Mejor relato de enero de 2016




Gana El columpio por haber recibido una mejor puntuación del jurado (68-67).

Noche en blanco o reescribiendo la leyenda

Ni por asomo imaginaba Guillermo cómo, tras desayunar una solitaria manzana, iba, pasadas unas horas, a tener que demostrar su aplaudida maestría con la ballesta. Precisamente aquella mañana en la que su pulso no era el más templado tras una noche casi en vela por culpa de una indigesta cena.
Escrito por José Antonio Barrionuevo
(Anónimo hasta febrero)

Cuatro paredes y miles de ventanas

Entre las manos de Nacho, una mariposa pavo real. En la mirada de María, caravanas de camellos transportando dátiles y sal por el desierto del Sáhara. Ante tal alboroto, una hechicera pide silencio desde las murallas del castillo.

María sonríe, guiña un ojo a su hermano y pasa la página.
Escrito por Jose Bravo - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

La receta de la abuela

Había encontrado el sobre amarillento dentro del libro. En el papel rescatado, borrones, manchas de tinta de mil colores, notas musicales, restos de barro, purpurina, azúcar y sal.

Ahí estaban las claves para cocinar con éxito, solo había que descifrar los ininteligibles garabatos para entender la receta de la vida.
Escrito por Malu
(Anónimo hasta febrero)

Buenos días

Y fue entonces cuando el sol se durmió. Se cerraron los bares, y dejamos de buscarle el porqué a todo. Entonces acabó la canción. Ya no me debías más bailes. Dejé paso al juego de pensarte. Y entonces, como siempre que juego contigo, perdí la partida cuando despertó el sol.
Escrito por Elena Romero Vargas
(Anónimo hasta febrero)

Cruel despedida

Comprarán unas botas altas, de piel, promete su padre después de amenazarla. Ella se escabulle por el tragaluz de la cocina. Conoce la casa, ayuda a mamá a limpiarla. Tira de la cuerda y su padre la iza, fajo en mano. Se lo arrebata. Huye. Nunca más sabrá de él.
Escrito por Patricia Collazo - Web
(Anónimo hasta febrero)

Rodeos

Todas las tardes sale a la terraza para verla pasar. No sabe que ella se ha dado cuenta. Aún menos que sueña con él. "La mujer de mi vida", piensa, pero no se atreve a bajar. El día que lo hace, ella sube a su casa y no se cruzan.
Escrito por Gabriel Pérez Martínez - Web
(Anónimo hasta febrero)

1936

Se afilió al periódico republicano. Ella, incrédula, decidió protegerle. Los militares se los llevaban. No volvían. Esa noche, vinieron a por él.

—Soy católica —y le mostró los justificantes de sus donativos. Contrariado, el cura lo rescató.

Él nunca supo la razón. Ella calló. Le dejaría creer en la justicia.
Escrito por La hija del Ferroviario
(Anónimo hasta febrero)

El espía

El trayecto en autobús desde el aeropuerto hasta Manhattan apabulló a Boris. Claro que había visto fotos pero, ¡caray!, aquello tenía poco que ver con su Moscú natal. Cuánta ropa, cuánto ajetreo, cuánta publicidad; había de todo para todos. Ojiplático, telefoneó al KGB de inmediato:

—Confirmado. Esto es un infierno.
Escrito por Álex Garaizar
(Anónimo hasta febrero)

Las siete damas de un emigrante

Soledad lo acoge, lo protege de Indiferencia mientras Entereza cada noche lo alienta, lo levanta, lo endereza para atesorar en un cuaderno los tenues ecos de su tierra. Escribe con Esperanza al abrigo de Consuelo, engarzando versos sin Distancia, pero siempre anclado a un mismo suelo recién pintado de Nostalgia.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Exposición

Sus pasos cruzaron el último escalón de madera de su portal con determinación. Intentaba que su respiración fuese pausada. Tenía una cita en la sala V.

Ahí estaba su obra. El gélido mármol que con tanta pasión llenaba su corazón. Por fin juntos. Nunca más la agorafobia invadiría su mente.
Escrito por Jem Ela - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Seis miradas

Miraba al pelotón, sin miedo. Los soldados al apuntarle pensaban:

"Nada me ha hecho".
"Lo conozco desde niño".
"A sangre fría no puedo".
"Su mirada es íntegra".

Los disparos dibujaron una silueta en la pared.

"Tiene los ojos de padre". El capitán apoyó el arma en su cabeza y disparó.
Escrito por Salvador Esteve
(Anónimo hasta febrero)

El duende de Candela

Antes de empezar a caminar, Candela ya bailaba. Tenía duende. Y así fue como murió, bailando.

