Vida de ogros

...mi marido, empeñado en descorchar para nuestro aniversario un reserva de espumoso salobre de los pantanos y cenar costillitas asadas de humano lechal... pero, hija, están por las nubes... al parecer, la baja natalidad de la especie debido al calentamiento global... ¡qué remedio!... Lomo alto de adulta blanca he comprado.
Escrito por Manuel Bocanegra - Web

40 comentarios :

  1. Pues sí, no merece la pena vivir por encima de nuestras posibilidades, chica. Míranos a nosotros, los humanos. Fuimos tan orgullosos que hasta enviamos naves espaciales en busca de otras civilizaciones y estamos al borde de la extinción. Los pocos que quedamos acabaremos en el horno de un ogro. ¡Quién lo hubiera creído! Hace dos días todavía quedaban despojos de Hillary Clinton, una delicatessen. Mira el sello de la denominación de origen, que igual te la has llevado.
    Bon appetit!

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    1. Mesa dispuesta y vinito espumoso, no te quejarás. La carne vuelta y vuelta sobre lecho de brasas. Ahora, a la Hillary me la dejas en casa que esa no come más que hamburguesas y aritos de cebolla. Y luego va y se trae al Trump, que ya sabes, siempre va con una trompa encima de quita y no te menees.
      Besos, Patricia.

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  2. Lo único malo que tiene este relato... es que no podremos leer tu comentario, que es una de mis atracciones en cincuenta. Por lo demás, es brillante, divertido y muy bien escrito. La crisis parece que va a durar hasta que los ogros nos sustituyan.
    Me gustó mucho, Manuel.
    Un abrazo.
    Pablo

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    1. Gracias, tu generosidad, Pablo es bien conocida y en tu comentario se nota una vez más. Me alegra que te haya gustado. Los comentarios se han convertido en un pasatiempo placentero, o no... tal vez, un placer para saborear con tiempo las lecturas.
      Un abrazo.

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  3. Pues esperemos que el marido sea de buen conformar. De todas formas, si eso que ha comprado la ogresa es el equivalente a nuestro lomo alto de vaca vieja ya pueden disfrutar de un cenorrio que pa qué con semejante delicatessen. Muy bueno, Manuel. Enhorabuena y suerte. Saludos.

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    1. Me encanta lo de la ogresa, Jesús. Esta se va aponer las botas. El lomo pa ella y el ogreso que sople las velas. Si es que son poco más o menos como nosotros. Hasta igual escriben grosorelatos. Vete a saber. Gracias por pasarte. Un abrazo.

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  4. Que disfruten de la cena ya que al paso que vamos no duramos ni dos telediarios y se van a tener que hacer vegetarianos.
    Manuel un relato muy logrado, me ha gustado.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Javier. Cierto que no hay más cera que la que arde y el patio está un tanto chamuscado, así que nos hacemos unas lechugas y luego un paseo por cincuenta, que aún nos quedan varios relatos para cerrar el mes. Nos vemos por la página de comentarios o por twiter, que en la quedada no podrá ser. Un abrazo.

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  5. ¡Caramba! ¿Quién puede lidiar con estos precios?
    ¿Recuerdan aquellos días en que los caníbales llenábamos el estómago gratis?
    Ja, ja, ja. Todo tiempo pasado fue mejor.
    Fantástico, Manuel. Un abrazo.
    Un abrazo.

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    1. Vicente, yo también, a veces, siento nostalgia; tú dirás lo que quieras, pero afortunadamente, llegaron los supermercados y los humanos fileteados al corte, higiénicamente envasados y con fecha de caducidad en el envase ha mejorado mucho nuestra dieta.
      Un abrazo canibal.

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  6. Pues me parece buen menú si nos apeamos de nuestra visión de ser el centro del universo. Lo que así y todo no me convence es el espumoso salobre de los pantanos, por más reserva que sea.
    Muy original y muy bueno, Manuel.
    Un cordial saludo.

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    1. Georges, tiene que probar el crianza, incluso te aconsejaría empezaras con el joven con maceración carbónica de hongo salobral. Una vez se te hace el paladar, abres una todos los fines de semana.
      Un brindis y un abrazo.

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  7. Jajajaja, qué bueno, y qué marujo también. Tá chulo!
    Gracias, Manuel, por compartirlo.
    Salut.

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    1. La maruja es de armas tomar. La tengo como vecina y no me come porque no me dejo comer. Menuda pendeja!!
      Salut, dipandra, gracias por comentar.

