El sueño hutu

Un día más, Faraji recorrió penosamente los 33 kilómetros que le separaban del territorio controlado por Mwenye. Pagó 2.000 francos a sus hombres y cargó el arroz de la ONU de vuelta. Allí logró colocarlo por 2.700 francos, mientras soñaba con adquirir una kalashnikov para convertirse en el nuevo Mwenye.
Escrito por Álex Garaizar

Crisis

Más allá de la percepción sensorial, había empezado a sentir que el mundo estaba cambiando. Mis amigos ya no eran los mismos; y entrar en la discoteca ahora me causaba un extraño repelús. La certeza llegó cuando descubrí que me apetecía más comer cacahuetes contigo que los macarrones de mamá.
Escrito por Carles Quílez - Web

Talento en segundo plano

Había alcanzado un éxito sin precedentes. Sus obras marcaban estilo aunque, en el fondo, carecía de inventiva e imaginación. Su materia gris, por sí sola, se quedaba en blanco. Su pensamiento giraba en torno a ideas que nacían de las circunvoluciones cerebrales de su vecino: el ignorado y eterno incomprendido.
Escrito por Gabriel Pérez Martínez

Maldita ternura (0)

Los gritos destemplados de la madre fueron acallando, poco a poco, la voz de la hija.

Será que es peligroso prescindir de la palabra. Tantas decepciones provocaron en aquella una fantasía, luego un deseo reprimido, finalmente una idea fija.

Cuando la obligaron a abrir la puerta, allí se descubrió todo.
Escrito por Ruperto
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Sprint final

Esperábamos perfectamente alineados el pistoletazo de salida. La gloria estaba a escasos nueve segundos. Respiré hondo y al oír la señal salí disparado en un clímax adrenalítico. Dejando atrás a todos mis contrincantes, uno a uno. Fue una injusticia inesperada que mi sueño acabase en una fina funda de látex.
Escrito por Stbn

Perfección

"La perfección no existe", dijo aquel hombre alado, abriéndole la puerta. Ella recién lo sabía: se lo habían enseñado las incontables cicatrices en su cuerpo, en cada cirugía, buscando ser cada día más bella.

En la última se había quedado dormida, eternamente. Con la cabeza baja, entró entonces al cielo.
Escrito por Miguel Pineda

Inconmovibles

"Gran expectativa, la prensa cubre el arribo de Cupido a la Isla de Pascua".

Horas más tarde, una noticia conmueve a los habitantes del lugar: el niño alado fue hallado sin vida dentro de las inmediaciones del Parque Nacional Rapa Nui. Habría sido víctima de un certero golpe de culatín.
Escrito por Mariela Perigo

Nueces de Macadamia

"Creía que los extranjeros eran felices", piensa el niño negro. Él desconoce si es feliz, bastante tiene con trabajar en el hotel para llevar un poco de comida a su familia.

Mientras, en la piscina continúa el niño blanco abroncando a su madre blanca porque no le gusta el helado.
Escrito por La Marca Amarilla

Ira (Pecados capitales VI)

Frustrado, el caos del disturbio disparó su amargura por un trabajo que detestaba.

Ofuscado, fue un compañero quien detuvo el automático vaivén de su porra, impidiendo que continuara golpeando el cuerpo acurrucado de un adolescente imberbe.

Arrepentido, aún temblaba cuando el dique de sus ojos cedió al partir la ambulancia.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter
Serie: PerezaGula | Lujuria | Avaricia | Envidia | Ira | Soberbia

Compañerismo

Aquella becaria tenía una repelente risa de hiena que prodigaba con los clientes y en la pausa del café, pero dejó de enervarme cuando me confió sus problemas nerviosos. Seguro que incluso ella agradeció que culminara el masaje cervical con un crujido letal, definitivo, que infundió paz en el departamento.
Escrito por Belén Sáenz - Web

Premio Pulitzer

Cascos azules abrazados a niñas semidesnudas, soldados muertos entre escombros... No encontró una fotografía ganadora hasta dar con aquella mujer negra abandonada en su choza. Vientre abultado, ojos sin vida, labios resecos. Derramó toda el agua de su cantimplora mientras ella la miraba, inalcanzable. Esa expresión merecía un premio. Clic.
Escrito por Cadillac Solitario

Cura de humildad

Dormía en una esterilla y comía sobras de la basura al lado de donde hacía sus necesidades. Hacía dos días del secuestro frente al banco y ya se había dado cuenta de que solo vivía igual que esa pobre familia a la que unos meses atrás había negado un préstamo.
Escrito por Valentín Bayón Muntaner - Twitter

El día más importante

Durante la misa estaba preciosa, de blanco como ella siempre había deseado.

