Propósito de año nuevo

"Decirle a Laura que se acabó", escribí. Doblé el post-it dos veces, di un saltito de pies juntos, lo encendí en una vela y lo lancé al cuenco. Apenas se chamuscó. Ardió sin embargo el de Laura, que me miró, lo juro, con una mezcla de ternura y terror cósmico.
Escrito por Álex Garaizar

Atrapado por ella

Iba dando bandazos por la vida sin camino ni destino, era muy escurridizo, se dejaba llevar a la deriva, le encantaba arrimarse y picar de aquí, de allí, sin ser demasiado cercano, ni quedarse atrapado. Hasta que lo pescó ella, la caña. Fue un pescado a la plancha muy interesante.
Escrito por Montse Díaz - Twitter

De tierras adentro

No habían conocido paisaje diferente a la dehesa extremeña, hecho que motivó que, al fallecimiento del centenario patriarca, vendieran la numerosa piara de ibéricos heredada y viajaran hasta la costa para conocer el Mediterráneo.

Les gustó tanto que decidieron afincarse allí, junto al mar, aunque nunca antes habían usado bañador.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

La criatura

—¡Cómo puede una vieja estar embarazada! —se quejan sus familiares, que no quieren hacerse cargo del niño cuando ella muera.

La criatura aguarda por nacer, viene desde su dimensión dispuesta a vivir en ésta, y llegará el día en que el mundo sepa de ella.

Más que día, será noche.
Escrito por Luciano Doti - Twitter

La lista de la compra tonta

—Cinta de doble cara.
—Lágrima artificial.
—Pañuelos de papel.
—Botes vacíos para rellenar.
—Papeles con guiones.
—Cuerda larga para liar.
—Papel celofán muy brillante.

Aunque era muy lista, lo anotaba todo. Un día olvidó la goma de borrar mentiras y el reparador de daños. Desde entonces, no hace más listas.
Escrito por Malu

Reportes de guerra

Se enlistó en las tropas que aquel junio de 1944 cruzarían el Canal de la Mancha. Mickel, de tan solo 10 años, despidió a su padre con un angustioso abrazo.

Treinta y dos años más tarde, su radio General Electric a bombillos ha dejado de funcionar. Hoy Mickel tendrá paz.
Escrito por Daniel Morón

Un apellido inolvidable

Se topó con ella en la cola. "¡Qué elegante, atractiva y sensual… qué bien huele!".

—Alicia Carreño —oyó decir al de la ventanilla. Repentinamente retornó a una infancia de infierno, al olor de inclusa, al cinto sobre sus piernecitas desnudas...

"¡Qué pestazo a pachulí, qué ordinaria… será buscona, la tía!".
Escrito por Rosy Val - Web

A tu lado, fuerza y luz

Alza la cabeza, entorna los ojos e incendia el aire con enérgicas proclamas. Desde el estrado, envuelta en blanco, sus gestos firmes nos muestran el camino entre las estrellas.

Leia, volveré para brindarte mis éxitos en la batalla, pequeñas conquistas ante las innumerables luchas justas que nos quedan por librar.
Escrito por Jose Bravo - Twitter

Días de rosas

El accidente lo había dejado postrado, sin poder moverse, sin poder hablar. Acabaron así los días de humillaciones, de golpes; todos ellos con miedo. Con ojos suplicantes mira a su mujer, que le susurra al oído:

—Te quedan muchos años de vida, mi amor. —Y sonriendo sale de la habitación.
Escrito por Salvador Esteve

Valoraciones del cambio

Debo admitir que he disfrutado, y mucho, del reencuentro con los viejos amigos, de esta nueva sensación de no tener nada que hacer por obligación y del privilegio que supone disponer de todo el tiempo del mundo; aunque reconozco que me sigue resultando complicado conjugar el pasado del verbo morir.
Escrito por Ignacio Urtiaga - Twitter

Reencuentro

Primera vez que íbamos solos. Me notaba raro. Me dormí mareado. Desperté aburrido. Cuesta abajo. Vienen curvas. "Mamá, ¿falta mucho?". De repente, algo cruza la carretera. Lo esquiva, no así el quitamiedos. Volamos y golpeamos. El ruido se calló, la luz se apagó. Y así, papá, hemos vuelto a encontrarnos.
Escrito por F. Javier Pérez Terán - Twitter

A media noche

Tomó un cuchillo y entró a la recámara sin hacer ruido, para no despertar a su esposo. Se acercó a la mesita de noche y empuñó con fuerza la afilada hoja, hasta hundirla casi con rabia en el corazón de la sandía. Los antojos por el embarazo estaban volviéndola loca.
Escrito por Diana Huicochea

Fin (Adornos vocales IV)

Sufrí tu ruin discurrir y tu mitin sin pulir, mi sinvivir; difícil cruz vivir tus intríngulis; inútil dirimir sin discutir ni distribuir bilis.

