Esto no es un país, es un rebaño
—Siento indiferencia —dijo clavando la vista en la hierba.
—¿Indiferencia? Yo creo que es más complejo borreguil. Comportarse como miembro de un manso y servil rebaño tiene consecuencias: que te traten como a una oveja —dije rascándome la oreja.
—Es que soy una oveja.
—Y yo, un perro, ¿y qué...?
—¿Indiferencia? Yo creo que es más complejo borreguil. Comportarse como miembro de un manso y servil rebaño tiene consecuencias: que te traten como a una oveja —dije rascándome la oreja.
—Es que soy una oveja.
—Y yo, un perro, ¿y qué...?
Qué lindo tu relato Olga! qué inesperado que el diálogo sea ente animales, y entre una oveja y un perro precisamente. Me ha encantado, de verdad. Besos.
ResponderEliminarHola, Olga.
ResponderEliminarMuy buen relato. Me ha resultado completamente inesperado el final del mismo. Podría considerarse una fábula con aires pesimistas debido a la frustración y la apatía de la "oveja" (que para mí es una persona que, triste, se desahoga con su perro por la sociedad en la que vive).
Enhorabuena por su magnífica composición.
Un beso. F. Javier.
Olga original relato que como han comentado antes parece una fabula sobre la forma de comportarse algunos dejándose llevar por el rebaño.
ResponderEliminarBuen relato Olga.
Besos.
La sociedad es una fábrica de clones donde no es fácil nadar contracorriente, destacar del resto, oponerse cuando procede al camino sin desvíos que alguien marca. Siempre es más cómodo dejarse llevar que correr el riesgo de convertirse en una oveja negra. Cada individuo es algo más que un punto en una masa, como se trasluce de la última frase del perro en este relato que se podría clasificar de fábula sobre la individualidad.
ResponderEliminarUn saludo, Olga
Muy bueno, Olga. El componente principal del «comportamiento borreguil», como tú lo llamas, es el sacrificio del pensamiento individual en aras del bien colectivo. El problema reside cuando este bien colectivo se confunde con los intereses de unos pocos privilegiados.
ResponderEliminarPara reflexionar.
Saludos.
Buena metáfora de la sociedad. Todavía flipo.
ResponderEliminarBuena suerte y un besito virtual.
Olga, tu relato nos recuerda que no hay que dejarse guiar por lo que hagan los demás, hay que tener un criterio y actuar en consecuencia.
ResponderEliminarBuena manera de contarlo.
Besos
Me encantó tu relato, Olga, y no sólo por el contenido sino por la forma. Está impecablemente escrito. El título, Genial. Para evitar confusiones. O no.
ResponderEliminarEnhorabuena y un beso.
Y por una casualidad, el perro no será verde, ¿no? Ja, ja, ja... (Me río por no llorar). Muy bueno Olga, original y actual este diálogo en un país de rebaños varios.
ResponderEliminarUn beso.
Malu.
Muy buen relato Olga. Ojalá perros y ovejas nos unieramos más a menudo... Pero un rebaño es un rebaño, y hay dinámicas de las que cuesta salir.
ResponderEliminarUn saludo
Es un estilo que me encanta. Sarcasmo y humor. Fenomenal. Suerte, Olga.
ResponderEliminarAsumir la comodidad de dejarnos llevar o elegir la guerrera actitud de ser libre, esa es la cuestión. El problema es que para ser oveja negra, uno tiene que replantearse salir de una zona de confort tan poderosa que ríete tú de las sirenas de Ulisses.
ResponderEliminarBuen relato, Olga. Enhorabuena.
Un abrazo.
Original e irónico relato sobre la individualidad y el poder del libre albedrío. Muy bueno, Olga. Un abrazo.
ResponderEliminarLo verdaderamente importante es que cada uno pueda ser libre para escoger la actitud que prefiera en la vida. Me encanta ese toque tan mordaz que le has dado a tu micro-fábula. Felicidades, Olga. Un beso grande.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos y todas por vuestros comentarios.
ResponderEliminarPor falta de tiempo no puedo hacerlo individualmente. Tampoco sé si podré entrar a leer vuestros relatos. Espero que me perdonéis por estos días de agobio.
Prometo al mes que viene poder entrar más y sobre todo, dado que se acercan las fechas de las elecciones, poder asistir en directo a la definición de los rebaños a los cuales hago referencia.
Besos a todos.
Un día después, ratifico el título de mi relato. ESTO ES UN PAÍS, ES UN REBAÑO.
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