En las noches de verano se oye una guitarra, un constante zapateao y un quejío, que provienen del patio. Incluso mi hija dice haber visto una guapa señora de pelo negro bailando en él.
Escrito por Olga Noya
(Anónimo hasta febrero)

Posibles efectos adversos

Sufrió una intoxicación aguda tras exceder la dosis recomendada. Después de aquel apasionado proceso quedó tan seriamente debilitado su ya delicado sistema afectivo que, desfallecida, tuvo que interrumpir bruscamente el tratamiento. Fue entonces cuando su maltrecho organismo acusó serias alteraciones cardíacas.

Definitivamente, nunca volvería a consultar a aquel atractivo farmacéutico.
Escrito por Chusa RH
(Anónimo hasta febrero)

Sin más

Se descolgó la hache del abecedario. Molestaba a la ola, al echo y al deshecho; quería hojear y el ojo se indignó, el aya se escondió bajo la haya y se negó a rehusar y errar tal atrevimiento. Por ello se envolvió en su capa de silencio y se deshizo.
Escrito por Mª Belén Mateos Galán
(Anónimo hasta febrero)

Reyes de la noche

Lo tienen todo previsto: el camino a tomar, la situación de la casa y del agujero en la verja. Incluso, en caso de necesidad, tienen localizado el pozo seco donde esconderse.

Tras conseguir los tres disfraces de mago, acordarán la hora y la manera más idónea de hacer el reparto.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web
(Anónimo hasta febrero)

Cena de empresa

Despertó con un espantoso aliento de anís y un tremendo dolor de cabeza. Apenas recordaba algún detalle de la cena de empresa de la noche anterior. Desorientado, avanzó torpemente a través de aquel pasillo desconocido pero fue al oír la voz ronca del jefe desde el dormitorio cuando se desesperó.
Escrito por Pau
(Anónimo hasta febrero)

A través de la niebla

Mi espíritu errante inundó la piel de Rodrigo al descubrir que, con la mirada apagada, me buscaba por los rincones del olvido. Mientras un aroma familiar descorría los visillos que velaban su memoria, se le encendieron los ojos al sentir que mis labios invisibles derretían las esquinas de su boca.
Escrito por Pablo Núñez
(Anónimo hasta febrero)

Justicia divina

El mismo día de su muerte, Holmes fue nombrado Jefe del Servicio de Admisión del Cielo. Se encargaría de reevaluar todos los casos admitidos en su día por san Pedro, y desenmascarar a pederastas, tanto tiempo escondidos, corruptos y delincuentes informáticos, delitos para los que Pedro ya no estaba preparado.
Escrito por Crispín - Web
(Anónimo hasta febrero)

Desolación

Las calles vacías de aquella mañana de domingo..., la fuerte resaca..., el obstinado goteo del lavabo..., que no quedara café... tuvieron mucho que ver; aunque nada como aquel viento helado que entró al abrir la ventana, golpeándome la cara y esparciendo por el suelo los trozos, diminutos, de nuestra foto.
Escrito por Enrique Mochón Romera
(Anónimo hasta febrero)

Colgados

En esta casa ciertas cosas quedarán colgadas para siempre, como los tenis en los cables de luz, la lámpara en el techo, la enredadera en el muro del jardín, las llaves en los llaveros, los ganchos en el armario, el atrapasueños en la ventana y mi cuerpo en esta habitación.
Escrito por Lourdes Zamora - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Liberación

Por fin, después de más de dos mil kilómetros de sufrimiento, humillación y calamidad, logra traspasar la última frontera ya exhausto. Al momento se siente libre, feliz, ligero, como levitando. Detrás ha quedado su cuerpo, pegado al enrejado de afiladas concertinas al que, desesperado, se ha arrojado hace un momento.
Escrito por Rafa Olivares - Web
(Anónimo hasta febrero)

Z (Cine I: Terror)

Cuando la pareja de guardias civiles llegó a la gasolinera, amanecía. Cañadillas corrió al servicio. Por radio daban alertas por altercados.

Había una manguera suelta derramando gasolina. Sánchez pitó. Nada. Entró a ver.

—¿Dónde coño están...?

La televisión hablaba sobre un virus: "Los muertos resucitan", subtitulaban.

