Atraco perfecto
Durante semanas, discretamente, estuvo al acecho, llegando a conocer detalles nada nimios, como que Juani limpiaba de ocho a nueve o que Manolo, el director, acudía los miércoles a la central. Memorizó la distribución interior, localizó las cámaras de seguridad…
Aquel jueves entró impertérrito y dijo rotundo:
—¿Para un préstamo?
Aquel jueves entró impertérrito y dijo rotundo:
—¿Para un préstamo?
Muy bueno, José Antonio.
ResponderEliminarEsa última frase, además, tiene un aire "azconiano" impagable.
Suerte
Un elogio inmerecido que me asemejes al gran Rafael Azcona. Muchísimas gracias, Enrique. Un saludo.
EliminarQué bueno. Yo también le veo toque azconiano. Te has salido.
ResponderEliminarPues también muchísimas gracias, Patricia. Más ancho que Pancho me habéis hecho sentir. Saludos.
Eliminar¡Genial, José Antonio! Me imagino que se vino abajo nada más cruzar la puerta del banco. Y es que hay que ser muy valiente para derribar al gigante Goliat a base de pedradas.
ResponderEliminarUn voto para ti y un afectuoso saludo.
Gracias, María Jesús, por tu comentario. Robarle a un banco no es nada fácil, pero el banco lo tiene a huevo con cualquiera de nosotros. He ahí el atraco perfecto...
EliminarSaludos afectuosos también para ti.
Al final los bancos siempre ganan, en verdad que ha sido más sabio al dar la batalla por perdida, lo que ya no tengo tan claro es que le vayan a conceder el préstamo, que esas cosas ahora están complicadas.
ResponderEliminarBuen relato, José Antonio.
Un saludo
No lo sabremos, Ángel, pero sí que nada más cruzar la puerta de la sucursal, el banco ya lo había atracado: entró en el mal llamado 'sistema'... Y a partir de ese momento, se sintió derrotado.
EliminarUn saludo para ti. Gracias por tu comentario.
Sin duda los nervios de ser novato le jugaron una mala pasada. Afortunadamente "practice makes perfection". A las pruebas me remito. ¡Bravo, José Antonio!
ResponderEliminarFina
No sabremos si entró para robar o para ser robado. Me da que para lo segundo.
EliminarMuchísimas gracias por tu comentario. Un saludo.
Ya se ha adelantado el personal, así que poco puedo añadir, salvo que quería hacerte ver que me ha gustado, que has dado en el clavo, en alguno, el que sea: igual, "azconamente", la forma de decir no parezca un atraco. Sólo sea una apariencia, sólo sea, con cinismo, el modo de atracar. O no haya doblez ni atraco. Todo cabe y vale.
ResponderEliminarSalud, chaval.
Gracias Rockberto. ¿Quién no se ha sentido atracado alguna vez cuando un banco, el que sea, por su posición dominante, se ha aprovechado de nuestra buena voluntad? Hasta Azcona, seguro, se sintió así en algún momento de su vida. Pero ya digo que me parece excesiva la comparación con ese maestro del guion cinematográfico español. Un saludo.
EliminarNos creemos que valemos para todo, que cualquier actividad bien concebida es fácil, pero no es así. Aunque la planificación sea perfecta hay un punto al final que distingue a unas personas de otras. Al decidido del indeciso, al valiente del cobarde, al exaltado del tranquilo.
ResponderEliminarY si quiere o tiene necesidad de robar que lo enfoque a un museo por ejemplo. El banco es muy difícil y no solamente por las medidas disuasorias que nos ponen, el banco está concebido para robarnos a nosotros y no al revés.
Saludos
Jesús
Amigo Jesús, en tu frase "(...) el banco está concebido para robarnos a nosotros y no al revés." resumes a la perfección la idea de mi microhistoria. Por mucha planificación que se haga, nada ni nadie puede luchar contra maquinaria tan perfecta: un banco... diseñado para estrujarnos.
EliminarGracias por tu amable comentario.
Un saludo.