Llorar

Llorar fue siempre su mejor recurso. Sirvió para ser el favorito del abuelo, recibir los mejores regalos en Navidad, conseguir el corazón de las chicas, el punto que faltaba en las oposiciones. Pero aquel día, frente al amor de su vida, no sirvieron para nada... ¡y esa vez eran ciertas!
Escrito por Pau

8 comentarios :

  1. cuántos no utilizamos este recurso de niños!!!! Solo que siempre debe comprenderse o determinarse el momento exacto para dejar de usarlo. Este detalle es muy complicado y pasa mucho eso que dices: que esta vez eran ciertas!!! Bueno el micro, saludos.

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  2. En la Biblia se dice que Dios guarda nuestras lágrimas. Sin embargo, me parece que hay lágrimas estériles. Las del protagonista de tu micro, Pau, parece que forman parte de esta categoría.
    Una buena historia. Saludos

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  3. Las lágrimas utilizadas como herramienta para ablandar ánimos, provocar empatías y arrimar ascuas a la propia sardina. Por poderoso que sea el recurso, no tiene nada que hacer frente a un rechazo sin paliativos.
    Has descrito bien una curiosa paradoja: el paso de un lloro teatral, hecho de falsas lágrimas de cocodrilo, hacia uno que, a pesar de ser auténtico, no tiene efecto.
    Un saludo

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  4. Bueno es como la historia de que viene el lobo... ¿Pero quién dice que no le sirvieron de nada? Quizás no resultasen para ser amado, o manipular esta vez al otro. Pero llorar siempre es muy sano, sobre todo cuando es de verdad.
    Un saludo Pau

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  5. Aprendió pronto a utilizar el llanto como chantaje emocional. Lástima que sus verdaderas lágrimas fueran estériles. Casi parece un acto de justicia poética.
    Un abrazo, Pau.

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  6. Como en el cuento del pastor y el lobo. Como han mencionado otros antes que yo.

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  7. Como han recordado otros compañeros, la historia de este personaje llorón recuerda un poco aquella del pastor que anunciaba una y otra vez que venía el lobo y era mentira, hasta que el lobo acabó llegando y no le creyó nadie.
    A mí también me ha recordado un par de canciones –y seguro que si se pone uno a pensar y a investigar hay muchas más-, una de ellas en la Zarzamora, unos de cuyos versos dicen: “¿Qué tiene la zarzamora / que a todas horas / llora que llora por los rincones, / ella que siempre reía / y presumía de que partía los corazones?”
    La otra es Fallaste corazón, en la que se dice: La vida es la ruleta / en que apostamos todos / y a ti te había tocado / nomás la de ganar. / Pero hoy tu buena suerte / la espalda te ha volteado / fallaste corazón / no vuelvas a apostar.
    En ambas canciones, como en tu historia, hay dos situaciones, una primera en la que el personaje consigue lo que quiere, y otra en la que su hado cambia y conoce el lado amargo del destino. Así, ese ser dado al llanto un tanto tramposo, enfrentado a la situación más importante de su vida, no consigue nada con esas lágrimas que, hasta entonces, le han permitido conseguir cuanto deseaba. C’est la vie, que dicen los franceses.
    Un abrazo, Pau.

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  8. Las últimas lagrimas le sirvieron para darse cuenta de los sentimientos verdaderos que tenía en su interior.
    Buen micro, Pau.
    Malu.

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