En la puerta del cole

Érase una vez un alma encarcelada en un cuerpo roto, atado a la vida a través de su madre. Ella lo estrechaba con dulzura y entre balbuceos, le veía asomar una sonrisa plena, complacida. Esos ojos que abarcaban el mundo sin sujetarse a nada sabían descifrar el código del amor.
Escrito por Emilia Tuc

3 comentarios :

  1. Nada más puro e incondicional que el amor de una madre, sea como sea su hijo, que él recibe, corresponde y entiende, tenga la edad o los meses que tenga, incluso aunque su cuerpo esté roto. Triste y entrañable. Un saludo, Emilia.

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  2. No puedo decir mas que enhorabuena por las formas y el contenido del relato. Saludos.

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  3. Con cincuenta palabras has descrito una vida de abnegación, me ha emocionado. Felicitaciones.

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