(Pasos)

—¿Cañadillas? ¿Eres tú?
Escrito por Raquel Tevas Cisneros (anónimo hasta febrero)
Terror | Western | Thriller | Road movie | Aventuras | Bélico

El hombre útil

Existe una fábrica de calzados que utiliza hombres como materia prima. Sin saberlo, todos ingresamos en aquella fábrica. Alguien presiona una palanca y nos convertimos en zapatos. Nacemos cerrados y nos quitan lo de adentro para hacer el agujero que las Personas Más Importantes necesitan para meter su lindo pie.
Escrito por Sandra Rebrij - Web
(Anónimo hasta febrero)

Maldita inspiración

Bebo los vientos por ti, pero no consigo aplacar mi sed. Te siento cerca, pero solo me permites unas líneas. No sirven los mil poemas que escribí y que nadie leyó, ni las novelas de quinientas páginas que guardo en un cajón. Tan solo cincuenta palabras para atraparte: ¡qué difícil!
Escrito por Fernando da Casa - Web
(Anónimo hasta febrero)

Hermanas

Eran idénticas nuestras facciones taciturnas, nuestro carácter sombrío y hasta los pensamientos que compartíamos arrebujadas en la misma cama. Por eso pregunto, desesperada, si fue ella o fui yo la que falleció mientras dormíamos. Porque ni mamá puede distinguir ahora a la gemela fantasma de la que aún sigue viva.
Escrito por Luz Leira - Web
(Anónimo hasta febrero)

En la calle-lle veinticuatro-tro

Las niñas no se van a casa cuando cae el sol. Tienen un pintalabios para disfrazar las sonrisas que dibujan fingidas en el aire. Aparentan ser mujeres. Sueñan que no existen los monstruos.

Cuando nadie las ve juegan a hacer palmas, en la distancia. Cada una apostada en su esquina.
Escrito por Miguel Ibáñez - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Lentamente

Sonó un golpe seco y se resquebrajó. Un olor conocido se esparció por la habitación. Aquella sustancia viscosa y trasparente se deslizó lentamente hacia la fuente de calor. Un objeto frío la empujó haciendo resonar ecos metálicos en la estancia. Algo chisporroteaba en la candela... El huevo ya estaba frito.
Escrito por Salvador Pérez Salas
(Anónimo hasta febrero)

En breves momentos...

Después de cenar, en horario de máxima audiencia, Marta carraspea en el salón. Desvía la mirada cuando su novio pregunta qué ocurre con sus ojos y le suelta: "Tenemos que hablar", provocando el silencio sepulcral entre los tertulianos exaltados de la televisión, a la espera de escuchar tan inquietante anuncio.
Escrito por Nicolás Jarque Alegre - Web
(Anónimo hasta febrero)

Emancipación

La sumisión a padre y hermanos quedó en África. La violencia desapareció junto con Habib, quien le dejó casa puesta con plasma, freezer y microondas.

Hoy es una mujer emancipada, pronto será una europea más. Antes, debe renovar vestuario, mejorar su francés y acabar los tuppers de tagine de Habib.
Escrito por Georges
(Anónimo hasta febrero)

Los extremos se tocan (Relatos circulares I)

Todo saldrá bien —dijo el científico a su preocupada esposa—. Me reduciré a nivel subatómico hasta el microcosmos.

El hombre presionó un botón y comenzó a encogerse de tamaño hasta desaparecer. Los gritos exteriores hicieron asomarse a la mujer, que vio un descomunal y conocido rostro acercándose a la Tierra.
Escrito por Jean Durand (anónimo hasta febrero) - Web
Parte I | Parte II | Parte III

El centro

Miro a mi hijo, asustada. Observo sus ojos: pupilas dilatadas, inyectadas en sangre. No me atrevo a decir nada, su mirada delata irritación.

La ventana está abierta, siento aun así calor. Mañana estará en el centro, la droga corre por mi niño. Elevo una plegaria al universo: que lo sane.
Escrito por María - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Amanecer

Arropado por el recuerdo de acciones que nunca debieron ser. La compañía, una oscuridad total incrementada por el silencio. La oscuridad hace eco con el silencio. Oscuridad triple: del silencio, del recuerdo y de mi corazón.

Levanté la vista y contemplé el espectáculo más hermoso: una luz en la oscuridad.
Escrito por Ricardo Rodríguez Sánchez
(Anónimo hasta febrero)

¿La pena de quién no merece?

El joven jefe de taller me acompañó a caja.

—¿Pasará la ITV?

—¡Claro, señora, con el esfuerzo económico que hace! Por mí genial, pero ya sabe mi opinión.

Efectivamente, la sabía. Demasiados años para tanta inversión. Pero me enseñaron a no hacer lo que no quisiera que hicieran conmigo misma.
Escrito por Maen Romo
(Anónimo hasta febrero)

Amor fracasado

Alzó su mano y me saludó en la distancia. Le devolví el saludo y sequé con suavidad mis lágrimas. Supe en aquel instante que ya jamás volvería a sentir su figura.

