Quien desea, fantasea

Era ya muy tarde para que estuvieran aún por la calle. Pensé: "Hay madres que no deberían tener hijos". En ese momento llamaron a la puerta. Miré por la mirilla porque no esperaba visita alguna. Era ese policía apuesto con un niño rubio de la mano. Era mi hijo querido.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez

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