Ese día era el centro de atención y yo no podía dejar de mirarla. Cuando el cura terminó me hice un hueco entre la gente y la vi una última vez, segundos antes de que cerraran su ataúd.
Escrito por Miguel Ibáñez

Caída libre

Un gato camina por el borde de una cornisa. Para algunos es un deleite ver su envidiable exhibición de equilibrismo. El felino se lanza al vacío y nadie se inmuta, dan por cierto lo de las siete vidas: ninguno imagina que ese salto es el octavo intento de un suicida.
Escrito por Beto Monte Ros - Twitter

Rutina

En la playa, gotas de mar se secaban sobre la piel de ébano de unos cincuenta cuerpos inertes, una anciana dormitaba, algunos niños corrían y un matrimonio paseaba indiferente.

Al día siguiente, una anciana dormitaba, algunos niños corrían, un matrimonio paseaba indiferente y una campana lejana marcaba cansina las horas.
Escrito por Crispín

Egoísmo camuflado

Estaba cansada de ser altruista, de que sus sentimientos estuvieran en último plano. Decidió volverse un poco egoísta, pero solo consiguió serlo por dentro. Por fuera aún ponía buena cara aunque algo le partiera el alma. Así se fue consumiendo, poco a poco, acumulando rencor escondido tras una falsa sonrisa.
Escrito por Vanesa Reinaldo - Twitter

Lectura de mano

La gitana leyó la palma de su mano y descubrió que aquel sujeto sería su asesino en dos o tres días más. Así que lo invitó a su casa, lo instaló en su sofá más cómodo y con toda serenidad fue a la cocina por el mejor cuchillo que tenía.
Escrito por Gabriel Ramos

En cambio, tú sí que llegaste por casualidad

Nadie llega solo a los vicios. Cierto, están ahí, pero a ellos les das igual. No es como si estuvieran esperando a que los cometas. Los cometas… Recuerdo cuando salíamos a buscar oscuridad desde la que mirar las estrellas y nos deseábamos. O quizás sólo fuera sueño. Necesito un café.
Escrito por Xtina Camacho - Twitter

46

Cada día, en el mismo cruce, coincidimos. Ella pasa sobre su moto con su cazadora negra y ese 46 amarillo, que siempre llamó mi atención. Pienso cómo será ella.

Hoy, al llegar, sirenas, policías, un cuerpo en la calzada y, sobre él, aquel 46. Entre lágrimas, pienso cómo sería ella.
Escrito por Javier Puchades

Deshielo

La primavera llegó tarde y se disculpó sofocada. Ruborizada y con el pelo desordenado, alisaba delicadamente su vestido de flores arrugado. Con una voz cálida, como de terciopelo, explicaba que las carreteras estaban bloqueadas después de la nieve caída en los últimos días. El invierno, sonrojado y todavía jadeante, sonreía.
Escrito por Margarita del Brezo
Elegido mejor relato de julio de 2015

Esas pequeñas cosas

…tres, cuatro y cinco. Te mato y me cuento veinte: del treinta al cincuenta. Tamborileo de dados. Uno, ¡encima! Sonrisas. ¡Qué mala eres! Que no tengo suerte. 

—Rosa, ¿qué dice?

—Nada, nada...

La enfermera marcha cerrando y la anciana sigue a lo suyo, allí sola en su habitación como estaba.
Escrito por Manu Ramírez

La Sole

—Hola, Sole, soy Pepe "el nota". Treinta años han pasado, pero gracias al facebook nos reencontramos los del cole. Estamos programando una cena. Contamos contigo. :-);-)

—¿Me vais a devolver los lápices? ¿Los bocadillos? ¿Secaréis mis lágrimas? ¿Curaréis mis heridas? ¿Me devolveréis mi niñez? ¿Y mi adolescencia? Idos a la mierda.
Escrito por Joaquín Grau

Espejismos

El esqueleto come frente al espejo un plato de insípida sopa aguada, sintiendo cada cucharada. El esqueleto no se mira a los ojos, pues en el espejo hay un monstruo. El esqueleto deja el plato, tibio, y ni de lejos cerca de terminar.