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  8. Shrek y compañía, pero en su versión más clásica, pues un ogro que se precie tiene que comer humanos, aunque con el tiempo, si nadie lo remedia, se pondrá difícil encontrar a esos seres, que llegaron a ser un mal endémico para el propio planeta y para ellos mismos por su mala cabeza. La vida de los ogros se volverá difícil por la carestía en los precios, pero la de esos monos evolucionados y después en retroceso, convertidos en materia prima, no será mejor. Personajes clásicos de cuento, en un relato tan jocoso como inquietante.
    Un abrazo, Manuel

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    1. Bajo la espuma del relato queda un cierto retrogusto como de almendra amarga tal como señalas, Ángel. No es advertencia, pero si un matiz de inquietud por la deriva humana que se convierte cada día más en desmesura. En vez de irme por el lado trágico, elegí o surgió, la vertiente jocosa, pues el personaje de la ogresa me "poseyó" nada más lanzarme a la idea.
      Un abrazo, gracias por tu atinado y cuidado comentario. Un placer.

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  9. Ogros, Orcos, Trolls, si se acostumbran a la verdura, la buena, la transgénica de invernadero, y no a la carnuza de humano esquelético mal alimentado que solo causa problemas en la dentadura, pobre de solemnidad, eso sí todo bien aderezado con un Riviera del Ebro, que yo no me veo en la cámara de una cueva, en conserva. Divertido micro, don Manuel. Un abrazo.

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    1. Gracias, señor Illarguia. Estoy con usted en que hay que ir oxigenando esa botella y dar salida a toda la vianda de buena catadura y que ofrezca buen yantar. Que los que usted cita están al acecho y no se puede uno confiar.
      Salud y Abrazos.

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  10. ¡Ay Manuel, que yo no quiero ser engullida por un ogro! Si voy a morir, que sea con un poco más de glamour, por favor. Y que lo que se descorche sea un buen Ribera de Duero y para el brindis final un cava como Dios manda, bueno, también me vale un buen champán...
    Genialidad es lo que te sobra, esto no es un micro, sino un macro tamaño gigante (que no ogro), señor Bocanegra.
    Un beso bien grande, no sé si vienes a la quedada, si es así hasta el 5 y si no, hasta la próxima.
    Malu.

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    1. Por supuesto que sí, tu tienes reservado un puesto de honor en la escalera del glamour. No solo no estás destinada a la despensa, sino que formas parte de los "micro-bióticos", el reducido grupo que liderará la revolución humana contra el dominio de los ogros apoyándose en escritura vegetariana.
      Ya me gustaría brindar contigo y con el resto de cincuentistas en la quedada con un buen Ribera, Rioja, Bierzo...que en cuestión de vinos me declaro ecléptico, pero no será esta vez.
      Disfrutadla y, por supuesto, descorchad un buen espumoso, cava o champán, mejor que el salobre de los pantanos.
      Un besazo, Malu. Gracias.

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  11. Esos puntos suspensivos que has ido repartiendo por el microcuento me han recordado el estilo de Luis Ferdinand Céline que, hasta donde me alcanza la memoria, excepto en su mejor novela Viaje al fin de la noche, en el resto, era muy pródigo a la hora de incluirlos en sus páginas. Por cierto, su obra es de lo más amarga, mucho más que esas almendras que citas, y su personalidad debió de rozar lo deleznable, pero fue un grandísimo escritor.
    Dicho lo anterior, el trasfondo del microcuento es bastante siniestro, aunque tratado con humor que, a veces, es de lo poco que nos queda para tragarnos los sapos de todas las aberraciones que los llamados reyes de la creación vamos cometiendo a diestro y siniestro. Creo que quien más supo de ese lenitivo fue nuestro Miguel de Cervantes.
    En fin, que esos ogros quizá sean ya los dueños de un planeta un tanto degenerado, donde los humanos –así como en el planeta de los simios habíamos sido sustituidos por éstos- hemos pasado a ser tan sólo un alimento más para ellos, lo cual nos lo tendríamos bien merecido después de las crueldades infinitas que hemos cometido con los animales.
    En definitiva, un panorama que podría darse pues llevamos tiempo apuntando maneras, jugando a la ruleta rusa del apocalipsis, y no veo yo a quienes manejan el cotarro con intención de moderar sus beneficios en aras de salvar el planeta y mejorar la vida de la gente.
    Así que, parafraseando a Pessoa, que decía: “mientras me lo conceda el destino seguiré fumando”, nosotros, mientras nos lo conceda el destino seguiremos con el sentido del humor, y un vaso de un bon vino –como decía Gonzalo de Berceo- tampoco estaría de más.
    Mi enhorabuena y mis aplausos por tu propuesta, Manuel, un abrazo.

