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Le narraba un cuento —siquiera uno muy breve— cada día, desde que nació; aunque hubieran discutido, por teléfono si se distanciaban o incluso vía post-it.

A sus casi 15 años, Laia no sabía cómo hablarlo con su padre cuando él se acercó:

—Hoy no tengo cuento... ¿Me cuentas uno tú?
Escrito por Álex Garaizar

Todo a 50

Permaneció frente al escaparate intentando olvidar que era el último día, hipnotizado por las reliquias que lo adornaban. Quizá las dejara allí para siempre, sin hacer el inventario, tal como estaban. Con la mirada perdida, se marchó muy despacio, sin cerrar la puerta, volviendo la cabeza de vez en cuando.
Escrito por Pablo Núñez

El relevo

Al cruzar la plaza saludas, como siempre, al anciano de bronce que ocupa el tercer banco. Alegremente tomas asiento al lado y bromeas sobre los beneficios de estar solo.

Sólo cuando empiezas a notar rígidas las manos, la cara, el anciano se incorpora y marcha; no sin antes desearte suerte.
Escrito por Ignacio Urtiaga

Conjuro

Vuelve al jardín de cristal. Siembra palabras sobre los vidrios rotos. Cuando brote un torbellino de mil colores, agita los espejos. Despertará un eco olvidado que te preguntará quién eres. ¿Recuerdas a los héroes, las brujas y las princesas tuertas que escribí? Serás uno y todos... otra vez, para mí.
Escrito por Patricia Richmond

Latidos cercanos

Agitada, se acostó muy tarde. Emocionada, rememoraba los mágicos e increíbles momentos que habían compartido. Mientras tanto, el móvil recibía mensajes continuamente.

Desvirtualizar a sus compañeros de letras había merecido la pena. Instantáneamente el calendario se llenó de citas; los cuadernos, de relatos; y su cara, de sonrisas y lágrimas.
Escrito por Malu

La sepia que en las fotos salía en color

Era el último partido y quería contentar a alguno de aquellos fichajes fallidos. Relatos insulsos, lugares comunes, ideas truncadas... Los observé durante el entrenamiento, pero seguían sin convencerme.

—¡Tú! —acabé señalando, al azar—, que sepas que mañana cuento contigo.
—¿Iré convocada, míster? —preguntó sorprendida—.
—Mejor aún —le aclaré—: serás titular.
Escrito por Enrique Mochón Romera

Puntos suspensivos

Aquel local de copas tenía una clientela satisfecha, gracias a los consejos de su sabio propietario. Años después tuvo ocasión de trasladar su magia a la cafetería de la Casa Blanca. El presidente del país más poderoso del mundo modificó entonces sus decisiones erráticas. Después vendrían el Kremlin, el Vaticano...
Escrito por Ángel Saiz Mora

Pérdidas inaceptables

Los lunes telefonea a su difunto padre. Todos los domingos lleva flores a la residencia donde su madre vivió sus últimos días. Los sábados busca, por el Barrio de las Letras, algún escritor para hacer una microquedada.

Cada día su e-mail le vomita el relato que envía a Cincuenta palabras.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa