El espía

El trayecto en autobús desde el aeropuerto hasta Manhattan apabulló a Boris. Claro que había visto fotos pero, ¡caray!, aquello tenía poco que ver con su Moscú natal. Cuánta ropa, cuánto ajetreo, cuánta publicidad; había de todo para todos. Ojiplático, telefoneó al KGB de inmediato:

—Confirmado. Esto es un infierno.
Escrito por Álex Garaizar
(Anónimo hasta febrero)

15 comentarios :

  1. Imagino que este espía se va a cambiar de bando a no mucho tardar.
    Buen relato.
    Saludos.

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  2. Su trasladamos a Boris a París y lo metemos en la película de Lubistch, "Ninotchka", seguro que no desentonaría. Me hizo recordar esa gran película tu relato.
    Un abrazo.
    Pablo.

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  3. Exquisita la narración de este relato, muy bueno por cierto, lleno de una sutil ironía y de un rico y vistoso vocabulario; cosas estas que me remiten a un autor cuyo nombre anotaré como fijo en mi quiniela particular. Van mi enhorabuena y mis saludos.

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    1. Creo saber en quién estás pensando y estoy de acuerdo contigo, Enrique.
      Veremos los resultados dentro de poco.
      Saludos.

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    2. Espero que aquí no haya "partidos" amañados.
      Saludos.

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  4. El terminar de leer y dejar una sonrisa al final tiene mucho valor. Si eso le pareció un infierno que bueno que no vio el barrio de Tepito en la ciudad de México.

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  5. Desde la «Guerra Fría» la KGB no había recibido una noticia tan alentadora. Casi puedo imaginarlos felicitándose los unos a los otros gritando a todo pulmón: «¡También ellos! ¡También ellos!»
    Un micro sustancioso y de aristas afiladas.
    Un saludo, anónim@.

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  6. Me parece que este espía quiere hacer creer a la KGB que se gana el sueldo. Este no vuelve a Moscú!
    Estupendo micro!
    Besos

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  7. Mucho me temo que el pobre Boris se va a quedar en el infierno durante mucho tiempo, pero solo para enviar información a la KGB, solo por eso.
    Besos.
    Malu.

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  8. Está visto y comprobado que a cada cual le gusta lo suyo, lo demás está bien (o no), pero sólo de visita. Siempre es bueno tener un enviado en el lugar de los hechos para suministrar información de primera mano, aunque series y películas sobre ese entorno concreto hay para aburrir (y para entretener).
    Saludos

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  9. Vuelvo a recordar la película de Spielberg El puente de los espías, como hice en un microrrelato anterior de Vicente Varas, también sobre el mismo tema. Y es que los espías, difícilmente, saldrán de nuestras vidas. Éste que se queda ojiplático al ver el ajetreo de Manhattan, no sé si será el espía que surgió del frío, o el espía por mandato. Sea como fuere, está muy polarizado como corresponde a la época de la guerra fría. Ya decía Sartre que el infierno son los otros, para los capitalistas los comunistas y viceversa, para la nuera la suegra, y para el obrero el encargado. Y, a veces, a un nivel más cotidiano, el infierno son los vecinos de al lado que nos hacen la vida imposible gracias a que los empresarios de la construcción deciden forrarse –entre otras corruptelas- a base de hacer las paredes de las viviendas de papel de fumar, lo que supone que oigas el eructo del vecino que vive tres pisos por encima del tuyo. Pero creo que me he ido demasiado del tema. En fin, ya veremos que opina Boris de Nueva York cuando lleve viviendo en ella un tiempo, si es que antes no lo deportan. Un buen microrrelato, mis saludos al autor.

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  10. Bueno, eso de "había de todo para todos"... seguro que en Nueva York hay quien no lo ve así.
    Igualmente, puede que Boris piense que en el "infierno" de Manhattan se está más calentito que en Moscú.
    Saludos!

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  11. Seguro que después de colgar, pensaría nuestro Boris que hay infiernos a los que uno podría acostumbrarse. Buen retazo de la guerra fría, con un magnífico toque de fina ironía que pone de manifiesto lo diferente que debía ser espiar en uno o en otro bando.
    Enhorabuena desconocid@ 28.2

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  12. Muy bueno. Como dicen algunos compañeros, este espía seguro que va a tener algún problemilla con el avión de vuelta y, fatídicamente, no le va a quedar más remedio que quedarse en tierra enemiga. Un saludo.

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  13. Como ya es un poco tarde, hago un comentario en general.

    En primer lugar, muchas gracias a todos por pararos a dar vuestra opinión. La inspiración la saqué porque pensaba "colarme" en el mes anónimo cual espía en lugar de cerrar el mes como siempre.

    Quería dejar en el aire las dos posibles interpretaciones: que por raro que parezca el apego que el protagonista guarda a su querida Rusia y el sentido del deber le hagan sentir realmente en un infierno o que quiere que la KGB piense que es un duro sacrificio para él para quedar bien y mantenerse allí el mayor tiempo posible.

    De todas formas, quiero puntualizar que la historia está ambientada en los años 50 y que el tipo alucina mucho con los avances en tecnología, el abastecimiento en las tiendas y la variedad de ropa y objetos a los que el ciudadano medio tenía acceso, algo que en Rusia apenas concebía pese a ser espía.

    ¡Saludos para todos!

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