Cenicienta
Al dar las doce, Cenicienta huyó del salón.
La carroza no la esperaba. Corrió saltando de gozo con la certeza de que el príncipe la encontraría.
No se dio cuenta cuando perdió la zapatilla de cristal, ni de que lo hizo junto al contenedor desbordante, rodeado de vidrio para reciclar.
La carroza no la esperaba. Corrió saltando de gozo con la certeza de que el príncipe la encontraría.
No se dio cuenta cuando perdió la zapatilla de cristal, ni de que lo hizo junto al contenedor desbordante, rodeado de vidrio para reciclar.
Georges me gusta esta nueva versión del cuento de Cenicienta, aunque por desgracia esta Cenicienta tuvo la mala suerte de perder el zapato en el lugar equivocado.
ResponderEliminarBuen relato Georges.
Un abrazo
Me gusta, de vez en cuando, tomar un clásico y vapulearlo un poco. El resultado puede que no sea gran cosa, pero el hacerlo es muy divertido, lo que no es despreciable. Si además logro que a alguien como tú le guste, me siento realizado.
EliminarUn abrazo, Javier.
Seguro que al final el príncipe resuelve el problema.
ResponderEliminarBuen relato. Los cuentos siempre acaban bien.
Saludos.
Veo que eres un optimista, José Juan, por lo que, para ti, los cuentos siempre acabarán bien.
EliminarMe alegro que te gustara el relato.
Cordiales saludos.
Si de reciclaje hablamos, este relato ha tomado los restos de un cuento algo sobado y les ha dado otro uso más fresco.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Georges.
Me alegro que te gustara, Vicente. El reciclaje, además de ecológico puede llegar a ser divertido para quien lo hace.
EliminarUn abrazo.
Me ha gustado tu versión del cuento de Cenicienta.
ResponderEliminarOpino que el zapato de cristal está mejor en el contenedor de vidrio, porque desde que era pequeña me he preguntado como se puede caminar con un zapato de ese material...jajaja. ¡¡Fíjate!! Es lo único que se me quedó del cuento, la molestia en mi propio pié.
Aunque bien mirado, te daré el final: Para tomar champagne, es mucho mejor un zapato de crista que uno convencional... Y comieron perdices (pobrecitas, que mal paradas salen en los cuentos)
Me ha gustado mucho George. Besos
Sabes, Olga, yo de niño era muy lógico y pensaba lo mismo que tú: “Pobre niña ¡Qué incómodo debe ser un zapato de cristal!”
EliminarMe encanta tu idea para el champagne, porque la verdad es que siempre me dio un poco de repelús la idea de beber de un recipiente de piel sobada.
Y en cuanto a las perdices, puede que estén de más en los cuentos pero siempre serán muy apreciadas en el plato que tienes frente a ti.
Me alegra que el micro te gustara, Olga.
Besos
Me parece que en este cuento tu Cenicienta sigue teniendo demasiada fe en un príncipe que ha perdido todo interés por ella. Lo mejor que le podía pasar es romper y perder ese zapato entre tanto residuo para poder reciclarse y convertirse en una nueva Cenicienta rompedora. Felicidades, Georges, me gusta mucho más esta versión tuya del cuento. Muchos besos.
ResponderEliminarMe alegra que te guste esta versión del cuento, Matrioska, y estoy de acuerdo contigo, prefiero a una Cenicienta rompedora, que triunfe por sus propios medios y no por acercarse a alguien con poder.
EliminarY se puede llegar a la misma conclusión partiendo de puntos de vista muy distintos. Un amigo, muy clasista él, me dijo. “Bien, Georges, por pincharle el globo a la trepa”
Besos
Cuando aplicamos a los cuentos clásicos detalles de nuestra vida cotidiana y urbana se producen efectos sorprendentes como el que planteas. No todo puede ser tan bucólico. Está bien que las historias se actualicen, con el campo de posibilidades que se abre.
ResponderEliminarUn saludo
Lo de que las historias se actualicen es un tema bastante discutible. En un pequeño micro, el hacerlo puede chocar, pero no mucho. Cuando este recurso se utiliza en obras de teatro, los resultados pueden variar mucho. Se puede obtener desde una genialidad a un espanto.
EliminarCordiales saludos, Ángel.
La versión Disney idealiza demasiado, me gusta más esta versión tuya, dónde los zapatos reciclados se convierten en cristales/sueños rotos.
ResponderEliminarUn saludo
Es bueno, de vez en cuando, tomar a las fantasías y darles un chapuzón en la realidad. Me alegra que te guste esta versión menos acaramelada.
EliminarCordiales saludos, Raquel.
Georges, que gran vuelta de tuerca has dado al cuento en este mundo tan actual donde los contenedores de diferentes colores nos advierten de lo importante que es para nosotros cuidar del medio ambiental.
ResponderEliminarMuy bueno.
Pablo.
Sí, Pablo, es fundamental cuidar el medio ambiente y para ello hay que reciclar todo, y cuando te acostumbras a hacerlo, no se salvan del reciclaje ni los cuentos clásicos.
