Dirty Dancing mortal
La muerte lo persiguió toda la vida; vivía asustado, sabiendo que jamás se desharía de ella.
La muerte, preocupada por que no disfrutara la vida, le dijo que le avisaría llegado el momento; cuando le pidiera un baile, sabría que sería su hora.
Aliviado, decidió apuntarse a clases de baile.
La muerte, preocupada por que no disfrutara la vida, le dijo que le avisaría llegado el momento; cuando le pidiera un baile, sabría que sería su hora.
Aliviado, decidió apuntarse a clases de baile.
Me sugiere una moraleja: Préparata en la vida ante lo inevitable y, que cuando llegue, que te pille con las botas puestas.
ResponderEliminarMuy bien, Rubén, tu relato puede abrir varias posibilidades, muy vitales todas ellas.
Un abrazo, sobrino.
Muchas gracias por tan bonita sugerencia y por tus siempre buenas palabras.
EliminarUn fuerte abrazo tio
Rubén, me ha gustado mucho. Tu prota se prepara a conciencia aprendiendo a bailar para poder afrontar ese momento al que tanto respeto le tiene. Es como querer suavizar la cosa. Un besito y suerte.
ResponderEliminarMuchas gracias María José por tu comentario. Besos y saludos.
EliminarQue cuando nos llegue el último baile nos pille bien vivos, ese es el mejor paso que podemos interpretar.
ResponderEliminarUna interesante propuestas sobre las obsesiones que nos impiden vivir con plenitud.
Saludos, Rubén.
Muchas gracias por tus palabras Manuel. Saludos.
EliminarUn final sorprendente, pero, en fin, hay que afrontar lo inevitable.
ResponderEliminarSaludos, Rubén
Muchas gracias por tu comentario Plácido. Saludos.
EliminarEl baile de la muerte, digno remate al baile de la vida. ¡Bailemos, entonces!
ResponderEliminarSuerte y un saludo
Muchas gracias por tu comentario María Jesús. Saludos.
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