Mejor relato de diciembre de 2014


*El relato "Casi bien" ha sido descalificado por recibir ayuda (aunque no hubo mala fe).

Si Mahoma no va a la montaña

—Mahoma, cariño, deberías salir a jugar con tus amigos al monte.

—Que no, mamá, déjame en paz.

Un súbito temblor sacudió la casa. Cuando Mahoma vio aquella enorme montaña correr hacia allá, apenas tuvo tiempo de saltar y apartarse. Toda su familia falleció sepultada, y él se dedicó a predicar.
Escrito por Álex Garaizar

El progreso

Cayeron lágrimas de alegría. Tras tantísimos años de esfuerzos, de sacrificios familiares y personales, lo peor quedaba atrás. Con dos carreras, másters y doctorado, estaba orgulloso. Al fin estampaba, con 29 años, su firma en un contrato temporal de prácticas de 500 euros al mes, pudiendo vivir al día. Gracias.
Escrito por Faroni

El burdel del infierno 3

En el Burdel del infierno hay seiscientas sesenta y seis formas de morir, pero sólo una se sirve con escarcha en el corazón y medias de seda. El amor sin dolor es un secreto que resguarda el cantinero debajo de la falda de una lolita, amante de un marinero errante.
Escrito por Andrés Galindo - Web
Parte I | Parte II | Parte III | Parte IV

Letras rebeldes

Escribió cien veces "te quiero" y las cien veces le salió mal. La "q" quejosa y la "u" ufana urdían quimeras que la "i" inflaba con infamias. La "e" espuria enlazaba una "r" con rancios rumores de una "o" orgullosa originados en una ocasión olvidada. Quizás en el próximo renglón.
Escrito por Margarita del Brezo

La última prueba

Un hombre que había dedicado toda su vida a la oración, al llegar al Paraíso mira a su alrededor. Incrédulo, e incapaz de dominar el rencor le pregunta a Dios:

—¿Cómo es que están también aquí mis enemigos?

—Parece que me equivoqué —suspira Dios abatido—. Contigo. Vete de mi lado.
Escrito por Cadillac Solitario

Como volviendo a empezar

De pronto el monótono círculo de su existencia, con sus deberes y responsabilidades, fue interrumpido una vez más por aquella necesidad de algo nuevo. La noche, como mágica tentación, orillóle a dar el siguiente paso. Se preparó lo mejor que pudo y salió. Convenientemente cambió de piel. Amaba esa libertad.
Escrito por Ruperto

Las uvas de la miseria

Cauteloso, se acerca a la plaza para despedir el año. Observa fascinado la algarabía. Quizás esta noche ahuyente su infortunio. Olvidará la fiera que roe su estómago, el gélido rincón donde duerme y el miserable cartón que le abriga.

Lleva la suerte en su mano, en un puñadito de uvas.
Escrito por Chusa RH

Inspiración

Llegó cuando me bañaba y, mojado, corrí contento a recibirle. Agarré con entusiasmo el ordenador que, perezoso, dormía sobre mi cama y al sentir el roce de mis dedos despertó pestañeando y nos dijo: Please wait… Loading. Como no sabe inglés, y andaba con prisa, la musa simplemente se fue.
Escrito por Beto Monte Ros - Web

El explorador estoico

Por lo que pudiera pasar, venía muy bien tener siempre guardadas en el congelador un par de barras de pan, decidió John Edward Quietman, aventurero de vocación tardía y estoico por naturaleza, como primer fruto de su estrategia de pensar en otra cosa mientras unos indígenas salvajes lo devoraban vivo.
Escrito por Enrique Mochón Romera

Re¡AH!lidad

Primero, me puse morados: un mundo donde los sexos eran tratados por igual.

Después, verdes: un mundo esperanzado, lleno de segundas oportunidades.

Otra opción, blancas: la gente irradiaba pureza.

Me las quité y se me abalanzó una fría ráfaga de viento y ¡AH! Se me metió algo en el ojo.
Escrito por Saioa Etxegia Eizagirre

De repente, vives

Esta noche he soñado contigo. Volvías de vacaciones, moreno y contento y yo me enfadaba contigo, a la vez que no podía reprimir mi alegría.

¿Por qué no llamaste? Pensábamos que estabas muerto. Y tú te asombrabas y yo te abrazaba y era inmensamente feliz.

Ojalá mañana sueñe lo mismo.
Escrito por Gemma Torres - Web

Cartilla de racionamiento

Aquel verano, la sequía se había ensañado especialmente con las vocales. Tanto, que decidió racionarlas. Pasados unos meses, sólo le quedaba una e minúscula, dos aes, y otro par de íes escuchimizadas.

Sacó la cartilla donde las había guardado y escribió con ellas las últimas palabras del año.

¡FeLIZ NAVIDAD!
Escrito por Carles Quílez - Web

Retos educacionales

El responsable educativo inició feliz la visita a la exposición con su hijo menor. Sin duda Goya no es el artista de moda entre los adolescentes, pero la actitud reflexiva del joven agradaba al padre. Todo iba bien hasta que el chico describió el último cuadro como un selfie guay.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro

Hallazgos sobre el amor

Así que estar enamorado escapa de la razón, ¡lo sabía... lo sabía!, no apoyaron mis hallazgos, todas las comunidades científicas me rechazaron. Ahora, treinta años después, este joven recibirá el Premio Nobel por descubrir que el estado de los enamorados es similar a la locura... a la pérdida de cordura.
Escrito por Óscar Quijada Reyes - Web

Catalina

Trabajaba y ganaba más que él. Ni así la respetaba. La exhibía en fiestas, ocultando los golpes.

Tras treinta años estalló, y él todavía pretendió sorprenderse. Ofenderse. "Con todo lo que he hecho por ti, puta desagradecida. Sin mí no eres nada". Ella le besó y se fue para siempre.
Escrito por Faroni

Cruce de caminos

Subió a su tren como cada día pero ese trayecto fue diferente. La compañía cambió. Aquella presencia totalmente desconocida a su lado desencadenó sensaciones inesperadas. ¿Cómo algo tan ajeno podía llegar a hacerse tan necesario? Día tras día en ese tren se buscaban, se descubrían... nunca se supo hasta cuándo.
Escrito por Calcetín Rayado - Twitter

Así es la vida

Cinco años. Ese pequeño ser ignorante al que nada le importaba se dio cuenta de cómo su pelo se esfumó de golpe pero su sonrisa siempre permanecía.

Un día ese siempre también se desvaneció y en su lugar aparecieron las lágrimas de todos. Ella y su sonrisa nos habían abandonado.
Escrito por Patchi

22 de diciembre

Aceleró el paso. Deseaba dejar atrás lo antes posible aquella algarabía de anhelados reencuentros, risas, carcajadas y atropelladas preguntas aderezada con besos y efusivos abrazos. Al llegar al mostrador, entregó su billete.

—¿Destino final Katmandú?

Afirmó con un movimiento de cabeza. Había leído que en Nepal nadie celebra la Navidad.
Escrito por FNR

Un amor virtual

Un latinoamericano y una europea se conocieron en una red social donde se aprenden los idiomas. Después de algún tiempo, se enamoraron. Como era un amor virtual, llegó el naufragio para ellos porque no podían estar juntos. Por eso ella lloraba todas las noches. Ojalá que eso se solucione pronto.
Escrito por Suzana

La luciérnaga

"Tu silencio ya me dice adiós", cantaba a sus 47 años "La luciérnaga", llamada así porque su minivestido de lentejuelas era lo único reluciente en la absoluta oscuridad de aquel tugurio. Fue su última noche de escenario. El impagable costo de la luz fundió el solitario foco que la alumbraba.
Escrito por Marciano

Roberto y Mabel II

—Quiero que te quedés y hagamos cosas. Busqué el perro que te gustaba, por ejemplo; mamá está dispuesta a conocerte, todo marcha viento en popa.

 —La vecina pregunta por vos... pero no más que yo —dijo Roberto mirando en su celular la foto de Mabel.

El callejero masticaba un zapato.
Escrito por Priscila Pry
Parte I | Parte II | Parte III | Parte IV | Parte V | Parte VI | Parte VII

Ingenioso hidalgo

Alonso Quijano, apenado por el rechazo de Dulcinea, harto de luchar contra gigantes disfrazados de molinos, decepcionado de los parroquianos a los que ayudar pretendía y rendido ante la evidencia de no comprender a un mundo equivocado, retiróse a sus aposentos encomendándole a Sancho que lo contara en 50 palabras.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa

Very bad dreams

—¡Ehhh! ¡Aquí, en la camilla!

—¿Oyes? —le dijo el forense a su ayudante—.

—La voz proviene de la sala de autopsias.

—Pues sólo está el del infarto en el ascensor...

—Venga, sigue con lo de la cena de empresa. ¿Es verdad que el jefe se puso a cantar y bailar?
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter

La huida

—No recuerdo cómo empezó, sólo que intentaba correr pero no podía, mis piernas no respondían. Estaba oscuro y un murmullo creciente me erizaba la piel, me perseguía. No conseguía avanzar. Me sujetaban. El murmullo me alcanzaba. Intenté gritar. ¿Es grave?