Elena no sabe que es un esqueleto.
Escrito por A. A. Reig - Web

El peso de la nieve

Lentamente el silencio se instaló entre sus cómodas vidas. Los días fueron pasando despacio, como cuando empieza a nevar. La suavidad de los primeros copos termina siendo una pesada capa de hielo.

Ella no se dio cuenta de su muerte hasta la mañana siguiente. Al despertar, no olía a café.
Escrito por Ricardo García - Web

Desavenencias

Le digo que pare ya, que no insista tanto, que deje de excitarme de ese modo, que me tiene todo el día cardíaca, sudorosa y con los bajos mojados. Pero no me hace ningún caso. Es complicado vivir con un cerebro tan rebelde dentro de un cuerpo aún sin desflorar.
Escrito por *L* - Blogger

Amigos

Fui yo. No quise una relación más seria. Aunque nunca imaginé su reacción. Mensajes día y noche: que si "Enrique, hazlo por nuestro amor", que si "Solamente tendremos esta vida", que si "Menudo egoísta"… Un verdadero acoso, vamos, que solo consiguió reafirmarme en mi postura. Incluso me salí del grupo.
Escrito por Enrique Mochón Romera

Sueños posibles

Y se desplomó el tejado ante el empuje de la tormenta. Porque la vida es así. Intensa, injusta y cruel. Nos regala los mejores recuerdos y nos pone murallas para que los encontremos inalcanzables.

Igual me da cómo os llaméis, destino, suerte o simplemente yo. Mis sueños no son imposibles.
Escrito por Juanmi Manchegas - Web

Ella

Estático y vigilante, mi análisis de vídeo agoniza en la espera. Último turno y nadie en el tren. De pronto, ella. Me mira, sonríe y me siento vivo. Querría decirle que la quiero pero muero. Mi sensor de movimiento detecta que se levanta. La amo. Sale del tren y muero.
Escrito por Eva Mª Domínguez

Jugar

Simplemente tiré de la punta. Al resistirse tiré más fuerte. La pequeña empalizada se derrumbó y el efecto dominó se desató. Se incendiaron unos puntales y una pared. Lo de las niñas a punto de ser explotadas salió a luz. Yo sólo era una nena que quería saltar la soga.
Escrito por Patricio Peralta R - Facebook

Desenlace dudoso

Su vida pendía de un hilo.

Las cuerdas de la guitarra tensaban una vibración. Los cordeles de sus zapatos dibujaban una lazada perfecta. Y las amarras de su velero se anudaban fuerte al ancla.

Quizás la soga que adornaba su cuello fuera el último nudo que él atara.
Escrito por Mª Belén Mateos Galán

25 mil voltios

¡Alegre esa cara, amigo! Por motivos logísticos, su ejecución ha sido aplazada hasta el jueves de madrugada. Así pues, para usted hoy es como si fuese un viernes. Sonría, caballero: piense que es como si le quedara todo un fin de semana por delante. Esa, esa es precisamente la actitud.
Escrito por José Manuel Dorrego Sáenz - Web

Ojo avizor

Una casi interminable hilera de cipreses, de portentoso tronco, escoltaba aquel camino terroso hasta el cortijo. Por ahí se adentraron, bien de madrugada, acompañados con la única luz de una luna pletórica.

El viejo guardés, apodado 'El tuerto', aguardaba agazapado tras los visillos, mano sobre mano, con la escopeta cargada.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

La primera palabra

Inmerso en una oscuridad abrumadora, desconociendo cómo llegué, desconociendo todo. A tientas vislumbro esta oquedad. Las paredes de mi encierro, su turgencia, su candor, transmiten toda una sinfonía de emociones. 

Escucho voces, parece que son ángeles, porque en mi desespero brindan paz. Los sonidos se articulan en una palabra: hijo.
Escrito por Ricardo Rodríguez Sánchez

Daily Planet

El Daily Planet de Metrópolis es un periódico mentiroso, como la mayoría. Que allí trabaje Clark Kent aumenta su condición tramposa porque todos sabemos que Superman se disfraza de Kent para trucar su verdadera identidad. Sin embargo, el Daily Planet, tan embustero, nunca ha mentido en una cosa: la fecha.
Escrito por Marciano

Miradas encadenadas

El pequeño observa al gato, preparando unas chinchetas. El mayor apunta al hermano con un tirachinas. Su marido los ve desde el sofá, con 30 quilos más que antes, embobado con la tele.