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    1. Cito al gran Borges, no sé bien si con verdadera autoría por su parte, o por atribución indirecta en estos tiempos de fraseología desmedida, "que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído", porque percibo en tus escritos y corroboran tus relatos, el alma de un lector no solo insaciable, que es también confesión tuya de comentario, sino colmado de la dicha de lo leído, alma del aventurero que ha recorrido los múltiples universos engendrados al hilo interminable de las literaturas.
      Me acercas un nuevo autor, del que tengo referencia escrita, pero no leída, y será, tal vez, cuestión de abrirle un tiempo entre otras páginas.
      Y cómo no, un bon vino para ahuyentar el pesimismo. Yo no lo soy, es más, pertenezco a la banda ancha de los optimistas sin motivo, a los alegres ingenuos, a los vitalistas. Aunque, a veces, uno se para y analiza sus cuitas y se duele del orden y del estado de las cosas presentes, de la situación de un mundo que no parece aprender a pesar de tantas valiosas páginas dedicadas a entenderlo, a reconducirlo, a convencerlo de que lo bello es posible, de que el amor no es solo una utopía, sino un sistema alternativo de valores que, indudablemente, engendraría un mundo mejor, más justo y ajustado en esencia.
      Mientras sí, mientras no, a seguir devorando palabras. Ahora la de tu jugoso comentario; luego, los microrrelatos del día; después más, leer y releer y, entre tanto, vivir un poco.
      Un abrazo y gracias, Enrique.

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  12. ¿Lomo de adulta blanca? Triste destino acabar en la cocina de la ogresa. Ya sé que hemos hecho méritos destruyendo el planeta, pero es que no me veo. Antes me convierto en vegana.
    Mucho pesimismo, Manuel. Menos mal que tiene su toque de humor.
    Gran relato. Un abrazo.

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    1. Hola, Carmen, cierto. El humor nos salva. Es curioso como uno no se plantea al escribir según qué planteamientos, sino que el relato cobra vida en boca del personaje y elabora su propia secuencia de hechos, ejercita el conflicto y resuelve sin mediación del pretendido autor, que sorprendido, solo puede acatar el resultado, como diciéndose, cómo es posible. Mi línea argumental trataba de reflexionar conscientemente sobre el predominio brutal de nuestra especie sobre otras. Vemos normal comernos las criaturas de otras especies, pero concebimos como monstruoso que se comieran las nuestras y que fuésemos comidos como materia nutritiva por otros. De ahí vino lo del calentamiento global y, luego, por pensamiento subsconciente colectivo, ha predominado el riesgo latente que habita ya en todos nosotros de que el planeta colapse y nuestra especie pueda desaparecer.
      Hablamos mucho de la riqueza de los comentarios y queda claro en los que ilustran este relato. Entre todos hemos hecho aflorar un temor interno soterrado.
      Así que bueno, a recuperar la sonrisa, eso sí, este finde una parrillada de verduras o un arroz cremoso con boletus y trufa. Y como hemos convenido más arriba, con unas copas de vino de la tierra.
      Gracias, Carmen. Un abrazo.

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  13. Me ha encantado tu micro, Manuel, lo único es que me chirría un poco el rol de la ogresa, por ser el de tantas mujeres: encargarse de la odiosa compra... Además, no sé si me da más estupor el lomo alto de adulta blanca o el espumoso salobre de los pantanos, jejeje.
    Estoy de acuerdo con el gran Pablo Núñez en lo referente a que nos falta el comentario magistral de tu propio relato.
    Un abrazo fuerte.

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  14. Mª José, se nos cuela el cliché probablemente. La verdad es que esta señora ogra u ogresa, me poseyó con su peculiar verborrea y me dio un juego para la narración que me lo hizo pasar muy divertido - a pesar del trasfondo del texto -.
    Como sociedad nos queda un largo camino para convertir el cliché en igualdad, pero no te preocupes, aunque no sale en el micro, es él, el ogreso, el que cocina y pone la mesa.
    Gracias por la delicadeza que pones en tus palabras. Un abrazo.

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  15. Gran vuelta de tuerca. Muy bien.