Tu rictus, un misil. Tu cutis, un iglú. Tu iris, un bisturí. Suprimí tu mili sin finitud, ¡bici sin sillín! Huí, fluí, viví; diluí un currículum gris.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter
Parte I | Parte II | Parte III | Parte IV

Siglo XXVI

Abrió los ojos. ¿Se había dormido leyendo a Neruda? Recordó el terremoto. Silencio angustioso. Las curvas paredes de aquella extraña pirámide le oprimían sin rozarle. Frente a él, números, fórmulas. Giró la cabeza. Criaturas desconocidas se adueñaron de su libro.

Sonrió, y supo que las letras no morirían con él.
Escrito por La hija del Ferroviario

Torpes sicarios

Salen. Yo, desarticulada sobre un charco bermellón, abro los ojos. Repentinamente, como hacemos los muertos para que los espectadores griten de horror. Siempre he querido hacerlo. Me doy el gusto.

Huele a tabaco. La colilla. Olvidada junto a mi cuerpo. Menudo par de tontos. Caerán como ratas, y él, detrás.
Escrito por Patricia Collazo - Web

Ansiosa espera en el jardín de la palabra

Cuando el tiempo se hizo eterno su habla enmudeció. Las palabras silenciadas eran espinas ardientes y sus pétalos, verbos de gotas silientes. Todo un jardín de tortura condensada en una palabra... ¿Me quieres? La respuesta no se hizo esperar y tras una cortina turbada de telarañas y rocío, se pronunció.
Escrito por Mª Belén Mateos Galán

Caprichos del destino

Fui hasta su casa y deposité una nota en el buzón. "Me marcho, María. Sé que soy un cobarde por no despedirme, pero así es mejor para los dos".

Instantes después, subí al tren. Y allí me tropecé con María, que curiosamente también había decidido huir sin despedirse de mí.
Escrito por Juan Aguilera

Campanas tristes de Navidad

De regreso del viaje todo su mundo se hundió. El tiempo se paralizó al borde de aquella siniestra carretera. Este año no brillan en la casa luces de Navidad. Sólo unas velas titilan ante la foto de una carita risueña.

A solas susurra villancicos que le recuerdan una cálida vocecilla.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez

Desde la trinchera

El soldadito viste de azul y tiene el pelo y las cejas quemadas por el fuego de mil batallas. Hace tiempo que su única arma es la esperanza.

El soldadito hace la guerra desde dentro de una cama. Dice que no tiene miedo, que huirá muy lejos, porque tiene alas.
Escrito por Benjamín Humanes

Lo que nunca será

Eva volvió a guardar la ropa en el armario. Sus viejas fotografías en el cajón. Escondió las ansias nuevas de su cuerpo. Tras una pregunta supo que nunca iba a producirse ese maravilloso encuentro. Se asomó al pasillo:

—¡La mesa esta puesta!

Comenzó de nuevo. ¿Hasta cuándo? Quién lo sabe.
Escrito por Paqui Valenzuela

Imperfecciones

Un cuadro torcido, los relojes ruidosos, el chillido de una puerta, las ventanas que se golpean, los grifos que gotean y el sonido que hacía mamá con la boca cuando comía. Preparada la lista de cosas a eliminar de mi vida, aquella misma noche empezaría por la última de ellas.
Escrito por Cuarta Lobo

Condena

Fue encerrado en un cuartucho donde sólo había una mesa, una silla, una pluma y un cuaderno. Estaba obligado a escribir un relato de cincuenta palabras a cambio de su liberación. Era terrible ser presa de un juego absurdo. No había escapatoria, cogió la pluma y cumplió la condena.
Escrito por Juan Manuel Valero - Twitter

Irreductible

Desde el balcón del camarote, catalejo en mano, oteaba el horizonte entre oleajes de callejuelas. Cuando a estribor veía navegar a Laura, con las gavias henchidas por el viento y surcando los mares del deseo, naufragaba al recordar que aquel hermoso mascarón de proa jamás quiso sucumbir a sus abordajes.
Escrito por Pablo Núñez - Twitter

Emboscada

Sé que no debo hacerlo, pero si me lo pide obedeceré y distraeré a los que lo acechan, para que pueda salir a satisfacer su obsesión por las niñas.

