Otra perspectiva de futuro

Por fin, la suerte había llamado a la puerta de su gran amigo; se lo merecía. Ya no le supondría una carga el sustento de sus hijos, el alquiler de la vivienda o la precariedad en el empleo. Iría a visitarlo...

¡Ah! ¡No podía olvidar las flores para su tumba!
Escrito por M. Dolores Vicente - Web

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