La búsqueda
Se sentía incómodo. Sin trabajo, sin novia, sin amigos, comenzó a preguntarse el sentido de todo aquello. Primero caminó rápido, sin saber a dónde. Después barruntó que el secreto residía en pararse a fluir, así que se sentó en un banco. Atribulado todavía, regresó a casa y encendió la televisión.
Escrito por Álex Garaizar
Salud pública
—¿Qué le ocurre? —preguntó el doctor.
—Siento la vida pasar a mi lado, distante, indiferente; sin apenas rozarme. Es como si nada tuviera sentido, así que intento avanzar tambaleándome, desorientado, sin saber muy bien hacia dónde me dirijo.
—¡Enfermera! ¡Otro más para aislamiento! Es una maldita epidemia.
—Siento la vida pasar a mi lado, distante, indiferente; sin apenas rozarme. Es como si nada tuviera sentido, así que intento avanzar tambaleándome, desorientado, sin saber muy bien hacia dónde me dirijo.
—¡Enfermera! ¡Otro más para aislamiento! Es una maldita epidemia.
Escrito por El silencio es miedo - Web
Disposofobia
Se negó a tirar esa caja bajo el argumento de "algún día servirá para algo". Generó discusiones interminables días, semanas, meses y años. Hoy le daría gusto ver que ese día llegó, que la caja cumplía un propósito: su cuerpo maquillado yacía dentro de ella el día de su funeral.
Escrito por Saltimbanquin - Twitter
Después, durante el ocaso
Con pies de plomo avanzó sigiloso hasta que llegó a la puerta. Entonces el 'click' del picaporte la despertó y supo que estaba perdido. Volvió a su lado y dejó que sus caricias mancillaran de nuevo su orgullo y sus falsos besos le contaran una historia que no deseaba saber.
Escrito por Graciela Rodiño
Ana o cómo tener un trabajo para la eternidad
Ana Bolena se sujetó la cabeza. Una niña que jugaba en el lugar donde Ana había sido ejecutada rompió a llorar. Eran estas situaciones las que hacían que estuviera cansada de ser el espectro oficial de la Torre. ¿Algún día le llegaría el relevo? ¡Como si no hubiera fantasmas reinando!
Escrito por Susana Pons Rubio - Twitter
Definitivo adiós
Olía a despedida mientras yo me sentía tan fuera de lugar como un belén el siete de enero. Nos tiramos los trastos del querer y apuramos las sobras del amor de un trago. Tus tacones resonaron como tambores lejanos y el aire que levantó tu falda quedó como último recuerdo.
Escrito por Arturo
La espera
Aun sabiendo que ella no volvería, le vimos sentarse junto al camino y ponerse a esperar. Desde entonces han pasado algunas primaveras, pero ha sido en esta última cuando hemos descubierto que su dolor había echado raíces y lo había convertido en un rosal, tan hermoso como cargado de espinas.
Escrito por Luisa Hurtado González - Web
Un trozo sin importancia
El "hombre bueno" hizo las partes de herencia entre dos hermanos. Todo lo importante estaba repartido, ambos conformes. Quedaba un trozo pequeño; uno de ellos lo quería para él. Para quitar importancia, dijo:
—¡Pero si es una mierda!
—Lo sé —dijo el otro—. Pero... ¡te la quieres comer tú solo!
—¡Pero si es una mierda!
—Lo sé —dijo el otro—. Pero... ¡te la quieres comer tú solo!
Escrito por Ángel Rueda
Sin rastros en la arena
La había acosado todo el verano. A los quince años la obsesión puede confundirse con el enamoramiento.
Los noticieros difundieron ampliamente la noticia pero aún nadie conocía su nombre. Sentía emoción por saber, que ahora sí, era solo suya.
Bajó al sótano de la casa alquilada y besó el cadáver.
Los noticieros difundieron ampliamente la noticia pero aún nadie conocía su nombre. Sentía emoción por saber, que ahora sí, era solo suya.
Bajó al sótano de la casa alquilada y besó el cadáver.
Escrito por Macarena Abilleira Álvarez
Inocencia
Veíamos un reportaje del Polo Norte en televisión, donde salía Santa Claus.
De repente la pequeñita de la familia fue corriendo a su habitación y trajo una foto suya con Santa Claus. Con gran entusiasmo y a voz en grito decía: "¿Ves, mami, cómo el de la foto es falso?".
De repente la pequeñita de la familia fue corriendo a su habitación y trajo una foto suya con Santa Claus. Con gran entusiasmo y a voz en grito decía: "¿Ves, mami, cómo el de la foto es falso?".