Pero esta vez no me encontrará cuando vuelva. Yo estaré sentada entre los que esperan y seré la primera en disparar.
Escrito por Crispín - Web

El mensaje

Su vida se había ido entre mensajes. Mensajes de aflicción, de alegría, que él solía enviarle en tardes de lluvia. Había renunciado a conocer el otro lado del sol. Los mensajes empezaron a escasear y los años pasaron factura. Su vida se había ido y el mensaje nunca se concretó.
Escrito por Yessika Rengifo

La segunda muerte de Aniceto

Aniceto tuvo un colmado en su barrio. Pero hace ya ochenta años que murió, y todo cuanto queda de él ahora es una huella desvaída en el lóbulo temporal de Dolorcitas. Poca cosa. Aunque ahí sigue, meciéndose plácidamente con ella. 

Mañana todos hablarán de Dolorcitas. Y de su indeleble recuerdo.
Escrito por Enrique Mochón Romera

Una inmensa oquedad

Una noche más, tras cantar una nana con voz susurrante, entornará suavemente la puerta de la habitación del hijo para no interrumpir su sueño. El sueño de una madre efímera que desea, estérilmente, llenar esa inmensa oquedad que un aciago día se adueñó de la cuna y de su vida.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web

Mentiroso compulsivo

Al principio eran mentiras sin importancia: "No te hace gorda". "Es que tengo dentista". Pero cada vez mentía más, aunque no hiciera falta.

Dicen que para mentir hay que tener buena memoria. Es mentira, digo, verdad. Así que creí que este era un paso lógico y me metí en política.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros

Angustia

Al recuperar la consciencia todo estaba oscuro y en silencio. Tuvo la sensación de que habían pasado muchas horas desde que perdiera el conocimiento. Tanteando el habitáculo en el que estaba no tardó en reconocerlo como un ataúd y, conforme iba subiendo la temperatura, recordó su deseo de ser incinerado.
Escrito por Rafa Olivares - Web

Había una vez

"Ha..bía u..na vez..", balbuceó con dificultad.

Recordar esta frase mágica, inicio de inolvidables relatos con que mis padres me adormilaban, me hace buscarlos a mi alrededor, sintiendo su ausencia.

Pero por más que pregunto en este "hotel" en el que, extrañamente, no se escucha alborotar ningún niño... nadie los recuerda.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter

El mojón

Un cero le pusieron. Un orondo, negro y doblemente subrayado cero con un signo negativo al lado. Le pareció bien. No obstante, entre que es prácticamente una mierda y, lo que no, va camino de serlo, guardaba cierta similitud con lo que había plasmado cuando le pidieron dibujar nuestro planeta.
Escrito por *L* - Blogger

En blanco y negro

Quizá me sorprenda el amanecer con nuestras piernas enlazadas y me pregunte si, a pesar de todo, hicimos el amor. Quizá no sepa tu nombre, ni dónde estoy, como en las películas. Seguramente tengas que recordarme que los de la foto de la mesilla, en blanco y negro, somos nosotros.
Escrito por Raquel Lozano - Web

El aleteo del colibrí

Estancias inmensas, llenas de cuadros de diferente temática, cuyos colores se mezclan por cada rincón del palacio. La soledad invita a la divagación. Salto de sala en sala siguiendo los colores de un colibrí y, absorto por aquel sutil aleteo, penetro en el bonito jardín de un cuadro de Heade.
Escrito por Olga Noya

Carguen, apunten... ¡Fuego!

El pelotón, con las armas en alto, miraba fijamente al prisionero. Este los desafió frunciendo el ceño. El mayor ordenó abrir fuego. El primer proyectil le impactó en la cara. El resto empaparon su camisa. El abuelo corrió hacia ellos, y entre risas y cosquillas se fundieron en un abrazo.
Escrito por Stbn

Un mal chiste

Descubrieron al pequeño llorando ante el cadáver de su hermana. Interrogado, el niño balbuceo: "Cara blanca, labios rojos".

La horda enfurecida, buscando por la feria de diversión, encontró al payaso que trataba de forzar una puerta. Murió rápida y dolorosamente.

