Alter ego

Subyugado por su desinhibida desnudez y aquella pose manierista, lo rescató del contenedor. Apreciaba, sobre todo, su silencio cómplice, pero últimamente sentía tras de sí sus ojos vigilantes. Y no descansó hasta escuchar el estertor del plástico, mientras las fauces del camión de la basura engullían la sonrisa del maniquí.
Escrito por Javier Igarreta Egúzquiza - Web

4 comentarios :

  1. Un hombre seducido por una figura de mujer, hasta el punto de que la rescata de un fin seguro. Como en una relación entre personas de carne y hueso, a un primer deslumbramiento le sigue una realidad en la que se plantean inconveniencias con las que no se había contado.
    La historia de una soledad inevitable.
    Un abrazo, Javier

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  2. Me recuerda a una canción de Serrat "De cartón-piedra". Es de un hombre que se enamora del maniquí de un escaparate, hasta que decide tirar una piedra y "rescatarla". Como es lógico acabará en un psiquiátrico.
    Parece que tu protagonista ya se ha cansado de su maniquí.
    Mucha soledad que "entre-leer" en pocas palabras.
    Me ha gustado. Besos.

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  3. Tu historia da mucho que pensar, Javier. ¿Por qué esa obsesión con el maniquí? Primero el rescate, luego otra vez al contenedor y después al camión de la basura... intrigante...
    Un beso.
    Malu.

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  4. Agradezco mucho vuestro tiempo para leer y comentar. Un abrazo.

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