Escrito por Lourdes
Tiza blanca
La tiza blanca tiñe de negro tu alma gris, agrietando los tabiques de un cuerpo ruinoso. Pese a tu necesidad de caer al vacío mi mano se ofrece, a veces cansada, otras muerta. No puedo dejarte caer, te has clavado el anzuelo tantas veces que ya no ves el infierno.
Escrito por Matías Gali
Juana de la selva
Desde su atalaya, Juana observaba una jungla gris. Acariciando la maraña vegetal descubrió larguísimos hilos verdes y carmesíes. Asida a ellos, voló veloz de árbol en árbol y, en su balanceo vertiginoso, nuevas hebras colorearon la selva.
Un Tarzán canoso con progresivas susurraba que dejara de hacer punto... y despertara.
Un Tarzán canoso con progresivas susurraba que dejara de hacer punto... y despertara.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro
Cumplir con la tradición
Roberto tiene planes. Convencerá a su madre.
Debe dejarles la herencia como hicieron sus antepasados. Ha buscado una residencia, a cuatrocientos kilómetros, irán cuando puedan. La mensualidad la cubre su pensión. Estará bien.
Petra cambió su testamento: "Dejo el usufructo de mis bienes a las generaciones venideras, hasta su extinción".
Debe dejarles la herencia como hicieron sus antepasados. Ha buscado una residencia, a cuatrocientos kilómetros, irán cuando puedan. La mensualidad la cubre su pensión. Estará bien.
Petra cambió su testamento: "Dejo el usufructo de mis bienes a las generaciones venideras, hasta su extinción".
Escrito por La hija del Ferroviario
Carpe diem
Con nuevo y carísimo vestuario, se alojó en el Ritz, convocó individualmente a cada amigo, comió, bebió, rió, bailó con su amor imposible, luego fue de putas, luego cantó, luego lloró, luego se despidió y al día siguiente, según lo previsto, se internó en la unidad de paliativos de oncología.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa - Web
Historia de un amor
Un día me quieres, el siguiente me ignoras. Entonces te busco. Te sueño. Te anhelo. Te sufro. Otro día apareces y dices: "Te he echado de menos". Entonces te amo. Me entrego. Me aburro. Me cansas. Me hartas. Te dejo. Que te vaya bonito. Estoy pensando en ti. ¿Nos vemos?
Escrito por Virginia Funes
Aprender a nadar
Un padre enseñaba a su hijita a nadar. Ella lo intentaba sin éxito. Al pobre hombre lo invadía la tristeza al ver inútil su esfuerzo.
De pronto una chica, al ver la situación, comenzó a nadar junto a la niña. La niña la imitó y aprendió. Su padre estaba feliz.
De pronto una chica, al ver la situación, comenzó a nadar junto a la niña. La niña la imitó y aprendió. Su padre estaba feliz.
Escrito por Suzana - Twitter
La princesa
La princesa suspiró. Echaba de menos cuando de niña jugaba llegado el invierno bailando bajo los copos en el blanco norte. El príncipe entonces construyó una gran lupa para concentrar la luz y apuntó hacia la luna, creando incendios de nieve para la princesa. Ella sonrió y volvió a bailar.
Escrito por Faroni
Paul ha muerto
Mi amigo Paul y yo visitábamos Londres por primera vez. Teníamos mucha emoción y curiosidad por esta ciudad. Mientras él se tomaba una fotografía sobre un famoso paso de cebra, un conductor borracho lo arrollaba y falleció en el acto. Cuarenta y cinco años después, Paul sí había muerto realmente.
Escrito por William Che
Cardiopatía
Un "te quiero", atravesado en su corazón entre una sístole y una diástole, casi le mata. Sólo al recordar aquel beso logró suspirar fuertemente y soltar las ocho letras.
Pero aún hoy tiene secuelas: cuando ella le acerca sus labios, una ligera arritmia le provoca un vuelco en el corazón.
Escrito por Sandra Sánchez - Web
Pero aún hoy tiene secuelas: cuando ella le acerca sus labios, una ligera arritmia le provoca un vuelco en el corazón.
Escrito por Sandra Sánchez - Web
Elegido mejor relato de enero de 2015
Buscando respuestas
La inquietud recorre mi pecho con sus largos dedos, tan finos, que no es posible distinguir si acarician o arañan. Abstraído, admiro en mis manos la dolorosa belleza de la incertidumbre, uno de los placeres del hombre que disfruta autodestruyéndose. Pero sigo igual, nada cambia. Tendré que volver a matar.
