Tres siglos de retraso

El joven Issac concluyó su jornada de becario con ganas de botellón. Bailaba reguetón en un antro cualquiera cuando vio precipitarse un cubata contra el suelo. Fuera de sí por la súbita epifanía, exclamó:

—¡¡Eureka!!

Hoy un selfie, tequila en mano, inmortaliza el momento en todos los libros de ciencia.
Escrito por Álex Garaizar

Marionetas

Nada le gustaba más que estar con su madre, conocer a sus novios, sonreír con sus bromas, aceptar los regalos, asustarse sin motivos, dar un respingo, echarse a llorar, simular miedo, callar, repetir que era secreto e intentar tapar los morados que él mismo se hacía por todo el cuerpo.
Escrito por Luisa Hurtado González - Web

Mi consejera

Por más relatos que escribo ninguno le convence. Los acusa de cursiladas sin destello mientras me sugiere: "Sé sarcástico, ingenioso, deja tanto romanticismo". Recorro las esquinas de mi inspiración buscando otra historia, pero enseguida vuelvo a pensar en ella y me doy cuenta de que el próximo tampoco le gustará.
Escrito por Pablo Núñez - Twitter

Os percebeiros

Nolinho piensa que Dulce respira con la cadencia del oleaje. Ella no le habría permitido quedarse. Pero él no se mueve del sitio. Solo teme su cansancio de viejo; sabe que el sueño, como el mar, es traicionero. Vigila el monitor. El gotero. Aprieta su mano en la séptima ola.
Escrito por Enrique Mochón Romera

El juego

He tenido que castigar al rincón al palo de fregona por haberme hincado una astilla en la carne. Sospecho que sabe robar caricias para luego lanzar su zarpazo. Que burla la ley natural para mimetizarse con las terminaciones nerviosas bajo la piel. No pretendía herirme, sólo jugaba a estar vivo.
Escrito por Belén Sáenz - Web

Pluriempleo

Terminado su trabajo, Mateo se encaminó a la Casa de Campo con la esperanza de terminar la noche sin sobresaltos y con algún dinero. Pero, como tantas veces, Lady Lune, la secreta personalidad del pulcro electricista, no encontró compañía y decidió no ponerse nunca más sus viejos zapatos de charol.
Escrito por Crispín - Web

Añoranza

Los microrrelatistas, de vuelta tras su entrañable encuentro, soñaban con volver a verse. De regreso a sus duras rutinas, imaginaban nuevos escenarios para compartir el próximo año en Valencia su amor a las letras y las fábulas. Mientras, deberían mantener ese punto de locura que les ayudaba a seguir cuerdos.
Escrito por Gloria Arcos Lado

La de la mochila azul

Corren. El pequeño se detiene, le aprieta el zapato.

—Corre—le grita— ¡van a cerrar!

Ella ya está allí. La mira sofocado.

—¿Es la que te gusta?
—Sí, la de la mochila azul.

Su hermano le pisa y le da un empujón. Sin poderlo evitar le roza torpemente los labios.
Escrito por Carmen Hinojal

Selección

Necesitaba para aquel puesto a alguien con carácter y nada sensible a los numerosos ruegos y súplicas de todo tipo que recibiría a diario. Por eso incluyó en la entrevista una pregunta directa: ¿sabe usted decir "no" con frecuencia? Cuando aquel candidato contestó "no" quedó desconcertado. ¿Debía contratarlo o rechazarlo?
Escrito por Rafa Olivares - Web

La mella del olvido

Inerte, evoca un tiempo en el que lucía cuidados tirabuzones e impolutos encajes. Mañanas inagotables de juegos, tardes de té y noches cálidas bajo el pequeño, pero férreo, abrazo de Lucy.

Relegada entre las sombras del arcón, un permanente abandono acentúa el decrépito en su mellado armazón de frágil porcelana.
Escrito por Matrioska - Web

Del despacho al colegio

No comprendía la cobardía de su jefe al mandarle el burofax de despedido sin antes haberle llamado para interesarse por su salud. En realidad, le agradecía que prescindiese de él, pues era como una señal para que reaccionase y se dedicase a la docencia, dejando atrás aquel nido de víboras.
Escrito por Jorge LP Logan - Web

Equilibrio

Lucía llegó la noche del 3 de marzo. Ni su padre salió a recibirla ni su hermano dejó de leer El último partido.

