Rescoldos
Una vez a la semana, él le hace el amor metódicamente. Concienzudo, entregado y eficiente, como lo hace todo.
Ella se deja hacer. Se agarra a esos momentos compartidos en la seguridad de que son el único vestigio superviviente del desastre, lo único que queda de una bella historia olvidada.
Ella se deja hacer. Se agarra a esos momentos compartidos en la seguridad de que son el único vestigio superviviente del desastre, lo único que queda de una bella historia olvidada.
Una historia de amor que va camino del más absoluto fracaso, creo que esos rescoldos se apagaran totalmente sin remisión.
ResponderEliminarBuen relato MªJosé, bien contada.
Besos.
Sólo quedan esos rescoldos como muestra de lo que fue un fuego completo, vestigios que se resisten a terminar apagados, pero que acabarán por hacerlo, convertidos en un mero acto físico, absolutamente plano, sin nada externo que los alimente, por mucho que él sea tan concienzudo.
ResponderEliminarUn título muy apropiado para el texto.
Un saludo, María José
La clave está en ese «metódicamente» que despoja de toda espontaneidad al amor. El tiempo de esta pareja ya pasó, aunque sus miembros no lo acepten.
ResponderEliminarSaludos, María José.
Una historia de amor agónica sosteniéndose en esos rescoldos que, como se enfríen del todo, acabarán por borrar la belleza de esos momentos compartidos. Precioso escrito, María José. Un beso grande.
ResponderEliminarMe temo que esos rescoldos no vuelven a arder, por mucho empeño que él ponga. No tardarán en aceptar la verdadera situación.
ResponderEliminarMuy bien contado, María José.
Un beso.
Lo que se deduce de esa relación es que se ha convertido en algo mecánico, y algo así como un robot con nervios, huesos y venas parece el protagonista masculino del microcuento. No hay duda de que es esa forma suya de comportarse la que ha dejado ese amor en rescoldos.
ResponderEliminarEl individuo que describes en unas pocas líneas son de los que dan miedo, de los que suelen asolarlo todo en derredor, en el mundo laboral suele uno toparse con algunos de estos especimenes que son incapaces de tomarse un respiro, que no tienen el menor sentido del humor, y menos empatía que una persiana –no de las de Persia-.
Así que lo mejor que puede hacer ella es romper esa relación, dejar de agarrarse a ese lapso de tiempo semanal en el que no recibe más que una relación física.
Lo que me pregunto es si, realmente, esa historia de amor fue bella, o, quizá, fue embellecida por ella, pues es difícil que una persona cambie tan drásticamente, aunque no imposible.
De todas formas, aunque Eolo sople en esos rescoldos con todas sus fuerzas, no creo que consiga que revivan lo más mínimo.
Un saludo, y mis felicitaciones por el microcuento, María José.
M. José, creo que él ha apagado el fuego que les hizo arder en los inicios de su relación. Me parece que han quemado todas sus oportunidades. El final está cerca.
ResponderEliminarBuen relato.
Besos
Parece que hubo muchas llamas en su día, pero ahora solo quedan rescoldos, de ellos dos solo depende avivar ese fuego, aunque a la chica no la veo muy por la labor. Parece que la rutina ha podido con todo lo que tuvieron en su día.
ResponderEliminarUn beso Mª José.
Malu.
Consigues recrear una atmósfera de humo que asfixia, sin posibilidad de abrir una ventana.
ResponderEliminarUn saludo, María José
La terrible rutina, que mata todo aquello que toca... Me ha gustado tu micro, María José.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
María José
Creo que es una historia MUY NECESARIA para muchas relaciones que llegan a ser protagonistas de algo parecido sin percatarse. Un abrazo, Omar.
ResponderEliminar¿Qué hace una chica sensible como ella bajo un tipo como él intentando avivar una historia fallida? Más veces de las necesarias nos agarramos al clavo ardiendo que solo sirve para seguir chamuscándonos cada vez un poquito más. Esperemos que tarde o temprano se le encienda la alarma salvavidas, y busque fuego donde tenga leña que quemar. Un interesante micro que da qué pensar. Saludos,Mª José.
ResponderEliminar