Escrito por El silencio es miedo - Web
El rey del mundo
Con el gran terremoto aún en la memoria colectiva, el caos invadiendo las calles y los gases radiactivos en la atmósfera; Facundo se aupó en su silla de ruedas a la vista de todos y, con la determinación de un héroe, exclamó:
—¡Tranquilos! Yo no os abandonaré. Saldremos de aquí.
—¡Tranquilos! Yo no os abandonaré. Saldremos de aquí.
Escrito por Nicolás Jarque Alegre - Web
La última uva
Quedaban dos por sonar y a tu copa le faltaba una, observé mientras mirabais la pantalla. La última empezó a sonar y ya la masticabas. Llegaron las felicitaciones y yo, felizmente triste, disimulaba. Entonces viniste, me besaste y, en el vacío entre las bocas... allí estaba la que me faltaba.
Escrito por Dani Keral - Web
Amor desde la primera vista
Para poder trazar los primeros mezclé saliva con ceniza de tabaco. Pero luego fui disponiendo de materiales más apropiados.
Cuando abandoné la prisión, mil corazones de todos los tamaños y colores decoraban las paredes de mi celda; uno por cada nuevo conjunto que durante la causa había lucido la jueza.
Cuando abandoné la prisión, mil corazones de todos los tamaños y colores decoraban las paredes de mi celda; uno por cada nuevo conjunto que durante la causa había lucido la jueza.
Escrito por Enrique Mochón Romera
Amores de ultratumba
—¿Estás despierta?
—Ahora lo estoy. Dime, ¿qué pasa?
—¡Lo siento ya!
—¿Qué sientes?
—¡El amor!
—¿Cómo sabes que es amor?
—Siento mariposas volar en mi estómago.
—No son mariposas.
—Así se siente el amor, ¿no?
—Sí, pero nosotros llevamos meses muertos; eso que sientes ahí son gusanos devorando tu estómago.
—Ahora lo estoy. Dime, ¿qué pasa?
—¡Lo siento ya!
—¿Qué sientes?
—¡El amor!
—¿Cómo sabes que es amor?
—Siento mariposas volar en mi estómago.
—No son mariposas.
—Así se siente el amor, ¿no?
—Sí, pero nosotros llevamos meses muertos; eso que sientes ahí son gusanos devorando tu estómago.
Escrito por Saltimbanquin - Twitter
Pitagorina
Para librarse de ese par de catetos que siempre le asaltaban por las esquinas, no tuvo más remedio que pensar en un nuevo teorema. Dejó durante un tiempo de guardar la línea y, cuando una leve curva empezó a insinuarse en su figura, ellos, mostrando su lado más obtuso, desaparecieron.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web
Insolación
Jugaba al tenis cuando sentí la inspiración. Caí fulminado. Carreras, agua, teléfonos... Ella se abrió paso y se quedó de pie junto a mi cabeza. Mis ojos treparon por sus piernas hasta una selva oscura y misteriosa. Recé por que fueran aquellos cipreses los que me dieran sombra para siempre.
Escrito por Luis San José - Web
El encantador de lobos
Ante la carta que decía "...desde que nuestro hijo fue mordido por un lobo se ha vuelto intratable y salvaje, atacando a todos los vecinos e incluso a su madre en las noches de luna llena", César Millán comentó: "Me encantan los desafíos" y aceptó ayudar a la desesperada familia.
Escrito por Jean Durand - Web
Reversible
Perder su identidad, hundirse en las profundidades de la lectura y vivir otras vidas. Convertirse en pirata, ejecutivo, ladrón, espía... Una dudosa locura de la que disfrutaba con cada libro. Pero su dicha terminaba en cada última página, aquella que le devolvía al hastío de su aburrida y monótona vida.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez
Magia
Un día desperté convertido en caballo y el jinete que espoleaba mis costados obligó a erguirme en dos patas; entonces me transformé en árbol: mis extremidades fueron ramas a las que treparon pequeñas criaturas, que inventaban juegos, protegidas bajo su sombra. Al hechicero, culpable de tal encantamiento, lo llaman Nieto.
Escrito por Beto Monte Ros - Web
La norma
Me habló con decisión: "Te puedo traer un abogado, un cura, una comida exquisita con el mejor vino, incluso puedo organizarte un bis a bis si lo deseas, pero no me pidas eso, sabes que no lo puedo permitir, que también en el corredor de la muerte está prohibido fumar".
Escrito por Crispín
La tuba homicida
La eligió porque siempre tuvo claro que sería de viento metal. Con el correr de los años terminó por resultarle cansina, no obstante haberse convertido en un consumado virtuoso.
Aquella velada la arrojó enérgico contra el palco. El ministro y su bellísima acompañante murieron al punto. Él arguyó locura transitoria.