—No. En los sueños es difícil escapar de uno mismo.
Escrito por Franz N. Ryman - Twitter

No me enseñes la lección

Cuando en clase le explicaron que el universo era infinito y que la distancia entre los diferentes planetas y cuerpos espaciales era inalcanzable para el hombre, el pequeño caballero se echó a llorar. Esa misma mañana le había prometido a su doncella una estrella justo al lado de la suya.
Escrito por J. Estaún - Twitter

Un lugar al que regresar

Había una vez un tiempo y un lugar que vivía en paz, magia y felicidad. Donde ser pequeño no era ver el mundo grande, donde no sabíamos lo que era echar de menos.

Recuerdo haber estado allí y, aunque a veces cuesta, intento volver al menos una vez al año.
Escrito por Malu

Turno de noche

No sabe la razón, si será fruto del verano o de que todo está cambiando a mejor, pero esta noche solo ha debido atender un par de avisos con final satisfactorio. Parece que ya no hay tanta alma en pena cayendo al vacío. Cruza las alas para que se mantenga.
Escrito por David Moreno Sanz - Web

Traficante de sueños

La tortuga acudió al lugar señalado. Nerviosa, esperó la llegada del buzo. Se saludaron, él se acercó, y ella abriendo su pico susurró:

—El reflejo de una estrella en una gota de lluvia.

Con un rítmico movimiento de aletas y aquel especial encargo, se alejó dejando un rastro de juguetonas burbujas.
Escrito por Eli Trias - Twitter

La eficiencia en el trabajo

Él observaba pero un día tuvo que accionar, cuando su favorita debía morir. La desesperación lo colmó, tocó sus heridas y cicatrices, su sangre y carne. Ella no lo veía, no se angustiaba y tampoco lo amaba. No era su trabajo cuestionar el de otros, era solo observar... observarla. Tendida.
Escrito por Liden

Ojos

Soy un par de ojos viejos, pero no cansados. Aunque la ventana me muestra siempre la misma postal, yo me franqueo en ella enviándome lejos. Aparezco en la selva aleteando mis párpados o en las praderas libando una flor. Y continúo volando...

No me hallará la muerte en la cama.
Escrito por Sara Lew - Web

La espera

El amante espera, ella desespera porque su marido, precisamente esta noche, no quiere que le hagan esperar. Y mientras uno espera y otra se desespera, el sicario contratado por el cornudo ve la oportunidad.

Cerca de allí, alguien que finge entregarse al amor no sabe que espera un hijo huérfano.
Escrito por José Ángel Gozalo - Web

El bocado de Adán

De manzanas nada, ¿vale? Que ya está bien de echar las culpas a la pobre Eva y las mujeres. ¡Pero si todavía tenéis atravesada en la garganta la prueba del delito! ¡Que os la comisteis así, sin partir ni na, trogloditas! Además, tenemos desde entonces a Dios con un cabreo...
Escrito por Luis San José - Web

Metamorfosis

Siempre despectivo con sus empleados. Arrogante con su mujer e hijos. Sintiéndose sólo feliz con cada céntimo de euro que amasaba hurañamente en su cuenta corriente. Pero cuando el ataque casi lo mata, y recibió aquel corazón donado, algo en él cambió, y por fin dejó de ser un capullo.
Escrito por Stbn

Naufragio de ida y vuelta

Arrojado a las trincheras por la miseria y el destino. Solo por volver fue recibido como héroe, pero traía el fracaso pegado al barro de sus botas.

De noche descansaba, las pesadillas llegaban con los ojos abiertos, al consolar a las madres de los desdichados que enterró con sus manos.
Escrito por Jose Bravo - Twitter

La felicidad era esto

Tumbada en el césped mojado me siento otra vez una niña y juego a dibujar figuras de animales entre las nubes. Te miro, abrazado entre mis piernas, y sonrío para mis adentros. Algo que ya intuía... que siempre habías sido tú. Y pienso:

—No hay duda, la felicidad era esto.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros

Casi bien

Siempre tan atenta, me lo había preparado con esmero como a mí me gusta: descafeinado, largo, con poca leche, dos de azúcar, bautizado en ron, un grano de café tostado, una rodajita de limón y muy caliente. Pero olvidé decirle en taza y me lo echó por encima del traje.
Escrito por Rafa Olivares - Web

Intermezzo (II)

Deseó poder volver sobre sus pasos. Habría advertido a quienes aún lo seguían velando que no se trataba de una leyenda urbana. Cuando sus ojos consiguieron habituarse a la cegadora luz que le había dado la bienvenida, se vio solo frente a un letrero:

Cerrado en Navidad. Disculpen las molestias.
Escrito por FNR
Parte I | Parte II | Parte III

Dos segundos

Producto de la prisa, chocó su hombro con la vecina, que subía despistada. Frenó un instante para disculparse mientras pensaba: "La gorda me ha hecho perder dos segundos más".

Al salir a la calle tropezó con sus cordones sueltos, cayendo a la calzada justo cuando terminaba de pasar el autobús.
Escrito por Joaquín Grau

El último viaje

Quemó la última foto y subió al tren. El vagón, vacío, sería perfecto. Se quitó las gafas y cerró los ojos, ya llegaba. El alba entró despacio y le encontró sentado, con la gabardina arrugada y sin rastro de equipaje. El informe forense rezó: "La única certeza es que murió feliz".
Escrito por Franz N. Ryman - Twitter

El burdel del infierno 2

En el Burdel del infierno hay una habitación secreta en donde las almas en pena disfrutan de terror, sexo y brujería. Yo vine, navaja en mano, a seducir a la femme fatale que una noche de invierno me dejó con cien clavos en el corazón y la fortuna de cabeza.
Escrito por Andrés Galindo - Web
Parte I | Parte II | Parte III | Parte IV

Lección magistral

Aquella fría mañana tocaba hablar sobre las turbulentas relaciones entre Nerón y Séneca. El trabajo le iba bien, no así su vida desde la tragedia de su pequeña con el posterior abandono de Esperanza.

Regresó tarde, preparó un baño caliente y rememoró, en la intimidad, aquella clase matinal de historia.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

El trabajo colosal de un genio

Comenzó a plantear otras proposiciones, porque a sus contemporáneos no les pareció suficiente con los teoremas que había formulado. De modo que Euclides siguió escribiendo en rocas, pergaminos y en el suelo rocoso y arenoso. No encontró otro teorema y se conformó con unos cuantos postulados, pero con eso bastaría.
Escrito por Óscar Quijada Reyes - Web

Jodida rutina

Me ha despertado la alarma del móvil y no me he despegado de él hasta que no he vuelto a conectarla, para que me vuelva a despertar nuevamente mañana. Al final del día me dolerán los dedos y tendré la vista cansada, pero no soy nada sin ese jodido aparato.
Escrito por Antonio Ortuño Casas

Ćureći batak

Historia forjada durante millones de años las rodeaba. Tintineantes gotas de agua ponían música a aquella cueva muda. Se detuvieron ante una estalagmita y una estalactita que el caprichoso azar había unido millones de años atrás. Entonces, una estruendosa carcajada quebró el imperturbable silencio. Ambas formaban un muslo de pavo.
Escrito por Virginia Funes

El despertar

Cada noche cuando se levanta de su puesto de trabajo para estirar las piernas, se acerca curiosa a la ventana para observar cómo se despierta Madrid. Hoy, además del impresionante amanecer que le ha alegrado el día, le han saludado los miles de coches que, sin respiro, escupe la M-40.
Escrito por Gloria Arcos Lado

La primera cita

Sobre un asteroide 32 años luz distante apoyé mi telescopio y apunté hacia la tierra. Si no estaba equivocado, iba a contemplar la realidad de 1982. Enfoqué. Pero solo vi una gruesa capa de vapor. No importaba. Aquella tarde, cuando ella dobló la esquina sonriendo, todas las nubes se apartaron.
Escrito por Enrique Mochón Romera

Gorgoteos

La cogí por el cuello. Sus vértebras crujieron como una botella de plástico. Arrimé mi boca en silencio a la suya. Contuve la respiración y cerré los ojos. Un escalofrío refrescante recorrió mi cuerpo, mientras ella se dejaba hacer emitiendo extraños gorgoteos. Sacié mi sed. El sol derretía los cuerpos.
Escrito por Luis San José - Web

Vigilia

Me espera, se ofrece virgen, me paraliza. Cada noche fantaseando y ahora... Un trago, suena "Hard's Candy". Vuelvo a su piel blanca. ¿No será...? Imposible, sólo silencio. Me arrugo, me da la espalda. Estampo la ira en su cuerpo, hasta maltratarlo en añicos. Enciendo el ordenador. Escribo: mañana será best-seller.
Escrito por María Jesús Briones Arreba

El tiempo da, el tiempo quita

Imágenes discutiendo y disipándose en su mente. Ruidos de muchachitas jugando, activando su memoria: ¡hacía poco era tan parecida a ellas! ¡La vida! Con los años se pierden privilegios, otros aparecen. Repentinamente, exclamó:

—¿Y estas ropas de vieja?

Misterioso, invencible, el insondable hoyo negro volvió a posarse, tercamente, sobre ella.
Escrito por Ruperto

Ex7R473RRE57R3S (Bis)

Recibí diversos comentarios sobre mi relato Extraterrestres, coincidiendo en que ellos habitan entre nosotros.

