Maestro

Cierro los ojos en un conmovido deseo por elevarme a la cúspide del placer. Henchido el pecho, me recreo saboreando cada uno de sus movimientos colmados de virtuosismo. Rebosante de gozo, enjugo lágrimas que escapan en el preciso instante en que sus dedos dejan de tocar y el piano enmudece.
Escrito por Matrioska - Web

19 comentarios :

  1. Dan ganas de escuchar a ese pianista, de tener la sensibilidad de tu personaje, capaz de disfrutar a varios niveles diferentes. Como dice esta chica de aquí arriba, leerte siempre produce buenas sensaciones.
    Un abrazo, Matri

    ResponderEliminar
  2. Aquí la maestra es usted, prima. Qué bien contado, pardiez. Genial, pero viniendo de ti, prima, no me extraña.
    Besos apretaos.
    Pablo.

    ResponderEliminar
  3. Matrioska, tu relato rebosa sensibilidad, la misma que parece que ocurre cuando suena ese piano al ser tocado por ese maestro y se llena el ambiente de música.
    Bello relato y bellas letras, Matrioska.
    Besos.

    ResponderEliminar
  4. Matrioska, dicen que el placer que se siente al escuchar una interpretación musical a veces nos lleva al éxtasis. Has sabido muy bien expresarlo en tu 50. Enhorabuena, bello y sugerente.
    Besos apretados.

    ResponderEliminar
  5. Matrioska, tus palabras describen un placer cercano al éxtasis -como dice Pilar- erótico o místico. Ya sabemos que la mística se vale del lenguaje amoroso para explicar lo inefable. Sólo al final descubrimos el origen de ese placer, la música del piano. Cuando el piano enmudece, enmudecenos los lectores ante tan bellas palabras.
    Me ha resultado curioso y acertadísimo que no haya ni una sola marca de género en la voz de tu protagonista.
    Enhorabuena. Besos.

    ResponderEliminar
  6. Placer es leerte. Siempre sabes tocar la tecla adecuada. Bicos a esgalla.

    ResponderEliminar
  7. Matrioska, consigues mantener el secreto hasta el final, sin desvelar el origen de ese placer. Magistral tu micro. Enhorabuena. Un abrazo de Gloria

    ResponderEliminar
  8. Matrioska, me ha encantado. ¡Qué sensibilidad! Describes a la perfección el estado de trance que una buena pieza de piano puede causar en aquel que sabe apreciar lo que el artista quiere transmitir. Tú sí que has hecho música con tu micro y, como he leído anteriormente, has tocado la tecla adecuada. Enhorabuena.

    ResponderEliminar
  9. Nos llevas a un sorprendente final, tras describirnos sensaciones cargadas de sensibilidad y erotismo de una forma muy bella. Muy logrado, Matrioska. ¡Felicidades!

    ResponderEliminar
  10. El piano buena imagen, para un viaje de placer. Los ecos de su música han traspasado Internet.
    Besito virtual.

    ResponderEliminar
  11. Que bonito, Matrioska!! Ese piano hace estallar el alma. Las emociones se van matizando al compás de la música.
    Me ha gustado mucho. Besotes

    ResponderEliminar
  12. Delicioso y sensual relato, Matri. Claro, que viniendo de una virtuosa de las letras, no es de extrañar.
    Es una maravilla aprender de maestras como tú, que nos llevas de la mano, de forma suave y apacible, a descubrir cómo se escribe un micro sobresaliente.
    Beso grande.
    Malu.

    ResponderEliminar
  13. A mi me gustaría volver en pasiva el relato y escuchar a Matrioska toar el piano mientra yo... disfruto, pero bueno la cuestión, está al revés. Seguirá tocando el piano y disfrutando mientras yo me lo paso piapa con lo que escribe. Por cierto ¿De que pieza se trata? ¿Es unm balleto es un beso?

    ResponderEliminar
  14. Creía que el maestro estaba tocando otra cosa. Un micro muy sensual. Saludos, Matrioska

    ResponderEliminar
  15. ¡El absoluto! Describes el instante presente, donde emoción y estación se funden en algo inmaterial que vibra en la profundidad del ser. Los aventureros del absoluto, libro de Teodorov, filósofo fallecido recientemente, comienza contando una experiencia suya personal con la que te sentirás muy identificada si le tienes la oportunidad de leerlo. Si hubiera conocido tu relato, lo hubiese citado, seguro. Describes a la perfección el sentimiento que él relata.
    Hermoso, plácido y gratificante. Nos hace vibrar tu palabra. Besos, Matrioska.

    ResponderEliminar
  16. Muy bien descrita (y con gran picardía) la conexión entre obra y espectador, u oyente en este caso, que en inglés a menudo llaman feeling y en castellano (sobre todo en el ámbito flamenco) duende. Qué duda cabe de que para que este fenómeno de comunión, a veces colectiva, se produzca cuando la obra es musical, hace falta que la interpretación sea magistral; como tú relato, Matri.
    Enhorabuena y un abrazo.

    ResponderEliminar
  17. De todas las artes, la música es la más etérea, la más misteriosa, pues parece que entiende todos los idiomas de nuestra alma, idiomas que nosotros ni siquiera sabíamos que dominábamos hasta no escuchar esa música que nos los desvela.
    Así que cuando tenemos la suerte de asistir a algún concierto en el que un maestro como el de tu microcuento, interpreta la obra de alguno de esos genios que han entrado en comunión profunda con la música, sentimos que nos elevamos, que descubrimos lo mejor de nosotros, que hemos vivido unos de esos pocos momentos –en comparación con el resto- mágicos.
    Así que has descrito muy bien todo eso que produce la música en nuestra interior, una música que ha veces parece que la hubiesen compuesto sólo para nosotros, y pasamos del placer al gozo extremo, de la alegría a la nostalgia, de el éxtasis a esa melancolía que humedece nuestros ojos.
    Excelente microcuento, maestra, un abrazo.

    ResponderEliminar
  18. Ah, ese instante mágico y sublime en el que el alma se eleva hasta el cielo al compás de una melodía. ¡Qué liviano se siente uno en ese momento! y ¡Qué bien lo has contado!
    Beso grande, Matri.

    ResponderEliminar

Si no tienes cuenta, elige "Nombre/URL" en lugar de "Anónimo". ¡Gracias!