Aquella velada la arrojó enérgico contra el palco. El ministro y su bellísima acompañante murieron al punto. Él arguyó locura transitoria.
Escrito por José Antonio Barrionuevo
El abuelo
Los vecinos nos traen al abuelo, casi dos días después de que se volviese a escapar. Para que no nos dé más disgustos, mis padres deciden teñir su pelo de rubio platino, afeitarlo, quitarle sus gafas y vestirlo con un chándal. A ver si la próxima vez nadie lo reconoce.
Escrito por Cadillac Solitario
Etiología de un...
Abrí el libro por una página equivocada. Se paró el reloj. Solo me quedaba una moneda oxidada para la última cerveza. La noche era larga en el banco de piedra. Aún quemaba el dolor de la tarde. Todo daba vueltas y los cipreses cada vez mas cerca.
Llegó la paz.
Llegó la paz.
Escrito por Gil Hernando de Santiago
Adaptación
Segunda noche. Aún alza la vista hacia el umbral de la puerta pero pronto se distrae con la montaña de juguetes que hemos colocado a su lado. Ya casi ni llora. Seguro que a la tercera no recordará a la mujer de ojos brillantes y sonrisa estúpidamente feliz del parque.
Escrito por David Moreno Sanz - Web
Lo superfluo de la Historia
La Historia repite modelos. Con las primeras matanzas en Afganistán el general Star Banner quiso ganar la guerra. Cuando no pudo, quiso ganar tiempo. Finalmente, se conformó con matar para que no le matasen. Luego le contaron que algo parecido pasó en Vietnam: "Para enfangarme no necesito saber historia", respondió.
Escrito por Marciano
Alma de ida y vuelta
Al fin se encogió mi alma, pensé en ella y expiré feliz. Me encontré en la oscuridad y avancé hacia la luz. Unas manos me agarraron, tiraron de mí, me cogieron de los pies y golpearon suavemente mi cuerpo. Rompí a llorar y volví al regazo de mi querida madre.
Escrito por Pablo Núñez
El Gran Faraón
—Haré construir la tumba más fabulosa jamás vista.
Un escriba le interpeló:
—¿Y por qué no, oh, Gran Faraón, celebrar la vida, invertir el dinero en el pueblo, construir mejores casas y servir mejor a tus fieles?
—Calla. Una tumba enorme. Y punto.
El escriba y su familia fueron ejecutados.
Un escriba le interpeló:
—¿Y por qué no, oh, Gran Faraón, celebrar la vida, invertir el dinero en el pueblo, construir mejores casas y servir mejor a tus fieles?
—Calla. Una tumba enorme. Y punto.
El escriba y su familia fueron ejecutados.
Escrito por Faroni
Dulce velo
Con un solo gesto Emma silencia el despertador y coge un caramelo. Sabor limón, celofán violeta. Lo saborea camino a la fábrica. Al salir llena sus bolsillos, sospecha que se lo permiten.
Vuelve a casa evitando las callejuelas estrechas y sombrías; satisfecha, cuenta sus pequeñas joyas cubiertas con irisados envoltorios.
Vuelve a casa evitando las callejuelas estrechas y sombrías; satisfecha, cuenta sus pequeñas joyas cubiertas con irisados envoltorios.
Escrito por Jose Bravo - Twitter
El miedo del principiante
Aunque alegre por incorporarse al tan ansiado primer empleo, al joven ingeniero le empezaron a atormentar las dudas. ¿Sabré integrarme con los compañeros? ¿Comprenderé bien mi nueva labor?
Fue sentarse frente a la encargada de personal, y verse sus temores confirmados.
—Herzlich willkommen, Herr Martínez —dijo sonriente su nueva jefa.
Fue sentarse frente a la encargada de personal, y verse sus temores confirmados.
—Herzlich willkommen, Herr Martínez —dijo sonriente su nueva jefa.
Escrito por Dani
Triste año nuevo
Después de la visita de tres fantasmas en Navidad, Eduardo, un viejo empresario de la ciudad, se disponía a celebrar el año nuevo. Sin duda el episodio de Nochebuena le hizo reflexionar bastante. A los pocos minutos de las campanadas un joven desempleado rabioso le disparó unos tiros a bocajarro.
Escrito por William Che
El burdel del infierno 4
En el Burdel del infierno las meseras ofrecen recetas para conseguir el amor incondicional a cambio de un clavo en el corazón. Yo llevo cien y unas medias de seda. No hay mejor lubricante para un miembro de la secta de Los robots autocomplacientes que el desdén de una walkiria.
