Smartphones

El sonido, agudo y breve, llegaba a sus oídos exactamente cada cuatro segundos sin origen aparente.

Obsesionado, subió al desván. La débil madera crujió bajo sus pies antes de que pudiera darse cuenta de que se precipitaba hacia el vacío. En su bolsillo seguía sonando la alarma del maldito móvil.
Escrito por Miguel Marqués

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