La extraña deserción del gnomo de la suerte

Año tras año era lo mismo. Pero decidió que aquel fuera diferente. Entre estrellas y campanitas doradas unas, plateadas otras, estaba colgado de su gorro rojo y puntiagudo a una rama del decorado abeto artificial cuando, aquella madrugada, se deslizó por una guirnalda azul para desaparecer en vísperas de Navidad.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

2 comentarios :

  1. Los cuidas con todo tu cariño cuando más falta hacen te abandonan. Se queda uno pensando dónde acabará el enanito. Simpático y acorde con las fechas que se acercan.

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    1. Gracias por tu comentario, Ángel. Yo también me pregunto por dónde andará el enanito. Y además con su cabecita descubierta, que su gorro rojo y puntiagudo se quedó en aquella rama del abeto artificial.
      Un saludo.

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