Alma cándida

¿Oyes los tambores? Son del bosque furtivo; advierte a sus criaturas que va a borrar el camino del olvido y, si no regresas a tiempo, te quedarás en este lado para siempre. Vagarás por la senda de los remordimientos, sin llegar nunca al final, allí donde enterraste mis mortajas. Creo.
Escrito por Patricia Richmond - Web

33 comentarios :

  1. Un camino de huellas borradas debe ser como una senda sin fin ni principio, como esos recuerdos que son memoria de otro y que sin embargo parecen propios y nos hacen vivir una vida imposible porque estamos ya del otro lado, huecos y vacíos como una momia en su tumba.
    Qué desconcertante, Patricia.

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    1. No te comas la cabeza, Manuel, que son las divagaciones de un alma tan cándida que cree que los remordimientos existen... Y tú, pirata de los siete mares, sabes como yo que el que la hace ni paga ni le importa.
      Una tontadica de las mías.
      Abracico.

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  2. Solo con el arrepentimiento hay remordimientos, y en ese caso el camino del olvido queda borrado para siempre. La mejor opción entonces es aceptar la culpa, intentar reparar los daños (en la medida de lo posible) y pedir perdón. Creo.
    Un abrazo, Patricia.

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    1. Yo, con que me devuelva las mortajas, me conformo. Que las bordó mi abuela, la de Jaca, con hilo de lana de oveja del Pirineo, que ya no se crían de lozanas como entonces. Cosas de la sequía y el cambio climático. Es lo que más duele, las puntillas, digo, no el calorcico.
      Un abrazote, Enrique.

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  3. Espero que llegue a tiempo y pueda desenterrar un perdón de entre las mortajas, vadeando las sogas del arrepentimiento.
    Yo sí los oigo, pero a los tambores de noviembre, anunciando que la imaginación ha borrado otra frontera y avanza imparable hacia los meses venideros.
    Un placer, querida Patricia, de nuevo. Estoy seguro.
    Un abrazo.

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    1. Está bien, por ti, y como alma cándida que soy, le perdonaré. Pero para eso tiene que volver al bosque furtivo antes de que terminen de tocar los tambores. Lo de la imaginación, es algo imposible ya. Creo.
      Abrazos a montones, Antonio.

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  4. Alma cándida o alma en pena los remordimientos con sones de tambores irán mejor...
    Muy bueno, plas,plas, plas.
    Besicos, Patricia

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    1. Muchas gracias, Carmen, que me has emocionado. Pena no tengo, solo cándida fe en el lenguaje de los tambores, que aquí en Aragón sabemos sacarles partido.
      Un beso fuerte.

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  5. Yo lo único que creo es que no me arrepiento de vivir en este lado del bosque de las palabras, pues tengo la suerte de que en él vive una hechicera con un gran sombrero de plumas que me hipnotiza cada mes con el encaje de sus palabras, la libertad de sus historias y el infinito de su imaginación.
    Si el cierzo da ese ingenio, manda un poquito para el sur.
    Un besazo.
    Pablo

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    1. Pues mira, precisamente hoy es buen día para pedir cierzo, que nos sobra un poco... Con el sombrero bien agarrau y un ladrillo en el bolso para no salir volando, te mando un abrazote envuelto en una reverencia de las de doble tirabuzón y besamanos.
      Qué bonito es nuestro bosque.

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  6. Confundí los tambores con truenos. No percibí la advertencia y no pude acceder al camino del olvido. Arrastro el fardo del remordimiento que trato de exorcizar con la pluma. Pero mi horrible crimen fue traicionar el amor. El de las mortajas fue otro. Creo.

    Un abrazo

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    1. ¿Cómo? ¿También hubo traición? Si es que soy un alma cándida sin remedio. Creo.
      Abrazo fuerte, Georges.

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  7. El alma cándida del título no sé si es el personaje al que el narrador o narradora dirige esas misteriosas admoniciones que nos sitúan en un mundo que parece tener mucho en común con lo mágico y lo misterioso, o el narrador o narradora que así se califica a sí mismo/a.
    Sea como fuere -pues en muchos de tus microcuentos sueles jugar con una calculada ambigüedad, y dejas pistas falsas para que nos extraviemos de camino, lo cual me parece perfecto-, lo que sí ocurre, a poco que se profundice en la historia, es que a uno le sacuda un escalofrío, pues tras ese primer nivel en el que parece que un amante contrariado amenaza al causante de ese mal, también puede suponerse un segundo nivel en el que aparecen los seres fantasmales, los mundos de ultratumba, con esas mortajas que parecen cobrar vida, y no sabemos si el alma cándida, o el desaprensivo –suponiendo que el aludido es un hombre- de turno, va a quedar atrapado en un ámbito sobrenatural que hará que se le ericen los cabellos y se le hiele la sangre en las venas, al saber que va a vagar por la senda de los remordimientos, la cual se me antoja horrible, mas no podrá quejarse, porque ha sido advertido con anterioridad.
    Sin que sepa por qué, me has hecho recordar El monte de las ánimas de Bécquer, quizá porque Soria está al lado de Aragón.
    Muy original, como siempre, como corresponde a alguien que tiene un mundo narrativo propio. Enhorabuena y un abrazo, Patricia.

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    1. Lo de alma cándida me lo decía mucho mi abuela, la de Jaca, sabía mujer. Y eso que entonces yo era pequeña, pero ya apuntaba maneras y ya leía a Bécquer. Acabé haciéndome amiga de las ánimas y por ellas sé lo de las mortajas, que hay una por vida descarriada. Y a mí me las han robado o algo porque no sé dónde paran las mías. Alguien se las ha llevado. Creo.
      Gracias por interesarte y un abracico.