Lucía solo quería bailar y sin cenar se fue al cuarto y, mientras se arreglaba las zapatillas negras de puntas, ya tarareaba El lago de los cisnes.
Escrito por JM

El sueño del pequeño Tim

El muchacho encontró el libro debajo de una banca. Deshojado y sin tapa, pensó en botarlo a la basura.

Al tomarlo entre sus manos, una frase lo ensimismó: The Library Of Babel.

Leyó con avidez al tal Borges. "Algún día", pensó. Sacó un bolígrafo, firmó Tim Berners-Lee y siguió caminando.
Escrito por Daniel Quiroz Castro - Twitter

Nostalgia

Demis Roussos sonando en la radio, siempre romántico... Mamá, pesada, gritando que baje a desayunar. Tengo que dejarte, Demis, el chocolate hirviendo me espera, para quemarme la lengua. Luego, el colegio... ¡si no fuera por los preciosos cuervos posados en el patio húmedo, que contemplo, extasiada, tras el amplio ventanal!
Escrito por María José Viz Blanco

Omnipotente

No tengo la necia pretensión de parecer perfecto. Aunque algunos lo duden, también tengo defectos.

Sé bien que los envidiosos hablan a mis espaldas: que dirijo el destino de los mortales, que me siento omnipotente.

En caso de inconformidad, pueden dirigirse a mi palacio, en el Olimpo. Preguntar por Zeus.
Escrito por Miguel Pineda

El mapa del tesoro

No todos pueden decirlo de pequeños. Yo sí podía, pero crecí y cambié sus cuentos de aventuras por mis citas clandestinas en el portal. Hoy, al recoger sus cosas, he encontrado un sobre escondido que me ha hecho desplegar las velas, porque he recordado... ¡que soy hija de una pirata!
Escrito por Patricia Richmond - Web

Ya me avisaron

Iba por delante, o escondida, o a mi lado y ahora tras de mí, siempre me acompañaba. Vigilándola miro hacia atrás, aunque eso me pueda traer fatales consecuencias, como la que estoy viviendo mientras caigo al abismo de este pozo que no vi.

"No te fíes ni de tu sombra".
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa - Web

Perdidos en el laberinto

Encontré a alguien que también se había perdido en el laberinto. Trabamos conversación. Era ateniense. Por alguna razón, no le dije que era de Creta. Durante días, recorrimos los pasillos, buscando una salida. Fue un buen compañero. Animoso. Lástima que el hambre me obligara a devorarlo. Como a los otros.
Escrito por Plácido Romero - Twitter

Qué siglo aquel...

—Don Gil, ¿adónde va con las calzas verdes abajadas?
—Corro, que ni tiempo tengo siquiera en subírmelas, que persígueme el mozo.
—¿Qué mozo?
—El marido, que dar cabo de mí quiere.
—¡Vale!: "Quien no lleva bragas, las costuras le fazen llagas".
—¡Déjese de dezires, e ascóndame, que allégase el cornudo!
Escrito por Dipandra - Web

¡Al diablo con ellos!

El acusado siguió perorando:

—¡...y es un hecho que muchos poseen una mentalidad tan enrevesada que, aun teniendo todas las oportunidades para portarse civilizadamente, no lo intentan! ¡Lo único que se puede hacer con ellos es mandarlos al diablo, sí!

Hubo unanimidad: un abogado no cambia. Fue condenado al infierno.
Escrito por Ruperto

Acreditando, que es gerundio

Durante un tiempo largo, por culpa de las habladurías de mi vecino, soporté que varias veces cada día me acusasen de ladrón en la calle, en el bar o en el trabajo. Por eso, desesperado con la situación, aguardé su llegada en el portal y, a cara descubierta, le atraqué.
Escrito por Nicolás Jarque Alegre - Web

El regreso

—Mami, mira cómo relucen, a lo lejos, sus vestimentas. ¡Qué rápido avanzan! Parecen ansiosos por llegar. ¿Juan vendrá con ellos, verdad?

