qué, suficiente dinamismo o sigo "evolucionando"?
Escrito por Into The Light - Twitter

Quiénes somos

Se miró en el viejo espejo y dijo: "¡Qué guapa!" Y siguió andando impasible, torpemente, como venía haciéndolo en los últimos meses. La seguí, a cierta distancia, por el salón sin poder reprimir aquella lágrima que resbaló por mi mejilla para terminar confundiéndose en las frías losas de la casa.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

Una misión analgésica

La encerraron en una oscura y húmeda cueva, rodeada de blancas estalactitas y estalagmitas. De pronto, un torrente de agua la empujó a través de un estrecho conducto y cayó en cascada hasta chocar con un pegajoso suelo. Allí, desvaneciéndose lentamente, supo que su analgésica misión de aspirina había terminado.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web

Las dos caras de una moneda

Era un hombre muy ocupado. Tenía dos trabajos estresantes. Y ahora tenía que concentrarse. Miró a la pareja, debajo del árbol en que él se escondía, inconsciente de lo que les iba a pasar. Apuntó con su arma y los mató. Suspiró, definitivamente asesinar le gustaba más que ser policía.
Escrito por Javier Juste - Web

Los zapatos de Carmela

Carmela encontró una vieja caja en el doble fondo de su armario. Contenía unos zapatos antiguos. No pudo resistirse y con cuidado se los probó. Una brisa de espuma y sal azotó sus mejillas. En el horizonte fortaleza de piedra. Estaba en cubierta. Era su tatarabuela. Llegando a La Habana.
Escrito por Freya Póssivel - Web

El duque

Sólo tenía que escribir un cuento. El Duque, el Señor de todas las Estratosferas, le había puesto como única salvación para ella aquella fácil y sencilla condición. No se le ocurría nada, hasta que una simple idea de cinco únicas palabras vino en su ayuda: “Y el Duque la mató”.
Escrito por El sastrecillo valiente - Web

Hombres que habitan casas de barro*

Cómo se reía la tribu cuando el antropólogo no pudo reconocer a su propio camello de entre el rebaño, incluso recordándoselo mientras lo despedían. Y cuando regresó, cómo le recibió la tribu y se deleitó en contarle la historia del hombre blanco que no podía reconocer a su propio camello...
Adaptado de Jonathan Hall - Ver original

Crack

30 años brincando. Luego cinco segundos, un despiste y… silla de ruedas. Las puertas se encogen, los peldaños se convierten en muros, lavarse es un trabajo…

Novedades, ¡estoy curado!

Me tumbo en el césped. Voy a la playa, hablo con amigos del próximo viaje. Regreso andando, solo.

Bonito regalo. ¿Verdad?
Escrito por Tuso - Web

Una manía como otra cualquiera

Aquella tarde decidió morir, cogió su querida libreta de pensamientos, lápiz y redactó la más triste carta de despedida jamás escrita. Quedó perfecta a falta de un pequeño detalle: no había destinatario. Había muerto hacía tiempo para el resto del mundo. Manía de mantenerse aislado escapando de todo... y nada.
Escrito por Mar Gómez

El acuerdo

Nos dimos la mano. Fue un apretón firme, fuerte, efusivo. Con él accedía a un nuevo contrato, fijo, con mayores ingresos, y me despedía de la dependencia económica de mi familia, y de los créditos bancarios. El apretón duraba mucho. Parecía no querer soltarme. Y efectivamente nunca lo haría.
Escrito por Faroni

El día en que me mataron

Me llevaron detrás del muro y me dispararon. A bocajarro. Con furia. Yo no podía saber que las balas eran de fogueo. A ellos les pareció muy divertido pero yo nunca volví a ser el mismo. A partir de ese día fui un muerto, un espectro, un alma en pena.
Escrito por Gemma Torres - Web

La última oportunidad

Acaricias lentamente su mejilla justo antes de poner la pistola en su cabeza. Lo único que puedes hacer para ser feliz es matarla, amigo, así que hazlo sin temor. Titubeas mientras las lágrimas corren por tus ruborizadas mejillas. ¿Cómo has llegado hasta aquí? Pero no hay tiempo para preguntas. Disparas.
Escrito por Olivia Applewhite - Web

Ver el futuro

¡Corre! Levántate y corre. Cada mañana, cada vez que despertaba, cada día.