Mientras, tras la tienda, el mimo limpiaba su cuchillo ensangrentado.
Escrito por Jean Durand - Web

Qué suerte

La mismísima Penélope Cruz, después de varios mensajes en Twitter, le había invitado a tomar una copa. Ilusionado, aunque algo reticente, subió a la habitación 303. Era verdad, la actriz de sus sueños más excitantes lo recibía con un picardías.

—Rápido, abrázame para que nos sorprenda el loco de Javier.
Escrito por Nicolás Jarque Alegre - Web

Jaque mate a la soledad

Papá, después de la detonación, cayó sobre el tablero arrastrando consigo las piezas de la partida. En sus ojos abiertos se reflejaron el desconcierto y la incredulidad. Solo la reina consiguió salvarse, quedando milagrosamente de pie. Mamá, desde la puerta, con la pistola todavía humeante rió, ya sin ningún miedo.
Escrito por Elena Casero - Web

Robinson

El currículum, la escritura de la hipoteca, el requerimiento de divorcio, las cartas de apremio caen desde el portafolios abierto para hundirse entre las hojas secas. Brújula en ristre —tirachinas, navajita y cantimplora en la mochila— busca la encina grande donde un verano feliz su padre le construyó la casita.
Escrito por Elisa de Armas - Web

No hay tiempo

Se le acabaron las horas en el reloj invisible del tiempo. No había posibilidad de esperar más. Sintió una fuerte opresión en la cabeza. El dolor se hizo tan grande que apenas podía respirar. Sus huesos casi se descoyuntan del esfuerzo por salir de allí. Lloró... Había nacido un niño.
Escrito por Salvador Pérez Salas - Twitter

Equis igual a...

A lo largo de toda mi existencia, incluidos los sueños como partes inseparables de ella, me consideré una persona singularmente especial. ¡No había ninguna duda! Y en este último instante, cómico y macabro, y... ya sin retroceso terapeútico posible, me doy cuenta de que sólo soy un vulgar suicida. FIN
Escrito por Pedro Carrasco Garijo - Web

Entre axolotes

Condenado al sufrimiento entre seres insensibles, el dolor hizo posible un oscuro encantamiento.

Su quietud tras los cristales me abrumaba, les temía. No eran simples animales, algo de humano escondían.

Capturado en el acuario, el tiempo resulta ajeno; el mundo no es un calvario y el dolor se siente menos.
Escrito por Sandra Rebrij - Web

Ritmo

Cuando mira hacia atrás, todos los recuerdos lo envuelven en un manto de nostalgia. A pesar de haber pasado rápido, cuenta siempre con la esperanza de tener el tiempo nuevamente a su favor para seguir transitando juntos, ahora al compás tranquilo y más placentero que su avanzada edad le reclama.
Escrito por Antonio Ortuño Casas

Fénix

La vista se me nublaba y el corazón sentía estallaba. Ningún pensamiento mi cerebro alojaba.

Muerte pequeña: sucede con la unión de tu cuerpo, que bebo en pequeñas dosis de cicuta en los efluvios de tus senos.

Esta noche estoy muriendo y mañana renaceré en la comunión de tu cuerpo.
Escrito por Ricardo Rodríguez Sánchez

La culpa

Estropajos de aluminio, piedra pómez… todo lo había probado, pero no pudo hacer desaparecer la mancha que tenía en el cara. "Hay culpas que ni el fuego puede eliminar", le dijo el cirujano plástico quien, después de estudiar detenidamente su caso, rendido, no pudo hacer más que recomendarle un burka.
Escrito por Luis San José - Web

Una nota anónima sin la menor importancia

Pero ya nada será igual. Fingiendo enamoramiento, me besarás con pasión al llegar. Yo aceptaré, encantada, el perfume que me regalarás. Comentarás el tedioso viaje de negocios con sus innumerables reuniones... Sin tiempo para deshacer las maletas, prepararé la cena y sazonaré con matarratas la ensalada que solo comerás tú.
Escrito por Fernando da Casa - Web

Sexo débil

Se puso los guantes despacio, con gracia, sonriéndole pícaramente. Él, subestimando el despliegue de fuerzas del que es capaz una mujer entrenada para demostrar su valía, se rió a carcajadas. Ella, decidida a triunfar, dio el primer paso. Fue a su encuentro y, de un solo derechazo, lo dejó KO.
Escrito por Patricia Richmond - Web

Declaración de intenciones

—Ya no firmo más despidos —decidió—, y levantó el índice como si pidiera la palabra. Ante dos docenas de ojos pasmados se lo introdujo en la boca hasta la segunda falange. Una vez bien ensalivado, lo sumergió en la taza del consejero delegado y removió hasta disolver todo el azúcar.
Escrito por Belén Sáenz - Web

La magia del amor

Él, divertido y locuaz, charlaba sin parar mientras todos reían.