Abordé mi camino, sin prisa, sabiendo que ya nadie me esperaba, pero saboreando ese último cielo de púrpura amarga.
Escrito por Clara Vidal Mestres
(Anónimo hasta febrero)

No me seas tan impaciente como la mariposa

Hasta hoy pensabas que lo único que hacía era desanimarte. Que cuando te dije "nunca verás la luz al final del camino" solo deseaba apenarte.

Pero ahora, querido topo, espero que hayas entendido que nunca serías capaz de ver el camino; porque lo que tú tenías que hacer era construirlo.
Escrito por Saioa Etxegia Eizagirre
(Anónimo hasta febrero)

Carta de Navidad

Van a ir a comprarse un vestido nuevo y un helado y una manta para el frío y un hermanito y una casa. Un montón de cosas que les hagan sonreír, le dice su mamá. Solo tienen que esperar a que aquellos señores de uniforme les dejen cruzar la frontera.
Escrito por Ignacio J. Borraz
(Anónimo hasta febrero)

Corazonadas

Papá estaba triste, siempre triste desde que murió mamá. Aquella noche, como todas, no cenó. Sin embargo se sentó a la mesa, para asegurarse de que mi hermana y yo cenábamos en condiciones, como decían antes.

—Mañana —dijo— tenéis que estar fuertes.

Amaneció tumbado, frío y muerto... en la cocina.
Escrito por Chelo Santa Bárbara - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

1944

Día septuagésimo quinto. Seguimos OK. En la trinchera matamos el tiempo jugando a las canicas. Apostamos los ojos marrones de Jackson contra los azules de Williams. El cabo espanta el aburrimiento ensayando unos pasos y, por fin, se ha decidido a sacar a bailar a la momia descarnada del general.
Escrito por Belén Sáenz - Web
(Anónimo hasta febrero)

Inocente

Le encantaba jugar a ser invisible. Recorría los pasillos del subte y nadie lo veía. Cuando se volvía visible repartía tarjetitas a los pasajeros. Las monedas obtenidas las guardaba su mamá. Ella, con hambre, pensaba: "¡Qué inocente es! No hace falta ningún truco para que las demás personas nos ignoren".
Escrito por Paste
(Anónimo hasta febrero)

Una vez más

El portazo sonó como un disparo en la noche y su adiós retumbo en el callejón de las despedidas. Indiferente, me di media vuelta y, como hacía tiempo, la abracé con ansia y deseo. Volvíamos a estar juntos, sin nadie entre nosotros. Nunca nos debimos separar, mi soledad y yo.
Escrito por Arturo
(Anónimo hasta febrero)

Padre, ¿por qué me has abandonado? (II)

—¡Hey, Cthultu, detente! Abandonaste de nuevo al crío.
—¡Oh! Espero que esté bien; apenas hemos viajado trescientos mil años.
—Todo irá bien; nosotros vivimos eones. Sólo estará un poco asustado.

La nave viró y tomó rumbo a la Tierra. Cthulhu emitía dolorosos sonidos hacia el cielo mientras emergía del océano.
Escrito por Andrés Galindo (anónimo hasta febrero) - Web
Parte I | Parte II | Parte III

Hija

Encantadora y brillante. Cabello ondulado del que se enamorará la brisa. Destellos de fuego en la mirada y una risa franca que hará de la vida un sueño sin final. Así será mañana. Hoy, mi hija es toda promesa, el milagro en mí, un corazón mínimo donde late el futuro.
Escrito por Silvina Palmiero - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Cumpliendo tu sueño

Soñaba con volar cuando miraba a su amiga la mariposa, pensando que algún día lo lograría. Un día decidió tirarse de la rama más alta, sería el estímulo definitivo para sus alas.

—Te dije que algún día volarías —le dijo la mariposa al ciempiés mientras lo sujetaba por los aires.
Escrito por Geyna López - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Indeseable amo

Una noche sin luna, el esclavo negro se da a la fuga. El amo suelta los perros y pronto le dan alcance. Rodeado, se detiene para defenderse, pero la jauría se muestra sumisa, casi suplicante. Entonces comprende: tiene que llevarlos consigo, él no es el único maltratado en la plantación.
Escrito por Max van der Chasquen - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Carnestolendas

Acabó de elegir cómo iría a la fiesta de Carnaval. El impacto que causaría le estaba aportando ya un placer insano. El "blanco hueso" les iba a estremecer.

Solo quedaba por decidir si las cuencas vacías de su calavera las dejaría tal cual, al natural, o las disimularía un poco.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

El columpio

Dani está triste. Desde que se cayó, nadie quiere jugar con él en el parque. Todos miran pero nadie se acerca.