"Pero, ¿cómo permiten que regresen vestidos con esos harapos? Cuánta tristeza en sus rostros. Parece que casi no pueden con el alma. ¿Y Juan? ¿Quién nos devolverá su inocencia?".
Escrito por Jesús Garabato Rodríguez

Ejercicio mental

La asfixiante oficina me ahogaba. Tras la ventana, el Ebro fluía rápido. Querría ser parte de sus aguas y llegar a su meta: el mar. Vestí mi mente con zapatillas nuevas y empecé a correr tras las olas que el bravo Cierzo azuzaba. Cada metro, una gota más. Sudor, libertad.
Escrito por Eva Mª Domínguez

El dichoso capricho de enamorarse

—¿Dónde va usted?
—Al corazón de esa señorita.
—¿Me enseña su billete, por favor?
—Verá... no tengo.
—No sea tonto, bájese ahora que aún puede.
—Pero es que... la quiero.
—Pues le tendré que multar por ir sin billete.
—¿Y supone mucho?
—Lo suficiente para que no la pueda olvidar.
Escrito por Juan Aguilera

Al anochecer

Tenía que resolverlo hoy, no podía consentirlo ni un día más. Cogió la pistola y salió a la calle. Estaba anocheciendo cuando, desde el portal donde se escondía, vio que se acercaban los dos con paso decidido. Sin pensarlo más detenidamente, disparó. Ya no volverían a molestarle con sus maullidos.
Escrito por Mª Luisa Pérez Rodríguez

Lorca

"Dale café, mucho café", le dijo el general fascista a uno de sus hombres. A empujones, los bajaron de los vehículos; acompañaban al poeta dos banderilleros y un maestro. Antes de los disparos, a Lorca le vino a la cabeza el cuadro Los fusilamientos del tres de mayo de Goya.
Escrito por Enrique Angulo - Twitter

De repente

De repente abandoné la costumbre de ir al cine, a los bares para ver el fútbol, al dispensario a por recetas, incluso a jugar al chamelo en el hogar del jubilado.

Desde aquel día estoy otra vez con Elvira, mi mujer; nunca sospeché que la muerte nos volvería a reunir.
Escrito por Rafa Sastre - Web

En la tierra de O'G

Papá O’Grady se pasó toda la noche llorando, no le quedan bueyes para alimentar a sus pobres ogritos O’Hansel y O’Gretel. Sabe que al final tendrá que abandonarlos en medio del bosque. Bruixa d’Or tiene allí su casita caramelizada y eso no es bueno para los dientes de sus chiquitines.
Escrito por Pepe Illarguia - Web

Gali y Matías

Incrédula, la puerta cruzó las luces, subió el hombre y encendió los peldaños de la escalera. Dentro de su mujer, la ducha se reía a carcajadas bajo el cuarto de baño. La ventana estaba deshecha, aún tibia. Había camas regadas por el suelo. Las ropas estaban empañadas. Lamentablemente, todo encajaba.
Escrito por Vicente Varas - Twitter

Tengo tiempo

Dos horas. Es lo que viene a durar un partido de fútbol, dice mi marido. Ahora estará en el bar con los amigos viéndolo por la tele. Lo que no sabe es que con dos horas me basta y me sobra para hacer las maletas y reunirme contigo, vida mía.
Escrito por Pepe Sanchis

El reflejo Ag

Con el descaro que otorgan los años me acerco a ti sin premura. Te beso en el cuello y sonríes. Apostando a caballo ganador cierras los ojos. No necesitas mirar. Sabes de sobra que el espejo nos devolverá la imagen de dos viejecitos llenos de canas. De canas de amarse.
Escrito por José Ramón Sánchez Varela

Historia de un relicario victoriano

Hoy, seis de marzo de 1840, viene el tratante a por mi pelo. Con él harán joyas, brazaletes de trenzas y oro para familiares, relicarios de bucles para amantes. El dinero pagará el ataúd de mi hijo. A diferencia de todos ellos, no necesito exhibir que me amaron para siempre.
Escrito por Eva García Fornet - Twitter

A casa

La puerta se abrió de par en par y, tras de sí, otra se cerró de golpe. Podría ser el principio de una frase optimista, pero no era más que el cotilleo del vecindario.

Habían pasado meses desde aquel incidente. Sin embargo, necesitaba volver. Y volver a construir un hogar.
Escrito por Saioa Etxegia Eizagirre

Tiempo de lluvia y espanto

Una sombra azulada avanzó bajo la lluvia y empujó, decidida, la puerta de cristal. Llevaba heridas secretas en el cuerpo y en el alma. Y, en su mano, un cuchillo sangraba en legítima defensa.

