Balas de borrar

El bolígrafo apareció en la cuneta días después de que se lo llevaran. Lo encontraron de pie, erguido entre la maleza, acunado por las amapolas, bien rojas, como a él le gustaban.

Resurgió con la fuerza precisa para escribir su historia, la que otros trataron de borrar de un disparo.
Escrito por Raquel Lozano

32 comentarios :

  1. En ocasiones los muertos logran hablar con más fuerza que la violencia de los que los quieren hacer callar. Por suerte esas balas de borrar no han impedido que su historia sea conocida.
    Raquel triste relato pero al mismo tiempo le veo belleza y poesía, ese "acunado por las amapolas". Y el título me parece genial.
    Raquel un buen relato que me ha gustado, un abrazo.

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    1. Lo cierto es que las balas y los gobiernos que las disparan no siempre logran "borrar" pese a que lo intenten.
      Un abrazo

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  2. EXTRAORDINARIO.
    Nada más que decir.

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  3. Podrán matar a los hombres, pero no a sus palabras. Ante las balas que borran, la escritura que perdura. El tiempo no deja de ser una sucesión de balazos lentos, o no tanto, que termina con nosotros. En alguna parte de las razones que impulsan a escribir late un deseo de permanencia, un alma, superviviente a todo tipo de avatares, que se desgrana en ese bolígrafo, convertido en protagonista de este excelente relato.
    Llevaba tiempo sin leerte y siempre me alegro de hacerlo.
    Un abrazo fuerte, Raquel

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    1. Pero mira que escribes bonito, Ángel. Yo sin embargo, tengo la suerte de leerte a menudo, lo que siempre es un PLACER, así, en mayúsculas.
      Abrazos de vuelta

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  4. El relato me hace pensar en los escritores republicanos asesinados en la Guerra Civil, por las palabras que no se pudieron borrar y constituyen su legado y por esas amapolas tan rojas. Pero es aplicable a cualquier sistema totalitario, temeroso siempre de sus intelectuales y del poder de sus palabras.
    Un relato magnífico, Raquel. Besos.

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    1. Cierto Carmen, has dado con el germen de la historia, aunque yo me inspiré más en los maestros republicanos, pero no quise dar más datos para que pudiera hacerse extensivo a cualquier régimen totalitario. En cualquier caso, escritores, maestros o cualquier otra profesión que haga pensar, siempre son dianas idóneas de aquellos que desean hacer callar.

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  5. Raquel, las balas siempre intentan callar o borrar a sus víctimas, sobre todo si se trata de periodistas o intelectuales. Menos mal, que no siempremlo consiguen.
    El micro me ha parecido precioso, el lenguaje muy sutil y poético.
    Enhorabuena.
    Besos

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    1. Exacto Pilar. Por eso debemos encargarnos de recordar y no olvidar aunque las balas hayan tratado de hacerlo.
      Gracias.

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  6. Me gustaría tener un bolígrafo así, capaz de imaginar historias tan curiosas como la tuya. Saludos, Raquel

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    1. Gracias Plácido. Cada día vamos olvidándonos de los bolígrafos a favor de los teclados, pero en cualquier caso lo que prima es la palabra.

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  7. Es muyyyy bueno!!! Mucho!!
    Suerte Raquel! :)

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    1. No sé si tanto, pero con que te haya gustado es suficiente.
      La suerte es venir por aquí de vez en cuando.
      Salu2

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  8. Me encanta ese bolígrafo dispuesto a contarlo todo. Menudas historias, la tuya, Raquel, y la del boli que estoy también deseando leerla.

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    1. La historia del boli es dura, pero bonita. Otro día te la cuento.

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  9. Entre ese antagonismo de la bala aniquiladora-borradora y ese bolígrafo rojo que dará fe de su testimonio a la Historia, se crea un lenguaje imantado y poderoso que homenajea a tanto represaliado en virtud de sus ideas.
    Precioso y necesario.
    Saludos, Raquel.

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  10. Buen testigo, el bolígrafo que ayudará a escribir la crónica del fusilamiento entre las amapolas.
    Has escogido un excelente símbolo para describir la tragedia.
    Besito virtual, Raquel

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    1. Todo el relato está lleno de simbologías, aunque quizá no sean muy evidentes.
      Besos de vuelta

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  11. Buen micro tocaya. Me gusta el elemento que has escogido para enlazar la historia: un bolígrafo. Supongo que en él hay pistas,huellas... algo que incrimina al culpable, y que re-escribe la historia de un asesinato. El mismo bolígrafo que has utilizado para contar esta historia de 50 palabras.
    Me ha gustado mucho.

    Un abrazo Raquel

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  12. Viendo que el protagonista se lo han llevado por la fuerza para hacerle desaparecer, y que hayas escogido la palabra "cuneta", que en este país desafortunadamente tiene un significado muy particular, veo que has querido homenajear posiblemente a mi poeta preferido "Federico García Lorca", devolviendole la dignidad pérdida con un bolígrafo que se mantiene "erguido " entre las amapolas rojas. A él, y por extensión al resto de víctimas y familiares de la guerra civil y posguerra española.
    Cada vez me gusta más tu relato.

    Saludos

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    1. Gracias tocaya. No quise homenajear a nadie en particular, sino a tantos y tantos...
      Un abrazo

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  13. La tinta siempre resurge ante la verdad con fuerza, aun mezclada con sangre, para que la historia no quede en el olvido. Genial, Raquel. Un abrazo y suerte.

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    1. La tinta debe hacernos leer y recordar, para evitar caer en los mismos errores.
      Un abrazo

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  14. Un potente relato bajo un magnífico título que pone en pie un bolígrafo con ganas de contar, con ganas de delinear borrones y de acunar el destino de los inocentes.
    Magnifica la expresión 'borrar de un disparo'. Magnífico relato. Enhorabuena.
    Un saludo, Raquel.

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    1. Borrar de un disparo es descriptivo y desgraciadamente tan utilizado en las guerras...
      Gracias por comentar.

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  15. Este relato, desde que lo leí hace unos días, me enamoró.
    El título es sublime. Tomar personajes inanimados y darle vida, una genialidad, y el final, antológico.
    A mi entender, una lección magistral de cómo debe ser un relato perfecto.
    Un beso.
    Pablo

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    1. Puf. Acabas de sacarme los colores.
      Gracias por colmar de felicidad a mi ego el día de hoy.
      Besos

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  16. ¡Qué bonito Raquel! Un bolígrafo que quiere contar lo que su propietario no ha podido.
    Es muy bueno.
    Un beso.
    Malu.

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  17. Seguramente el terror, el desamparo, la rabia... que deben producir el morir asesinado por la barbarie serían menores de saber la víctima que el mundo acabará conociendo tamaña injusticia.
    Grande, bello y comprometido relato, Raquel.
    Saludos

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