Cuervos
Jamás creí en esos refranes alarmistas. Adoro los cuervos. Les sirvo su ración, mientras limpio las copiosas manchas de sangre, tras el incidente.
Llamo al hospital: me dicen que ella está mejor, aunque tal vez pierda su ojo.
Esperanzado, vuelvo a colocar el anuncio: "Busco pareja, aficionada a las aves".
Llamo al hospital: me dicen que ella está mejor, aunque tal vez pierda su ojo.
Esperanzado, vuelvo a colocar el anuncio: "Busco pareja, aficionada a las aves".
Ay, Daniel. Ten cuidado que, cuando se te acaben las novias, tendrás que seguir alimentando a tus pajarillos y ya sabes lo que comen...
ResponderEliminarUn abrazo de otra admiradora de los cuervos.
Que conste que los cuervos, casualmente ayer vi uno, me parecen un ave como la que más, con marcada personalidad y con tradicional mala prensa. Pero el alma negra del protagonista del relato tiene visos de ave insensible o psicopática.
ResponderEliminarUn relato que ofrece una segunda lectura inquietante. Saludos, Daniel.
Daniel, hay aves y aves. Parece ser que a las de tu relato no les gusta que su dueño tenga novia, tal vez deba especificar en el anuncio de que tipo de aves se trata.
ResponderEliminarUn relato intrigante y lleno de picotazos.
Saludos, Daniel.
Dicen que los cuervos son muy inteligentes. Tu prota debe tener cuidado no vayan aprender a hablar, y lo cuenten todo. Ellos son capaces de traicionar la mano que les da de comer.
ResponderEliminarMe has sacado una sonrisilla malévola.
Suerte, Daniel.
Saludos virtuales.
Los refranes no son alarmistas, sino más bien sabios (o eso se dice). De momento, tus cuervos arrancan los ojos que no son los de su criador, pero todo se andará, porque algún día puede que el anuncio no capte a nadie y entonces... ¡Estas aves, cuando tienen que comer, comen lo primero que encuentran!
ResponderEliminarInquietante cincuenta el que nos dejas, Daniel, aunque quienes te leemos, por aquí o por otros espacios, ya sabemos que son de tu gusto esas historias algo truculentas. Y a mí me gustan cómo nos las cuentas.
Enhorabuena y nos seguimos leyendo.
Un abrazo, amigo.
Dicen que los refranes guardan sabiduría y apego a la realidad. En el caso de tu protagonista hay una variación, pues esos animales no le sacan los ojos a él, sino a sus acompañantes, que más parecen carnaza elegida para tal fin.
ResponderEliminarUn texto que podría interpretarse como un homenaje a Hitchcock. Un ejemplo de cómo a través de un refrán puede componerse un relato singular.
Un abrazo, Daniel
Sabes que mi papá crió un cuervo pero le cortó las alas para que no volara y la lengua para que no pasara algún accidente como a tus protagonistas. El refrán tiene años de sabiduría, así que nunca hay que desafiarlos. Excelente. Saludos Daniel.
ResponderEliminarCría cuervos... Por lo visto no le gustan las madrastas.
ResponderEliminarUn saludo Daniel
Hay que hacer caso a los refranes siempre. Cuando el saber los ha puesto ahí es por algo.
ResponderEliminarBuen micro, Daniel.
Un saludo.
Un buen homenaje a Hitchcock, pero yo le digo a tu protagonista que se ande con cuidado, como tarde mucho en encontrar otra chica, irán a por él.
ResponderEliminarUn beso.
Malu.
Los cuervos tienen mala fama y son desagradecidos con sus criadores, pero el villano del relato es el criador, que busca parejas para ofrecerlas como víctimas.
ResponderEliminarMuy inquietante, Daniel. Un abrazo.
Menos mal que son cuervos y no buitres.
ResponderEliminarExcelente micro. Saludos, Daniel
Original manera de darle una vuelta al refrán.
ResponderEliminarLos cuervos lo llevan en los genes y forma parte de la naturaleza. Hay otros "elementos" sueltos que también sacan los ojos o todo lo que pueden, pero eso más que la naturaleza, el responsable es quizá un perverso proceso de socialización.
ResponderEliminarBuen relato, Daniel.
un abrazo.