La voz
Paseando por París escuché a un fantasma. Una mujer, demacrada y desdentada, estaba cantando desde el suelo, de forma perfecta, a Edith Piaf.
Me acerqué para darle una moneda, pero alzó su mirada y me negó con la cabeza.
—¿Por qué cantas entonces? —le pregunté, sorprendido.
—Canto para no morirme.
Me acerqué para darle una moneda, pero alzó su mirada y me negó con la cabeza.
—¿Por qué cantas entonces? —le pregunté, sorprendido.
—Canto para no morirme.
Escrito por Dani Keral - Web
La corbata
Mi padre ha tirado a la basura el único traje que tenía. Normal, teniendo en cuenta que era el de su boda, y que enviudó hace dos meses. En cambio, ha guardado la corbata. Quiero creer que es un símbolo de esperanza, aunque a veces me da por pensar mal.
Escrito por Ignacio Urtiaga - Twitter
Esperanza
La vista en el suelo, perdida; con los bolsillos llenos de sus manos vacías, camina. Se retira tras otra jornada de gestiones fallidas. Abatido, entra en casa. Su mujer lee el fracaso. No hay palabras, no es necesario, sólo un abrazo. Por un momento todo parece posible, hasta conseguir trabajo.
Escrito por Ángel Saiz Mora
El empujón
Desde hacía meses, todo lo había calculado al milímetro. Primero fue su madre, comiendo. Luego su padre con el coche. Y ahora solo quedaba su hermano. Un pequeño empujón que lo haría rodar por las escaleras, convirtiéndolo así, en el único heredero de la fortuna familiar. Solo quedaba un empujón.
Escrito por Nicolás Megías Berdonce - Web
La sorpresa
Esperan ocultos en armarios diversos. La lana de las mantas les hace cosquillas. Las pastillas antipolilla huelen raro. El sitio es algo incómodo y alguno se siente algo arrugado. Están deseando salir y dar la sorpresa.
Por fin salen: nervios, gritos, papeles arrugados fuera. Este año hemos acertado con todos.
Por fin salen: nervios, gritos, papeles arrugados fuera. Este año hemos acertado con todos.
Escrito por Maest
Roberto y Mabel III
El día dormía, no así Mabel. Fumaba el último cigarrillo del paquete recostada en la cama.
"Te extraño siempre", escribió para Roberto en WhatsApp, casi lo enviaba pero por detrás un tal Julián la abrazaba. Borró Mabel el mensaje y revoleó el celular. Devolvió el abrazo con una semi sonrisa.
"Te extraño siempre", escribió para Roberto en WhatsApp, casi lo enviaba pero por detrás un tal Julián la abrazaba. Borró Mabel el mensaje y revoleó el celular. Devolvió el abrazo con una semi sonrisa.
No los abras
—Los ojos. Transmiten tanto —esbocé una sonrisa—. Con ellos percibimos la línea luminosa del horizonte, aunque somos incapaces de ver el esplendor de la oscuridad. Deseamos capturar momentos con ellos pero, sin embargo, los cerramos en los más bellos. ¿Por eso los cierras ahora?
Miré más allá de mi pistola.
Miré más allá de mi pistola.
Escrito por Saioa Etxegia Eizagirre
Noche de Reyes
Dijo que estaba cansada y que ya deseaba acostarse.
—Esta noche no cierres la puerta con llave y deja la luz del pasillo encendida.
Mientras la arropaba, con un beso en la frente intenté calmar el estado de excitación que en vano pretendía ocultarme.
—No te preocupes. Buenas noches, mamá.
—Esta noche no cierres la puerta con llave y deja la luz del pasillo encendida.
Mientras la arropaba, con un beso en la frente intenté calmar el estado de excitación que en vano pretendía ocultarme.
—No te preocupes. Buenas noches, mamá.
Escrito por FNR
Ataque masivo (Serie micro-cromática: Rojo)
Juan se asomó a la ventana. Las aguas del río tenían un tinte sangriento aquella mañana y en el cielo flotaban siniestras nubes rojas. Ajenas a todo, unas vacas coloradas pacían en el prado, ahora bermellón.
Al mediodía, las noticias confirmaron sus temores: La Internacional Escarlata había declarado la guerra.
Al mediodía, las noticias confirmaron sus temores: La Internacional Escarlata había declarado la guerra.
¡Incomunicada!
Toda la mañana, en vano, intentando comunicarse con su amiga.
—¡Mamá!, gritó desesperada, no me contesta... FaceTime, WhatsApp, Skype, Facebook, Viber, ¡nada!
—Pues ve a buscarla...