Ella, desde la puerta maleta en mano, los mira a todos sin más lágrimas en los ojos.
Escrito por M. Carme Marí - Web

Suerte arreglada

Llegó puntual, en el segundo en que acariciaba su adorable manita. Gracias al famoso asteroide B612, que completaba su vuelta a la galaxia dejando una estela mágica ante nuestros ojos, conseguí que la chica más guapa de la clase saliera conmigo. Bueno, ¡y gracias a mi afición a la astronomía!
Escrito por Pau

BALMES/ARAGO 3:05 A.M

Lo vi aparecer a lo lejos, con aire decidido, y me cambió la cara.

Pasó rápido por mi lado y se cruzó con el Mercedes que había salido del otro semáforo segundos antes. El choque fue brutal.

Yo permanecí quieto y, sin darle mayor importancia, me volví a poner verde.
Escrito por Josep Sebastián - Web

Soledades

La mujer que llora en el andén guarda relación con el desconsolado que espera su tren en la dirección contraria, ya que los dos han sufrido un desengaño amoroso: ella no es la rubia explosiva de las fotografías ni él seduce con su mirada. Pero tranquilos, mañana volverán a engañarse.
Escrito por Nicolás Jarque Alegre - Web

Análisis de texto

El periodista novato, en su columna diaria:

Oy me siento juguetòn con las letras. ¡Tanto rigor hortográfico! De bez en cuando apeteze transgredir normas, si ay un motibo rrazonado... ¡y mi motibo es escelente!: qiero hacer sonreír a mis lektores. 

Al día siguiente lo trasladaron a la sección de necrológicas.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter

El valle azul

Como cada mañana, la alondra planeaba sobre aquellos frondosos índigos del extenso trebolar. La fresca brisa del amanecer rozaba su distinguido plumaje y todo se mecía al son de su elegante gorgorito.

Aquel día, ese fragor del cielo presagiaba su propio réquiem. Desde entonces, todo el valle cambió de color.
Escrito por Tony Montes

¿Me sigues?

No pudo evitar maldecir en voz alta al ver el informe televisivo del gobierno, de inmediato se arrepintió al notar que lo miraban con reproche. Salió raudamente, lo podrían denunciar.

Ya seguro en casa ingresó a su cuenta de Facebook para descubrir que ésta no existía. Ahora era un proscrito.
Escrito por Jean Durand - Twitter

Libre albedrío

Y en aquella noche sin luna, despojados al fin de toda vergüenza, juntaron sus almas fundiéndolas en una. Así los descubrió la mañana, fría como sus cuerpos desnudos, enredados en preguntas ya sin respuesta y salitre de mar.

Nadie culpó a la muerte. Más bien, dijeron, les pudo el amor.
Escrito por Graciela Rodiño

Oficios

Habladora de palabras, tejedora de ideas hilvanadas, profesora de oficios tiernos, dibujante de esquinas en soledad, fotógrafa de colores azules, madre de hijos bien paridos. En los cuadernos llenos de notas sin olvido están las caricias. Todavía queda vida para hacerlas. Los oficios amorosos son perdurables, llegará pronto el júbilo.
Escrito por Carmen Martínez Marín - Web

Los viajes de Paula (II)

El bosque está solo. Puede que sea ella la que lo está. El bosque susurra, o quizá sea su corazón el que le cuenta bajito historias con finales felices.

Paula no recuerda cómo ha llegado allí, solo sabe que el tiempo le pisa los talones. Y ella no lleva reloj.
Escrito por Wayne Benítez - Twitter
Parte I | Parte II | Parte III

El mono de la princesa

Yo no maté al mono de la princesa. Sospecharon de mí, porque ayer me mordió mientras lo alimentaba. Hoy la jaula amaneció vacía. El rey enfureció y ordenó que me ahorcaran en este árbol. Por la noche, el mono salió de su escondite y se quedó dormido sobre mi cabeza.
Escrito por Vicente Varas - Twitter

En mi mundo

Acostumbro a madrugar y desayuno temprano. Devoro mis copos disueltos en agua que me llenan de energía para continuar con mi rutina: paseos en círculos, con los ojos bien abiertos entre la fresca vegetación. Cleo no tardará mucho en aparecer. Es lo que tiene mi pecera, que siempre te encuentras.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez

El muy cabrón no nos dejó nada en herencia

30 de junio, en su calendario ya era julio.