—La mujer del comisario —anunció el joven policía. Pero el jefe no estaba en su despacho.
Escrito por María José Escudero

Regreso

El viaje cerrado incluía el regreso a la misma estación de partida. Justo después del mensaje de información que anunciaba la mía como la próxima parada, recibí el whatsapp: me esperaba. Atónito, tomé mi equipaje y descendí absorto y descreído, pero allí estaba: era yo mismo quien acudía a recibirme.
Escrito por Manuel Bocanegra - Web

Realidad inversa

Un excavador de tesoros, famoso por nunca encontrar nada, busca alcanzar su sueño de hallar algo tan valioso que lo haga rico y poderoso. Por eso, intensifica sus esfuerzos y se pone a buscar durante tres días sin comer, tomar agua o dormir. Al anochecer grita: "¡Eureka!", para después despertar.
Escrito por Óliver Quijada Campos - Facebook

Sobre lobos y traumas

Mientras cubre una baja laboral por quemaduras, el lobo de Caperucita derriba las casas de dos cerditos y, anticipándose a estos, devora a su desprevenido hermano mayor. Luego, sin cazadores molestos, se tumba en la cama y espera al resto del festín, versión que ha causado ya innumerables traumas infantiles.
Escrito por Cadillac Solitario

Confusos por doquier

—Mire vuestra merced, que aquellos no son gigantes, sino molinos.

Tras semejantes palabras, Sancho marchóse hacia la fría Dinamarca, anhelando más cuerdo señor.

—Ser o no ser, he ahí la cuestión...

En ver al Príncipe coloquiando así con un cráneo, díjose que más valía loco conocido que Rey por conocer.
Escrito por Carles Quílez - Web
Elegido mejor relato de mayo de 2016

Cosas que se dicen

La ruptura fue dolorosa. Juré no volver a emparejarme. Anímicamente inestable, acudí a una charla sobre autoayuda.

—Vive con calma —dijo el orador—. La compañera de asiento cortó mis ronquidos con golpecitos. Le propuse tomar algo.

Mientras salía con ella escuché: "No tropieces con la misma piedra". Hice oídos sordos.
Escrito por Ángel Saiz Mora

Ausencia

Felicitas corrió a mirar el muro de las fotos familiares, estuvo largo tiempo buscándose pero no se encontró en ninguna. Frustrada, se sentó en el alféizar de la ventana del que había caído una semana atrás. No sabía que sus padres para poder soportar su pérdida habían guardado sus fotos.
Escrito por Renate Mörder - Web

Abrazo

¿Oyes ese leve zumbido? Es una cortina que le tejiera la abuela: los nudos del crochet se reproducen como la enamorada del muro. Su objetivo es crecer, cubrir la pared y crecer, resguardar la puerta y crecer, sujetar sus piernas y crecer, arropar su cuerpo y abrazarla amorosamente.
Escrito por Ada Inés Lerner - Web

Incendio

La oficina estaba ardiendo. Tratando de salvarme de las llamas, salté por una ventana. Cuando llegué al suelo, me desperté sobresaltado.

—¿Qué te pasa? —me preguntó mi mujer.
—Nada.

Cerré los ojos, pero no intenté dormirme. ¿Para qué? Aunque quisiera, no podría haber salvado a los que se estaban quemando.
Escrito por Juan Pedro Ortega Sánchez - Web

De repente, el último verano

¡Se habían amado tanto! Debía recuperar la entrega de los primeros años. El verano podía ser crucial.

Esa calurosa tarde ella volvía a casa con dos billetes para un destino exótico. Entró silenciosa para darle la sorpresa. Bajo las sábanas, cuatro pies, dos de ellos con su esmalte de uñas.
Escrito por Carmen Cano - Twitter

Mar gruesa

La pescadilla, harta de morderse la cola, mordió el anzuelo, tiró con violencia del sedal y arrastró al pescador, provocando su hundimiento. El pez grande y el pez chico cruzaron sus miradas en la lucha final. Al día siguiente bajaron los índices bursátiles, pero aumentó la amplitud de las sonrisas.
Escrito por Javier Igarreta Egúzquiza - Web

El ramo

Había sobrevivido a la operación. Todos los médicos salieron. La enfermera miró hacia la ventana, bajó la persiana tres dedos y salió. Junto a su cama había un jarrón con rosas. Por la tarde llegaron muchos más ramos de flores. Esa noche certificaron su muerte. Era alérgico a las plantas.
Escrito por Salvador Pérez Salas - Twitter

Adaptación al medio

No recuerdo cuánto tiempo soporté sumergida en las profundidades, sólo sé que tras salir a flote fui arrastrada hasta la orilla. Allí intentaron inútilmente insuflar en mis pulmones el aire que el mar me robó.

