Siete capitales

Tu sombra apareció tras el cristal de la puerta, la bata blanca hacía juego con tu cuello. Pablo explicaba los siete pecados capitales y aquella mañana parecías gritarme uno tras la puerta. Pasado el año los siete latían dentro de mí como la nueva religión: la "amoral cristiana", el amor.
Escrito por Edith L. H. M.

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