El alcohol propició su muerte. Se vistió de etiqueta y pujó millones por un reloj de oro. "Mis horas serán más valiosas", decía.

Un minuto antes de morir se le paró el reloj. 60 inexistentes segundos.

Se llevó el tiempo consigo.
Escrito por Saioa Etxegia Eizagirre

Madre no hay más que una

La vida es un sufrimiento desgarrador, por eso los ahogué en la bañera. ¡Los quiero tanto!

Oigo sirenas de policía. Vienen a por mí.

Me he tomado un bote de pastillas. El agua empieza a desbordar… Estoy tan cansada y deprimida que si cierro los ojos me convertiré en nada.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros

Últimas palabras

Subí los crujientes peldaños tratando de no trastabillarme. Cuando llegué arriba, pensé aliviado que acabaría pronto. Me preguntó si quería decir unas últimas palabras. Negué con la cabeza. Me colocó bien la cuerda. Antes de tirar de la palanca que abría la trampilla, el verdugo me dijo:

—Ánimo y suerte.
Escrito por Plácido Romero - Web

Un beso antes de la tumba

Cenaron alas inquietas de colibrí maceradas en cerveza negra, acompañadas con algas de Jamaica, ahogadas en perfume de hierbaluisa. Decoraban el plato olas de pétalos de azahar, huevos blancos de paloma cocidos en agua de sueños. 

Cuando alcanzó a ver el suelo se preguntó: "¿Por qué demonios entierran mi cuerpo?".
Escrito por Nicolás Puente

Interferencias

–¿Dígame?

Quisiera cancelar un pedido. ¡Cuánto tiempo sin saber de ti! Inserte precio exacto. La base de datos ha sido actualizada. Su tabaco, gracias. Su voz no me suena. Una camiseta mal tallada. El antivirus no responde. En este local está prohibido fumar.

Pipipipi... Este número ya no está operativo.
Escrito por Maest

La margarita

—Me quiere... no me quiere. Me quiere... no me quiere. Me quiere... ¡ya solo quedaba un pétalo de la margarita!

Quizás por la noche me invadirían remordimientos por mi trampa, pero saqué las tijeras y corté longitudinalmente el solitario pétalo.

—No me quiere. ¡Me quiereee! ¡Qué alivio, otro día feliz!
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa - Web

Sobre la pista

Aparece en escena. Decenas de ojos le observan expectantes. Un foco de luz blanca se centra en él. Tropieza, provocando un aluvión de carcajadas. Dichoso, se levanta para volver a tropezar con sus enormes zapatones y su colorido traje, consiguiendo, una tarde más, que la ilusión irrumpa en la pista.
Escrito por Matrioska - Web

Arrecife de sueños

Enfermo, subió a la barcaza con miedo, con terror. Su familia necesitaba esperanza, un futuro, y él iba en su busca. Cuando las fuerzas abandonaron su cuerpo pidió perdón a su mujer e hijos.

Los tiburones se habían habituado a seguir la estela que dejaban los sueños; siempre caía carnaza.
Escrito por Salvador Esteve

El abrigo de las algas

Desde aquellas rocas inmortalizaste tu poesía y grabaste tu huella en el mundo de las sirenas.

El viejo Caronte te asediaba cada noche. Tiritando de dolor buscaste el abrigo de las algas y con ellas te cubriste para siempre.

El mar es más bravo ahora, Alfonsina, porque lleva tu vigor.
Escrito por Sandra Rebrij - Web

otreicnocseD

Teresa quería apoderarse del desconcierto general, para lo cual necesitaría la ayuda de todos los cantantes y músicos del mundo. Un día los reunió a todos en el salón de su pequeña casa y los privó de su arte. Hoy salen al escenario y nada, suena el silencio, el desconcierto.
Escrito por Arimike - Twitter

Atracción letal

Mamá siempre decía que éramos tan tontas que nos ahogábamos en un vaso de agua, así que decidió que, para ahorrarse disgustos, nos enseñaría a sobrevolar el peligro y a esquivar tentaciones. Por eso nunca entendimos que se dejara conquistar por la luz el día que instalaron el mosquitero eléctrico.
Escrito por María Navarro - Twitter

Francotiradores

Me tomé mi tiempo. Giré la gorra, acaricié la yema de mi dedo índice, sonreí, contuve la respiración, cerré un ojo y precisé el enfoque.

