Los otros

Al abrigo de la tapia esperamos, en silencio, mientras recogen los feriantes. Entonces, caminamos con la mirada las calles quebradas hasta la plaza. Los de dentro se tragan el orgullo y suplican noticias de los suyos. Porque no tenemos flores ni cruces, los suicidas, pero preferimos estar enterrados aquí fuera.
Escrito por Belén Sáenz

14 comentarios :

  1. Belén, siempre hay clases, incluso entre los muertos y las formas de morirse. En este caso, los suicidas, prefieren no descansar en "camposanto", por lo menos pueden seguir más en contacto con el mundo de "más acá".
    Me gusta ese "caminamos con la mirada", ese "se tragan el orgullo" y el título muy acertado, ese diferenciar entre unos y otros.
    Muy buen relato, Belén, me ha gustado.
    Besos.

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  2. Vuelve la vida subterránea a poblar el discurso de tu relato. El velo oscuro del submundo se rasga y nos presenta a los desclasados de entre los muertos. Parece que la rivalidad humana no descansara, que no haya paz para los malvados, como reza el título de la película.
    La voz en presente de la narración nos conduce en su periplo de muertos vivientes y nos hace patente la inquietante atmósfera que invoca su presencia.
    Saludos, Belén.

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  3. Impresiona la forma en clave que has escogido para relatar el objetivo del suicida.
    "Los de dentro se tragan el orgullo y suplican noticias de los suyos", me parece una descripción brutal.
    Suerte y un abrazo, Belén

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  4. Casi ni se les nombra, por eso son los "otros,". Desahuciados de todo y de todos, hasta de sí mismos, siguen apegados al medio terrenal, sin esperar nada de nadie. Lo curioso es que parecen más satisfechos que quienes murieron de manera más honorable o natural.
    Original y muy bien contado este mundo de muertos que no lo parecen tanto.
    Un abrazo, Belén

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  5. Narras el cementerio como una especie de cárcel. A mi siempre me lo ha parecido un poco. Un sitio donde no te apetece estar, por muchas flores que pongan, no sé si al morir cambia la perspectiva. Tampoco nunca he entendido que no se pudiera enterrar en suelo santo a ciertos muertos. Bueno para ser honesta, hay muchas cosas de la religión cristiana que no termino de ubicar. Por otro lado, me gusta el guiño a la película de Amenbar. Se agradecen unas cuantas almas errantes en esta vida tan superficial.

    Un abrazo

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  6. No estar sepultados en camposanto (y, por ende, santificado) tenía que tener alguna ventaja, a diferencia de quienes sí lo están. ¡Qué buenas historias nos ofreces siempre, Belén, y qué bien las escribes! El título, un acierto, porque nos remite, por un lado, a esas personas que ya no están entre nosotros como vivos (tal y como hizo Amenábar en su homónima película) y, por otro, porque nos marca las dos clases de muertos que existen en este cementerio, con su tapia y todo, como mandan los cánones. Porque sí, hay clases incluso en la otra vida. Potente imagen esa de «caminamos con la mirada las calles quebradas hasta la plaza».
    Enhorabuena, Belén, por esta nueva propuesta cincuentista. Ya sabes que nos seguimos leyendo. Por mi parte con delectación por tus buenas letras.
    Un abrazo.

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  7. Mucha miga Belén... Aunque los otros no estén santificados, son muy respetables y valientes en su decisión, pero siguen siendo "los otros", diferentes, sin duda.
    Enhorabuena, tus letras son siempre impactantes.
    Beso grande.
    Malu.

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  8. Que sean los suicidas, excluidos del camposanto, los afortunados que viven entre los dos mundos es un acto de justicia poética. Esos "otros", relegados y olvidados, son quienes pueden llevar noticias del mundo de los vivos. Qué imágenes tan impactantes, Belén.
    Excelente micro. Enhorabuena y un beso.

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  9. Qué alegría leer vuestros cariñosos comentarios y ver opiniones de lectores que también son escritores. Es un lujo poder contar con vuestra compañía. Millones de gracias!

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  10. De entrada, el título del microcuento me lleva a la película de Amenábar –como han dicho Raquel y José Antonio-, en la que también había dos mundos separados, resultando que quienes creían estar en uno de ellos, en realidad, estaban en el otro.
    En la película también había un ultramundo, como en tu microcuento, donde quienes están en él siguen sufriendo las separaciones y las marginaciones, algo que los humanos no podemos evitar de ninguna manera, pues siempre parecemos definirnos por oposición a alguien.
    Lo de enterrar a los suicidas fuera de los cementerios, o, en muchos casos, tener que simular la causa de la muerte para poder enterrarlos dentro, es otra más de las muchas mezquindades que nos caracterizan, de nuestros fanatismos y nuestra intolerancia a admitir pensamientos opuestos a los nuestros, de nuestra prepotencia a juzgarlo todo sin tener idea de nada, y a rechazar lo que no entre dentro de la cuadrícula de nuestra mente.
    Por otra parte, me gusta mucho que, como de pasada, hagas referencia a esos feriantes, los cuales, por lo general, llevan una vida nómada y que roza la marginalidad, sobre todo si se incluye entre ellos no sólo a quienes compran y venden, si no, además, a toda esa gente que se gana la vida con tómbolas, tiovivos, puestos de chucherías, etcétera.
    Luego está esa reivindicación que hacen de sí mismos los suicidas, ese orgullo último ante los ‘normales’, los que sí están dentro de las tapias del cementerio, pues hay que ser muy engreído para creer que a uno nunca le puede suceder lo que les ha sucedido a otros.
    En definitiva, una historia que habla de este mundo desde el supuestamente otro.
    Mis saludos y un abrazo, Belén.

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  11. Belén, a esos "otros" se les rechaza por considerarlos indignos de ser enterrados en el camposanto, pero se les permite estar al otro lado del muro que los separa. Son afortunados ya que al no estar encerrados disponen de libertad. Les has dado voz a través de tus impactantes palabras.
    Muy buen micro, Belén. Enhorabuena.
    Besos apretados.

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  12. La vida fuera de las cuatro paredes es preferible aún después de muerto. Me gusta esa mundana ventaja que otorgas a los suicidas, denostados por el clero pero requeridos por aquellos que, presuntamente, se ganaron el reino de los cielos.
    Un relato excelente, Belén. Enhorabuena.
    Un abrazo.

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  13. Los suicidas, más cerca de los vivos que los muertos.
    Bonito micro. Saludos, Belén

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  14. El solo hecho de haber sido marginados otorga a los suicidas un halo entre romántico y contestatario. Paradójicamente, además, ese castigo resulta ser una ventaja, pues su situación tiene visos de libertad frente al encarcelamiento de los muertos convencionales.
    Y todo ello contado de una manera extraordinaria. Hace tiempo que no me sorprendo de ello, pero tengo que decirlo: qué arte tienes, Belén.
    Un abrazo.

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