Aterrorizado, he vuelto a casa para deshacerme de mis compañeros de piso. Después de acabar con la vida del pez payaso y del hámster, el loro se escondía tras su columpio mirándome con cara de terror.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa

La huella

Mi dedo sigue sin alianza. Es el vacío de los años. Aún quedan restos de esa marca.

Llega el día de formalizar mi divorcio. La Juez le pregunta si quiere separarse. Rompe a llorar y le muestra una alianza.

 —Quiero volver, pero es tarde.

El anillo rueda por el suelo.
Escrito por Gil Hernando de Santiago

Ilusiones peligrosas

Iba soñando despierto en su caballo, a paso regular, entretenido con una ilusión en mente: por el mucho vino cayó del caballo y al poco tiempo un tigre lo devoró. El delirio no distaba tanto de la realidad, en unos instantes se percató de que lo habían rodeado unos salteadores.
Escrito por Alí Campos

Duelo final

Después de años de amenazas, esta vez se dio la vuelta. Miró a los ojos del sicario que, manteniendo su típica actitud agresiva, observó cómo alguien retiraba el lateral de su abrigo, dejando al descubierto un reluciente e ilusionado revólver —de nombre libertad— en disposición esta vez de ser disparado.
Escrito por Joaquín Grau

Cardiopatía

Me quiere..., no me quiere... Se eternizaba con cada margarita pero nunca quedaba satisfecha. Si resultaba que sí, entonces dudaba de su fidelidad y la consumían los celos. Con un no, la desesperación se apoderaba de su ánimo.

Murió joven; algo de corazón...

Alrededor de su tumba crecían las margaritas.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez
Elegido mejor relato de diciembre de 2014

Los caminos del Señor son inescrutables

Ella siempre quiso ser una niña pija, de esas que dicen "o sea" con cada movimiento de pelo.

Educada en los mejores colegios, cum laude por Cambridge y ajuar escrupulosamente preparado desde la adolescencia, María encontró su camino y desde hace años se levanta a las seis para rezar los maitines.
Escrito por Malu

Una decisión vital

No sé qué hacer. Si le digo que no, lo echaré en falta. Si le digo que sí, me atormentará como siempre lo hace.

Sufro por tomar una decisión. Sé que no es amor, ni pasión. Cada día es una copia del anterior.

Mientras me decido, su nicotina me mata.
Escrito por Isan

Enamoramiento

Mis ojos, cautivados, se posaron en sus curvas. Llovía, algo normal en otoño. Ella, empapada, chorreaba sensualidad. Limpié las gotas de deseo que inundaban mi frente y la besé. Alcancé el paroxismo al montarla de manera salvaje. Huí.

Señor Juez, yo no robé esa moto. Ella me robó a mí.
Escrito por Fernando da Casa - Web

Roberto y Mabel I

—No puedo estar sin vos —dijo Roberto a Mabel. Cuando bajó la marea decidieron pasar el resto de sus vidas juntos.

 Al cabo de un tiempo "Romeo" entristeció, entonces ella preguntó:

—¿Qué necesitás para ser feliz?
—No sé —contestó él.

Mabel cerró la puerta sin despedirse. Roberto estaba tranquilo ahora, y solo nuevamente.
Escrito por Priscila Pry
Parte I | Parte II | Parte III | Parte IV | Parte V | Parte VI | Parte VII

Entre el deber y el querer

—Sueños hechos añicos, planes tirados por la borda, proyectos aparcados, ilusiones en coma. ¿Tanto luchar para esto? ¿De nuevo en el punto de partida? Bonita manera de despilfarrar toda una vida.

—Pst... pst... Ni caso —le susurraron a su izquierda—. A ése, oído sordo. Recuerda: una promesa es una promesa.
Escrito por FNR

Bad dreams

¿Cómo no lo va a oír? Sístoles y diástoles suenan rotundas y su ritmo inequívoco de vida llena este silencio metálico que me rodea... Pero, ¿por qué no se gira hacia mí y así observaría cómo esta sábana que me han colocado titila con el hálito de mi respiración angustiada? ¡Por Dios!
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter

El investigador paciente

Tras una infancia traumática, canalizó su misantropía para finalizar el instituto con nota. En la universidad tampoco hizo amigos precisamente, pero alcanzó su sueño y se doctoró en física nuclear. Después estudió duro para sacar plaza de funcionario y por último logró consumar su venganza desde la central de Chernóbil.
Escrito por Álex Garaizar

Última voluntad

No me importaría que subieran las dotaciones económicas del Pulitzer o del Goncourt. Tampoco me importaría que bajaran las del Planeta o del Cervantes. A estas alturas, estando como estoy, a dos metros bajo tierra, me conformaría simplemente con que mis palabras pudieran arrancarte una lágrima, una sonrisa, un recuerdo...
Escrito por Luis San José - Web

Las cosas del deber

Cuando te cité en mi despacho para comunicarte que la empresa había decidido prescindir de tus servicios, acerado, hice lo que debía. Recogiste tus pertenencias y te acompañé hasta la puerta.

Cuando después llegué a casa azorado, hiciste lo que debías. Recogí tus lágrimas y me acompañaste hasta la puerta.
Escrito por Carles Quílez - Web

El ciclo de la naturaleza

Llegaron los temporales de otoño; los árboles amarillearon su atuendo con el frío pero aguantaron su follaje. Curiosamente, un domingo soleado y sin viento, la hoja cayó. ¿Por qué entonces?

El invierno fue largo; reparé en los árboles desnudos con desconcierto. Al fin llegó la primavera y brotó mi corazón.
Escrito por Tuso - Web

La sentencia

El juez se dirigió al condenado, que no podía disimular su ira, y le dijo: "Sé que no valoras mi trabajo y piensas que haga lo que haga te voy a perjudicar. Bien, he aquí mi sentencia. Sé tú mismo tu propio juez, y no te olvides de ser justo".
Escrito por Cadillac Solitario

El burdel del infierno 1

Al burdel del infierno llegan todas las almas en pena. Yo vine, revólver en mano, buscando a mi último amante. Pedí al cantinero un trago y me dijo que a lolitas con traje de asesina se les sirve el corazón delator de un marinero errante. Creo que necesitaré dos balas.
Escrito por Andrés Galindo - Web
Parte I | Parte II | Parte III | Parte IV

El pulso continuo

La cirujana se esfuerza en revivirlo, pero es inútil; el electrocardiograma no miente. Ahora debe comunicarlo a la familia, que espera fuera.

Los familiares desconsolados comienzan a llorar la pérdida del ser querido, y la doctora comprueba de nuevo que aquel corazón, en el corazón de otras personas, continua latiendo.
Escrito por La Marca Amarilla

Mi tía Marisa

"No debería, por el azúcar", dice mi tía Marisa cuando mamá saca los bombones, pero acaba siempre comiéndose un puñado. Disfruto viéndola saborearlos y beber luego brandy, con gestos que delatan su incurable voluptuosidad, pero sobre todo cuando ríe hasta las lágrimas, aunque según ella, por las arrugas, tampoco debería.
Escrito por Enrique Mochón Romera

Se fue la luz (I)

Y de repente, se fue la luz.

No podía ver nada. No podía oír nada. No sentía nada. Ni siquiera tenía miedo. Extrañado ante tal situación novedosa para él, comenzó a cavilar sobre qué podría haber ocurrido. Finalmente lo vio claro. Efectivamente, no podía ser otra cosa. Acababa de morir.
Escrito por Joaquín Grau
Parte I | Parte II | Parte III

El gran favorito

El impresionante caballo se ubica desde el principio entre los punteros. Sobre sus lomos va el jinete líder de las estadísticas. La estampa del equino es espectacular, con una forma de correr elegante y unas patas que reflejan superioridad. La carrera termina y cruza la meta en el cuarto lugar.
Escrito por Óscar Quijada Reyes - Web

Una proposición indecente

Te observaba cada mañana subirte al metro. Recorriendo tus piernas interminables, soñando el sudor agrio de tu escote. Por fin te susurré, tan bajito que apenas un hilo de voz resbaló por tus hipnóticas orejas.

Y es que las cosas que nunca te dije empezaban a retumbar en mi cabeza.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros

Cincuenta palabras

Pretendo, de hoy no pasa, dejar mi huella sobre tu piel. He emborronado ya tres cuadernos y tres meses poniéndome a temblar en cuanto la punta del lápiz roza la impoluta hoja en blanco. Hoy estoy esperanzado, estoy a punto de conseguirlo, solo un poquito más y alcanzo cincuenta palabras.
Escrito por Ignacio J. Borraz - Web

Una chaqueta para Juan

Los anuncios de aquel actor inglés de mirada triste y cara barbilampiña vistiendo ropa de aquella marca le recordaban a su exnovio. Pensó que la próxima Navidad le regalaría a Juan una chaqueta de esa marca. Tal vez así aliviaría su dolor, que era como un pellizco en el corazón.
Escrito por Alma Rural - Web

Dura rutina

La mañana fría animaba a continuar entre las sábanas. Sin embargo sus obligaciones como madre le impelían a levantarse. Tras un corto periodo de lucha interna, optó por levantarse, después de dormir toda la mañana, tras una noche de trabajo duro.