Ella, seria y formal, trataba de disimular la incomodidad sentida.

Quienes dudaban de esa relación desconocían que muchos años atrás, en aquel primer baile, la cercanía de sus cuerpos los trasladó a una dimensión especial por la que siempre lucharían.
Escrito por Maen Romo

La última vez

Muchos y temerarios fueron los lugares elegidos para dar rienda suelta a su pasión clandestina. Siempre decían que sería la última vez, pero hoy, detrás del sofá, ese pronóstico podría cumplirse. Ajeno aún a lo que sucedía a su espalda, el marido celoso y violento contemplaba el partido de fútbol.
Escrito por Ángel Saiz Mora

Misión cumplida

Vuelve a despertarse. Esta vez la almohada está seca. Busca en su interior, y ya no encuentra nada. Se palpa el pecho izquierdo, y descubre la causa. "Cerrado por obras, vuelvan otro día". Y encuentra la causa. Suspira una última vez. Ahora el viento no susurra ningún nombre. Misión cumplida.
Escrito por Elena Romero Vargas

Elizabeth, epidemia y soledad

Arrastraba el cuerpo de su marido, atado con una cuerda, para no contagiarse. No podía tocarlo. Era el cuarto miembro de su familia que moría.

El olor dulce que emanó horas antes anunció muerte. Esa noche, Elizabeth sintió el aroma dulce que despedía su hermana. Tenía que conseguir otra cuerda.
Escrito por Paste

Atracción en el laberinto

El ojo de la cerradura se curva en una mueca de desagrado. Es la tercera vez que le pido que me repita el acertijo. Tiene una voz cavernosa tan bonita que, aunque ya sé la respuesta, creo que voy a ponerme cómoda y pasarme lo que queda de cuento escuchándola.
Escrito por Ignacio J. Borraz - Web

El secreto de Guillermo y Miguel

Convocados en remoto lugar y en secreto, cierto mercader les mostró un valioso compendio de inéditas e inspiradoras tragedias griegas. El mejor postor se las apropiaría.

Erróneas traducciones idiomáticas y largas discusiones, para sólo llegar a un acuerdo: ninguno sobreviviría al otro.

Shakespeare y Cervantes morirían en la misma fecha.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa - Web

La tos

Todos los días se veían, desde temprano ella echaba a andar sus motores enamorados y esperaba verlo pasar. Le ofrecía sonrisas, miradas y amor a gritos, pero en silencio. Ella no se atrevía.

Una mañana cuando llegó ahí lo encontró, estaba con su perro y su blanco bastón. Ella tosió.
Escrito por Cecy Pérez - Twitter

Muy largo me lo fiáis

Calisto, el amor de su vida, murió en un accidente de tráfico, y Melibea se hundió en la tristeza. Su padre le dijo:

 —Hija, el tiempo todo lo cura.

Ella le respondió:

—Para mí es demasiado lenta esa medicina.

Al día siguiente, se arrojó desde el balcón de su casa.
Escrito por Enrique Angulo - Twitter

Amantes (I)

Él era el oscuro cruzado de una novela de caballería mediocre. Ella, la atrevida meretriz de un culebrón de escaso valor literario. Se hacían arrumacos todo el día al fondo del estante de los libros que nadie busca, mientras agradecían la exquisita erudición de los lectores que frecuentaban la biblioteca.
Escrito por Silvina Palmiero - Twitter
Parte I | Parte II | Parte III | Epílogo

Misión: Imposible

Con un discreto y entrenado truco de manos, los hombres intercambiaron maletines sin detener su marcha.

Más tarde, dentro del automóvil, el agente secreto comprobó que nadie lo vigilaba, extrajo el mensaje y leyó:

Cambio de misión. Lo sentimos, le comunicamos formalmente su despido por causas económicas. Búsquese otro empleo.
Escrito por Vicente Varas - Twitter

Unidas

Ella amaba las mariposas, cada vez que encontraba una sentía que compartía sus alas.

