Disturbios

Comenzó a gritar a mitad del concierto. El director, asustado, paró la música de inmediato.

—¿Pasa algo? —preguntó el director dirigiendo su mirada hacia el lugar de donde procedían los gritos.

—No, no pasa nada —contestó un hombre puesto en pie en la platea —. Tan solo quería molestar un rato.
Escrito por Alma Rural - Web

18 comentarios :

  1. Desconcertante la actitud del protagonista de este concierto interrumpido. Hay que ser muy descarado, estar muy liberado, tal vez muy desquiciado o ser un egocéntrico redomado para atreverse a semejante dislate justo en un momento de elevación musical.
    A veces es bueno romper el molde cuando la circunstancias lo requieren y no actuar siempre como ciudadanos domesticados y obedientes, pero en este caso, me parece Alma, que tu prota, hablando en plata, se ha pasado mil pueblos. Saludos.

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    1. Tienes razón, Manuel, mi protagonista se ha pasado mil pueblos.
      El tipo es un cara dura, o un liberado, o un loco, puede ser lo que cada uno quiera que sea. Cada lector puede ponerle al protagonista la actitud que quiera y todas ellas serán válidas.
      Un beso.

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  2. Pues si su ilusión era molestar lo ha conseguido, ahora lo más seguro es que lo tiren a la calle.
    Original relato Alma.
    Un abrazo.

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    1. Seguramente lo echen fuera después de semejante descaro, jajajaja...
      Un beso.

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  3. A algunos nos encanta pasar desapercibidos, a veces, hasta ser invisibles si ello fuera posible; pero hay otros que necesitan llamar la atención, sin importarles cómo, aplicando aquello de "que hablen de mí aunque sea mal". Tu protagonista es un claro ejemplo, además de un provocador absoluto, capaz de generar los disturbios a los que se alude en el título. Todo un personaje.
    Un saludo

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    1. Por desgracia hay gente así por la vida. Son personas que no les importa nada ni nadie con tal de hacer aquello que ellos quieren.
      Un beso, Angel.

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  4. No podía haber elegido mejor sitio para dar la nota, jejeje. Aunque no creo que nadie en el auditorio piense así. La verdad es que imaginar la situación me ha hecho sonreír. Saludos, Álma.

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    1. Sí, señora, ha dado la nota. No lo había pensado pero es cierto, en un concierto comportarse así da la nota. Muy bueno, Juana.
      Un beso.

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  5. Esta divertida escena tiene lugar en una sala de conciertos, pero lo mismo podría suceder en un hemiciclo o en un aula. Saludos, Alma

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    1. Sí, en cualquier sitio. De hecho esta historia está basada en una anécdota parecida y real que me pasó en otro lugar distinto a una sala de concierto. Pero en esta ocasión me apetecía cambiar el escenario.
      Un beso, Plácido.

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  6. Desconcertante micro, Alma; y al mismo tiempo, sugerente. A mi me ha llevado a pensar que ese concierto es una metáfora de la vida en la que, en cualquier momento puede suceder algo imprevisto que interrumpa y que ponga patas arriba (que disturbe, como apunta el título) nuestra (plácida) existencia.
    Saludos cordiales.

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    1. Cuando menos lo piensas salta la liebre, Carles, y todo tu mundo cambia.
      En ocasiones somos nosotros mismos los que necesitamos gritar para romper con lo que no nos gusta para seguir hacia adelante.
      Un beso.

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  7. Para mí tu personaje resulta entrañable, por mucho que su intención sea la de molestar, y pienso que uno de los motivos es por ese gesto rebelde contra nuestra acostumbrada y práctica alienación, pero sobre todo por las circunstancias, inofensivas, en las que la pone de manifiesto. Me ha hecho pensar en un buen chiste gráfico que bien pudiera haber firmado el mismísimo Mingote.
    Enhorabuena, Alma, y un abrazo.

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    1. Me encanta Mingote. Que compares la ambientación de mi microrrelato con un posible chiste gráfico del genial Mingote me llena de satisfacción. Mil gracias.
      Un beso, Enrique.

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  8. Pues tu protagonista ha conseguido lo que quería, llamar la atención. Lo mismo que un espontáneo en una plaza de toros o un exhibicionista en un partido de fútbol...
    Una buena foto, Alma.
    Un beso.
    Malu.

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    1. Gracias, Malu. La imagen del tipo gritando en mitad de la platea dejando atónitos al resto de espectadores me lleva a preguntarme, ¿y después de esto qué? ¿Es posible que en realidad solo quisiera molestar?
      Un beso.

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  9. Nunca he llegado a comprender a esas personas que no les gusta algo y no hacen otra cosa que dar por cu** para molestar. Espero que lo echen a la calle y que el director le lance con toda la intención del mundo la batuta a un ojo. Pero sin darle, que es capaz de pedirle daños y perjuicios.
    Enhorabuena por tu cincuenta.
    Saludos.

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    1. Sí, José Antonio, tienes razón. No hay quién lo entienda, pero siempre hay alguien cuya mayor afición es molestar al prójimo. Echarle a la calle sería lo mínimo que habría que hacerle.
      Gracias por tu comentario.
      Un saludo.

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