Soñando con los ojos abiertos
Cada mañana miraba de reojo el buzón esperando encontrar como por casualidad una carta de amor que le llenara la vida de alegría y el corazón de besos. Como sucedía en los viejos cuentos que, con voz aterciopelada, le contaba la abuela noche tras noche cuando se iba a dormir.
Hola, Juan.
ResponderEliminarSoñar despierto, a quién no le ha ocurrido, y más siendo niño. Los cuentos de la abuela hacen que se dispare la imaginación del niño y desea los besos de la ficción en la realidad por mor de una carta amorosa en el buzón, como por casualidad, como suelen suceder las cosas. Y que se le llene la vida de alegría. Una vida sin amor, las de los niños soñadores también, es una vida vacía. El amor es el motor número uno. Es el peso que sostiene al mundo. Me gusta tu texto, sencillo peso con calado. Enhorabuena y un abrazo.
Los sueños tienden a cumplirse, lo que no sabemos es cuándo. Para este protagonista, cuando su carta llegue (aunque pueda tardar, que la correspondencia epistolar en estos tiempos ha menguado mucho).Mientras tanto, queda reconfortado en el sueño de los cuentos que le contaron. Precioso, Juan. Saludos.
ResponderEliminarMientras tengamos sueños seguiremos vivos. Tu protagonista espera una carta mientras recuerda las historias que le contaba su abuela, desea volver a tener ilusiones y quién sabe si algún día conseguirá encontrar lo que espera.
ResponderEliminarBesos.
Malu.
Y los cuentos, cuentos son. Difícilmente se hacen realidad.
ResponderEliminarSuerte y saludos, Juan.
El protagonista no tiene quien le escriba, parafraseando a García Márquez. Lo que sí tiene son sueños, imprescindibles para seguir adelante, y una buena colección de cuentos en su memoria. No son estos tiempos de amores epistolares, pero le deseamos la visita del cartero.
ResponderEliminarPrecioso, Juan. Un abrazo.
De corazón deseo esa carta para el protagonista, los sueños son hermosos, pero el tiempo pasa y...
ResponderEliminarUn beso.