Obsesión

El cuerpo de Eleazar Torres yacía tendido inerte en el piso. Dos enormes agujeros sobresalían en su otrora perfecto rostro. A su lado, Ángela Corredor contemplaba, con mirada ausente, aquellos ojos azules que sostenía entre sus manos ensangrentadas. Los mismos ojos azules por los que ella, tantas veces, había suspirado.
Escrito por Kelly J. Hernández - Twitter

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