Puppy: nuestro peluche vaivén

—¡Niños, salimos!

Sentados en corro, aguardan la entrega diaria de Puppy.

—¿Sabíais que Puppy cuida mucho a los perritos? Incluso a los que están en las estrellas.
—¡¡Ohhh!! —corean.
—¡¡Hoy para Susana!!

Ya corre feliz con Puppy elevado:

—¡¡Papáaa, mamáaa!! Tristes, esperan darle la noticia. Yo... les guiño un ojo.
Escrito por Enrique Caño

15 comentarios :

  1. Me encantan tus relatos, Enrique. Habría que abrirte una sección especial, sólo para ti, dedicada a la infancia.
    Un gustazo leerte.

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  2. Enrique, siempre nos deleitas con un tierno y bello relato, que deja un agradable sabor a dulzura infantil. Comparto la opinión de Patricia; voto por abrirte una sección.
    Me ha encantado. Es una lindura.

    Besitos.

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  3. Guau, Enrique. ¡Qué de sentimientos en Cincuenta palabras! ¡Y qué de recuerdos! Yo tuve a Puppy en casa un fin de semana. Y lo tratamos muy bien. Y él a nosotros. Y esa felicidad de mi hijo, se la debo a gente como tú.
    Puppy no solo cuida de los perritos que están en las estrellas, sino a toda la familia.
    Precioso, Enrique.
    Un abrazo.
    Pablo

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  4. Se me ha pasado el plazo este curso, pero el próximo me apunto a tu clase. Bellas emociones las que nos relatas y, si cabe, mejores los cuidados que pones en educarlas.
    Sabor a escuela viva y a escritura delicada. Un abrazo, Enrique.

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  5. Coincido con todo lo pòsitivo dicho por ahí arriba de tu texto. Aunque no tengo hijos, entiendo perfectamnete todo lo que nos muestra y enseña tu relato. Suerte, Enrique. Un abrazo.

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  6. Nos traes en tu microcuento el universo mágico de la infancia, esa época de nuestra vida que, según Rilke, es la verdadera patria del hombre, por eso, robarle a un niño su infancia, hacerle sufrir, no darle lo necesario para que se convierta en un buen ser humano es el mayor de los crímenes que se pueden cometer en este mundo, el propio Jesucristo se pone excesivamente duro cuando se refiere a esos quienes corrompen a los niños, a quienes les desea que les pongan una piedra de molino al cuello y los arrojen al mar.
    En tu microcuento nos muestras a un buen maestro, a alguien que estimula la fantasía de los niños y los lleva por la senda de los buenos sentimientos, uno de los cuales es el amor a los animales, algo en lo que nuestro país no puede dar muchas lecciones, pues ha tenido y tiene fiestas que se basan en someterlos a atroces sufrimientos.
    Para concluir, nos dejas un enigma, a unos padres tristes, no sabemos por qué o, al menos, yo no lo deduzco, que van a darle una mala noticia a esa niña, pero la escena acaba con un atisbo de esperanza, pues ese profesor guiña el ojo y, se supone, tiene la solución o el lenitivo para esa paliarla.
    Magnífica historia que reúne muchas perlas en su desarrollo, enhorabuena, tocayo, un abrazo.

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  7. Enrique, algún día podrías recopilar tus relatos y publicar un volumen con ellos, que sería la mas grata de las lecturas para padres y madres. Para una niña la pérdida de su mascota puede ser un verdadero drama y el primer aprendizaje para conocer de primera mano que las ausencias de los seres queridos son inevitables, algo difícil de asimilar en cualquier edad.
    Gracias por otro regalo lleno de ternura y buen mensaje.
    Un abrazo, Enrique

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  8. Enrique Caño23/9/17, 22:39

    Muchísimas gracias Patricia Richmond, María José, Pablo, Manuel, Jesús, Enrique y Ángel. Siento no haberos podido contestar uno a uno como merecéis: entre la vuelta al cole y cuidar a mi madre, que está enferma, no he tenido apenas tiempo para entrar en 50 palabras.

    Muchas gracias por vuestras palabras tan positivas, la verdad que hacer relatos sobre la docencia me inspira mucho. Hay tantas anécdotas que contar que, efectivamente, se podría escribir un libro recopilándolas todas.

    En este micro he querido plasmar cómo la complicidad entre padres y profesores puede usarse para apaciguar el shock de Susana cuando se entere del fallecimiento de su perrito.

    Puppy, de alguna manera, puede servir en estas edades de un punto de apoyo para llevar esta situación tan delicada.

    El profesor -gracias a que los padres tuvieron la confianza de contarle que el perrito había fallecido y que esa tarde, a la salida del cole, le darían la noticia- optó por dar a Puppy a Susana convirtiéndolo en un cuidador de mascotas.

    Tengo que decir que no pude evitar las lágrimas de Susana pero me consta que estuvo toda la tarde abrazado a Puppy y durmió con él. Ya, simplemente con eso, me hizo feliz y me aferré al consuelo de haber podido apaciguar algo la caída. Estos momentos son los que dan sentido a la docencia y ¡a la vida!

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    Respuestas
    1. Relatos como este dan un valor incalculable a una de las profesiones más bellas, si no la que más, cuando se ejerce como nos muestras que la ejerces tú: ejemplo de vocación.
      Te lo he dicho ya alguna vez: hubiera dado cualquier cosa porque hubieras sido profesor de mi hijo.

      Ojalá que tu madre mejore pronto.

      Un abrazo.

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    2. Hacer docencia activa, como haces tú, es dar oportunidades a la vida, hacer crecer la viña interior del ser. No solo tu personalidad cuidadora, sino tu humanidad aflora entre las líneas maestras de tus relatos y de tus acciones. Que mejore tu madre, Enrique. Un abrazo.

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  9. ¡Qué tierno Enrique!
    Una delicia que los profesores tengan estos detalles con los niños y esta complicidad con las familias. Ojalá haya muchos así.
    Un abrazo.
    Carme.

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  10. ¡Enrique, me he emocionado al leer tu relato! Qué suerte tienen todos tus alumnos, Don Enrique. Y qué afortunados somos los padres sabiendo que nuestros hijos están en tan buenas manos.
    Un beso grande, espero que tu madre se recupere pronto.
    Malu.

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  11. Tierno, entrañable y ejemplarizante relato que nos cuenta cómo el tándem profesor-padres puede lograr positivos efectos, en este caso balsámico, con los niños que sufren situaciones delicadas y dolorosas.
    Deseo que tu madre se mejore cuanto antes. Un abrazo.

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  12. Enrique, debes de ser un maestro excepcional. En cuanto a lo de escritor, valga esta muestra para poder apreciar tu sensibilidad, ingenio, buen hacer...
    Enhorabuena y un abrazo.

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  13. Un cuento infantil, lleno de ternura y poética. Una delicia leerlo.
    Suerte, y un saludo virtual, Enrique.

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