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    1. Gracias, Lu; al girar la perspectiva el paisaje ofrece nuevos puntos de vista.
      Saludos.

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  16. Muy agudo tu micro. Tienes toda la razón , la raza humana cada vez más cara para los ogros y más barata para el hombre.
    Suerte con el relato, Manuel

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    1. Gran frase, Mª Jesús, hay una rebaja, casi de saldo en lo que respecta a los valores del género humano, que si no fuera porque es fin de semana y nos merecemos unas risas, daría en que preocuparnos. Pero hoy, nos sumamos a la fiesta general. En casi todos los comentarios hemos estado de acuerdo en descorchar vino. A disfrutar. Gracias y un abrazo.

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  17. Manuel, son malos tiempos hasta para los ogros... y es que llenar la cesta de la compra cada vez es más difícil...
    Un micro que tiene mucha miga. Enhorabuena.
    Besos

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  18. Gracias, Pilar, como la cosa siga así nos pasamos a las conservas en aceite.
    Un beso.

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  19. Es un relato muy divertido, con una exquisita carga de profundidad y redactado de una forma envidiable.
    Me gusta mucho cómo empiezas tu narración, Manuel, colándose en plena conversación doméstica de ogras, con cuña de denuncia ecológica incluida.
    Magnífica historia, magnífico guión y magnífica forma de exponerlo.
    Por si queda alguna duda, me ha parecido un micro magnífico.
    Un abrazo.

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    1. Antonio, cómo me gusta que te guste. Pecando de inmodestia, te diré que a mí me gustó mucho desde que lo escribí. Tal vez, por lo bien que me lo pasé con esa señora ogresa, que en mi fuero interno tiene descripción propia, personalidad y círculo social determinado. Ahora bien, sabemos que no siempre comunicamos o acercamos nuestra creación, tal cómo la recibimos. De ahí, lo importante de contar con los comentarios, porque establecen una relación narrador-lector (escritor a su vez) que ofrecen una perspectiva muy rica para los pretendemos aprender un poco más el oficio e ir sacando punta a la propia micro narración.
      Me complace mucho la rotundidad de tu comentario por la generosidad que demuestras, contando tú en tu haber, con esas piezas antológicas que son poco menos que referencia en esta página.
      Gracias y un abrazo.

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  20. Una vez descartado el lechal no parece mala elección el lomo de hembra, que la carne de macho, si no está bien castrado, no la pasas ni con ese muy apetecible espumoso.
    Curiosa sensación la que produce tu historia, en la que dos elementos inquietantes, como son la antropofagia y una aterradora realidad para la humanidad, se observan con una sonrisa gracias a un sutil sentido del humor. Y todo ello narrado mediante un breve fragmento de conversación entre dos singulares, desde nuestra perspectiva, amas de casa.
    Gran relato en definitiva, de los que permanecen, lleno de ingenio y buen hacer.
    Un abrazo, Manuel

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    1. Enrique, muchas gracias por este comentario que rebosa mesura y equilibrio. El humor, como señalas, es un arma poderosa, no solo en las narraciones, sino que es un soporte para andar por los senderos del día a día, ayudándonos a relativizar el drama cotidiano. Parafraseando el dicho, podríamos decir que el humor nos hace libres, (o, al menos, matizando, menos graves).
      Gracias por tu tiempo. Un abrazo.

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  21. Miedo me da pensar en la carnicería en la que compra la protagonista.
    Pero en fin, superado el shock, debo decir que te ha salido una estupenda humanización de los ogros.
    Saludos cordiales, Manuel.

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    1. Señor Quílez, siempre su imaginación va un poco más allá y acaba sorprendiendo. Esa instantánea del expositor de la carnicería rebosante de casquería, piezas frescas y lechones, sería para echarse a temblar.
      Menos mal que estamos en temporada de hongos y setas.
      Gracias, Carles. Un abrazo.

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  22. A la cabeza me han venido una pareja huyendo y que sorprendida ante la imagen semienterrada de la diosa Cibeles, gritan: ¡Lo sabía...!
    From: El Planeta de los Ogros.
    Magnífico relato. Me quito el sombrero.
    Un abrazo, Manuel.

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  23. Una imagen, la que ofreces, que el cine patrio no debería echar en olvido. Memorable aquel final que rememoras con Charlton Heston maldiciendo las guerras y ese plano final con la Estatua de la Libertad semienterrada.
    ¡Usted sí que sabe!
    Gracias, Isidro, por pasarte y comentar. Un abrazo.

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