Una tarde de lluvia encontró una, enredada entre las ramas del jazmín. Sin dudarlo la tomó entre sus manos, y un tatuaje de alas dobles se dibujó en su piel, junto al nombre de su madre.
Escrito por Princesa de Agua - Twitter

Siempre estamos ahí

Sabemos todo de él, lo que le gusta y lo que no, cuándo se enamoró, cuánto tiempo estuvieron juntos y cómo cortaron. Sabemos que se siente solo y queremos arreglarlo. Ahora vamos hacia su casa, acabamos de poner su dirección en el navegador: somos sus mejores amigos, acaba de alquilarnos.
Escrito por Luisa Hurtado González - Web

Luchas

Del gris y ruinoso edificio no dejan de salir combatientes armados hasta los dientes. Intenta esquivarlos. Corre fusil en mano hacia los depósitos buscando protección. Está atrapado. Le disparan y cae. ¡Maldita sea, otra vez no!

—¿Se puede saber qué haces, Guille? Deja la consola y ponte a estudiar. ¡Ya!
Escrito por Matrioska - Web

Otros

Otros caen bien al profesor y sacan las mejores notas. Otros hablan con las más guapas de la discoteca. Otros consiguen mejores trabajos. Otros cobran más. Otros tienen bodas fastuosas. Otros viajan a sitios de ensueño. Otros tienen hijos, hijos que caen bien al profesor y sacan las mejores notas.
Escrito por Plácido Romero - Twitter

Hijo pródigo (I)

La última vez que supimos de Miguel Lupián fue durante la presentación de su libro Trilogía Cthulhu. Como de costumbre, usó su máscara tentacular. Leyó, deliró, habló en lenguas... Ya no pudo quitarse la máscara. Lo vimos perderse en la calle oscura; parecía que se lo tragaba la noche estrellada.
Escrito por Andrés Galindo - Web
Parte I | Parte II | Parte III

La espera

Vuelven los fantasmas, los presiente a su lado esos días grises, cada vez más cortos. En otoño, no sabe quién le regala una hora más de tristeza y soledad. Se niega a transitar un camino donde la memoria no existe y los recuerdos quedaron atrás. Esperando siempre una nueva primavera.
Escrito por Pepe Sanchis

Maldita ouija

El ambiente era exactamente el que se les presupone a estas ocasiones. La pregunta clara y meridiana parecía fácil, aunque reconozco que por un instante se me atragantó: "¿Hay vida más allá de la muerte?". El vaso, aun sin haberlo tocado nadie, se movió tajante hacia el "no" y estalló.
Escrito por Juan Aldea - Twitter

Alguna ley de Newton

Quedé muda cuando lo conocí, entonces le confesé mi amor y él enmudeció. Ahora me entero de que se casará con otra mujer y no tengo palabras. Sin embargo, llegará el día en que yo vuelva a hablar y él... bueno, no le deseo nada malo, pero Newton nunca falla.
Escrito por Geyna López - Twitter

Tempus fugit rural

Los años y el abandono lo habían transformado en un ser deforme y grotesco. Y aunque en su inútil mirada resistían chispeantes dos bolitas de carbón, en su tronco extenuado reposaban amigables avutardas y vencejos.

Quizás por eso el viejo Dimas nunca se decidió a sustituir al hombrecillo de paja.
Escrito por Chusa RH

Con un miserable, no

Ella fue la alegría de sus días, el motor de cada primavera, su tesoro más preciado. Con ella la vida cobraba sentido. Lo supo mucho antes de perderla porque siempre temió que le abandonara por otro. Pero no debía haberle dejado por un albañil, eso no se lo pudo perdonar.
Escrito por Gemma Torres

Aquel encuentro

Era otoño su estación favorita. Mirar el baile de las hojas, sentir el viento despeinando su cabello... Era un día perfecto. Hasta aquel encuentro.

