Reconciliaciones

Al principio de nuestra relación nuestras broncas merecían la pena por la reconciliación posterior, piel con piel, pura mezcla de deseo, rabia y lujuria. Pero últimamente nunca discutimos. Ahora solo lo hace con el vecino. Y con el del gas. Y con la pareja de mormones. Con todos menos conmigo.
Escrito por Manuel Menéndez Miranda

37 comentarios :

  1. Manuel, pues que ande con ojo tu protagonista ya que me parece que esas reconciliaciones tan afectuosas su mujer las tiene con otros.
    Un relato que desde el título hasta el final engancha, me gustan esas frases en donde describes cómo eran sus reconciliaciones.
    Me ha gustado, Manuel, enhorabuena.
    Un abrazo enorme.

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    1. Un abrazo Javier. Sí, yo también sospecho algo, no creas... :-)

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  2. Al final va a resultar que eso de "amores reñidos son los más queridos tiene dentro más verdad de la que parece. Si hay que discutir, se discute, no se hable más.
    Un relato que alguien tenía que escribir.
    Un abrazo grande, Manuel

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    1. Exacto Ángel, que no sea por no discutir que ocasiones hay de sobra, ¡jajaja!. Gracias amigo, un fuerte abrazo

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  3. Preocupante... cuando ya no merece la pena ni discutir.

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  4. Inquietante el inicio de párrafo: "Ahora sólo lo hace con el vecino..." ¿Sólo discutir? ¿También llevan reconciliación? Jajaja!, buenísimo relato.
    Un abrazo, 3M

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    1. Amigo Isidro: la ambigüedad, esa herramienta tan querida para el autor... Muchas gracias compañero, ¡un fuerte abrazo!

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  5. ¡Juas! Perdón... Es para preocuparse, sí (je, je, je). Muy bueno. Me encanta.
    Un abrazo, Manuel.

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    1. Gracias Fina, en efecto creo que es preocupante, menos mal que siempre les quedará Tele 5, jajaja. Un abrazo!

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  6. Qué pena, con lo apasionadas que son esas reconciliaciones. Mal va la cosa, si ya ni siquiera discuten. Parece que ella prefiere "reconciliarse" con cualquier otro, menos con su marido.
    Muy buen relato, Manuel. Un abrazo.

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    1. ¿Verdad que si? Si es que no saben lo que se pierden, menos mal que ella al menos sigue "discutiendo" por ahí, jajaja. Un besote!

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  7. Sin las discusiones han perdido la chispa, la oportunidad de las encendidas reconciliaciones. Y ella ha encontrado ese fuego en otros, ¿pero también en los mormones?
    Un micro muy divertido, Manuel. Un fuerte abrazo.

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    1. Esas camisas blancas, esas corbatas negras, esa cara de American "American way of life"...¿Cómo resistirse?, jajaja. Besos!

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  8. Un relato con mucha gracia, Manuel, no solo por la delirante historia, sino por el impecable ritmo de comedia que imprimes, sobre todo, al tramo final.
    Excelente. Enhorabuena.
    Un saludo.

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    1. ¡Vaya! muchísimas gracias, me alegra que te guste y sobre todo que despierte una sonrisa. ¡Un abrazo!

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  9. Muchas veces hemos escuchado decir que lo mejor de las peleas es el sexo de reconciliación, porque es más intenso, salvaje... lleva una carga energética más grande. El sexo puede “solucionar” todas las malas sensaciones que pueden quedar tras una fuerte pelea, pero cuando lo sabemos y entramos en conflicto para tener sexo después, y encima parece que no ha sido satisfactorio... Mal asunto!!
    Muy buena reflexión. Un abrazo, Manuel.

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    1. Está claro que el sexo no es la mejor solución, pero si una de las más agradables, jaja!. Gracias Olga, fuerte abrazo.

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  11. Las relaciones estables y largas son lo que tienen a veces... Que se pierden en un mar de apatía y rutinas, dónde la pasión desciende tanto que hasta se echa de menos discutir... Cualquier cosa que contenga un atisbo de efusividad. Son relaciones apacibles, de aguas tranquilas en las que se añora efectivamente algo de marea, alguna cosilla de que de vidilla. Y como bien has comentado el buen sexo: "piel con piel".

    Un saludo Manuel

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    1. Exacto Raquel, siempre mejor subir en una montaña rusa que en el tren de la bruja, ¿no te parece?. Gracias y un abrazo.

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  12. Me encantó! Podría discutir sobre esto!