Le dio tiempo a girar la cabeza, enfocarme, cruzar sus dedos, lanzarme una sonrisa, respirar profundamente, guiñarme un ojo y paralizar el tiempo.

Caí fulminado.
Escrito por Luis San José - Web

Insomnios

He pasado el día sin acordarme de ti. De eso me he dado cuenta cuando al irme a la cama me ha entrado una desazón, como de haber olvidado lavarme los dientes. Y esta noche, sin tu recuerdo en mi insomnio, es tu olvido el que no me deja dormir.
Escrito por María Fraile - Web

Veneno de serpiente

Lóplato masticaba una frondosa fortuna cuando su esposa Pandora, una enigmática y bella mujer, le ofreció varias copas de vino carmesí. Esbozando una sonrisa, se acercó hacia él y en su regazo dejó caer una enfurecida mamba negra. La serpiente se retorció en el brazo de Lópalo y lo mordió.
Escrito por Nicolás Libardoni

La otra verdad

—¡Soy inocente! Esto es un error —gritaba el paciente 714—. Ya estaba muerta.

El guardia lo veía con asco. Personalidad múltiple, había sido el diagnóstico. Él no lo creía.

—¡La comida! —le gritó deslizando la bandeja por la rendija. Su color cenizo le aseguraba que el ingrediente especial estaba funcionando.
Escrito por José Torma - Web

Amargura

Se había ido sin despedirse dejando tras él un regusto amargo de whisky, sexo y sudor. La había tratado con cierta violencia impaciente pero mucho mejor que otros; la dulzura escaseaba últimamente. A lo mejor volvía a verle, nunca se sabe. En la mesilla de noche, incómodos, reposaban cincuenta euros.
Escrito por Arturo

Fantasmas

No echábamos de menos a nuestros antepasados porque sus espectros seguían viviendo en casa. Aprovechando tan espiritual compañía, decidimos despedir al servicio para cederles las labores hogareñas por un precio más módico: solo pedían, cada mes, una persona débil de corazón encerrada en un cuarto oscuro, para matarla del susto.
Escrito por Pablo Núñez - Twitter

La excepción

—Solo si ellos te pegan primero.
—¿Y por qué, mamá?
—Porque deben saber que tú sabes defenderte.
—Sus lágrimas mojaron el mármol.
—Pero no está bien. Mis profesores me castigarán.
—No, no te castigarán, mi vida.

Sus ojos en luto miraban la lápida de su hijo mayor de 12 años.
Escrito por Eva Mª Domínguez

Cada vez que sales

La una de la madrugada; te levantas, vas a su habitación, regresas al lecho.
Las dos, vuelves a levantarte.
Las tres... esta vez respiras aliviada, ¡duerme en su cama!

Te acuestas y sonríes, añorando las banales preocupaciones de entonces: "Ponte la sudadera. Cómete la merienda. No te tragues el chicle".
Escrito por Rosy Val - Web

Psicodelia

"Sentí florecer a los árboles, oí el canto de las aves que nacen en septiembre. Pero no vi la luz, el sol no me quemó y adentro todavía hace frío; ¿volverán a entrar los rayos por mi ventana como en aquel enero?", pensó mientrás el ácido destrozaba su párpado inferior.
Escrito por Priscila Pry

Muñeca de trapo

Como cada lunes entró al mercado empujando su carrito Bugaboo. Colocó en él, en perfecto tetris, los huevos, la fruta y el pescado. Ya nadie miraba de reojo al muñeco. El corazón de sus vecinos estaba lleno de compasión. El suyo seguía vacío por la pérdida de su pequeño angelito.
Escrito por Stbn

A flor de piel

Ya era tarde para echarse atrás. Estaba desnuda, tumbada sobre la cama. Cerró los ojos, deseando que la próxima media hora pasara con rapidez.