—¡¡¡Estás loca, cómo voy a hacer eso!!!
—Fácil, saliendo por la puerta y llamando a la suya. Tu amiga vive dos casas más abajo.
—¡Mamá!, gritó desesperada, no me contesta... FaceTime, WhatsApp, Skype, Facebook, Viber, ¡nada!
—Pues ve a buscarla...
—¡¡¡Estás loca, cómo voy a hacer eso!!!
—Fácil, saliendo por la puerta y llamando a la suya. Tu amiga vive dos casas más abajo.
Escrito por Rosy Val - Web
Como un pez sin bicicleta
Qué raro era todo esto. Había vuelto a saborear los olores. Ya no sentía el vértigo que otras veces, antes que esta, le pegó los zapatos al suelo con pegamento. Y comenzó a "bailovolar", mientras en la radio sonaba:
Una mujer necesita un hombre tanto como un pez una bicicleta.
Una mujer necesita un hombre tanto como un pez una bicicleta.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros
Salvación de un perro
Hace mucho tiempo una chica salió de compras y vio a un perro en el centro de la calle. Ella le dijo con mucha ternura:
—Quítate, alguien te puede atropellar.
Al final, él le mostró su agradecimiento mojándole el pie y ella le mimó. Los perros son como niños pequeños.
—Quítate, alguien te puede atropellar.
Al final, él le mostró su agradecimiento mojándole el pie y ella le mimó. Los perros son como niños pequeños.
Escrito por Suzana - Twitter
Desastre
No le llamaban sus amigos y no sabía nada de sus compañeros de WhatsApp ni de los conocidos de Facebook. Ni siquiera consolarse leyendo emails. Tampoco acceder a vídeos de YouTube. Su móvil se le había caído al inodoro y... ¡a la puta mierda todo!
Ahora sí que estaba solo.
Ahora sí que estaba solo.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa
Urgencias
La enfermera pronunció su nombre. En el silencio de la sala de espera, varias miradas impacientes se dirigieron a él.
Comprendió entonces que estaba perdido. Ahora cualquier mínimo movimiento resultaría fatal.
Con el rostro descompuesto, se agarró al asiento y apretó fuertemente sus nalgas. El virus estomacal lo tenía acorralado.
Comprendió entonces que estaba perdido. Ahora cualquier mínimo movimiento resultaría fatal.
Con el rostro descompuesto, se agarró al asiento y apretó fuertemente sus nalgas. El virus estomacal lo tenía acorralado.
Escrito por Joaquín Grau
La faca
Le dije que no era un cordero; que los tiempos de Abraham quedaban lejos; que Occidente había desarrollado métodos más refinados; que guardar las formas era importante; que existían bombas inteligentes y balas de uranio enriquecido. Pero nada. Sacó su faca yihadista y me mandó al infierno de un tajo.
Escrito por Marciano
Días de mierda
Volaba apaciblemente cuando notó una gota en la cabeza. Llovía, tenía su traje bueno tendido y, encima, sus superpoderes no le iban a ayudar. Pero el sol brillaba, no lo entendía. Se puso una mano donde había notado el impacto y una sustancia pegajosa se enganchó entre sus dedos: mierda.
Escrito por Aida
Una oportunidad
La hoja se desprendió con un leve chasquido de la rama a la que tanto amaba. Planeó en el aire, cimbreándose coqueta, en un intento de camuflar su inevitable y dolorosa edad. Una compasiva ráfaga de aire la alzó liviana para que pudiera contemplar por última vez a su amada.
Escrito por Soledad García Garrido
Desconfianza
La duda se había instalado en su vida. Acababa de ver la foto de su marido con una hermosa mujer en una actitud muy cariñosa. Lo había descubierto mientras curioseaba en su Facebook.
Ahora se debatía entre mantenerse callada o en exigir explicaciones, aunque esto supusiera confesar su gran desconfianza.
Ahora se debatía entre mantenerse callada o en exigir explicaciones, aunque esto supusiera confesar su gran desconfianza.
Escrito por Gloria Arcos Lado
Travestidos
Me equivoqué al pensar que este pellejo lanudo y demasiado estrecho me ayudaría a sobrevivir. Al ataque constante de mis verdaderos congéneres se suma el hostigamiento de quienes deberían ser mis hermanos de adopción: hoy en día, todo cordero que se precie luce una correosa y agresiva piel de lobo.
Escrito por Elisa de Armas - Web
Impaciencia dolorosa
Bajó lo más rápido que pudo. Las escaleras desaparecían a una velocidad suicida. Tenía que llegar antes que nadie a la librería. Conseguir un ejemplar del libro se había convertido en un objetivo irrenunciable. Y entonces, aquel escalón roto tomó un protagonismo indeseado. ¡Si se hubiera conformado con el PDF!