Agarrando fuertemente las pequeñas manitas de sus hijos, las madres contemplan, atónitas, cómo el asiento vacío del columpio se balancea en un vaivén incesante.

Dani, triste, vuelve a impulsarse.
Escrito por Matrioska - Web
Elegido mejor relato de enero de 2016 (mes anónimo)

Aprendiz de mago

Practicaba durante largas horas sus nuevos trucos de magia. Un día, preocupada por su tardanza, entré en su cuarto, pero allí no estaba. En un rincón dormitaba un bonito conejo.

Tres años llevo buscando a mi marido diariamente. En el jardín, el conejo, a veces me observa con mirada lasciva.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa - Web
(Anónimo hasta febrero)

La cola

La cola parecía interminable, Vladimir calculó que tendría varios kilómetros. Preguntó a algunos de quienes allí estaban, pero nadie supo explicarle para qué era aquella cola. Llegó hasta el individuo que estaba en primer lugar, le preguntó lo mismo. Él le dijo: "El resto no sé, yo espero a Godot".
Escrito por Enrique Angulo - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Sin trato

Llamó a su puerta y la encontró más guapa que el año anterior. Le sentaba bien el reflejo de la luna aquella noche otoñal. Tenía preparada la misma declaración de amor. Pero ella le puso un montón de caramelos en las manos y lo mandó de nuevo a la calle.
Escrito por Pepe Sanchis
(Anónimo hasta febrero)

Libertina

Esa tarde, una novela de aventuras deambulaba por el parque ataviada con su rústica encuadernación. La frescura y viveza de sus páginas suscitó el cotilleo entre dos vetustas ediciones de lujo:

—Ni siquiera se pone una sobrecubierta.
—Dicen que trabaja en una biblioteca pública. Ha estado en manos de muchos.
Escrito por Vicente Varas - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Margarita vengadora

Cuando terminé de deshojar la margarita, me agaché para tomar otra. Sin embargo, fue la margarita la que se las apañó para cogerme a mí. Mientras me arrancaba orejas, nariz, dedos, manos, pies, piernas, brazos, no paró de preguntarme:

—¿Te parece divertido? Responde. ¿Te parece divertido? ¿Sí? ¿No? ¿Sí? ¿No?
Escrito por Plácido Romero - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Héroe de papel

Cuando descubrió que su capitán había perdido el honor, todas las estrellas del cielo se apagaron de golpe. Tiritó y echó el marcapáginas al fuego para sentir su calor por última vez. Recordó que las hadas son inmortales; voló hasta la esquina, la sujetó con fuerza y pasó la página.
Escrito por Patricia Richmond - Web
(Anónimo hasta febrero)

Luz de gas

Tenías razón. Te he traicionado y no he agradecido todo lo que has sacrificado durante estos años. Sin ti el mundo me habría devorado. Me convenciste y quiero que me perdones porque, como dices, "siempre la cago cuando tomo una decisión".

Reza por mí porque, tonta de mí, me marcho.
Escrito por Ignacio Urtiaga
(Anónimo hasta febrero)

De alguna vida

Era un paseo normal. Miraba distraída escaparates, cuando sentí su mirada. Ojos negros que me dejaron hipnotizada y me hicieron sentir electricidad en la piel. No sé cuánto tiempo pasó, nos miramos tan intensamente... Podría jurar que me besó y que lo reconocí de algún sueño o de alguna vida.
Escrito por Marisol
(Anónimo hasta febrero)

Una razón para un gesto

Fuimos vecinos. Compartimos juegos e infancia, pupitre y aficiones. Soy amigo de su marido y un tío para sus hijos. Sé que piensa que me conoce bien. Puede que algún día sea cierto, si aprende a interpretar mi gesto de triste resignación cuando alguien me pregunta por qué sigo soltero.
Escrito por Ángel Saiz Mora
(Anónimo hasta febrero)

Visita nocturna

Me visitaba, acariciaba mi mejilla y me preguntaba si había visto al abuelo; después, se desvanecía como la noche.

El día nueve de enero mi abuelo se fue para siempre de mi lado; creo que allá donde marchó se encontró con la abuela. Ella nunca más regresó a mis sueños.
Escrito por Carmen Martagón E. - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Ilusión cumplida

Su ilusión siempre fue viajar en el tiempo, a otra época; cuando la tecnología no lo dominaba todo, cuando todo era más artesanal; así que construyó su nave temporal y viajó. Cuando llegó, muy contento, encontró trabajo como vendedor de sándwiches y bebidas: de máquina expendedora. Era un robot feliz.
Escrito por Luis Goróstegui - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Muda, al principio

Me vuelvo a detener frente a ti, con los sueños en una mano y millones de palabras no dichas en la otra, entre el silencio de una tarde larga, perezosa, sedienta.