Ahora sólo pretendo perfeccionar mi delicado canto y acostumbrarme a esta inmensa cola de pez.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez

Caperucita Duarte

Temprano en la mañana Caperucita Duarte salió de casa con su cesta llena de frutas, y se encontró al Lobo Perón, que le dijo:

—¡Hola, Caperucita!
—¡Dime, Eva! —contestó la chica.
—¿Adónde vas tan deprisa? —preguntó Lobo, y ella contestó:
—A La Plaza de Mayo, a visitar a mi abuelita...
Escrito por José Luis Troconis Barazarte - Web

Reconocimiento

Celebro tu suerte. Me encanta que se haya, por fin, reconocido tu talento. Es una magnífica noticia para todos los que creemos que merece la pena pelear por tus objetivos.

Qué pena que no puedas disfrutarlo, pero es que no deberías haber pasado por encima; nunca me gustaron los trepas.
Escrito por Argonauta

No te engañes

El reloj, puntual cada mañana. La misma música a la misma hora.

Costaba salir de la cama, lo peor era la bronca diaria. Nadie, además, comprendía el porqué de esos gritos y esa mala cara con la que salía del baño. Sólo el espejo sabía de su enfado y engaño.
Escrito por Leire Frex

Destino escrito

Sus dueños los han abandonado en ese inhóspito lugar, oscuro, frío en invierno, caluroso en verano. En ocasiones se abre una puerta, entra un poco de luz, llega otro compañero más.

Están amontonados, en silencio, las palabras las guardan en su interior. Llevan su destino escrito desde que llegaron allí.
Escrito por Javier Puchades - Twitter

Global language

Hoy, 25 de febrero de 2036, celebramos un nuevo aniversario de la unificación de los idiomas de la Tierra: el inglés. Ya sé que está prohibido comunicarse por internet en cualquier otra lengua, especialmente en estas fechas tan señaladas, pero siempre me ha seducido el poder subversivo de las palabras.
Escrito por Antonio Presencia - LinkedIn
Parte I | Parte II | Parte III

Ella

Guardó el lápiz labial en su cartera. Mordió sus labios, salió de su casa y caminó por la acera. Llovía y no le importaba. Hacía frío y, aun así, solamente llevaba aquel único vestido que su madre le había heredado.

Era una mujer, decían. Él no lo podía creer todavía.
Escrito por Diani

Pequeños dioses

Recuerdos de infancia, de sueños de arena y mar. Castillos bajo el sol, rodeados de agua y amigos, con brillos de sal.

Veranos inolvidables de playa, de jugar a crear un mundo fantástico a nuestros pies.

Al atardecer, poder sentir placer al verlo devorado por la marea.

Éramos pequeños dioses.
Escrito por Pilar Alejos Martínez - Twitter

Tic tac

Tic tac, miraba su silenciso reloj digital. Tic tac, los latidos de su corazón se acompasaron con el temblor de su pierna derecha. Tic tac, escuchó por fin su inconfundible taconeo. Tic tac, dos castos besos fueron su único saludo tras doce años sin hablarse.

Tic.

—Hijo mío.

Tac.

—Mamá.
Escrito por Arimike - Twitter

Herencia familiar

Después de limpiar los tres dedos de polvo que cubrían el salón y darle una mano de pintura, coloqué el sillón de orejas de mi abuelo, la suave alfombra de pelo de mi madre y la lámpara de pie de mi hermano.

La policía aún busca sus cadáveres sin resultado.
Escrito por Margarita del Brezo - Twitter

A su salud

El hijo del Rey aguarda en la mesa. Los asistentes empuñan los cuchillos en espera del género fresco. La carne es cortada. El meollo, probado y aceptado por el príncipe. Se brinda a su salud.