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter
Una discreta mejoría
La sesión se había desarrollado de manera más fructífera que otras veces. El terapeuta felicitó a la paciente por sus progresos y salió un instante. Cuando se quedó sola, ella se acercó sigilosamente al espejo para susurrar:
—Tranquila. Me ha costado mucho, pero no le he contado nada de ti.
—Tranquila. Me ha costado mucho, pero no le he contado nada de ti.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro
El adivino
Aquel hombre podía adivinar el futuro de las personas observando solo su iris. Aquella mañana, en su consulta, ya había visitado a varios clientes y dio paso, al fin, al último. Lo acomodó en la silla. Y cuando le ordenó que abriera los ojos, supo que le asesinaría allí mismo.
Escrito por Irroca
Si lo sé, no vengo
—Perdone, ¿la contraseña WiFi?
—No, aquí no tenemos de eso.
—¿Y cobertura 3G?
—De eso, tampoco.
—¿Pues el cibercafé más próximo?
—No sé de qué me habla, alma cándida.
—Pues sí que vamos bien, ¡acabo de llegar y ya me quiero ir!
—Uy, tranquilo, tiene toda una eternidad para acostumbrarse.
—No, aquí no tenemos de eso.
—¿Y cobertura 3G?
—De eso, tampoco.
—¿Pues el cibercafé más próximo?
—No sé de qué me habla, alma cándida.
—Pues sí que vamos bien, ¡acabo de llegar y ya me quiero ir!
—Uy, tranquilo, tiene toda una eternidad para acostumbrarse.
Escrito por Stbn
Fin de una ilusión
Fue a media noche, mis nervios no me dejaban dormir, oí pasos, susurros. El leve crujir del papel celofán. Tintineo de botellas, licor en copas, al fin luces apagadas.
Cinco de enero, beso de buenas noches de mamá. Fingí no haber visto nada, di media vuelta e hice que dormía.
Cinco de enero, beso de buenas noches de mamá. Fingí no haber visto nada, di media vuelta e hice que dormía.
Escrito por Malu
Ágrafa
Ágrafa, perezosa y pesimista, la mujer imaginó correr la tinta en sus venas. Buscó personajes, recordó posibles diálogos e hilvanó tramas con desenlaces sorprendentes. Pero siempre prefirió no hacerlo.
Hoy, al herir su propia carne, se mezclan placer y dolor: de sus muñecas abiertas, siente brotar miles de páginas, finalmente...
Hoy, al herir su propia carne, se mezclan placer y dolor: de sus muñecas abiertas, siente brotar miles de páginas, finalmente...
Escrito por Deomises - Web
Señales de humo
Escribió miles de "te quiero" en pequeños papeles que depositó en "aquella ridícula caja" antes de besar a la madre que jamás volvería a ver.
Acto seguido, cenicientos funcionarios procedieron con la cremación. Fue entonces cuando la chimenea comenzó a dibujar, con cálido humo, miles de corazones en el cielo.
Acto seguido, cenicientos funcionarios procedieron con la cremación. Fue entonces cuando la chimenea comenzó a dibujar, con cálido humo, miles de corazones en el cielo.
Escrito por La Marca Amarilla
¿Premonición o superstición?
Nicolás leía cuando sonó el portero automático: era el cartero. Volvió al libro, leyendo: "Cuando recogió la carta del buzón aquel 6 de junio, no sabía que sería la última". Sorprendido, confirmó la fecha en su reloj: 6 de junio.
—¿Estará Nicolás fuera? —se preguntaban las vecinas ante su buzón.
—¿Estará Nicolás fuera? —se preguntaban las vecinas ante su buzón.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web
La duda
"¿Cómo llegó a presidir este gran banco?". Había que conseguir clientes. En la plaza, un globo aerostático, y el supervisor de las subidas era mi amigo. "Por una cuenta, subida en globo": un éxito. Mis superiores votaron despido. El Presidente dudó: "¿Estaremos despidiendo a un genio?".
Y empezó mi ascenso.
Y empezó mi ascenso.
Escrito por La hija del Ferroviario
Amablemente
No es el síndrome de Estocolmo. No. Sino su forma de hablarme, de alcanzarme la comida, la bacinilla; sé que me quiere, incluso me trajo lápiz y papel porque sabe que me gusta escribir; está en todos los detalles: ahora prepara, amablemente, el silenciador para que no escuche el disparo.