Me vuelvo a detener y me quedo muda, en este oasis de letras, de otoños. 

Caminando firmemente al precipicio.
Escrito por Carinho9 - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

La arruga es bella

En la sala todos comentan sus reparaciones. La señora de la rinoplastia, la chica siliconada, el hombre de la liposucción y el del trasplante de cuero cabelludo, pero yo solo veo las cicatrices de sus complejos.

Cuando la enfermera me nombra ya estoy en el ascensor aceptando mis cincuenta años.
Escrito por Asun Paredes
(Anónimo hasta febrero)

Para todos los gustos

—No quiero hijos —le había dicho siempre su mujer, muy a su pesar.

Sus amigos lo sabían. Por eso se sorprendieron tanto cuando oyeron a un mocoso saludándole:

—¡Adiós, papá!

Y es que, aunque su mujer creía en la familia tradicional con matrimonio indisoluble, afortunadamente había otras mujeres que no.
Escrito por M. Carme Marí - Web
(Anónimo hasta febrero)

La huida

Cuando el teléfono sonó por tercera vez, abrió los ojos. Fastidiado, respondió. La voz era espesa... Y entonces se decidió. Se preparó lo mejor que pudo y salió sigilosamente, caminando sobre sus miedos, que ya eran muchos y, para siempre, envolvió sus recuerdos, como único equipaje para lo que vendría.
Escrito por Ruperto
(Anónimo hasta febrero)

Tu esencia

Te busco y no te encuentro. Camino solo por las calles. Reviso en los más recónditos lugares. Ahí donde percibo tu esencia. Sé que no fue tu intención dejarme. Abandonarme. Este lugar luce promisorio. Tu olor esta aquí. Estás al final de la calle. Corro y te grito. ¡Guau, guau!
Escrito por José Torma - Web
(Anónimo hasta febrero)

El hotel infinito

El director sonríe a Jeanne, que deja su llave magnética en recepción y le hace una mueca a la niña que juega con su muñeca mientras tintinea una cucharilla de plata. Los rostros de los últimos clientes se borrarán del programa cuando abandonen la ciudad. La niebla esconde navegantes ingrávidos.
Escrito por Pepe Illarguia - Web
(Anónimo hasta febrero)

El homicidio

Todo ocurrió tan rápido... Observó desde su ventana cómo su amigo entraba al apartamento con su chica, luego escuchó un sonido muy fuerte, un grito y silencio. Siguió observando y lo vio disparar. "La mató", pensó él. Salió a enfrentarlo, pero al entrar a ese oscuro apartamento todos gritaron: "¡Sorpresa!".
Escrito por Nereka
(Anónimo hasta febrero)

El retrato de Mona Lisa Gray

Había un vigilante en el museo del Louvre, donde trabajaba desde hacía más de veinte años. Cada día parecía igual que otros, pero no lo era. La dulce sonrisa de aquella Mona Lisa cada noche se demacraba. Esta era la prueba de la decadencia de una humanidad enferma de avaricia.
Escrito por William Che - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Ignorante

Casualmente, halló el manzano de la sabiduría y decidió comerse una manzana cada día.

Y así, indolentemente, se fue haciendo tan sabio que llegó a creerse que había aprendido todo lo que podía ser aprendido.

Pero se equivocaba. Todavía ignoraba que el gusano del olvido tenía un sabor muy amargo.
Escrito por Carles Quílez - Web
(Anónimo hasta febrero)

Enosis desconcertante por lo incierto

Y de aquellas palabras no quedó nada: pavesas que se llevó el viento, cuando las tardes de enero. Y se hicieron aire, motas de aire quedo. Y se hicieron, al tiempo, cuerpo, polvo minúsculo que, encarnado de nuevo, se metió por sus poros, para estarse fundido en su amado cuerpo.
Escrito por Dipandra - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

La presa

Aguardo escondido entre la maleza a que salga. La espero arañando la noche. Tengo todo el tiempo de la vida para atraparla. Ella será mi mayor trofeo. Pero sabe muy bien camuflarse, porque a veces es etérea, esquiva. Conoce bien los rincones ocultos. ¡Ya cuelgas insolente del cielo!: radiante plenilunio.
Escrito por Carmen Hinojal
(Anónimo hasta febrero)

El globo

Cuando el reloj de cuco anuncie la media noche y pierdas tus zapatos de cristal junto a un recipiente repleto de botellas, acariciarás llorando mi piel de látex y mi cuerpo flácido. Entonces, entre campanadas y suspiros, recordarás que hubo un día que retuve tu aliento y alimenté tus fantasías.
Escrito por Luis San José - Web
(Anónimo hasta febrero)

El beso de la mujer araña

Mi vida pende de un hilo. Fatalmente cautivado, intento resistirme a su mortal hechizo, pero esta red se ha tornado asfixiante.