—Buenos días, hijos. ¿Cómo os ha ido el día?
Escrito por Gloria Arcos Lado

En capilla

Indefenso. Inerme. Sin escapatoria posible. Sin ataduras (tampoco son necesarias). Con la cabeza más baja que los pies. Tremendamente angustiado, asustado. Un potente foco de luz blancoamarillenta directo a los ojos. Mantiene cerrada la boca, hasta que le exigen abrirla, obligándole a escuchar:

—La treinta y ocho requiere extracción inmediata.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

Insomnio

Otra vez desvelado. He perdido la cuenta de las noches en las que ese sonido, tenue, a la vez lejano pero sentido en lo más interno de mi cerebro, me hace romper el vínculo de Morfeo. Creo que la única solución ya pasa por bajar el volumen de mi conciencia.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter

Dudas sin resolver

—¿Cómo serán sus vidas antes de mí? —pensaba para sí mismo antes de cada trabajo—. ¿Serán felices?

Nunca podía responder esa pregunta, pues lo único que veía en cada víctima era el terror que les producía verle a él, cuchillo en mano, decidiendo por ellos el final de sus vidas.
Escrito por Vanesa Reinaldo - Web

Becerros tras un cascabel

Algo tan inútil como un paraguas con agujeros. La gente lo veía tan absurdo... lo era. Pero ella, desafiante, quiso poner a prueba la estupidez humana.

Algo tan moderno como un paraguas con agujeros. Ahora todo el mundo lo llevaba tan contento. El famoso de moda lo sacó en televisión.
Escrito por Manuel Barea - Web

Grandes eventos

La familia, reunida ante el móvil para inmortalizar el momento. Una tarta, horneada con fresa, caramelo , nata y adornos Disney, da fe de la celebración. Papá presta su aliento a la velita antes de convertirse en cera. Todos aplauden con entusiasmo. El bebé acaba de pronunciar su primera palabra: Twitter.
Escrito por María Jesús Briones Arreba

El juramento

Lucía le miró con ojos hambrientos desde el centro de la cama. Nacho se vistió lentamente. Se volvió, levantó su mano izquierda, extendió la derecha sobre el Kamasutra que asomaba entre las sábanas revueltas y, con voz solemne y cansada, juró que no tardaría, que solo iba a comprar tabaco.
Escrito por Luis San José - Web

Mindfulness

Me gustan las moscas. Sí, ya sé que resulta extraño. Pero es que con ajo y tomate están muy buenas. Desde que me alimento de ellas me siento ligera y volátil y veo la vida bajo otro prisma. Además son gratis y no multan por recogerlas del contenedor de basura.
Escrito por Patricia Richmond - Web

Solidaridad

No se hablaba de otra cosa y, aunque era algo visible antes, no causaba interés. La deshidratación en África es una situación que requiere mucha ayuda, ¡difunde!, se leía.

Lo comentó en el bar y en sus redes sociales. Sosegado, apagó el ordenador y fue a darse un baño caliente.
Escrito por Saioa Etxegia Eizagirre

El exterminador del futuro

El exterminador del futuro encontró a su objetivo en Facebook. Supo cómo era, dónde vivía y qué estaba haciendo en ese preciso instante. Se subió a la moto, fue donde se encontraba ella y la mató.

De esa forma las máquinas ganaron la guerra por el mañana de la humanidad.
Escrito por Jean Durand - Web

La señal

Desesperado, pidió a Dios una señal. Como entendía que no le llegaba, volvió a insistir con mayor vehemencia. Esperó mirando al cielo hasta que, cansado, desistió finalmente. Cuando volvió a su casa, y se encontró a su mujer con otro hombre en la cama, miró al cielo con gratitud infinita.
Escrito por Irroca

Encarnación

Hoy se suicidará.

Lleva, sin él saberlo, varios suicidios en su cuerpo, que no es suyo; siempre cambia, siempre es diferente. Dicen que ahí reside la gracia: morir en distintas épocas con distintos cuerpos. Y así ha sido desde que el mundo es mundo.

Hoy, para que me entendáis, nacerá.
Escrito por La Marca Amarilla

¿Siempre nos quedará París?

Llueve en París y en un puente sobre el Sena siguen los dos, mirándose como nunca, mintiéndose como siempre. Ni aun volviendo al lugar de origen consiguen recuperar lo que jamás tuvieron. Exhalando el último suspiro de desamor se entregan las únicas verdades en sus vidas:

Au reuvoir, mon amour.
Escrito por Malu

La conquista

Llegaron con sus espadas, lanzas y alabardas; cubiertos con cascos, armaduras y cotas de malla. Con los cañones derribaron los poblados, sembraron el pánico con el tronar de los arcabuces, quemaron los poblados y mutilaron, violaron y mataron a sus habitantes.

Dijeron que los indios tenían miedo de los caballos.
Escrito por Crispín

Engarce simétrico

Noche, insomnio, escritura. Pudiera ser un retazo confuso y apresurado. Leonardo quizás eligiera búsqueda, selección, estructura.

Medía, contaba y mezclaba palabras. Amalgama precisa. Pero muchos días, tras desechar todas, acababan en la bolsa de basura, goteando sobre sus zapatos y el suelo del ascensor camino de la joyería que regentaba.
Escrito por Jose Bravo - Twitter

Mil razones para vivir

Recibió mil enhorabuenas, felicidades, regalos y ánimos por su cumpleaños. Un estupendo aliciente para seguir viviendo, justo cuando se planteaba cuál era su motivo para continuar aquí. Se dio cuenta de que aunque su principal razón para existir, ella, ya no estaba, todavía le ataban muchas personas a la vida.
Escrito por Gloria Arcos Lado

Y sin embargo, se mueve

Se mueve. Es una sensación rara. Se lo enseño a mi madre y sonríe. Pensaba que era grave. Es un alivio.

Mi padre llega de trabajar y les escucho decir algo de un ratón en mi almohada. Nuestro apellido no es Pérez. No les entiendo. Y mi diente sigue moviéndose.
Escrito por Maest

Conflicto de identidad

Se miraron a los ojos fascinadas por su apariencia, reconociendo un sorprendente asomo de una en otra. Más adelante experimentaron extrañas sensaciones de dualidad. Pero todo se complicó cuando se miraron juntas al espejo: el reflejo de ambas era único. Desde entonces se ven obligadas a compartir la misma imagen.
Escrito por Chusa RH

Buenos días

Despiertas y lo primero que ves es tu cabeza cercenada sobre las sábanas. Te incorporas, miras al espejo y, al principio con horror, descubres que ahora llevas sobre los hombros una cómoda cabeza de asesino que sonríe y dice: "Muy buenos días, hoy hace buen sol para salir a caminar".
Escrito por Andrés Galindo - Web

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Se rumorea que estamos invadidos por seres hostiles de otros mundos. Unos los describen como orientales, otros dicen que se ocultan tras atuendo islámico, pero en realidad desconocéis que los extraterrestres estamos entre vosotros desde hace mucho tiempo y sólo nos distinguimos por nuestra profesión de banqueros, políticos y corruptos.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa

Cuestión de principios

Su padre no entendía que prefiriera las muñecas al fútbol. Tampoco compartía su afición por disfrazarse de mujer. Las discusiones sobre lo correcto y lo incorrecto eran cotidianas.

Cuando él le sorprendió consumiendo pornografía gay por internet, su progenitor se excusó:

—De acuerdo, pero a mí me gusta el fútbol.
Escrito por Fernando da Casa - Web

Filósofos de hoy

En un rasgo de extrema generosidad, y con veintitrés años, decidió dedicar su vida a iluminar el mundo con sus amplios conocimientos y vasta sabiduría. Y en ello lleva ya más de veinte años, al tiempo que tinta canas, rasura barbas o corta el pelo a tijera, máquina o navaja.
Escrito por Rafa Olivares - Web

Mal de ojo

Alguien terminó relacionando aquel dislate oratorio con la maldición que le había echado aquella gitana a quien no quiso comprarle una rosa roja. Lo cierto fue que, unos minutos después, ella había acomodado los micrófonos y, segurísima de sí, declaró:

—La indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido...
Escrito por José Antonio Barrionuevo

La mirada

Llevaba en su rostro esa expresión de ternura que pocas veces se ve. Sentada en un banco del parque, acogía en brazos a su recién nacida criatura. Lo decía todo sin palabras: emoción, fragilidad, protección, amor. Su mirada era un grito callado:

—Felicítame, soy la mujer más feliz del mundo.
Escrito por Isan

Un toque de distinción

Había acudido a esa cita de solteros convocada por una agencia. Sólo uno de los varones no estaba enganchado a un móvil, ella valoró ese detalle que lo hacía único. Terminaron en su casa. Se sintió halagada al verle inquieto. Él sacó un iPhone y preguntó si tenía un cargador.
Escrito por Ángel Saiz Mora
Elegido mejor relato de 2014

Llamada de emergencia

—Ha llamado al 016, ¿qué ha pasado?
—Necesito ayuda. Estaba muy enfadado...
—¿Quién estaba enfadado? Dígame su nombre.
—Se ha ido. Volverá borracho, como siempre...
 —Cálmese y dígame su nombre, por favor.
—¡Oh, no! ¡Ha vuelto!
—¿Quién ha vuelto?

