Último acto

"Voy a emular a Ofelia. Ya no soporto la idea de volverme loca como les ocurrió a Hölderlin o Nietzsche", se dijo mientras se internaba lentamente en las frías aguas del río Ouse con unas piedras en los bolsillos de su abrigo.

Tres semanas después, unos niños encontraron su cadáver.
Escrito por Enrique Angulo - Twitter

24 comentarios :

  1. Enrique cómo siempre nos traes a la memoria otro personaje histórico, y en esta ocasión de forma magistral, sin nombrarlo,solo con unas pinceladas, con la referencia a ese río inglés y a la forma de suicidarse uno descubre que nos hablas de Virginia Woolf. Un relato escrito de forma excepcional y con un título que es un resumen del mismo.
    Buen relato Enrique, me ha gustado.
    Un abrazo y felices fiestas.

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    1. Javier, como dices, traigo a colación a otro personaje histórico y, como en anteriores microcuentos, relacionado con la literatura, pero en este caso, dado que hasta ahora todos mis personajes eran hombres, he querido rendir homenaje a una mujer, una de las plumas más importantes del siglo XX, con un estilo propio y con unas cuantas obras que pueden considerarse imprescindibles, como los personajes que salen en ese programa de TV2.
      El título, aparte de lo evidente, me lo dio también su última obra, que se titula Entre actos. La vida, ya lo han dicho muchos, no deja de ser un teatro, así lo decía Calderón de la Barca: El gran teatro del mundo.
      Muchas gracias por tu comentario, un abrazo de vuelta y mis mejores deseos para estas fiestas y para el año próximo en el que, sobre todo, podamos seguir leyendo y escribiendo que, supongo, como es mi caso, estará entre las aficiones que más te gusten.

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  2. Me parece que la protagonista, que temía volverse loca, ya lo estaba.
    Saludos, Enrique

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    1. El término locura engloba demasiadas cosas y todas ellas demasiado complejas. Virginia Woolf sufrió depresiones y crisis nerviosas, además de trastorno bipolar, pero a pesar de todo ello, o precisamente por ello, fue capaz de dejar una de las obras literarias más importantes del siglo XX.
      Supongo que el terror a hundirse en esos pantanos en los que se deja de ser uno mismo la llevaron al suicidio, no se vio con fuerzas para afrontar esa pesadilla que tan bien conocía.
      Gracias por comentar, Plácido, y saludos de vuelta.

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  3. Se fue a su habitación propia y desde ahí nos anima a todos a escribir superando obstáculos e incomprensiones. Gracias por recordárnosla, Enrique.
    Abrazo inocente.

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    1. Virginia Woolf fue una gran feminista, con unas ideas clarísimas al respecto, expresadas en textos como Una habitación propia y Tres guineas, que yo conozca, y también en sus grandes novelas, en sus cuentos y en sus diarios. El que tuviese que crear en las condiciones psíquicas en que lo hizo le da aún más valor a sus logros.
      Como dices, es un ejemplo para todos, principalmente, para quienes tenemos afición a la literatura. Así que aquí dejo mi pequeño homenaje para el que he escogido el momento más triste de su existencia: aquel en el que decidió despedirse de la vida porque, sin duda, vio cerradas todas sus puertas.
      Gracias por tu comentario, Patricia, y ahí va otro abrazo inocente.

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  4. Enrique, precioso homenaje a Virginia Woolf. Ella decidió como escribir su "Último acto".
    Has sabido hablarnos de ella sin nombrarla, de forma magistral.
    Enhorabuena, Enrique.
    Felices Fiestas y un gran 2017.
    Besos.

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    1. Ojalá mi pequeño microcuento sobre el final de Virginia Woolf estuviese a la altura que ella se merece, pero sólo es una sencilla narración de ese instante en el que decidió meterse en un río con los bolsillos llenos de piedras para ahogarse. Parece ser que ya lo había intentando otra vez y que falló, de ahí lo de las piedras.
      Lo que sí me da qué pensar en el caso de los suicidas es la forma que eligen para quitarse la vida. En el caso de Virginia, el ahogamiento no me parece que sea una de las menos angustiosas.
      El mejor homenaje que podemos hacerle es leerla, y, en ese aspecto, es una escritora que recomiendo.
      Muchas gracias, Pilar por tu comentario, felices fiestas, igualmente, y que el 2017 esté lleno para ti de las mejores experiencias. Un abrazo.