Con desesperada valentía, pulso aterrado la cuerda de su telaraña y empuño con fuerza la lata del insecticida, mientras contemplo hipnotizado sus pasos que se acercan lentos, precisos, inexorables...
Escrito por Miguel Pineda
(Anónimo hasta febrero)

Génesis 2:18 (sin censura)

Y vio Yavé Dios que el hombre andaba compungido; y comprendió, pues, su falta de tacto.

Llamó Yavé Dios al hombre diciendo: "He pensado concederte una compañera, como a los animales del campo y a las aves del cielo".

El hombre exclamó: "Mejor un Ferrari y me la busco yo".
Escrito por FNR
(Anónimo hasta febrero)

Volver

Cada mañana, el mismo ritual con sus hijas. Nunca olvidará cuando no besó a María, estuvo tres semanas sin hablarle.

Un beso suave pero sentido, tal vez el último. Su pequeña siempre le dice: "Papi, otro, y no olvides volver".

Su trabajo como probador de antídotos para venenos era arriesgado.
Escrito por Javier Puchades - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Sobresalto del dibujante

Con un trazo seguro el lápiz recorrió suave la servilleta. Hilarantes, las líneas se fundieron, traspasando los límites de la vida. Sobre el papel, el ritmo del tango flotaba en la estancia trazada. De repente el dibujante se quedó inmóvil, observando la imagen recreada. Las del mundo real se parecían.
Escrito por Carmen Martínez Marín - Web
(Anónimo hasta febrero)

Fábula inversa

Después de vivir durante muchos años libre y feliz como toda una reina, conociste a aquel despiadado príncipe azul que te pintó toda clase de monstruos imaginarios, para poder encerrarte en su sombrío castillo hasta el fin de la historia.

Hoy para él no eres más que una malvada bruja.
Escrito por Daniel Castillo
(Anónimo hasta febrero)

Speed

Confieso que soy adicto. En mis zapatillas llevo las jeringuillas, con las que me inyecto brea. No me gusta inhalar humo, por eso no fumo. Prefiero una dosis de polvo, la que consigo fuera de la ciudad donde otros, como yo, encuentran que trotar por los caminos es muy estimulante.
Escrito por Beto Monte Ros - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Deformación plástica de un caminante

El camino manda. Lo que andando te encuentras es hoy tan tuyo como era hace mil años. Mucho antes de que naciese el caminante comenzó a vibrar imperceptiblemente la gran masa de piedra que, derrochando equilibrio, en aquella justa curva, caerá ladera abajo buscando la blandura apetecible de mi cuerpo.
Escrito por Antonio Rodríguez Gallego
(Anónimo hasta febrero)

La vida se acaba

—¿Cuántos años tienes? —preguntó la margarita.
—Trescientos.
—Eres muy viejo, vecino.
—No, qué va, soy muy joven, aún estoy creciendo.
—Entonces habrás conocido a toda mi familia, ¿verdad?
—Sí, preciosa amiga, pero nunca llegaré a conocer a tus hijas —respondió antes de que lo talaran.
Escrito por Isabel Mata Vicente - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

La cara oculta de la Luna

Incapaz de aceptarse y superar sus inseguridades, se dio un baño y frotó hasta borrar cualquier rastro de sí misma. Pintó en el lado derecho de su rostro la cara que le gustaría mostrar y decidió ocultarse tras su pelo. Desde ahora viviría en su cara oculta, como la Luna.
Escrito por Pilar Alejos Martínez - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Mejor relato de 2015


*Al relato "Deshielo" se le deben restar 20 votos debido a que, sin conocimiento de la autora, se disparó una campaña a su favor de votos individuales en poco tiempo, por lo que el total real es de 33. Lo siento por Margarita, que fue la primera sorprendida y se apuró bastante.

Carmesí en la mirada

Implacable, el destino surgió por encima de su hombro. El impacto, precedido por un haz de luz roja, fue brutal. Su amor sangraba junto a él exhalando un último aliento. Su vida se escapó entre sus dedos tintándolos de intenso carmesí. Un último beso.

Sus ojos se tiñeron de venganza.
Escrito por Neldai
(Anónimo hasta febrero)

El precio del oro

Contra todo pronóstico, la selección de balonmano de aquel pequeño país ganó la medalla de oro olímpica.