Ojos color azul cielo y una sonrisa que le iluminó el alma. Se olvidó del baile de las hojas y, torpemente, trató de arreglarse el cabello.
Escrito por Marisol - Twitter

Ella

Ella lo observaba, vigilando a través del extraño aparato todas sus acciones. A él eso le gustaba, el merecer su atención le hacía feliz, aunque el tiempo que le dedicara no fuera mucho; aunque ella jugara con la palmeta matamoscas esperando que él sacara una patita del portaobjetos para chafarlo.
Escrito por Georges

Cuento de la luna roja

Caperucita y Lobo Feroz han dejado en sus cunitas a sus siete retoños. Cada uno lleva el nombre del día de la semana que los vio nacer:

Lunes, Tristón; Martes, Trabajador; Miércoles, Sabio; Jueves, Mudito; Viernes, Tímido; Sábado, Distraído; Domingo, Resfriado; y el último, Gruñón. Vaya, me han salido ocho.
Escrito por Pepe Illarguia - Web

Detrás del espejo

Hacía tiempo que me incomodaba pasar frente a los espejos, aunque no sabía muy bien por qué. Era algo más intenso que la sensación de sentirme observada. Hasta que un día decidí afrontar mis miedos y me acerqué… hasta caer dentro. Desde ese día soy quien observa del otro lado.
Escrito por Mónica Kofler - Web

Confesiones

Se conocieron en Woodstock, tuvieron tres hijos, cuatro nietos, dos gatos y siete perros. Nunca discutieron hasta esa mañana: "Yo fui groupie de Jim Morrison", se sinceró ella. El anciano, ofendido, decidió abandonarla y se marchó. Cinco minutos después había regresado, no recordaba por qué había salido de la casa.
Escrito por Renate Mörder - Web

A dormir

Otro día más la nevera vacía. Quedaba tan solo un cartón de leche. Les preparó una taza de cacao y se fueron a dormir. Les leyó un cuento. Después, besos, caricias y los arropó.

Llorando desconsoladamente tomó la última taza. Se tumbó a su lado abrazándolos y juntos durmieron eternamente.
Escrito por Pilar Alejos Martínez - Twitter

El accidente

Jugábamos a abrazarnos, a enamorarnos, sentir cómo latían nuestros corazones. Sonreí feliz.

Unos golpeteos de lluvia en la ventana me hicieron abrir los ojos: tú ya no estás, aquel accidente te llevó para siempre. Bebido, el conductor me apartó de ti.

Rueda una lágrima. Cuánto te amé. Cuánto te amo.
Escrito por María - Twitter

El alquimista

El accidente le había dejado una pensión de viudedad y un dolor gris y pesado. Con todo, cada mañana arrancaba una página del calendario, aunque tras éstas sólo encontraba nuevos días de plomo.

Una tarde, un desconocido le lanzó un guijarro. Al recogerlo, supo que había hallado la piedra filosofal.
Escrito por Carles Quílez - Web

Mi padre

Mi padre siempre está conmigo, nos gusta cazar mariposas o tumbarnos en la hierba mirando al cielo y hacer monigotes con las nubes. Cuando quiero algo él está ahí dispuesto a jugar y divertirnos juntos.

Mis compañeros tienen amigos imaginarios, yo tengo a mi padre. Soy la envidia del orfanato.
Escrito por Javier Puchades - Twitter
Elegido mejor relato de diciembre de 2015

Despertares

Lo dejé dormido, completamente borracho en mitad de la carretera y me marché. De seguro algún caritativo conductor me haría el favor de arrollarlo. Nadie podría culparme.

A medianoche, sentí golpes en la puerta. Me levanté casi dormido. Desperté al oír la estridente bocina de un camión, doblando la curva.
Escrito por Miguel Pineda

Lucidez

Escribía Irene, en su cuaderno azul: "Mi memoria se resiente, entra en penumbra. Abro ventanas para dejar pasar la luz de las palabras, garabateo para que nada se quede en el olvido... Y leo historias para recordar".

Porque los pensamientos parecen querer reconciliarse como un rumor, dentro de su lucidez.
Escrito por Carmen Martínez Marín - Web

Afónico

Aparca en la última planta para encontrar sitio.

Con la compra hecha, baja en el ascensor. Planta -1: salen cuatro personas. Planta -2: se va otra, quedándose solo. Planta -3, -4, -5... Empieza a gritar, tocar botones y golpear la puerta. El centro comercial sólo tiene tres plantas de parking.
Escrito por M. Carme Marí - Web

Mutación

"Su esposo ha sufrido una horrible mutación", le dijo el doctor, tocándole el hombro con su garra de reptil.