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  5. Así, tan sencillo como lo cuentas, parece fácil el tránsito de una parte de la orilla a la otra. Sin embargo, puede ser terrible lo que nos lleva. En el caso de VW, el miedo a la locura; su convencimiento de que nada bueno podía arrancársele a la vida, siendo, tal como se sentía, una carga para su esposo.
    Mucho da para reflexionar un tema tan peliagudo como el suicidio y, concretamente, el de los escritores. Son personas que habiendo transitado el lado oscuro de las emociones y la vida para sacar el jugo a sus escritos, sería posible suponerles un conocimiento extremado y experimentado de los sinsabores que acarrea la existencia y, por eso mismo, personas más fuertes para enfrentar sus reveses, provistos de recursos y formas para esquivar su propia aniquilación. No obstante, parece lo contrario. Ese viaje trae un convencimiento al límite de que todo está cumplido, que no hay más y que es mejor y más sabio poner el punto final.
    Podríamos, los que quisieren, aducir extremos éticos y morales sobre sus decisiones, pero soy de los que piensan que el individuo es dueño de sí y de sus actos y, siempre y cuando, acabar con su vida no suponga daño a terceros, está en su derecho de ejercer su libertad individual como dueño de su vida que es.
    De nuevo, un acierto tu relato,dentro de la línea de homenajes que constituyen ya un clásico en Cincuenta, un género narrativo en el microrrelato del que eres creador, al menos a mi entender.
    Así que, Enrique, mis felicidades por esta nueva joya y para desearte lo mejor en el próximo 2017. Un abrazo.

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    1. Desde luego que no tiene que ser nada fácil el tránsito de una orilla a la otra como comentas. Luis Cernuda, en unos versos, dice: “Caminar a la muerte no es tan fácil. / Y si es duro vivir morir tampoco es menos”.
      Ciertamente, el tema del suicidio da para muchas reflexiones, y entre escritores y artistas creo que es más frecuente que entre la gente normal. Susan Sontag –cito de memoria- decía algo así como que con la literatura lo único que se consigue es tener más inseguridades.
      En cuanto a la moral y la ética del suicidio, creo que las religiones monoteístas han influido muy negativamente en este aspecto, en el mundo clásico, el suicidio, en muchas ocasiones, era una salida honorable, sólo hay que recordar a Séneca cortándose las venas en la bañera.
      Cioran, citaba a Plinio, el cual decía que la facultad de darse muerte era el beneficio más grande que había recibido el hombre y compadecía a los dioses por no poseer tal privilegio.
      O sea, hay un abismo entre ese pensamiento y el que, en Occidente, le sucedió. Aun así, yo estoy también a favor de la libertad individual, como dices.
      En cuanto a mis pequeños homenajes, pues son humildes agradecimientos a esos escritores que me han dado tantas cosas, sobre todo, el reafirmar muchas de las ideas que yo creía que eran el producto de mis rarezas.
      Muchas gracias, Manuel, por tu generoso comentario, y mis mejores deseos para el año que acaba de comenzar.
      Un abrazo.

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    2. Enrique, tomándome la licencia de parodiar el chiste del gallego, tengo que decirte que me "abru-mas"...quiero decir, que me abro-más, que me ensancho, que me enrique-zco con todos y cada uno de tus comentarios que son referencia y loor de la gran Literatura.
      Mil gracias. Un abrazo.

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    3. Recuerdo el chiste y hasta recuerdo quién me lo contó hace ya unos cuantos años. Por otra parte, te agradezco tus halagos acerca de mis comentarios, también los tuyos y los de otros compañeros son grandes comentarios. Así que a aquel antiguo eslogan de lo importante es participar, en lo que atañe a esta página, le añadiremos y compartir.
      Mil gracias a ti y un abrazo de vuelta.