Lejos, por unos cuantos favores, profesionales sin alma alimentan el horno con infantes sin corazón.
Escrito por María Jesús Briones Arreba

Un apodo preciso

Unos días antes me advirtieron sobre el defensa rival cuyo alias es Golpe Secreto. Le resté importancia, mencioné varias veces que ya estaba acostumbrado. Ahora es que comprendo el porqué del sobrenombre: el golpe fue para tarjeta roja, el árbitro ni siquiera decretó falta, y me están sacando en camilla.
Escrito por Óscar Quijada Reyes - Web

Fallida

Ese día sintió que la gargantilla apretaba demasiado, sería la bufanda que estrujaba su cuello o el recuerdo de las manos del que otrora fuese su amante. El que provocó que perdiese a su hijo, quien causó este sentimiento de culpa que la llevó a convertirse en una suicida fallida.
Escrito por Cristopher Josué Escamilla Arrieta - Twitter

Gracias por todo

Mi amigo, más que un hermano. Sufrió un grave accidente. Solo le quedó movilidad en los dedos pulgar e índice de su mano izquierda, y también el parpadeo de sus ojos.

La vida había terminado para él. Hoy leo, desde la mesa de mi celda, su agradecida carta de despedida.
Escrito por Miguel Ángel Alemán

Sofía

Aquella mañana, ella me confesó que saber casi siempre significa miedo, tristeza o decepción. Al mirarla a los ojos descubrí, enredada entre sus lágrimas, toda la sabiduría del Universo. En aquel momento supe cuál era el verdadero y único sentido de mi vida: hacer que Sofía olvidara todo cuanto sabía.
Escrito por Lavanda

El repiqueteo

Escuchó el silbido, pero se negó a obedecer. Por primera y última vez, se atrevió a desarmar el desfile improvisando un paso de su propia cosecha. Enseguida cayó desplomado, pero antes de cerrar los ojos pudo apreciar el repiqueteo de unos cuantos zapatos que, osados, comenzaban a disolver más filas.
Escrito por Tati Jurado - Twitter

Por ti por última vez

"Olvídalo" escribí en servilleta, "no" dice mi mente y mi hermanita canta "Let it go". En fin, estaba a punto de salir a escena con un nudo en la garganta cuando mi violín me estalló: yo soy tu amor eterno, y Wagner nos espera frente a tu "no tengo nada".
Escrito por Geyna López - Twitter

Éxtasis de libertad

Siempre soñaba con poder ser libre y saborear el dulce aroma de la brisa del mar. El mismo día que salió a ver el mundo, el mundo le dio una lección y le volvió a encerrar, pero esta vez en una zanja de la que ya nunca más pudo escapar.
Escrito por Kuentos Kortos - Web

Opulencia distraída

Una tumba vacía. Un cadáver ausente. La familia no escatimó en gastos: la lápida brillaba con los grabados de oro, el excelente bufet, la orquesta contratada desde Viena y la lectura del epitafio a cargo del mismísimo presidente. Mientras, el difunto olvidado tomaba el sol en su piso de Vallecas.
Escrito por Esther Moreno Morillas - Web

Amargas naranjas naranjas

Robábamos naranjas verdes, pensando que si las dejábamos madurar nos durarían y nos recordaríamos más. La vida me ha demostrado las bondades de tomar fruta madurada, pero aún me sorprendo cuando te busco en el mercado y te encuentro comprando verdes naranjas del brazo de quien te dobla la edad.
Escrito por Malu

Adiós, mundo cruel (o la importancia de saber barrer)

El robot Roomba-620 había revolucionado el mundo de la limpieza doméstica. Por ese motivo, los Pómez no tardaron en adquirir uno. Esa familia no pensó en el efecto que causa en las máquinas una jornada laboral de veintitrés horas. Tampoco sopesaron la posibilidad de que un robot llegase a suicidarse.
Escrito por Iago Jacomet

Sin título

Todavía no sabía si era asesino o superhéroe, si se enamoraría de una princesa o recorrería los mares en un barco pirata. Sentado, esperando, sin nombre, se esbozaba unas veces y otras se perdía, durante meses, en la bruma de una historia incipiente; en la mente de algún torpe autor.
Escrito por Miguel Ibáñez

Final abierto (Amantes: epílogo)

—Tú ponle puntos suspensivos y deja que, una vez, sea ella quien elija...