"No te dolerá", dijo el hombre cuando la aguja le perforó la piel y empezó a recorrerla dispuesta a convertirla en una obra de arte indeleble.
Escrito por Asun Paredes

Maldita ternura (1...)

Claro que no atendió los consejos de nadie. Contra viento y marea, fue suya. Desde entonces todas las noches era lo mismo. Incluso llegó a despreciarlo y, aun odiándolo, no podía vivir sin él.

Eso era lo que gritaba a los cuatro vientos. Ella se encargó de convencerse de ello.
Escrito por Ruperto
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Tutela oportuna

Mala suerte, no pudo ser. Lo teníamos todo preparado para aquella cena que iba a ser memorable, pero las circunstancias trastocaron nuestros planes. Los funcionarios de Servicios Sociales se presentaron a media tarde y se lo llevaron. Ya no fue lo mismo, tuvimos que conformarnos con tomar solo la guarnición.
Escrito por Rafa Olivares - Web

Perdido

Soy un hombre desorientado, pensé que podrías guiarme, pero bajo esa voz sensual sólo hallé una mujer vacía. Cargado de desilusión y alcohol me dirijo a una curva a todo gas, el precipicio hará el resto. Ya no importa lo que digas.

"En la segunda salida, tuerza a la derecha".
Escrito por Ángel Saiz Mora

Finales abiertos, finales regalados

Son dos páginas las que me quedan por leer. Solamente dos y he decidido dejar de leer. Quiero dejar que mi imaginación vuele y escriba en el aire hipotéticos finales. Ni con uno solo me conformo. Lo siento por el autor y sus derechos. Los míos, todos ellos, los regalo.
Escrito por Salvador Pérez Salas - Twitter

¡Por fin!

Estas palabras escuché horrorizada cuando Chelito entró en el cementerio contenta. Fui hacia ella y le di una hostia. Chelito, asombrada, exclamó:

—¡Tardan seis meses en poner la lápida, se rompe una pieza al colocarla, se equivocan de fecha y te enfadas conmigo!

—¡Estabas contenta!

—¡Porque por fin estaba correcta!
Escrito por Consolmr

Un mundo civilizado

Un vikingo aparece en el valle de Gudvangen. Miles de turistas con cámaras lo deslumbran con sus flashes. El vikingo corre hacia la orilla esquivando autobuses, turistas y anuncios de plástico. Al llegar alguien lo sujeta y le indica que se ponga en fila para embarcar como los demás turistas.
Escrito por Eva García Fornet - Twitter

A gusto de ella

Procuró ordenar todo a gusto de ella convencido de la teoría que afirma que cuando nuestra vida termina la vivimos de nuevo en sentido inverso, pudiendo dejar rectificados para entonces errores que al derecho ya no tienen remedio. Después se marchó a vacunarse contra la gripe que acababa de pasar.
Escrito por Alberto J. Vargas

Espinas

Podías haber elegido margaritas. O tulipanes. Tampoco me importaría que me hubieras traído bombones, un perfume; hasta unas rosas. Un regalo típico. Un tópico de enamorado. Sí, cariño. Cosas así. Y no digas lo que estás pensando. La docena de cactus con la que me has despachado tiene muchas más.
Escrito por Paloma Hidalgo Díez - Web

Premio Nobel

Era un sobre negro, regio, brillante como el raso y rematado con un imponente sello de lacre. Incómodo por carecer de abrecartas, recurrió, tembloroso, al más afilado de sus cuchillos. A su edad ya sólo esperaba dos cartas. No era el Nobel. Esta vez, la Muerte ganaba la disputada carrera.
Escrito por Ramón Santana - Web

Envidia (Pecados capitales V)

Los delató tan insistentemente que los bárbaros irrumpieron esa misma noche derribando la puerta marcada de sus vecinos; una sencilla familia judía, de economía holgada tras años consagrados al comercio.