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  6. Enrique, salvando las distancias culturales, en las que yo estoy a años-luz de ti, este mes, como bien sabes, hemos coincidido en el tema del suicidio, aunque con formato y resultados bien diferentes y tú, como no podía ser menos, intercalando interesantes referencias históricas y literarias que estoy seguro de que te surgen hasta sin querer. Virginia Wolf tenía esa sensibilidad especial que requieren los artistas meritorios y, al mismo tiempo las fibrillas de la razón en el límite, que ese día traspasó y a conciencia, antes de terminar, como ella misma temía, perdiendo todo dominio, como otros grandes con una mente brillante e inestable. El "último acto" de un guión que eligió escribir, dueña y señora de sus argumentos, antes de que lo hiciesen otras circunstancias por ella.
    En forma de relatos, tuits o comentarios, gracias siempre por tus aportaciones.
    Un abrazo grande, Enrique

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    1. Ángel, esas distancias culturales que dices no son tantas, lo que sé es poco y, seguramente, mal aprendido y lleno de lagunas. Y seguro que tú también tienes tus conocimientos sobre muchas otras cosas de las que yo no tendré ni idea.
      En cuanto al tema del suicidio que hemos compartido en nuestros respectivos microcuentos de este mes, tu personaje al final da marcha atrás, el mío no podía darlo porque está basado en una persona real: la gran escritora Virginia Woolf.
      En cuanto a las enfermedades mentales y los sufrimientos psíquicos, creo que, como otras muchas experiencias negativas situadas en el límite de lo soportable, no podemos saber cómo reaccionaríamos nosotros ante ellas. El dolor, la tristeza, lo que se ha dado en llamar locura, la tortura, nos podrían contra las cuerdas y desconocemos si seríamos capaces de soportar esa lluvia de ‘puñetazos’ o nos derrumbaríamos sobre la lona de la derrota.
      Virginia Woolf tenía antecedentes familiares de enfermedad mental y depresión, tampoco hay que olvidar que cuando se suicidó la Segunda Guerra Mundial estaba en su fase más virulenta, con los bombardeos sobre Londres, por tanto, poco podemos añadir, excepto, a quienes somos amantes de las buenas letras, agradecerle su obra.
      Muchas gracias por tu comentario, en cuanto a mis aportaciones, pues espero que aporten algo, tal y como los demás compañeros aportan con sus historias.
      Un abrazo grande y que tengas un buen año.

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  7. Nos has metido en la mente de Virginia Wolf, Enrique. Gracias a tu espléndido relato me han dado ganas de ver nuevamente la cinta «The hours».
    ¡Enhorabuena!
    Un abrazo y feliz 2017.

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    1. Ojalá tuviese el poder de meterme en la mente de Virginia Woolf, incluso en esos trágicos momentos en los que había decidido suicidarse incapaz de imaginarse hundida en la enfermedad mental. Pero lo único que he hecho ha sido un pequeño reconocimiento a esa gran escritora y gran defensora de los derechos de las mujeres.
      En cuanto a la gran película Las horas, creo que Nicole Kidman hizo en ella el mejor papel de su carrera. Y, desde luego, merece la pena de verse otras cuantas veces, lo que ocurre es que a uno se le suele amontonar el trabajo con lecturas, películas, exposiciones, música, viaje, escritura, etcétera. Lo cual significa que somos muy afortunados por tener acceso a tantas cosas valiosas y enriquecedoras, y que deberían ser patrimonio de toda la humanidad.
      Un abrazo Vicente y mis mejores deseos para este 2017 recién salido del horno, o del Cabo de Hornos, que no sé de dónde nos vendrán los años.

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  8. Virginia Wolf sufría un trastorno maníaco-depresivo que la condujo al suicidio. Al margen de su enfermedad, nos dejó un gran legado literario. Y tú, Enrique, nos has narrado con acierto y belleza los posibles pensamientos de la escritora antes de tomar la decisión de sumergirse para siempre en las aguas del río.
    Me apetece leer de nuevo "Las horas" o ver la magnífica película que cita nuestro amigo Vicente Varas. Puede que hasta me encierre en mi habitación.
    Gracias por traernos cada mes a uno de los grandes autores, por recrearlos para el goce de todos.
    Enhorabuena y un feliz 2017 lleno de inspiración. Un fuerte abrazo.