Aterrada, lo vio acercarse, tras aquel desdichado accidente en la planta nuclear: un hombre normal que la saludó jovialmente, mientras ella se secaba emocionada las verdes lágrimas de su único ojo.
Escrito por Daniel Castillo

...Jamás será vencido

En el país de Nunca Jamás hay desnutrición y los niños no crecen. El pueblo se manifiesta en las calles, tañendo campanitas y portando garfios, dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias. Amenaza con declarar una huelga si no atienden su reclamo: pide que Peter deje de monopolizar el pan.
Escrito por Beto Monte Ros - Twitter

Regalo de Navidad

Ya estaban las zapatillas colocadas en la chimenea. La ilusión de los más pequeños hizo que me olvidara unos instantes de la nieve que se colaba por la ventana. Mi padre encendió una cerilla y todos aplaudimos cuando les prendió fuego. Esa noche dormiríamos por fin con los pies calientes.
Escrito por Margarita del Brezo

Amigas para siempre

—Madre estaría orgullosa —se dijo mientras contemplaba su hermoso jardín—. Ella que constantemente me repetía que la amistad era como un delicado jardín de flores...

De repente palideció: Lis, su nueva amiga del Face, estaba a punto de llegar y había pasado por alto comprobar si aún le quedaba cianuro.
Escrito por FNR

Mentiras y verdades

Con el sonido de los trenes, hubo de repetir su nombre hasta que le devolvieron la mirada aquellos ojos que tanto lo amaron. Se contaron —se ocultaron— casi treinta años en breves minutos. La mano leve en la ventanilla y la voz de él ahogada por el tren:

—Me equivoqué.
Escrito por Carmen Cano - Twitter

El bosque

Entre mis lágrimas observé elevarse la columna de humo. La fogata crepitaba, vivamente encendida, calentándoles sus manos.

Junto al camino, las hojas flotaban a mi alrededor mecidas por la suave brisa otoñal del atardecer. Apuré el cigarro y volví a mi tarea.

Solo me quedaba una última tumba que cavar.
Escrito por Neldai - Twitter

Flores

Abuela me impidió besar el mármol, dijo: "En esta tumba no está tu madre, acá hay nada más los huesos". Siguiendo el rastro de las lágrimas de abuela, pregunté: "¿Y por qué le traemos flores si no está?".

Ella frunció el ceño, contrariada, y respondió: "Porque las miran de arriba".
Escrito por Noelia Antonietta - Web

Verano del 59

Todo es distante. Río. Zambullidas. Risas. Árboles. Mantel en el pasto. Bailarinas canciones. ¡Ah! Verano de plateadas noches. Vos radiante. Felices los niños. Fue esa trágica tarde. Si hubiesen escuchado sin correr. Llorando rondo las ruinas. Siluetas deformes. Tenebrosas sombras. Sirenas. Gritos. Mi nombre muriendo en tu boca...
Escrito por Analía Nanci

El verdugo disciplinado

Wheaterbee era el verdugo de la prisión central del estado de New Hampshire. En unas vacaciones violó y asesinó a dos mujeres.

Fue detenido, juzgado y condenado a muerte.

La noche anterior al día señalado, y en un alarde de extrema profesionalidad, se colgó de una viga de su celda.
Escrito por Josep Sebastián - Web

Nada

La noche hablaba de silencios, la calle solo de olvido, aquellos pasos sin rumbo, aquel cuerpo desconocido. Ella lo miró con desgana, él preguntó qué pasaba, una respuesta vacía, nada y siguió mirándolo sin vida.

Después, al llegar a casa, sacó el álbum de fotos, cerró los ojos, dijo nada.
Escrito por Leire Frex

Demente

Paseaba por la habitación, hambrienta, sin saber dónde estaba ella. Llevaba tres días sin aparecer por la casa. Sentía correr la locura en sus venas. Harta de escuchar sus propios pensamientos, comenzó a maullar en voz alta. Nadie le respondió, ni siquiera esa gata que le miraba desde el espejo.
Escrito por Esther Moreno Morillas - Web

El estreno

Su nuevo abrigo tipo esquimal se merecía viajar a un lugar realmente frío. Algo económico, sin comprar billetes, sin esperas, sin equipaje. En un espacio algo reducido, pero para eso había adelgazado. El día elegido, se enfundó la nueva prenda, abrió su gran nevera alemana y se introdujo en ella.
Escrito por Hipérbole

Hilos rotos

Mientras lo inmovilizaba con sus propios hilos, repasaba mentalmente la coreografía; cada uno de los sutiles movimientos que dibujaban sus dedos en el aire.

Cuando logró tenerlo maniatado, abrió la puerta para salir al escenario, no sin antes volverse para dedicarle una ligera inclinación, a modo de reverencia, al titiritero.
Escrito por Carlos O. Novel