Regresado el silencio ocupó la vivienda. Descolgó retratos, retiró juguetes y ahuyentó remordimientos que regresarían como moscas a un cadáver.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter
Serie: PerezaGula | Lujuria | Avaricia | Envidia | Ira | Soberbia

El final

Una vieja dama espera cortésmente en la penumbra de la alcoba. Sobre la mesilla enmohecen, inútiles ya, medicinas y remedios. No hay llanto ni bisbiseos de beatas. Al alba esparce su olor dulzón y, tomando con su mano descarnada la del moribundo, la Parca abre la ventana del último suspiro.
Escrito por Belén Sáenz - Web

Obsesión

El cuerpo de Eleazar Torres yacía tendido inerte en el piso. Dos enormes agujeros sobresalían en su otrora perfecto rostro. A su lado, Ángela Corredor contemplaba, con mirada ausente, aquellos ojos azules que sostenía entre sus manos ensangrentadas. Los mismos ojos azules por los que ella, tantas veces, había suspirado.
Escrito por Kelly J. Hernández - Twitter

Existencialismo

Desde el mismo momento en que me disponía a doblar la esquina sabía que algo me impediría hacerlo. Mi pierna derecha avanzó decidida en el sentido de la marcha cuando un pesado sentimiento de desasosiego tiró de ella hacia el suelo. Triste aunque paciente, espero la llegada de mejores tiempos.
Escrito por Antonio Rodríguez Gallego

Mirando al mar

La frágil embarcación iba cargada de sueños y promesas, pero un torpedo de realidades impidió que llegara a su destino. En el muelle seguía la rutina diaria mientras él, haciendo trazos ilegibles sobre la inhóspita superficie del mar, escuchaba en silencio las noticias que hablaban de inmigración, guerras y deportes.
Escrito por Crispín

Mundos en colisión

Un accidente en la ruta de la vida. Una colisión inesperada entre dos extraños. Un impacto que les dejó fragmentados. Los restos de él se confundían con los de ella.

Todo indica que se perdieron en una mirada y que les deslumbró su sonrisa. Así fue como comenzó su amor.
Escrito por Ricardo Rodríguez Sánchez

Caperucita de bareto

Dentro, sosteniendo la copa y su mirada, había dado forma a la idea tras los diminutos iris verdes. Ah, cuánto bien hacen los locales pobremente iluminados al arte del disimulo.

Fuera, mientras se despedían, buscó la luna. La acción le comenzó en la sonrisa. Llena. Aquella noche bailaría con lobos.
Escrito por Xtina Camacho - Twitter

Fobias

Llegué aquí desde África, con el viento sahariano. Tenía agua y alimento hasta que esta mañana entró una mujer blanca. No comprendo su idioma, pero me miró con miedo y repugnancia.

Ahora estoy, con dos patas y una antena quebradas, en la barriga del estruendoso monstruo municipal, que es xenófobo.
Escrito por Carmen Cano - Twitter

Vaticinio

Le predijeron que moriría el día que hallara al amor de su vida. Así que decidió aislarse, jamás se enamoró, dejó pasar sus mejores años en soledad.

Su última visión, horas antes de morir, solitario y envejecido en aquella cama de hospital, fue del inolvidable rostro de aquella hermosa enfermera.
Escrito por Daniel Castillo

Descubrimiento

Se adelantó cinco minutos a su cita diaria con el espejo del baño y, mientras se cepillaba los dientes, advirtió el tatuaje que lucía su reflejo. Nada le dijo, pero al salir del trabajo, acudió a una tienda de muebles en busca de un espejo nuevo, menos trasnochador, más formal.
Escrito por Nicolás Jarque Alegre - Web

Instintos

El violador salió del hospital a despejarse un poco. La espera era insoportable.

Caminó y de nuevo sintió aquella pulsión irrefrenable al ver a una mujer sola por la calle. La siguió hasta el portal pero algo lo frenó en el último momento, un sms: "Enhorabuena, es una niña preciosa".
Escrito por Miguel Ibáñez

Epílogo (Serie micro-cromática: Azul)

Liviano. Esa era la palabra que había estado buscando durante la ascensión.

Más allá, bajo las nubes, distinguió su cuerpo, como una isla desierta en el infinito mar.

—Nada temas —dijo una voz—. Ya no lo necesitarás más.

Bañada por aquella plácida luz azulada, su amada le sonreía. Eterna. Feliz.
Escrito por Carles Quílez - Web
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Naranja | Amarillo | Azul

El sapo y la princesa

Circe lo convirtió en sapo y sus pocos amigos lo llamaban así. Una noche de plenilunio vino la princesa a deshacer el hechizo y le dio un beso de fuego en la mejilla.

Los periódicos mudaron el final del cuento: hubo un disparo y su cadáver amaneció en el río.
Escrito por Pedro Elías Martínez - Web