La guardavía

Para Amalia el cine era su vida y ahora, divorciada, se evadía casi a diario apostada como un erizo ante los títulos de crédito. Una velada le asaltó un galán que obtuvo como trofeo su red social. Pronto apareció Cuenca en el horizonte... Se citaron, pero "Romeo" fue puro plasma.
Escrito por Plinio el Bizco - Twitter

14 comentarios :

  1. Plinio bienvenido a 50palabras.
    El cine, o mejor dicho el plasma de las pantallas desvirtúa la realidad, y el galán no lo era tanto.
    Buen relato Plinio.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Veterano de otras latitudes electrónicas, tu debut en este sitio no podía ser mejor, Plinio.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. El cine puede parecer muy real, de ahí que se hable y con razón de la magia inherente al Séptimo Arte, que siempre es un buen refugio. En contraste, lo tangible y la materialización práctica de los sueños nunca es tan idílica.
    Me alegro de leerte también por aquí, Plinio. Si me permites la expresión y como se dice ahora, ya estabas tardando.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Yo con estos pelos y viene a vernos mi admirado y querido don Plinio el Bizco, con su fina ironía.
    Excelente, maestro.
    Espero que haya venido para quedarse.

    ResponderEliminar
  5. Plinio el Bizco19/7/16, 16:57

    Gracias a todos, vuestras palabras animan a seguir y hacen que uno se sienta como en casa.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Asola los contactos en redes el síndrome de Cuenca en el horizonte...si lo dejas ver, no te ven más, según me cuenta alguna conocida al que Romeo se le convirtió en plasma. Parecen cosas de ahora, pero son temas eternos con formato digital. Buen estreno, bienvenido.

    ResponderEliminar
  7. Coincido con los compañeros en que es un placer leerte también por aquí, Plinio, y con más caracteres para disfrutar de tus "temperamentales" historias.
    Solo tengo un problema con tu micro: me pierdo con el título.
    Saludos y bienvenido

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Plinio el Bizco19/7/16, 23:24

      Gracias por tus palabras, el placer es mutuo. En está cuenta hay mucho calidad e ironía y es un honor sentirse aceptado.
      Quería contar una historia del último tren, a veces es mejor dejarlo pasar, se me ocurrió asociar la idea del “guardavías” de Dickens que ve un fantasma, con “la guardavías” de vida cosificada que busca evadirse hasta que irrumpe en su vida alguien que luego no más que eso un “plasma".
      Buena apreciación! Un saludo!!

      Eliminar
  8. Bienvenido, Plinio. El mezclar el cine con esta historia de desamor y rematarlo con lo del plasma me ha parecido soberbio. Si encima te has inspirado en mi cuento favorito de Dickens, ya me lo recordó el título, me dice que además de un gran escritor eres un lector con muy buen gusto.
    Un abrazo.
    Pablo.

    ResponderEliminar
  9. Bienvenido, Plinio, a esta casa. Es un placer tenerte entre nosotros.
    Excelente debut con cine, amores y desengaños. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. De entrada, confesar que no he leído el cuento El guardavía de Dickens –me lo pongo como tarea-, y no sólo me queda por leer ese y otros cuentos del inmenso Charles, además, tengo pendientes algunas de sus mejores novelas. Es lo malo que tiene el que la vida sea tan corta. Canetti, a sus ochenta y tantos años, miraba su biblioteca de veintitantos mil libros –si no recuerdo mal- y se desesperaba porque se iba a morir sin haber leído miles de esos libros. Pero es que ¿cómo podían escribir tanto y tan bien estos novelistas decimonónicos? ¡Y eso que Dickens sólo vivió 58 años!
    Dicho esto, lo primero que me ha venido a la mente al leer las primeras frases de tu microcuento es la película de Woody Allen, La rosa púrpura de El Cairo, en la que la principal protagonista interpretada por Mia Farrow también se evadía de sus miserias existenciales en la oscuridad de una sala de cine, y en la que –acabo de mirarlo en Google porque nuestra memoria falla más que una carabina de feria- tras diversas aventuras entre la realidad y la ficción cinematográfica, acababa llevándose un tremendo chasco sentimental.
    Por lo demás, tocas un punto muy interesante, válido no sólo para el tema amoroso, y es el de obsesionarse con algo, el de pensar que uno ha fracasado en la vida por una u otra causa, entonces, en esa frustración, uno decide coger un último tren, y lo que suele ocurrir es que la pifia, que la vida te da un revolcón mucho más doloroso que en el que estabas, y entonces ya sí que sólo queda la resignación o la oscuridad de la noche.
    Extraordinario tu debut, Plinio, bienvenido y mis saludos más afectuosos.

    ResponderEliminar
  11. Lo más normal es idealizar todo lo que vemos en cine o televisión, pero la realidad es bien distinta.
    Bienvenido a esta familia.
    Un beso.
    Malu.

    ResponderEliminar
  12. Muchas veces nos montamos nuestras propias películas y así nos luce el pelo. Como comentas, hay trenes que es mejor dejar pasar. Una buena historia y muy bien narrada. Bienvenido al club cincuentista, Plinio. Un saludo.

    ResponderEliminar
  13. Plinio, bienvenido a la familia.
    Si mezclamos soledad, imaginación y redes sociales nos da un cultivo propicio para un gran desengaño al salir del plasma.
    Buen estreno.
    Besos

    ResponderEliminar

Si no tienes cuenta, elige "Nombre/URL" en lugar de "Anónimo". ¡Gracias!