Perspicacia
El actor guapo dice:
—Es hora de sacar al perro, Samy —enseñando, al coprotagonista amigo, un micrófono oculto en el teléfono.
El hombre, que ve la película en la televisión, raudo marca un número de teléfono.
—Avisa a Carlos, tenemos que volver a la casa. Nos hemos olvidado del perro.
—Es hora de sacar al perro, Samy —enseñando, al coprotagonista amigo, un micrófono oculto en el teléfono.
El hombre, que ve la película en la televisión, raudo marca un número de teléfono.
—Avisa a Carlos, tenemos que volver a la casa. Nos hemos olvidado del perro.
Interesante relato Maite, en el que mezclas realidad y ficción, todo rodeado de un misterio que a mí me hace pensar en un asesinato o un robo.
ResponderEliminarBuen relato Maite.
Besos.
Gracias, Javier, ya que dices que, sí, es un misterio, dejaré todo a vuestra imaginación.
Eliminar¡Oh, este hubiera sido un fantástico relato de género de espías o cine negro! ¡Maldiciooon!! Jajaja XD
ResponderEliminarAhora en serio, me ha encantado.
Un s#alu*d%+o cifrado
Seguramente, puede ser el comienzo de una buena novela...ja,ja,ja, sería mucho para mí.
EliminarSaludos, Raquel, ++++B...s.
Realidad y ficción unidos en una interacción, con mensajes cruzados entre personas y espectador, en la que el televidente se convierte en parte de la película. Un relato muy agudo perspicaz.
ResponderEliminarUn saludo, Maite
Maite, con tu relato nos has dejado la duda de si es ficción o realidad.
ResponderEliminarLo que parece es que alguien ha tenido un error al ejecutar un trabajillo...
Besos
Bueno, Pilar, ya sebes eso que se dice "la realidad supera la ficción", pero esto es ficción con un buen ¿error, olvido?
EliminarGran relato en que nos haces transitar de la película al espectador y luego nos encaminas para que hagamos nuestra propia película.
ResponderEliminarMuy bueno, Maite.
Besos
Gracias, Georges, lo que comentas es lo que quería transmitir, que cada uno jugase a imaginar. Un bico.
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ResponderEliminarFicción y realidad entrecruzan sus caminos ante los ojos del lector distorsionando los contenidos límites del relato. Muy interesante tu propuesta. Saludos.
Gracias, Bocanegra, un beso.
ResponderEliminarMuy bueno, Maite, un micro cargado de originalidad. Me ha encantado. Un beso grande.
ResponderEliminarGracias por comentar, Matrioska. Besos a esgalla.
ResponderEliminarPobre perro, Maite. Me lo imagino sentado en una esquina tristísimo, sabiendo que se han olvidado de él. Menos mal que al final se acordaron... qué rabia me da entender siempre las cosas al pie de la letra. Seguro que hay gato encerrado, o perro, o... bueno, lo que sea. Un beso, preciosa!
ResponderEliminarTraspasas los límites de la pantalla y consigues que no se sepa quién es quién. Buen trabajo, Maite.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Margarita, a veces jugar un poco es agradable. Un beso
EliminarHola Maite, me recuerda un cuento de F. Brown, y mas cercana una de las pocas buenas películas -a mi criterio- de Woddy Allen, pero sazonado con un toque de relato policial... Bueno es como me lo imagino.
ResponderEliminarSaludos.
Has imaginado bien, además me has dejado contenta con el comentario. Un beso.
ResponderEliminarTodo un puzzle entre realidad, ficción e imaginación. Un cóctel bien agitado y servido, listo para degustar.
ResponderEliminarInteresante relato, Maite.
Un abrazo.
Un brindis, por ti. Gracias, Antonio. Un beso.
ResponderEliminarSe ha acordado el pobre perro por la película. ¡¡Menos mal!!Pobre perro.
ResponderEliminarMe gusta como has mezclado realidad y ficción. Besitos
Gracias, preciosa. Un beso.
ResponderEliminarPerdona Maite, se me pasó tu micro...
ResponderEliminarPobre perro... lanzo una pregunta, ¿por qué hay personas que tienen animales y luego no se ocupan de ellos?
Un beso.
Malu.