 —Es mi madre... ¡No!... ¡Solo es mi madre!... ¡Perdona, perdona!... ¡No!
Escrito por Vanesa Reinaldo - Web

Una pérdida de tiempo

En el pasado, al nacer, nos tatuaban la fecha de nuestra muerte. Éramos milimétricamente felices, cada cual distribuía su vida como quería. Tuvo que llegar la Gran Revolución, promovida por aquellos que disponían de menos años, para abolir esa norma. Y ahora, todo el mundo puede, incluso, perder el tiempo.
Escrito por Ignacio Urtiaga - Twitter

Hijo

Le cogió la mano, que se enroscó en su dedo desde la cuna. "Hola, hijo", balbuceó emocionado. Absorto en su dicha, pasaron ante sus ojos campos de fútbol, escuelas, cines, excursiones, abrazos y sobremesas.

Le cogió la mano desde su cama del hospital. "Gracias, hijo", exhaló en un último suspiro.
Escrito por Tuso - Web

La anciana Blancanieves

Ella tarda cada vez más en ponerse guapa. A él no le importa y la observa alelado desde el pasillo con la boca abierta. Ella terminó hace tiempo. Puede verlo en el espejo por el rabillo del ojo, contiene la risa y se siente la más hermosa de la Tierra.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro

Monstruario

La regata comenzó con puntualidad británica. Los vítores del público que abarrotaba los aledaños del lago se tornaron gritos ensangrentados cuando la bomba estalló. Burbujas grises borbotearon por la superficie del agua.

—¿Por qué lloras, Nessie?

—¿Acaso no los oyes? Ya no creen en nosotros. Han creado sus propios monstruos.
Escrito por Carles Quílez - Web

Producto

Él, con cuidados, recorta las flores y las coloca en una caja que entrega al camionero que va a la ciudad; donde ella deshace la envoltura y, con delicadeza, las aprieta contra su pecho. Entonces, sale a las calles para ofertarlas a los conductores románticos que paran en los semáforos.
Escrito por Beto Monte Ros - Web

Mi amigo Mukaila

Mi amigo Mukaila, negro sin eufemismos, me dijo antes de su fiesta de cumpleaños:

 —Después de la patera, todo me parece el paraíso, incluso la cárcel, donde estuve algunos días… allí vivía. Ahora, disfruto de la vida.

No pude decir nada. Nunca olvidaré su cumpleaños, después llegaron todos su éxitos.
Escrito por Gil Hernando de Santiago

Elvireta

Era la primera niña que vi con pantalones. Hicimos amistad y nos intercambiamos tebeos. Un atardecer, nos citamos en una esquina, bajo un farol, pero el maestro nos vio. Yo, azorado, me agaché para que no me reconociese. Al día siguiente, me abofeteó ante los demás. Me sentí un héroe.
Escrito por Daniel Carrascosa - Facebook

Predicción asombrosa

Aquel extraño interrumpió nuestra conversación sin manifestar buenos modales. Dijo que nuestro pueblo costero sería barrido por un maremoto. Su pronóstico parecía increíble pero su convicción, fascinante. Terminó diciendo que, si lo tocaba un rayo, su exposición sería irrefutable. Guardó silencio y en unos cuantos segundos un relámpago lo desintegró.
Escrito por Óscar Quijada Reyes - Web

Mal sin remedio

Bebía los vientos por Graciela. Los vientos y cuantas infusiones me recetaba.

Siempre encontraba algo en su tienda para combatir mis aftas, tiña, caspa, sarna, halitosis, alergias, mareos, fobias, temblores y otras dolencias que de continuo me asediaban...

Mas, ¡ay, cruel Graciela!, nunca tuvo nada para mi mal de amores.
Escrito por Enrique Mochón Romera

Objetivos sucios

—Vigesimoséptima aldea que aniquilamos para nada. Acordamos atacar con ametralladoras, nada de explosivos: el humo entorpece y pone los... Lo cierto es que se nos han acabado los aborígenes.

—Mr. Stanley, quedan los wakiri, a unos cincuenta kilómetros río abajo.

—¿Otro desplazamiento? ¿Más gastos? Uf, a ver si el productor...
Escrito por Jusanher

Anuales visitas

Ahora, escuchando el murmullo externo, intento calcular cuántos primeros de noviembre llevo en "La Eternidad", mi estrecha residencia de madera y mármol anclada en camposanto, que por estas fechas se engalana con multitud de flores que no veo, pero adivino y hasta creo que su olor evoco en melancólico recuerdo.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa

Un rato más

Está amaneciendo. Me asomo a la ventana, está lloviendo afuera. Es una tormenta que invita a seguir acostado. Cierro la cortina y de nuevo a tu lado, abrazado a tu espalda, sintiendo tu respirar mientras le doy gracias al cielo por obligarme a quedarme abrazado a ti... un rato más.
Escrito por Lalo Barker - Web

El regreso

Suenan los cuernos. Galopan los caballos. Leopoldina suspira y se constriñe, marcando cintura.

 —¡Esta noche, lecho!

Las criadas estimulan sus atributos femeninos. El emperador llega al aposento cubierto por las más valiosas joyas de sus conquistas: vírgenes galas; doncellas escandinavas; esclavas eslavas.

Leopoldina se desmaya. El hechicero acude al lecho.
Escrito por María Jesús Briones Arreba

Soledad

Como cada día, llegó a casa, bajó las persianas y preparó su cena.

Como cada noche, apagó la luz, arrugó el pañuelo y lo guardó debajo de la almohada. Se puso en su lado de la cama e intentó no moverse para no sentir lo que era más que evidente.
Escrito por Malu

De perros

Un hueso roído por un perro manso. El mismo hueso, una y otra vez. Años mascando ese residuo duro e insípido que dices es mejor a no tener nada. La escasa algarabía de las horas muertas lamiéndote en el sofá las heridas. Así es la vida que se te escapa.
Escrito por Sara Lew - Web

Guerras

Anunciaron brevemente en la radio que había terminado la última guerra. No se escuchó nada más. Poco después, al asomarme desde el pequeño búnker que compartíamos sobrevivientes de una de las anteriores, suspiré aliviado en medio de una gran tormenta de ceniza y de un aire que no podía respirar.
Escrito por Antonio Ortuño Casas

Insinuación

Aquello le pareció monstruoso.

—¿Y bien? —dijo él.
—No lo haré.

Los dos se miraron por un instante. Luego sobrevino un silencio cómplice.

—Me gustaría que no me mirara de ese modo.
—¿Ve que ese es el problema?

Ella trató de alargar su minifalda, instintivamente.

Pero nunca renunciaría a usarla.
Escrito por Ruperto

Una pregunta

El anciano rechazó el brazo de su acompañante. Comenzaba a llover y gotas como lágrimas alcanzaban las cuencas de sus ojos, vacías de nacimiento. Se apoyó un instante en el muro antes de gritar: ¿ahora qué vais a hacer conmigo? Ninguno de los soldados del pelotón se atrevió a responder.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro

Palabras de despedida

Me acabaré acostumbrando a la quietud que reina en este campo de paz. Mientras tanto medito ante esa hermosa corona de flores, sin quitar la vista de la cinta que lleva grabada una sentida inscripción: De tus hijos, que tanto te amaron.

¡¿Por qué tuvieron que esperar tanto para decírmelo?!
Escrito por Mª Jesús Rodríguez

Burrocracia

—¡Pero si es sólo una décima!
—Pero para Medicina pedimos un 8,2; tú tienes 8,1.
—¡Pero mi colegio es el más exigente!
—Pero no deja de hacer falta 8,2.
—¡Pero si sobra sitio en las aulas!
—Pero no llegas al 8,2.
—¡Pero si ese ha entrado con 7,8!
—¡Pero 8,2!
Escrito por Álex Garaizar

Solo puede estar uno

Amaneció con la desacostumbrada habilidad de poder desdoblarse, de ser ambos y uno. Al principio, resultaba ciertamente atractivo y provechoso lo de estar aquí y allí; le facultaba, como mínimo, a hacer dos cosas a la vez. El conflicto surgió cuando el otro quiso usurpar el espacio corporal del primigenio.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

Papel y boli

Se apresuró en ir a plasmar su idea en cuanto llegó. Tardó varios minutos en llegar al ordenador, que tardó otros tantos en encenderse. Cuando lo tenía todo listo, de su idea solo quedaban borrones.

Fue entonces cuando descubrió un trozo de papel y un bolígrafo en frente de él.
Escrito por Vanesa Reinaldo - Web

Recuerdos

Levantaba muros y torreones, construía puentes y pasajes secretos, pintaba cada una de las dependencias y así, poco a poco, iba creciendo su obra, el castillo que soñaba.

La abuela, en la cocina, le decía a su padre: "Espera, no tires aún esa lata vacía ni la caja de galletas".
Escrito por Crispín

Saltimbanqui

Tras cada crimen en la familia circense, aparecía una etiqueta con expresivo seudónimo: Saltimbanqui. La policía investigó a trapecistas, payasos y hombres del circo, sin resultado esclarecedor. El comisario sintió en su espalda la fría hoja del cuchillo con el que la abuela, en silla de ruedas, cometía nuevo asesinato.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa

Confieso que no sé nada

Todo se vuelve confuso, turbio. Esa opacidad me trae recuerdos inconexos de otras vidas, otros momentos. Me pregunto si viví esos instantes, o son impregnaciones, como esas viejas fotografías sepia que quedaron grabadas en mi cerebro infantil. Pero no, nunca participé en un pelotón de fusilamiento. ¿O tal vez sí?
Escrito por Santiago

Herencia vital

Confirmaron su diagnóstico: moriría.