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    1. Durante horas, la cosa es con quién, ¡jajaja!. Gracias, un abrazo.

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  13. ¡Por Dios! ¡Con la pareja de mormones!
    Cuando discuto con mi mujer, sólo consigo que no me haga torta de magdalena durante un mes. Le sale riquísima.
    Un micro bastante divertido. Enhorabuena, Manuel
    Saludos

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    1. Lo de la torta de magdalena es cruel también, no te creas. Y con la pareja de mormones tiene que ser por Dios, no tengo ninguna duda, ¡jajaja!. Muchas gracias y un saludo.

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  14. Aunque has optado por el tono chusco y humorístico, en esas reconciliaciones matrimoniales en las que, finalmente, se acababa en la cama, solía haber mucho de machismo y hasta de malos tratos por parte del hombre, y de sumisión y masoquismo por parte de la mujer.
    He conocido más de un caso, en los que el hombre, tras poner a la mujer a caer de un burro, tras hacerle incluso llorar, después se desfogaba sexualmente con ella, con lo que, a mi entender, la humillación era doble.
    No es el caso de tu microcuento en el que quien lleva la peor parte es el hombre, un individuo que parece que no se entera de nada –pues es incapaz de deducir lo obvio-, como aquel otro del chiste al que le preguntaron si su mujer gritaba al hacer el amor, y él contestó: “Mucho, la oigo desde el bar”.
    Mis aplausos por el desenfado y la ironía con las que has tratado el tema, y si los mormones aparecen por casa de uno lo mejor será darlos con la puerta en las narices, pues si antaño ya había razones, ahora, tras leer tu historia, las hay multiplicadas.
    Un abrazo, Manuel.

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    1. Supongo que habría de todo como en botica, el sexo no deja de poder llegar a ser un arma poderosa, y un arma siempre depende del que la use. En fin, espero que no eches a los mormones escaleras abajo a partir de ahora por culpa de este humilde relato, piensa que detrás pueden venir los testigos de Jehová, jajaja. Un abrazo y gracias!

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  15. Muy mal ha de estar la cosa si la mujer prefiere discutir con la pareja de mormones.
    Bien encontrado el punto de vista y el tono para explicar esta historia de desamor, Manuel.
    Abrazo.

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    1. Probablemente el desamor llegó mucho antes que los mormones, pero me alegra saber que el mensaje de amor de éstos ha calado, jajaja. Gracias y un abrazo!

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  16. Un relato lleno de dobles intenciones y lecturas que tan solo puede escribir alguien con tu ingenio.
    Eres la leche, hermano.
    las reconciliaciones... lo mejor de las discusiones, siempre que sea con uno.
    Relatazo, y van dos.
    Un abrazo.
    Pablo

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    1. ¿Que te puedo decir, hermano? Solo que esta es la única razón de escribir y el resultado colateral conocer a gente maravillosa como tú. Fuerte abrazo!

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  17. En tu relato, que cuenta muchísimo, pues cada frase encierra una situación para imaginar, también hay una mezcla en la que detecto principalmente amargura, nostalgia y humor. Me gusta mucho esta sencillez tan llena de buen hacer de tus historias, Manuel.
    Un abrazo.

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    1. Imposible que no se filtre algo de amargura, por mucho humor que se le ponga. Muchísimas gracias por tus palabras, de verdad que es una enorme recompensa para un relato tan sencillo. Fuerte abrazo!

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  18. Manuel, cuando uno deja de discutir con su pareja, lagarto lagarto... algo no va bien, sobre todo si lo que antes hacía con su pareja lo hace con los demás.
    Has planteado el tema de forma divertida a pesar de lo triste que es esa situación y dolorosa.
    Muy buen micro, Manuel. Perdón por la tardanza en comentar...
    Besos apretados.

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    1. Algo va mal cuando se discute y algo va mal cuando se deja de discutir, así que ¡Carpe Diem y discutamos mientras podamos!. Un millón de gracias y un fuerte beso.

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  19. Oy, oy, oy... la mala fama de los butaneros... pero, ¿y la de los mormones?
    Genial esta historia sobre desamor. Eres un maestro en esto de contar sin decir, Manuel.
    Una recomendación para tu protagonista, dile de mi parte que "discuta" un poquito más, a ver si lo arregla.
    Besos.
    Malu.

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    1. Lo que saco en claro es que los mormones no dan ningún morbo, bueno es saberlo, ¡jajajaja!. Yo se lo digo Malú, pero ya sabes que dos no discuten si uno no quiere... ¡¡Besote y gracias!!

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