No era el capitán

Después de remar conmigo en esa figurada barquita que mencionaba a veces, durante un año y tres meses, mi exnovio ha vuelto a su jaula de oro, de donde partió porque, según él, nadie allí le quería.

Y entonces recuerdo que las ratas son las primeras en abandonar el barco…
Escrito por Hipérbole

9 comentarios :

  1. Y más vale no olvidarse nunca. El disgusto lo tendrás igual, pero como mínimo te quitas el desengaño.
    Saludos, Hipérbole.

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  2. Una persona que prefiere vivir encerrado y solo en una realidad engañosa no merece ser amado, y demuestra ser un cobarde.
    Buen relato, me ha gustado Hipérbole.
    Saludos.

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  3. La cruda realidad, para el que ha nacido entre algodones. Las jaulas no son buenas ni aunque sean de oro.
    Besos. Buen relato.

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  4. Quizá debiera haber intentado mantenerse a flote un poco más, parece la clara cobardía de alguien que no sabe asumir compromisos ni apreciar lo que se le ofrece. En todo caso, por las causas que sea, al no funcionar la navegación lo mejor es que abandone el barco antes de que el naufragio sea peor, además, así deja espacio para un verdadero capitán.
    Un saludo

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  5. Hay personas que prefieren una vida cómoda aunque no reciban el cariño que necesitan, a vivir un amor con un nivel de vida inferior.
    A veces, cada uno tiene lo que se merece. Ha actuado como una verdadera rata con su novia.

    Muy bien contado.
    Enhorabuena!
    Besos

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  6. Mejor así, que de malos capitanes está el mar de naufragios llenos. O algo así.
    Un saludo, Hipérbole.

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  7. Hipérbole, estoy con Margarita: mejor así. Que se quede encerrado en su jaula. Eso sí, que luego no se queje de su suerte.
    Un abrazo.

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  8. Tu micro es un claro ejemplo de cómo poner a alguien en su sitio con rotundidad y elegancia. Más de lo que se merecen algunas personas. Me ha gustado mucho, Hipérbole. Un beso.

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  9. Creo que el individuo en cuestión no es que no fuese el capitán, es que no debía de ser ni el grumete.
    Seguramente, la protagonista del microcuento se sentirá decepcionada y dolida por haber puesto sus esperanzas sentimentales en un narciso que sólo se quiere a sí mismo, pero contra antes haya sucedido lo que inevitablemente tenía que suceder, mejor.
    Suele ocurrir que en el terreno de Cupido, a veces, queremos atravesar paredes, nos empeñamos y hasta podemos llegar a la autodestrucción por esa ceguera que nos hace entregárselo todo a una persona que no se lo merece.
    Antes o después, a la vida de la protagonista llegará algún buen capitán digno de navegar en esa nave, y si no es así, pues tendrá que aplicarse aquello de más vale solo que mal acompañado.
    Saludos y enhorabuena por el microcuento.

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