Escrito por Sandra Rebrij - Web
El hisopo de mi vaca
Con trece años acompañé a mi tío a cubrir a Jacinta con el semental del vecino. De vuelta, Jacinta y yo teníamos todas las hormonas revolucionadas. Ella caminaba contoneándose y de vez en cuando demostraba su agradecimiento salpicando en mi cara los fluidos sobrantes con el hisopo de su cola.
Escrito por Luis San José - Web
Vanidad
El momento del afeitado era el de mayor intimidad y erotismo. Ella cogía la navaja y la pasaba por su cara con cuidado y dulzura. Aquel día recordó que él había ridiculizado su nuevo vestido: "La diferencia entre la vida y la muerte está en el filo de una cuchilla".
Escrito por Lorena Jiménez Justicia
Trescientos sesenta y cinco sueños
Se citan en la plaza para despedirlo, para despedirse. Una estatua de piedra los observa imparcial. Apenas se hablan, porque todo está dicho. En un banco abandonan sueños, mentiras, promesas.
Ella se aleja desconsolada y entre mil voces ahoga su pena. En la noche, fuegos artificiales anuncian el nuevo año.
Ella se aleja desconsolada y entre mil voces ahoga su pena. En la noche, fuegos artificiales anuncian el nuevo año.
Escrito por Chusa RH
Calindrosilidad
Calindrosilidad, hermosa palabra —dijo pensativo desde su silla de la Academia—, tiene fuerza y, al mismo tiempo, belleza, musicalidad y mueve al espíritu. Por todo ello propongo que se acepte como nuevo vocablo para incluirlo en la próxima edición del diccionario. No obstante, aconsejaría que se le buscara un significado.
Escrito por Crispín
La despedida
Me he despedido otra vez de él, y ahora será para siempre. Todo ha terminado con un frío beso y un portazo.
He conocido a otra persona, alguien que me amará de verdad y me hará feliz con su mirada. Él nunca lo sabrá, y no le pondré su nombre.
He conocido a otra persona, alguien que me amará de verdad y me hará feliz con su mirada. Él nunca lo sabrá, y no le pondré su nombre.
Escrito por Sumas Teon
Jay Gould
Nació depredador y llegó a multimillonario. Utilizó lo que algunos llaman corrupción y él, "factor resolutivo": si un tornillo no quería salir, lo engrasaba y listo. Su método era común en las altas esferas. Por eso, cuando fue distinguido con la Cruz al Mérito, nadie notó el olor a podrido.
Escrito por Marciano
Cuestión de táctica
He estudiado a Julio César para desentrañar el arte de la guerra, de Napoleón he aprendido la importancia de la estrategia y me siento preparada para dominar el campo de batalla. Desde la profundidad de la garganta ascenderé desplegando mis armas para conquistar por sorpresa la fortaleza de tus labios.
Escrito por Patricia Richmond - Web
Óxido de plata
El viento huracanado deja marcas frías sobre mi rostro, con sabor a óxido de plata. Me rodean. Caen sobre mi vida, como lápidas de amnesia.
He visto la tela de araña, sobre fondo azul, tejida con hilos de ilusión. Está vacía. Ella ya no me mira. Mi regalo se marchita.
He visto la tela de araña, sobre fondo azul, tejida con hilos de ilusión. Está vacía. Ella ya no me mira. Mi regalo se marchita.
Escrito por Gil Hernando de Santiago
Las penas con pan
Se conocieron en una panadería. Él más integral, ella más de semillas. Compartieron la última de cuarto y acabaron sacudiéndose las migas. Cuando se separaron ella se quedó con los seguidores de Instagram y él con los de Twitter. Al salir pusieron el contador de visitas a cero y esperaron.
Escrito por Dídac Marín Hernández - Web
Volvió la luz (III)
De repente volvió la luz. Otra situación novedosa para él. Aunque esta vez no recordaba nada, no conocía a nadie de los presentes, no sabía pensar. Sólo confiaba en quien, a pesar de no haber visto nunca, lo había llevado hasta allí: su madre.
Sin saberlo, iniciaba un nuevo ciclo.
Sin saberlo, iniciaba un nuevo ciclo.
De importación
La noche transcurrió intranquila, pero despiertas con tu rutina diaria: afeitado y ducha espabiladora. Es al vestir la camisa cuando te percatas de algo desacostumbrado: un extraño pellejillo detrás de la oreja derecha, que rascas con cuidado.
—¿Y esto?
—Cariño, ¡Dios!, es una chapita dorada que pone: 'Made in China'.
—¿Y esto?
—Cariño, ¡Dios!, es una chapita dorada que pone: 'Made in China'.