Obediente, oprimió tres veces la tecla. Sintió el frío de la navaja sobre su cuello y comprendió que jamás debía haberle negado el amor durante ocho entregas de la saga a un personaje con semejante carnadura humana.
Escrito por Silvina Palmiero - Twitter
Parte I | Parte II | Parte III | Epílogo

En abril, palabras mil

Durante aquellos días primaverales diluvió torrencialmente, hasta el punto de que el pueblo se anegó. Entre los edificios afectados, la biblioteca.

Cuando se retiraron las aguas, por calles y plazas, aparecieron esparcidas, en caótica distribución, millares de palabras que pendían ahora, como hojas verdes, de las ramas de los árboles.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

Ignorancia

El niño no entendía por qué su madre le daba últimamente casquería para cenar.

—Lo hago por las malas notas que sacas en la escuela... ¡Siempre he oído que de lo que se come, se cría!

En el barrio cundía la alarma: estaban desapareciendo los más listos de la clase.
Escrito por M. Carme Marí - Web

Tal astilla

Caía la tarde en Palma. Una madre vigilaba mientras él jugaba. Un gladiador disfrazado le prestaba su preciosa espada y casco al niño a cambio de algún euro para la foto. Vivía de eso.

—¡Mamá! ¡Mamá! ¡Esa es mi madre!

La madre negó conocerlo. El pobre chiquillo no perdonó nunca.
Escrito por CarMeLa  - Twitter

Sueños perdidos o sueños robados

Desperté de un mal sueño que no tuve y ni siquiera pude reconocerme cuando de nuevo me crucé con mi reflejo. Escapé como pude del lado oscuro pero topé con el peor abismo. Sigo buscando algún rayo de luz que me devuelva los sueños que debí perder en algún cielo.
Escrito por Alicia - Web

Hipertrofia de la razón

Si las patas de gallo aparecían en sus ojos cuando sonreía, y los ojos de gallo lo hacían en sus pies cuando le apretaban los zapatos, no le extrañaba que su madre le dijera que tenía pájaros en la cabeza cuando, a menudo, se quedaba en silencio, abstraída, soñando despierta.
Escrito por Flor Belmonte

Esperanzas

Nunca más, repetíamos todos sin cesar con la intención de defender la verdad. El gobierno la negaba y nos castigaba además con la indiferencia; hasta hoy, cuando empleando la fuerza la esperanza casi desvanece. Pero a partir de hoy, también, nuestras hijas llevarán ese nombre para que eso nunca suceda.
Escrito por Antonio Ortuño Casas

Hanashobu bajo la lluvia

Ella tropezó; mis yakisoba acabaron desparramados por el suelo. El dueño del restaurante salió vociferando que estaba despedida, así que la agarré por la muñeca y salimos corriendo Rambla arriba. Yo entonces aún no hablaba japonés, pero aquella risa suya fue el amanecer en la larga noche de mi vida.
Escrito por Aurora Baeza

A tomar viento

Conducía cuando un HASTA se incrustó en el parabrisas. Más adelante vio un QUE y un LA atrapados en un árbol. Y una MUERTE, un NOS y un SEPARE revoloteaban como hojas. Al llegar a casa ella se había ido. Comprobó entonces que las palabras se las lleva el viento.
Escrito por Stbn

Desaparecidos

Desde las profundidades del mar emergen los desaparecidos. Arrastran las cuerdas que les amarraron y las mordazas que les impidieron gritar. Vienen vestidos con harapos de algas, acompañados por el terrible canto de las sirenas.

Se acercan a las costas. Bajo la tierra, los muertos clandestinos han comenzado a agitarse.
Escrito por Paloma Casado Marco

Mi caja

Los reconozco. La voz de Christa Ludwig, Schubert. Mi caja de nogal, cargada de años luz. El reloj del abuelo de mi padre. Todo me resulta conocido y dramático.

No sé lo que vendrá. No recuerdo lo que acaba de ocurrir. Es el túnel, pero aún no veo la luz.
Escrito por Gil Hernando de Santiago

Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad

Pasa el día salvando vidas; evitando accidentes en las autopistas, recogiendo suicidas que se lanzan desde lo alto, impidiendo atracos a indefensas ancianas, rescatando gatitos subidos a los árboles... Pero al llegar la noche, se quita el traje y acude junto a la cama de su madre, enferma sin cura.
Escrito por La Marca Amarilla

La soga

Félix evitó mi suicidio, sujetándome y quitando la soga que rodeaba mi cuello. Gracias a él, comprendí las leyes de la necesidad de la vida, la inevitable fatalidad de la muerte. Aunque hoy estoy en su funeral, siento aún esa angustia de tener la soga al cuello. ¿Será la corbata?
Escrito por Olga Noya

¿Encerrado?