EliminarUn abrazo
Georges, tu actualización del cuento de Cenicienta de ha dado un aire moderno. Tal vez sea una suerte que existan las redes sociales y el principe la encuentre en ellas, ya que el zapato no le va a ser de gran ayuda.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Besos
Te confieso que en este micro me ensañé con Cenicienta. Pensé que le había cerrado todas las puertas, pero tú y tu optimismo le devuelven la esperanza. Bravo por ti. El optimismo siempre vence.
EliminarGracias, Pilar.
Besos
Tu micro, Georges, sería un magnífico ejemplo de cuento reciclado.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Gracias, Carles.
EliminarEs muy divertido reciclar los cuetos clásicos, aunque me resulta muy difícil hacerlo en este formato de 50 palabras.
Cordiales saludos.
Estupenda versión del cuento. Vaya castigo para Cenicienta, con el pie ensangrentado. ¿Qué castigo reservar a la madrastra y a las hermanas? Y el príncipe azul no se entera de nada. Como siempre. Me ha divertido tu micro, Georges.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra que disfrutaras del micro. Cada lector aporta algo a la historia, tú el detalle de los pies ensangrentados. Se ve que te gustan las películas con mucha hemoglobina. Jaja
EliminarEn cuanto a la madrastra y compañía: Las pobres tienen tan mal marketing que de vez en cuando se merecen una compensación. En este caso, que no se les escape la Ceni.
Y en cuanto al que no se entera de nada, ese se merece un relato para él solo, pero me temo que 50 palabras van a resultar escasas.
Un abrazo para ti, Carmen.
Nunca se sabe, quizás el haber perdido el zapato ente el cristal sea lo mejor para ella. Los príncipes azules...ummmm, siempre andan un poco perdidos. Me gusta este cambio que le has dado al cuento.
ResponderEliminarPues eso pierde el zapato, se cansa de esperar y la cenicienta se haece independiente montando un negocio, y se hace rica, y encuentra el amor de su vida un día que se le avería el coche.
Besos, Georges.
Seguramente, el haber perdido el zapato es lo mejor para ella. No se puede contar con los príncipes, azules y de algún otro color.
EliminarMe encanta que hayas encontrado un buen final para la historia, porque tampoco quería ensañarme con la pobre Ceni.
Gracias. Y un gran beso, Maite.
Muy ingenioso y divertido este remake, Georges. Yo aún veo un rayo de esperanza para la pobre cenicienta: el cristal no se puede reciclar, al menos no se puede echar junto con el vidrio, y los trabajadores de la limpieza quizá lo dejen donde estaba.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
Veo que eres un optimista que quiere un final feliz. No hay problema, el micro tiene final abierto y cada lector puede acomodarlo a su gusto.
EliminarGracias y un cordial saludo, Enrique.
Seguramente, el haber perdido el zapato es lo mejor para ella. No se puede contar con los príncipes, azules y de algún otro color.
ResponderEliminarMe encanta que hayas encontrado un buen final para la historia, porque tampoco quería ensañarme con la pobre Ceni.
Gracias. Y un gran beso, Maite.
A mí me gusta mucho más tu versión. Sinceramente, nos engañaron de pequeños con las historias de los príncipes azules, de los finales felices, las princesas ideales, etc...
ResponderEliminarEstá bien que se reciclen los antiguos ideales.
Bien contado. Un beso Georges.
Malu.
Es tal cual lo dices, Malu, de niños nos engañaron con los príncipes azules y con otras cosas mucho más importantes.
EliminarHoy algunos relatos se han vuelto obsoletos y es posible reciclarlos, pero otros “cuentos” siguen tan campantes, mucha gente sigue creyendo en ellos, y son muy resistentes al reciclado.
Me alegra que te gustara.
Un beso
Buen micro, Georges. Me has hecho recordar aquel otro mío de "el Globo". Suerte.
ResponderEliminarGracias, Luis. Si puedes, dime cuando fue publicado "el Globo" para leerlo.
EliminarUn cordial saludo
Cuando el reloj de cuco anuncie la media noche y pierdas tus zapatos de cristal junto a un recipiente repleto de botellas, acariciarás llorando mi piel de látex y mi cuerpo flácido. Entonces, entre campanadas y suspiros, recordarás que hubo un día que retuve tu aliento y alimenté tus fantasías.
EliminarHe ubicado tu relato. Si bien ambos coincidimos en las zapatillas de cristal junto a las botellas, tu micro tiene una riqueza y profundidad de la que el mío carece
ResponderEliminarBuen remake modernizado del cuento, aunque no creo que Cenicienta vaya a sufrir mucho, pues si hay contenedores de reciclaje, seguro que el príncipe ya la tiene en sus contactos del WhatsApp ;-)
ResponderEliminarUn abrazo.
Tienes razón, M. Carme. Traté de sabotear a la Ceni, pero no tuve en cuenta al WhatsApp. Es que el crimen perfecto no es fácil ni está al alcance de todos.
EliminarUn abrazo para ti.
Original, fresco y simpático. ¡Y sin ratones! ;)
ResponderEliminarSaludos, Georges
Gracias, Margarita. Me alegro que disfrutaras el micro.
EliminarMe hubiese gustado ponerlos, pero en cincuenta palabras, los ratones habrían quedado muy apretujados, los pobres.
Cordiales saludos