Mintió a su madre, le dijo que marchaba lejos y montó una vida ficticia junto a un amigo que aprendería a imitar su voz para hablar por teléfono cuando él ya no estuviera.

Así hasta que la madre, también enferma, muriese antes que su amado hijo.
Escrito por La Marca Amarilla

Pecados capitales

La avaricia llenó sus estanterías y la ira, su equipaje. La soberbia les hacía mirar por encima del hombro y la envidia era su alimento. Con gula devoraron a aquellos que les querían y la lujuria les empujó a no respetar a nadie. Solamente por pereza no cayeron más bajo.
Escrito por Arturo

Jaula de aguja

"Construye ahora, luego te destrozará", dijo mi abuelo ajustando el tornillo del reloj. Por eso me limité a contar los segundos.

El reloj se paró y pensé que eran los segundos los que tenían que contar y que, ante todo, las agujas marcan la hora exacta dos veces al día.
Escrito por Saioa Etxegia Eizagirre

El suicidio

Lo preparó todo con especial esmero. Papel y tinta, una estilográfica de plumín afilado, cortante como una hoja de afeitar. Todo reposaba sobre la mesa con una disposición de ritual. Cogió la pluma y la hundió en la noche del tintero. Cuando comenzó a escribir, empezó el suicidio del poeta.
Escrito por Irroca

La secuencia oculta

Hace meses, mi sobrino Hugo Azcárraga me pidió otro cuento cargado de misterio. Yo tuve esta idea: improvisar otro cuento matemático. Debía escribir algo escondiendo una clave.

Le dije "Hugo, aquí está. Encuéntrala". Quiso obstinado descubrirla. Aún está intentándolo. Como un adolescente.

Es necesario tomar algunas horas en silencio. Compruébalo.
Escrito por Gil Hernando de Santiago

Volutas

Volutas de humo poblaban la oscura estancia. De repente, un diabólico ser, mitad águila, mitad dragón, se abalanzó sobre mí, abriendo mis carnes con su pico y sus garras. Me sentí desfallecer... Al fin, una vivísima luz penetró en la sala, me calmó y me inundó de paz... ¡Había muerto!
Escrito por Daniel Carrascosa - Facebook

Enanitos en Consejo

Comenzó con el orden del día: desalojar a aquella mujer que se había instalado intrigantemente en su casa. Sabio, el presidente, manifestó que el desahucio estaba mal visto y además era imprudente por riesgo de escrache. Pero una anciana asesora aportó una siniestra solución.

Después votaron. Tímido optó por abstenerse.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez

Misión espacial

En Ganímedes no es delito escribir. Eso fue lo que me decidió a solicitar el puesto de guardiana del Faro Intergaláctico. Eso y que allí siempre es de noche y los sueños no tienen que esconderse avergonzados de existir. Eso y que allí puedo enviar mensajes de luz y esperarte.
Escrito por Patricia Richmond - Web

Goreamor

Están ocultos. Lo ata de pies y manos antes de abrirle el abdomen con el cuchillo de filo inconmovible. Retira los intestinos; los enrolla en el cuello de su amante, besándolo. Él sonríe con picardía y pasa su lengua por la bilis chorreante cuando los captores irrumpen acribillándolos. Despiertan sedientos.
Escrito por Juan Ramón Ortiz Galeano

Donde no hay paraíso...

¿Sería posible que el hombre equivocado y el hombre correcto convivieran en el mismo cuerpo?

(La mujer dudó)

¿Se podría amar a dos hombres al mismo tiempo?

(Porque hay dos, definitivamente)

—No va a cambiar... Nunca va a cambiar.

Y Eva tembló ante la imposibilidad de que Adán la abandonara.
Escrito por Ruperto

La despechada

Harta de ser guionista de culebrones, decidió dejarlo todo y protagonizar su propia telenovela. Se operó los pechos y sedujo al guaperas del quinto, pero sus monosílabos no la satisficieron. Pensó luego en traicionar a su padre y terminó, como siempre, acompañándole al hospital.

Reharta, desenfundó la máquina de escribir.
Escrito por Carles Quílez - Web

Desde Adán y Eva hasta Steve Jobs

Todo empezó cuando la vi por primera vez, tan redonda, tan brillante, tan apetecible... Tarea difícil resistirse a esa tentación. Un día me la ofrecieron y, aunque algo escéptica, la mordí, la saboreé y ese jugo me atrapó para siempre. 

Desde entonces voy de manzana en manzana, cual pecadora original.
Escrito por Malu

Comida de fraternidad

Aquel año tenía que ser diferente. No podía repetirse lo de siempre, acabando a gritos, jurándose odio eterno, rebuscando los números de teléfono de sus abogados. Y comenzaron bien. Pero no serían más de las nueve cuando las sirenas de la policía abrumaban los oídos resignados de los pobres camareros...
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter

El cigarro de después

Se sentó frente al cuerpo sin vida, observándolo, empapándose de cada detalle. Se prometió que sería la última vez, de la misma forma que lo hizo todas las veces anteriores.

 Encendió un cigarro mientras miraba a los ojos al cadáver de la mujer.

—¿Quieres uno? Esto no va a matarte.
Escrito por Vanesa Reinaldo - Web

Cargando...

Todo fue muy rápido, doctor. No recuerdo nada más que un café en mi mano y, de repente, todo se paró. Pude ver la taza cayendo a cámara lenta, en silencio. Y hasta el cielo se oscureció... Usted me entiende. ¿Verdad, doctor?

—Cargando. ¡Apártense! ¡Tchas!
—Es inútil, doctor.
Escrito por Ricardo García - Web

La última carrera

—Ya me gustaría que cogieras esa azada— solía decirle.

Ella se limitaba a sentarse cerca, a ser posible a la sombra. A mí esa compañía me bastaba.

Cuando la sacabas a pasear era la locura y cuando le llamabas acudía veloz, como en la última carrera al cruzar la carretera.
Escrito por Isan

Maravillosos objetivos

La pequeña Ana conseguía llegar en cinco minutos desde el colegio a casa, pese a la larga distancia. Su secreto residía en estar preparada antes de que sonara la sirena, y en no entretenerse. Sabía que en su casa le esperaban su cachorro Tommy, su madre y una opípara merienda.
Escrito por Gloria Arcos Lado

Jaque mate

Desde su cama —Hospital Provincial, Unidad de Oncología—, recordó con cierta vaguedad haber visto a una dama, vestida toda de luto, cabizbaja y derrotada, cómo recogía su tablero y las treinta y dos piezas, blancas y negras, que siempre la acompañaban.

Diez años después aún sigue dichosa con los suyos.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

El uso del tiempo

Pasaba dos horas todos los días esperando llegar al trabajo. En el bus, impaciente, malgastando el tiempo. Un día encontró un libro de derecho y se puso a leer.

Tras dos años, cambió de vehículo, cambió de trabajo. Ahora tardaba 20 minutos en llegar en su BMW a su bufete.
Escrito por Manuel Barea - Web

Azul

Comenzó a leer los maravillosos relatos de exploradores y su imaginación voló con la magia de esas páginas. En ella se enfrentaba audazmente con los peligros del viaje, del clima, y con los idólatras nativos salvajes. La odisea sería larga, pero valdría la pena.

Por fin conocerá el planeta azul.
Escrito por Gustavo Lino

Varias horas antes de las cuatro y diez

Tirando piedras a una casa blanca, James Dean quedó atrapado eternamente en aquella canción mientras dos jóvenes se besaban por primera vez.

A veces los mira… ¡y experimenta una revelación que le hace llorar de felicidad!

Pero luego la melodía retorna al principio y, con ella, toda su insoportable frustración.
Escrito por Enrique Mochón Romera

Deseo tu maltrato

Maltrató las flores, las espigas, mi música y mi sexo, me dejó sin habla y sin piel, me lastró hasta que fui nada. Me largué de mi mundo sin él y ahora no tengo consuelo.

—Te ruego que vuelvas, que me des lo que me quitabas porque, sin ti, muero.
Escrito por Carlos Javier Ros García - Web

Vuelo libre

Carezco de delicadeza con las mujeres y, al abandonarlas, he visto reacciones de todo tipo. Su frialdad me pareció simple despecho, pero me equivoqué. Ahora es tarde: el golpe en la trasera, verla al volante por el retrovisor, la curva demasiado próxima, el mar terso y gris que me reclama.
Escrito por Eduardo Iáñez - Twitter

La condena

En la cripta donde me han conducido los verdugos se respira un hedor insoportable. No puedo evitar que me empujen a una fosa imposible de escalar. Caigo sobre una nube de gusanos entre huesos, carne y líquidos putrefactos de varios cadáveres en descomposición. Esa será mi condena: contemplar mi futuro.
Escrito por Cadillac Solitario

La prueba

—¿Te casarás conmigo?

Ella, con aire distraído, dijo:

—Ahora no puedo.
—Pero...
—Tengo que arreglarme el cabello.

El pretendiente la miró extrañado:

—Eres una egoísta.