Una desquiciada risa al otro lado del negro muro quebró el equilibrio de mis delicados nervios. Miré por la cerradura de la puerta trazada con tiza; ahí estaba Patricia Richmond. Empujé y nada; había cerrado por dentro. He dibujado miles de llaves, pero ninguna acomoda. Sólo me pregunto cuándo despertaré.
Escrito por Andrés Galindo - Twitter

Pornoadicto

Navegaba por la red mientras sus alumnos hacían el examen. Sumergido en una de las miles de páginas porno que inundan el ciberespacio no reparó en los veinte pares de ojos que le miraban atónitos. Tener conectado el ordenador al proyector de la clase fue el final de su carrera.
Escrito por Encarna Cuesta García

El medallón

Natalia encontró un medallón que tenía esta inscripción: Encontraste este trozo de metal por una razón, sólo debes llamar. Ella hizo caso omiso.

Al día siguiente en el noticiero observó: "Falleció poeta que perdió medallón. La clave para su tesoro está en Junta, Amor, Real, Gentil".

¿Cuál es la clave?
Escrito por Jorge Ruiz - Twitter

Políticamente incorrecto

—Y esto servirá como precedente contra la discriminación —remató el abogado demandante, feliz de terminar la relación con sus clientes sudacas.

El xenófobo presidente del jurado entregó al juez, quien abofeteaba frecuentemente a su niñera de color, el veredicto, sentenciando al humorista que trataba a todos los hombres por igual.
Escrito por Jean Durand - Web

Una huella

El otoño me sorprendió. Me ha vencido. Ya solamente soy una huella del camino y una sufrida nota musical. Una ráfaga de aire me mostró que en un segundo puedo llegar al pasado.

He recordado mi cuerpo pintado de un bruñido dorado. El mismo que ahora es rojizo y tornasolado.
Escrito por Maite Moreno

El vuelo

Fue al aeropuerto con Nostalgia sentada a su lado, detrás Vacaciones y Descanso, protagonistas de un corrillo.

Facturó a Nuevos Proyectos. Pasado control de Rutina, esperó a que el Deber fuera llamado a embarcar.

Allí estaba. Con Motivación en algún rincón. Ella, pasional como traicionera. Sólo así conocería a Éxito.
Escrito por Garcalo - Twitter

Tom y Jerry

"Abrázame, Nino, que no puede tardar". "Si estuviera aquí mamá...". "Sería peor, ya lo sabes". "Psssch, ¡calla!".

Una llave buscó la cerradura con torpeza, abrió la puerta y el olor a taberna penetró en la estancia. Mientras, indiferente, la televisión siguió con sus dibujos animados y su particular violencia edulcorada.
Escrito por Luis San José - Web

Ambigüedad

Fui a cerrar el grifo, cuando una hilera de gotas rebotadas comenzó a salpicar mi blusa. Apreté la manivela, forcé la goma, aplaqué tal impulso con mis manos y traté de frenar la explosión que se desbordaba. Luego, prendí un cigarrillo y me acosté sobre la colcha aún húmeda... acalorada.
Escrito por Mª Belén Mateos Galán

La revancha de Goliat (Infancias de guerra: Oriente)

—Piedra, papel o tijera —retó con sus manitas polvorientas ocultas tras la espalda.
—Tijera.
—¡Ja! Piedra.
—¡Bah! Qué suerte tien...

Cayó silbando otro tomahawk, justo sobre los mismos escombros de adobe donde mamá llevaba rato jugando al escondite. Gana la banca. ¡No va más!; el fuego vence a la piedra.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter
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Celestina, funcionaria de Correos

Aunque acabó Sicología, aprobó oposiciones en Correos y reparte la correspondencia en mi zona. Ayer Marcelo, mi vecino del quinto, un apuesto soltero para más señas, y Marina, una viuda solitaria que vive en el siguiente portal, expresaban su desconcierto al recibir, cada vez más a menudo, sus correos cruzados.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web