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    1. Hay muchas vidas de artistas que, por unas circunstancias o por otras, han sido trágicas, pero en el paso por este alambre que es la existencia todos recibimos algún que otro palo, creo que nadie se va de rositas de este mundo, eso dejando a un lado lo que cuesta adquirir un poco de sensatez, e intentar equilibrar ese hervidero de pulsiones variopintas que somos.
      Y desde luego que dan ganas de volver a ver Las horas, con esas tres grandes actrices –Nicole Kidman, Julianne Moore y Meryl Streep, sin olvidar a Miranda Richardson-, el libro en el que se basa la película lo tengo pendiente, pero tiene pendiente uno tantas cosas, mismamente, releer las grandes novelas de Virginia Woolf: La señora Dalloway, Las olas, Los años, Al faro, Orlando..., que deben de estar cogiendo polvo en la estantería de mi biblioteca.
      Así que si con estos pequeños homenajes consigo rememorar a alguno de estos grandes autores, provocar alguna lectura de sus obras, el objetivo está más que cumplido.
      Un abrazo de vuelta y mis mejores deseos para el año próximo, en lo que me atañe, con que sea como el pasado, me conformo, las horas, que limando están los días, y los días que royendo están los años, que dijo Góngora, le hacen a uno ser prudente en cuanto a sus ambiciones.

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  10. Cuando un artista se pregunta en su obra qué es la vida y explora la realidad de nuestro yo interior, no puede aceptar la divagación mental y el deterioro intelectual; en un acto de libertad decide su camino. Genial, Enrique. Un abrazo navideño y suerte.

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    1. Supongo que Virginia Woolf, a pesar de su enfermedad, la cual le afectaba a su más preciado don –su prodigiosa inteligencia- tuvo la lucidez suficiente para decidir cuál debía ser el camino a tomar ante esa amenaza, e hizo uso de su soberana libertad. Y lo que opinen los demás está de más, como cantaba Mecano.
      Muchas gracias por el comentario, Salvador, y aunque las fiestas navideñas ya enfilan su recta final, te deseo igualmente felicidad y un buen 2017.
      Un abrazo.

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  11. Enhorabuena, Enrique. Me parece genial esta tendencia tuya de escribir micro-homenajes a personajes históricos. Hace mucho que no entraba en 50 y no recuerdo haber leído los anteriores. Me pongo a ello inmediatamente.
    Como a Vicente y a Carmen, me están entrando ganas de ver de nuevo "Las horas", me emocioné muchísimo con esa escena tan amarga y hermosa del suicidio de VW.
    Un abrazo y feliz año.

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  12. Lo de escribir micro-homenajes ha ido saliendo casi como si yo no lo hubiese decidido, como si lo hubiese decidido otro, y es que somos un baúl lleno de gente, como tituló su ensayo sobre Pessoa Antonio Tabucchi.
    Pero esto viene de lejos, pues ya los antiguos egipcios dividían al espíritu humano en muchos componentes: el jat, el sahu, el ka, el ba, el ju... –he tenido que echar mano a la chuleta para rememorarlo-, y eso muchos siglos antes de que Freud inventase aquello de el ello, el yo y el superyó.
    Así que con ese cacao mental no suele ser raro que, a veces, no nos llevemos bien ni con nosotros mismos.
    En cuanto a la película Las horas, pues, como ya he dicho en otros comentarios, merece ser vista de nuevo, ahí queda como propósito para este nuevo año.
    Muchas gracias, Asun, por tu comentario, mis mejores deseos para ti y un abrazo.

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  13. Gran belleza de nuevo, y profundo respeto, al adentrarte en las entrañas de un célebre personaje. Interesante tema siempre este de la locura, doloroso mal donde los haya, sobre todo porque nunca se está lo suficientemente loco como para ignorar la realidad, ni para enajenarse del sufrimiento.
    Afortunadamente tu protagonista aún tiene la fuerza y la capacidad para detener el dolor y la degradación vital.
    Estupendo relato, Enrique, que me habría gustado comentar en su momento y con más tiempo.
    Un abrazo.

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