Último suspiro

Aquel mi ángel de la muerte, exhausto de otro día laboral, se retuerce en mis brazos, el pobre inocente; otrora victimario, se ha vuelto víctima de su propia mano. Ya no quiere soportar más su eternidad.

Le acaricio el pelo, revuelto de violencia, le digo que ya está. Nunca más.
Escrito por Ángela - Web

2 comentarios :

  1. Es que eso de la eternidad tiene que ser muy cansado, incluso para un ángel de la muerte.
    Además, ya lo decía mi madre: el que al cielo escupe...
    Menos mal que "nunca más".
    Un saludo, Ángela.

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  2. Muchas veces somos nuestras propias víctimas. Ni el ángel de la muerte pudo escapar.
    Un beso, Ángela.

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