Ella asintió con la cabeza. Sacó un pequeño espejo, empezó a peinarse:

—Ya está. Ahora dime, ¿estás seguro de que me soportarás en las malas...?
Escrito por Ruperto

Miedo

Marcial teme lo impredecible de su madurez. Se emociona si ella es atrevida y se decepciona si es insulsa. Eso le hace sentirse incómodo con Marta, sin saber cómo acertar. Porque vive dividido entre el miedo a que Marta se vaya y el miedo a que quiera quedarse con él.
Escrito por Marciano

La respuesta de mi madre

¿Somos el llanto de Dios o el escupitajo del Diablo?, le pregunté a mi madre, que solía asistir a misa todos los domingos. Después de largo rato, contestó: los muertos nunca hemos tenido voz ni voto en ese diálogo de sordos. Seguí acariciando a mis gusanos y ella siguió rezando.
Escrito por Andrés Galindo - Web

La tele en blanco y negro

Salí una mañana a la calle y compré la prensa. Paro, corrupción, privilegios para unos, pobreza para otros, manifestaciones con cargas policiales. Parecía esa triste tele en blanco y negro que veía con mis padres de pequeño. Me fui a dormir con la esperanza de una tele en color mañana.
Escrito por William Che

¿Sueño o realidad?

Soñaba yo a estar despierto, y que discurría por la placentera superficie de un lago dorado. De vez en cuando tocaba las heladas aguas, tratando éstas de despertarme, o quizá de sumirme en el Estigia, hacia donde Caronte me esperara.

Pero no, maldita incontinencia: seré el hazmerreír de la residencia.
Escrito por Santiago

Un instante de valor

—¿Marta? Te preguntarás por qué te llamo... Pues... Tengo que decirte una cosa... Sé que pensarás que no soy capaz, ¡pero ni te imaginas de lo que soy capaz! Sé que te aprovechas de mí, no soy idiota... Solo es que TE QUIERO.

Deje su mensaje cuando escuche el clic: cliiic.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros

Monotonías

En una planta diáfana, cientos de mesas idénticas perfectamente alineadas y con la misma orientación. Agripino López ocupa la D52. Hoy tuvo una gran idea: giró su mesa ciento ochenta grados. Se sintió diferente y feliz durante quince minutos. El tiempo que tardaron todos sus compañeros en hacer lo mismo.
Escrito por Rafa Olivares - Web

Abajo el telón

Alternaba escritura e interpretación. Su primer monólogo. Interesante. Nos dijo que sería el protagonista de una obra de Miller.

 —Iríamos.

Fue todo un éxito.

—Feliz Navidad.

Veinte días después supimos que el último domingo de diciembre, corriendo entre la arboleda, su corazón no resistió. Y el telón cayó para siempre.
Escrito por La hija del Ferroviario

Intención errónea

La redactora se equivocó llevada por su afán de realizar un trabajo completo. Como resultado recibió una llamada de atención de su jefe.

Decidida a guiarse por sus primeras intuiciones se prometió que no seguiría las recomendaciones bienintencionadas de sus compañeros y que desde entonces confiaría en su propio criterio.
Escrito por Gloria Arcos Lado

Con el permiso de Antonio

Paseo por el parque de Berlín, y...

—¿Podría decirme por favor la marca de su perfume? Me gusta. 

—Gracias.

—¿Es usted Elvira Lindo, verdad?

—¿Cómo lo ha adivinado?

—Por su perfume. Es único. Compraré uno igual para mi mujer, con el permiso de Antonio.

—¿Le conoce?

—Ustedes son mis maestros.
Escrito por Gil Hernando de Santiago

Salto de altura

Un ratón mira el río desde un puente sin decidirse a saltar. Cuando por fin lo hace, da varias piruetas y cae sobre una hoja que flota en las rápidas aguas.

—Mierda, es la tercera vez que me pasa. Así nunca aprenderé a realizar saltos de altura desde un trampolín.
Escrito por Charo Anadón - Web

Otros llorarán por mí

De aquellos dorados y difíciles inicios solo quedaba él. Ahora le temblaba la mano y andaba con dificultad. Pero seguía siendo el más resuelto y sanguinario. O por lo menos así se mostraba ante los advenedizos. No podía dejarlo. Lo juró llorando ante su tumba. "Mataré y mataré hasta morir".
Escrito por Eli Trias - Twitter

El asesino

Lo reconocieron en el depósito de cadáveres. Era él. Definitivamente. Podían ya dormir tranquilos. Daban por terminada una etapa criminal sin precedentes en el país. La policía también respiró aliviada por fin. Todo parecía perfecto. Hasta que el cura, en el funeral, les habló de la resurrección de los muertos.
Escrito por Irroca

Astrología del crimen

De izquierda a derecha lee las letras impresas, aprieta el periódico al sentir dolor y lanza uno, dos, tres gritos antes de caer en un baño de sangre que cubre poco a poco un cuchillo. Recuerda la predicción de su horóscopo: "Alguien desconocido destrozará tu corazón el día de hoy".
Escrito por Saltimbanquin - Twitter

Pozo

En aquel hondo y oscuro agujero, su desesperación se hacía más grande a cada segundo. Sus esfuerzos por salir de allí eran estériles; siempre volvía a caer a lo más bajo. En lo alto asomaron su mujer, hijos, amigos y familiares. Pero nadie fue capaz de sacarle de su soledad.
Escrito por Stbn

El fin del principio

Sentado en la cama, se frota los ojos y resopla. Sudoroso, se levanta torpe, aprieta el nudo de la corbata y recoloca el jazmín en el ojal. Enciende un cigarrillo y se deja caer de nuevo.

Mientras, familiares y amigos le esperan en la iglesia; ya suena la marcha nupcial.
Escrito por Marta López Cuartero

Dos mensajes

Mi huida hizo de ella una madre soltera. No puedo retroceder veinte años, pero sí mejorar el presente. Supe que nuestro hijo padece una enfermedad coronaria. Antes de que mis venas se vacíen he enviado dos mensajes: un "lo siento" a su madre; otro al centro de órganos, como donante.
Escrito por Ángel Saiz Mora
Elegido mejor relato de octubre de 2014

Turismo

Con las maletas hechas y la reservación de hotel confirmada, tomó el avión que lo alejaba de su aburrida rutina. Llegó a su destino justo en el momento en que barrían al niño que vive de la basura. Se maravilló con esa ciudad limpia y se dispuso a descansar, tranquilo.
Escrito por Beto Monte Ros - Web

El último lector

Al último lector lo contrataron para evaluar los libros que se producían en una fábrica. Cada día se sentaba delante de la pantalla, leía la primera página y los enviaba a la papelera por ausencia de retórica. Su jefe empezó a impacientarse con los resultados y él finalmente fue despedido.
Escrito por María Cueto García

El árbol

Un niño tenía la mirada fija en un árbol, estaba volando una cometa y un cambio de viento la llevó hasta ahí.

Aterrado veía cómo la cometa desaparecía entre sus ramas. Ramas de un tronco con una herida abierta, provocada por unas letras mal hechas... que decían su nombre.
Escrito por Lalo Barker - Web

Rodari & Wilde

Don Juan dejaba buenas propinas: al camarero cortés, unas mangas de seda con las que convertir su humilde chaleco en una levita; al cartero que traía buenas noticias, suelas de caramelo para endulzar sus caminatas; y al ladrón que robó a los banqueros, el corazón de plomo del Príncipe Feliz.
Escrito por Carles Quílez - Web

Ella

Coleccionaba bolas de cristal. De día las abrillantaba acariciándolas con delicadeza; a veces hablaba con ellas. Por las noches escogía una —cualquiera— y la agitaba con fascinación provocando un sensacional alboroto de cristalitos de nieve que festejaban todos sus sentidos.

Así era ella: alegre, luminosa y transparente... como sus esferas.
Escrito por Chusa RH

Poema inverosímil

Con el corazón hecho añicos y el alma moribunda pensó en Neruda y "Si tú me olvidas", lo transcribió en su agenda y recitó cual rezo de crédulo a santo.

Más tarde arrancó esa hoja y la echó en la basura, ya ni siquiera la última estrofa le resultaba verosímil.
Escrito por Priscila Pry

Tranquilo, sobre todo tranquilo

Controla la mirada: no mires fijamente, no saltes de un punto a otro. No sudes, por Dios, ¡no sudes! Ahora, con naturalidad, quítate los cascos y déjalos ahí. Eso otro súbelo ahí arriba. Respira y camina.

—Perdón, caballero, ¿esta maleta es suya? ¿Sería tan amable de abrirla?

¡Mierda! La cagaste.
Escrito por Manu Ramírez - Web

Ausencias presentes

No podía. Él no podía abandonar el pueblo. La casa limpia y ordenada para cuando Carlos volviera. "Papá, en cuanto junte un dinerito montamos algo juntos". En el cementerio, la tumba de sus padres siempre reluciente. "Recuérdanos, velaremos por ti".

Por ellos, solo por ellos, no puede abandonar el pueblo.
Escrito por Jose Bravo - Twitter

Con otro espíritu

Subí a las oficinas en las que trabajé hasta hace unos meses. Pasé a la sala de juntas y, al director general, cuatro subdirectores y ocho lameculos, les solté una retahíla de fuertes insultos. No tuvieron valor ni de mirarme a la cara. Desahogado, me volví tranquilamente a mi tumba.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa

En comunidad

Entró al portal y advirtió gemidos entre los contadores. Al principio sonrió al imaginarse la escena, pero cuando escuchó su nombre entre jadeos, se indignó y encendió la luz. Allí estaba él disfrutando con la rubia del quinto.