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  8. Dice un dicho: "Cuánto sufre el que sabe". Si el olvido borrase las acciones pasadas no habría nada que lastrase los pasos presentes, pero es de cándidos pensar eso, ya sabemos que lo que somos es lo que fuimos y contra eso poco se puede hacer, por muchas amnesias que nos sobrevengan. Lo de las mortajas tiene visos de haber sido la peor de las acciones, valedora de remordimientos que impedirán todo futuro.
    No me arrepiento de haber leído este relatazo. La vida es corta y el tiempo muy escaso, pero las historias que brotan del teclado de quien yo me sé son de las que no hay que perderse.
    Abrazos grandes, Patri

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    1. Ay, Ángel, no cruces el bosque furtivo, que tú eres bueno y te puedes encontrar a algún malvado que te líe o que se te lleve y te ponga a escribir cuentos para venderlos por las ferias ambulantes. Ese es su negocio, sacarnos lo que más queremos y aprovecharse de nuestras debilidades. Y yo, sin puntillas.
      Besicos.

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  9. Creo en tu candidez, en los tambores y en la grandeza del bosque de tu fantasía, Patri.
    Leerte es avanzar por la senda del presente hasta...¿La eternidad?
    Besitos virtuales mil.

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    1. Muy bien, MJ, otra a salvo en mi casita de chocolate. Aquí sigo de guardia hasta que todos volváis al bosque. Mientras se sigan escuchando los tambores, hay esperanza cincuentista. Que si eso, los rezagados volved antes de que lleguemos a la eternidad, que por aquí algunos ya se están zampando el tejado. Creo.
      Besicos, tocaya.

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  10. A mí me retumban en los oídos los tambores de Calanda y me pierdo en un sendero onírico entre imágenes de Buñuel y remordimientos y mortajas de tu singular mundo narrativo, Patricia. Con todo, albergo la esperanza de llegar a tiempo.
    Un beso.

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    1. Es que por aquí nos tira mucho la comunicación codificada. Como los tambores de Teruel, que la gente cree que son un homenaje semanasantero... En fin, centrémonos en lo que estamos y que cada cual interprete los tambores a su libre albedrío. Pero, corre, que hace frío ya y el bosque empieza a congelarse.
      Abrazo caluroso, Carmen.

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  11. Ah, amiga Patricia, de nuevo me sumerjo en tu hermoso mundo, llegando a creer que piso sobre él. Y siento el vibrar de los tambores, cuando avanzo por ese bosque tuyo de fantasía. Un abrazo y muchos besitos.

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    1. Ja, ja, cuida no te vaya a contagiar la locura galopante que me hace confundir los ruidos ciudadanos con tambores. ¿Serán de guerra? Por si acaso, no te entretengas y vente abrigada, que por aquí hay costumbre de ir robando las mortajas y demás vestimentas.
      Besicos, Carmen.

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  12. Tambores lejanos, relatos cercanos. Y un extraño bosque escondiendo una sorpresa. Enhorabuena ! Un abrazo.

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    1. Te voy a contar la verdad: quiero escribir como Neil Gaiman, pero no sabo. Así que voy por ahí, alma cándida, creyendo que puedo juntar letras y que se entienda algo. No es más y es todo lo que hay. A veces sueño que estoy en la entrega del premio Nobel, de acomodadora, y me confundo de sueños y entro en los de otros y me estoy armando un lío que no sé ya de qué estábamos hablando.
      Abrazotes, Pepe.

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  13. ¿Todavía llego a tiempo? Sí, todavía oigo los tambores. Hacedme un sitio antes de que sea tarde.
    Muy evocador ese bosque furtivo con su camino del olvido a punto de desaparecer. Sería terrible acordarse de todo continuamente. Un beso, Patricia.

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    1. Carmelo Carrascal9/11/17, 20:31

      Patricia, un abrazo!

      No es éste, en mi caso, un comentario convencional, ni se refiere estrictamente a tu último micro. Sino en relacíon al mal rato que la literatura te ha hecho pasar estos días. Tú y yo la adoramos, vale, pero no deja de seer una cabrona por su desvergonzado desparpajo para meter la nariz en todo. Todo.

      Aunque, como tú decías, a veces el silencio pueda ser, no sé, más respetuoso con los efectos de ese lado más cruel de la existencia.
      Te entiendo y creo que todos los que seguimos este espacio tb.
      Tu extraordinaria sensibilidad y empatía te convierte en una suerte de diosa, dejémoslo en diosecilla. Aunque a veces te haga sufrir más de la cuenta, más que a la mayoría.
      Pero no quiero alargarme, sólo era mi intención que, aunque una interpretación superficial de mi comentario al micro ese pudiera llevarte a pensar de mí lo contrario, por la contigüidad y eso, no es así.
      A lo dicho, que un fuerte abrazo (ya van dos, Patricia!) resuma la intención esencial de este "discurso" mío.
      En fin.

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  14. Pues di los tambores avisan... será cuestión de no hacer oídos sordos. No se puede ser tan alma cándida... corre!

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  15. Por Dios, Patricia, qué micro. Esperemos que el protagonista se dé prisa. O le espera un aterrador futuro.
    Saludos

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  16. A veces es mejor olvidar, sin remordimientos. Un relato enigmático, bonito, espero haberlo interpretado correctamente.
    Saludos.

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  17. Gracias por vuestros comentarios, chicos. No me han aplicado un 155, estoy liada con las cosas de la vida.
    Un beso silencioso para todos.

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  18. ¿Oyes los aplausos? Son de todos los que te admiramos, querida Rich.
    No te cojas tantas vacaciones que nos dejas huerfanitos.
    Un beso grande.
    Malu.

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