Aprendizaje

"Venga, ¡que tampoco puede ser tan difícil!", se dijo a sí mismo delante del folio virgen, presto con su bolígrafo de punta fina, ideal para sacar a relucir su ingenio más escondido.

Empezó a escribir. Fluía fácil el relato. ¡Ay!, pero no contó con que se le acabaran las palabras.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez

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