Hasta aquella mañana. No oyó la voz, se miró al espejo y pensó "¿es este mi lugar?".

La imagen que vio en el espejo le hizo saber que habría futuro, ese era su lugar y su esperado camino.
Escrito por Tati Aranzabal

Intento, pero es en vano

Me di cuenta de que lo daba todo por ella y no había devolución. Al pasar el tiempo entendí que no podía seguir. Pensé cautelosamente cómo terminar con todo esto. La senté y le dije que esto no daba para más. Es tanta su ignorancia, simplemente se quedo callada...
Escrito por MFlor3nciaC

La criatura

Victoria tenía ya el tronco de su muñeca, los brazos, dos cabezas a elegir... Le faltaba la pierna derecha, así que salió a explorar contenedores.

Antes del anochecer, volvió con una pierna casi nueva.

¡Papá, ya puedo montarla!

Desde su butaca, el doctor Frankestein la miraba con gesto de satisfacción.
Escrito por Lola Pacheco

Nunca

—Volveré, te lo prometo. Antes de que se haga de noche, habré vuelto.

Pero no lo hizo. Ella creció sola. Y un día se dio cuenta de que estaba cansada de no sentirse querida. Nunca. En ese momento fue cuando decidió ser un ángel. Saltó al vacío.

Y fue libre.
Escrito por Álvaro Vidal - Twitter

Engaños

—Estoy bien, tranquilo —dije dándole la espalda a mi amigo. En cuanto salí del edificio eché a correr. Cada minuto que pasaba corría más deprisa por la calle, provocando las miradas de desaprobación de la gente. Esa maldita persona a la que yo llamaba "novio" me había vuelto a engañar.
Escrito por Kaia - Web

La vida empieza hoy

No lo pensó dos veces. Llevaba tanto tiempo encerrada que se había olvidado del mundo real.

Una vez salió, se tapó los ojos con la mano; le costaría adaptarse a la luz. Tocó la hierba húmeda y se maravilló con el canto de los pájaros... Le dijo adiós al miedo.
Escrito por Jackie Napier - Web

Urgencias

Esta vez me he pasado debería contenerme cómo carajos harán los jabones verdes tengo que concentrarme voy a tener que ir a un médico mecagüen el crío del vecino ya podía meterse la flauta por el mmmpppfff no sale nuncaaa joder vamos tú puedes Yiaaa ¡Chof! La cagué. Por fin.
Escrito por Tuso - Web

Duelo en el ocaso

Nuestras miradas se cruzaron desafiantes; había tensión en el ambiente. Un par de segundos bastaron para tener mi oportunidad; mi tarta de merengue fue más rápida y certera que la suya de chocolate, impactando plenamente en su cara. Acababa de empezar la tradicional batalla de tartas de fin de curso.
Escrito por Emilio NB - Web

La voluntad del abuelo

Antxon contempló las 80 velas de su enorme tarta. "¡Pide un deseo!", decían. Cerró los ojos.

Toda su familia peinaba canas. ¡Estaban hasta sus nietos! Todos arrugados y achacosos. Entre abrazos, reían y contaban historias tremendas. Él era uno más. De pronto, se sintió joven.

No quedó una vela encendida.
Escrito por Álex Garaizar

La verdad

El presidente del gobierno se ajustó la corbata y trató de poner buena cara, pues su rueda de prensa iba a ser televisada.

Soishhh unoshhh gilipollashhh bramó.

La gente no daba crédito a sus palabras pero prefirió tragar saliva, porque en realidad sabían que lo que decía era completamente cierto.
Escrito por Gregory Pez - Web
Elegido mejor relato de junio de 2013

Varias tretas

Intentaba asesinar al gato con veneno. Ponía heavy a las tres de la madrugada. No había día en que no intentara alguna treta. Llegó incluso a pensar en un asesinato que pareciera accidente, pero no ideaba nada. Mientras, su vecino, imperturbable, seguía vertiendo abundante lejía sobre su ropa recién colgada.
Escrito por El sastrecillo valiente - Web

Not for Ailec

Negras gambas se acurrucan, insomnes y festivas, bajo las escarchas de las farolas mientras, hacinada bajo la bóveda polícroma de noche, cuaja indolente la sangre de los bolígrafos en letras que nunca leerás, en palabras que nunca oirás. ¿Para qué una nota de suicidio? Sonríes cansada preparando tu apoteósico ahorcamiento.
Escrito por Ana Mopu