—¡Maldita portera! —se dijo—. Sus chismes me van a arruinar la vida.
Escrito por Nicolás Jarque Alegre - Web

La pasión del fútbol

El fútbol era nuestra pasión y el motivo de nuestras discusiones. La eterna rivalidad Madrid-Barcelona. Aquel día nos dejamos llevar y murió. Lo metí en el maletero y lo enterré. Ahora disfruto el doble cuando el Barcelona gana en casa, mientras que él estará retorciéndose en su tumba azulgrana.
Escrito por Charo Anadón - Web

13

Viernes 13 del año 2013 a la hora 13:13, en el piso 13 y mirada fija en un gato negro, decide recapitular su decisión. Más supersticioso que suicida, decide no aventarse porque piensa puede salir vivo del lance. Y en ese momento sabe que la mala suerte también salva vidas.
Escrito por Saltimbanquin - Twitter

El gran cronopio

Una noche, mientras dormía boca arriba, soñé que era un axolotl y Glenda Jackson me alimentaba con doliente ternura. Fue mi primera revelación y, al despertar, supe que mi destino era fundar la secta. Queríamos tanto a Glenda que la desnudamos, le dimos pequeños mordiscos y bebimos de su sangre.
Escrito por Andrés Galindo - Web

El pionero

El globo estaba listo, por fin. Soltó las amarras emocionado, aseguró la cabina y echó a volar a buen ritmo; enseguida, su casa y toda Creta quedaron bajo sus pies. Cuando la presión y el frío se volvían insoportables, la apreció por fin: la curva.

—¡Lo sabía! —gritó—. ¡Es redondaaa!
Escrito por Álex Garaizar

Mamá

Mamá, ¿por qué no cantas? Señor, ¿adónde me llevas? Huele como aquel día en la hacienda. La sangre de las ovejas colgadas se pegaba a la piel, salpicando mi vestido de terciopelo azul. No veo. ¿Dónde estamos? Mamá, abrázame. Señor, ¡no!, no grites, mamá. ¿Esos golpes? (Silencio). Mamá, ¿has desaparecido?
Escrito por María Jesús Briones Arreba

El obrero

Un obrero termina su larga jornada. Cansado, parte a su casa, agotado, arrastrando sus pasos. Apenas consciente llega y se mete a bañar, con agua helada que lo va recuperando. El cansancio ha desaparecido, ahora es un Drácula renacido, elegantemente vestido, buscando la puerta... para salir a buscar una presa.
Escrito por Lalo Barker - Web

El espejo de Penélope

Aquella noche el espejo le devolvió la misma imagen que hacía veintiocho siglos... Ahora, Penélope tejía un precioso vestido negro, para cazar idiotas, mientras a Ulises, único pretendiente, ya sin fuerzas para tensar el arco, se le iban las noches y la vida esperándola.

De un flechazo rompió el espejo.
Escrito por Gil Hernando de Santiago

Felipa Orqueda

Felipa Orqueda vendía sueños en la plaza de abastos, junto a un puesto de verduras y otro de carne de cerdo. Tuvo que cerrar el negocio porque le comían los impuestos y apenas si vendía un sueño o dos al día. Y estaban, además, las demandas por los sueños incumplidos.
Escrito por Irroca

Transporte público

Cogí el último metro. Había demorado demasiado la conversación con mi amiga. Cuando habían pasado apenas cinco minutos, me percaté de que la dirección que llevaba era la contraria. Fue la excusa para justificar mi tardanza; pero daba igual, el eco devolvió mi propia voz. Ya era tarde para ambos.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter

Habitación 205

La esperé tumbado en la cama. Apareció vestida de blanco, radiante, como me hubiera gustado llevarle al altar. Me traía las pastillas que cada noche acaban en el inodoro.

—Mañana te darán el alta.

La estancia se tornó del mismo color rojizo que cuando mamá insistió en que estaba loco.
Escrito por Raquel Lozano - Web

El choque

La banda escupía punk desde el escenario. En el campo, el frenesí de Luis estalla contra la fragilidad de Clara, que cae al piso con sangre en la boca. "¡Juro que no la vi!". Hasta los más inmorales lo desaprobaron. Nadie menos Luis imaginó que aquello podía terminar en amor.
Escrito por Guillermo H. Piuma

Féminas intolerables

"Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar", subrayó en ese libro de Coelho. Había dejado al marido hacía seis meses; lloraba mientras cantaba la de los pingüinos de Arjona.

Varias veces deseé poder contarle lo ridícula que se veía. Por suerte se mató.

Jacinto, felino asqueado.
Escrito por Priscila Pry

El precio

Era una tormenta perfecta. Olas gigantescas arreciaban la embarcación, que se hundía sin remedio. El capitán se aferró al timón con fuerza y, mirando implorante hacia las alturas, formuló un deseo.

El barco izó las velas y comenzó a volar al tiempo que un avión se estrellaba en el agua.
Escrito por Sara Lew - Web

¿De qué te sirve todo esto?

Un hombre respetado y con un buen puesto de trabajo. Iba con traje y un mendigo le pide dinero. Él no da nada. Entonces el mendigo le dice "¿para qué sirve el dinero?". Llega a casa y descubre la infidelidad de su mujer. Entonces recuerda, "¿para qué sirve el dinero?".
Escrito por William Che

Indecisión

Entre escoger a mirar adelante o bajar la cabeza, él había decidido esperar acontecimientos que nunca llegaban. El tiempo pasaba y la estabilidad y monotonía se implantaban enraizándose en suelo árido. En el momento y lugar menos esperado estalló la bomba, cuya mecha había estado desde siempre encendida sin saberlo.
Escrito por Antonio Ortuño Casas

Sin

Por mantenerse esbelta, comió alimentos sin grasas; por obtener un ascenso, aceptó cenar con el gerente sin dudar; por el alcohol, permitió que la besara sin oponérsele; por miedo, dejó la violación sin denunciar; por desesperación, dejó al recién nacido sin aliento.

Por instinto, abrazó a su hijo sin vida.
Escrito por Carles Quílez - Web

El bebé

La mujer entró en la habitación mientras el bebé descansaba en la cuna. Le acarició la mejilla comprobando que continuaba frío. Salió por la puerta tranquila, no sin antes echar un último vistazo a su añorado ángel. Desde el último latido de su pequeño corazón, nadie respiraba en la casa.
Escrito por Charo Anadón - Web

Tampoco es fácil ser fan

Camina con pasos temblorosos y boca seca. Inseguridad. "El undécimo, no estorbar", resonaba en su mente. Tiene que hacerlo o no podrá dormir, otra vez. No tiene nada preparado, aunque pasó muchas horas soñando conversaciones perfectas. ¿Y si lo deja estar? Se acerca. ¡Está aquí! Con taquicardia preinfarto grita: "¡HOLA!".
Escrito por Arimike - Twitter

Oficina del olvido 3

La última vez que vine a la Oficina del olvido llegué buscando mis esperanzas muertas. No encontré ningún dependiente detrás del mostrador, pero había un letrero de vacante, un viejo sombrero de poeta y un gafete con mi nombre.

No tardes en venir; tengo tres cuentos para el próximo visitante.
Escrito por Andrés Galindo - Web
Parte I | Parte II | Parte III

La voz misteriosa

Una intensa voz hizo girar mi cabeza, ahí mismo como poseída. Lo único que pude fue mirarle a los ojos. Intenté imaginar su rostro, esa máscara lo hacía más intenso. Todos mis sentidos lo querían descubrir, él era la mezcla perfecta entre sensualidad y misterio.

Su identidad ya no importaba...
Escrito por Jeanette

Insomnio

La noche despierta con un grito que ensordece el ruido del motor y escape de varios automóviles. Una horda de perros se queja ladrando.

El náufrago observa por la venta y no ve nada pero oye todo. Toma su caracola y la coloca al oído: recuerda el mar y duerme.
Escrito por Saltimbanquin - Twitter

Infravalorada

Allí andaba, meditabunda, algo errática, apagada, intentando explicarse los motivos de aquel inesperado traslado que ya se prolongaba más de la cuenta. Sus posibilidades, creía, habían sido claramente menoscabadas, sabedora de su potencial y brillantez de ideas.

—¿Qué hago en este triste cuchitril? —cavilaba ensimismada. —¡Para más inri, acabo de fundirme!
Escrito por José Antonio Barrionuevo

Última oportunidad

—Entonces... ¿Estáis juntos?

—Se veía venir, ¿no? Pasamos mucho tiempo juntos, tanta exclusividad... No sé. Es lo que tenía que pasar.

—¿Tenía? ¿Cómo que tenía?

 —¿Acaso tendría que haber pasado otra cosa? ¿Qué quieres que pase?

Guardó unos segundos de silencio, cabizbaja. Una lágrima brilló.

—Quédate conmigo, joder. Quédate. Conmigo...
Escrito por Fényx - Web

Consejos

—No.
—Aquí, no.
—Por favor, váyase.
—Tiene los cristales rotos.
—Si entra, siempre lo lamentará.
—Entraña un grave peligro para usted.
—El género es tóxíco y le contaminaría.
—Márchese, estamos cumpliendo una orden de salud pública.
—¿Sabe que este comercio pertenece a una rata judía?

Alemania, comienzos Segunda Guerra Mundial.
Escrito por María Jesús Briones Arreba