Se les recibió como héroes, agasajados en el palacio presidencial y vitoreados por las calles de la ciudad. La última etapa fue la catedral, a hombros de sus amigos.

Habían muerto de éxito.
Escrito por Josep Sebastián - Web
(Anónimo hasta febrero)

Alucinación

Coge el cuchillo y lo desliza por encima de su pesadilla. Brota una sangre negruzca y apestosa. Sumerge las manos dentro de ese recurrente sueño. Coge al monstruo que atormenta su sopor, como si fuera un bebé. Este intenta clavar sus garras en ella, el cuchillo cae, el delirio continúa.
Escrito por Esther Moreno Morillas - Web
(Anónimo hasta febrero)

Amor patrio

Se le llenaba la boca con la palabra "patria". Su pecho se henchía de emoción ante un desfile militar o al oír el himno. Estallaba de orgullo con las palmaditas de sus superiores. Cuando, lleno de sobres, se le reventaron las costuras, hubo de recurrir a un lejano paraíso fiscal.
Escrito por Carmen Cano - Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Lo que nunca se supo del Génesis

...y el séptimo día descansó. Dios bendijo ese día y lo apartó, para que todos lo adoraran.

En realidad, al octavo día Dios se aburría de muerte y se planteó seriamente adelantar el apocalipsis. Luego se lo pensó mejor, se puso un disfraz y se hizo pasar por el diablo.
Escrito por Juan Carlos Garrido del Pozo- Twitter
(Anónimo hasta febrero)

Transmigración

Odio las colas. Recuerdo la Place de la Concorde, en cuyo centro lucía la guillotina. La del 29, en la cola del comedor social, en un NY plomizo. La de la frontera francesa, en el 36, con mi niño en brazos.

No han abierto las puertas del INEM. Sigo esperando.
Escrito por Miguel Manrique
(Anónimo hasta febrero)

Prisión

Preventivo, entre rejas, observa alejarse los pasos. Llega hasta los barrotes, detrás, ¿la libertad? Fija la vista en un punto. Clama. Silencio ensordecedor.

Desde hace un año vive esta injusticia: alimentación insípida, paseos al sol, guardianes abrumadores, soledad.

Intenta huir. Sortea los barrotes y arrastra su cuerpo hacia el chupete.
Escrito por María Jesús Briones Arreba
(Anónimo hasta febrero)

El alquimista

Tras la devastación sólo sobrevivió un hombre con conocimiento de lenguas muertas. Hurgaba en antiguos repertorios de información para experimentar con una mezcla de azufre, carbón y salitre que devolviera la juventud a su rostro. La mixtura no surtía efecto en sus mejillas y decidió calentarla un poco al fuego.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro
(Anónimo hasta febrero)

Desolación

Se despertó asustado en la mitad de la noche. A su lado dormía un desconocido con el que había tenido sexo unas horas atrás. Buscó un cigarrillo por todos lados. Se sentía solo y triste. Pero también vacío.

Necesitaba encontrarlo a él. Necesitaba solo un poco de su amor.
Escrito por Fausto
(Anónimo hasta febrero)

Vidas idénticas

Lucía, empujada por sus amigas, pregunta a una pitonisa cómo será su futuro. Esta la verá atarse a un novio aburrido, a una hipoteca, a los silencios que llegan tras la luna de miel, a uno o dos críos... y sin necesidad de echarle las cartas. A ninguna de ellas.
Escrito por Cadillac Solitario
(Anónimo hasta febrero)

Próxima estación

Sabía que era hermosa. Me gustaba sentir sus miradas. En las escaleras, en el metro…

"Próxima estación". Frente a mí, una mujer madura. Me miró a los ojos. Eran mis ojos. Se abrieron las puertas. Salí a toda velocidad.

Temía la próxima estación. Añoraba sus miradas. Ya nadie me mira.
Escrito por Gil Hernando de Santiago
(Anónimo hasta febrero)

Tiempo muerto

Los viernes tenemos fiesta en el cementerio y lo pasamos de miedo. Aunque últimamente estoy un poco agobiada: el cadáver del nicho de al lado se muere por mis huesos y no sé cómo hacerle entender que, después de conocer a tantos fantasmas, ya no creo en el amor eterno.
Escrito por Margarita del Brezo
(Anónimo hasta febrero)

Incertidumbre

La duda le corroía. Había intentado averiguarlo mil veces buscando por los rincones. Rebuscó en armarios, escritorios, cajones, anaqueles, altillos, en la chimenea y bajo las camas. Tenía que haber alguna nota que le permitiera resolver la terrible incógnita que le impedía dormir: ¿por qué su padre se había suicidado?
Escrito por Gloria Arcos Lado
(Anónimo hasta febrero)