Sello propio
El legendario escritor, ya centenario, aguardaba su hora en la soledad de su casa. Su hija y su yerno lo visitaban, traían viandas y le pedían que firmara un libro tras otro. Ellos los recogían satisfechos mientras él sonreía, sabedor de que tras ese garabato se escondía la palabra "Cabrones".
Escrito por Álex Garaizar
De segundo, Adela
A Adela le caían las lágrimas sobre la sopa de letras. Removía el caldo frío con hastío. Él, sin embargo, iba ya por la carne. Siempre le gustaron los segundos platos. De buena gana, se lo hubiera lanzado a la cabeza. En el borde del plato apareció una palabra: déjalo.
Escrito por Soledad García Garrido
La pintura
Enfrente de la ventana se erigía la pintura que contenía el espíritu que lo poseía, torturaba y corroía, desgarraba y condolía, preso en la eterna corrupción y el ímpetu que obliga a un alma a saciar una venganza hacia un cruel dolor. Al menos eso decía el loco asesino aquel.
Escrito por Xavier Loeza - Twitter
Caminata
Una lejana ladera se avistaba en el horizonte, pasos cortos daban en busca de no sé qué lejano recuerdo que, tal vez, despertara en ellos algo de esa profundidad de lejanos tiempos.
—¿Recuerdas esa cueva?
—Tiempos remotos rememoras hoy.
—Sí, remotos para nuestros tiempos.
—Sí, remotos para volver a vivirlos.
—¿Recuerdas esa cueva?
—Tiempos remotos rememoras hoy.
—Sí, remotos para nuestros tiempos.
—Sí, remotos para volver a vivirlos.
Escrito por Anderson Camacho Rondón
Tiempo de temporada
Subió las escaleras tan rápido como pudo. El mensaje parecía urgente. Al llegar, la rosa perdía su último pétalo. Corrió para atraparlo antes de que tocara el suelo. Estuvo a punto de conseguirlo. La primavera se murió y el sol ardiente del verano le quemó el corazón, helándole la sangre.
Escrito por Arimike - Twitter
¡Mira!
Ella no pudo evitar un grito de sorpresa. Pregunté qué pasaba mientras buscaba su brazo para apoyarme en él. Ella no contestó.
—¿Qué pasa? —insistí.
—Tiene tus ojos —dijo al fin—, tus mismos ojos.
Extendí la mano izquierda y noté entre mis dedos las pequeñas esferas. Recuerdo que había muchos.
—¿Qué pasa? —insistí.
—Tiene tus ojos —dijo al fin—, tus mismos ojos.
Extendí la mano izquierda y noté entre mis dedos las pequeñas esferas. Recuerdo que había muchos.
Escrito por Conrado Lama - Web
Kafka inédito
En un sótano húmedo buscó el manuscrito perdido de Franz Kafka; lo encontró oculto en un armario dentro de una caja de zapatos. Leyó con expectación las doscientas hojas emborronadas, concluyó la lectura después de cuatro horas, con un dejo de placer. Decidió quemarlo, atendiendo la última voluntad del autor.
Escrito por Sergio F. S. Sixtos - Web
Fingimientos
Ella fingió sus orgasmos y él fingió que la deseaba. Ella fingió indignarse por las fotos de la rubia del móvil y él fingió que solo había sido una aventura. Él fingió una quiebra para no pasar la pensión alimenticia y ella fingió no conocer al sicario que le disparó.
Escrito por Paloma Casado Marco
Olvido
Paró en la estación del olvido, intentando así que algún recuerdo la abandonara. Quiso saber si sus lágrimas, felices, huían y escapaban de su alma. Ningún sueño perdido quiso quedarse, ningún desengaño osó dejarla.
Todos decidieron acompañarla. Así, fue ella quien se sumergió en el olvido y olvidó que olvidaba.
Escrito por Malu
Todos decidieron acompañarla. Así, fue ella quien se sumergió en el olvido y olvidó que olvidaba.
Escrito por Malu
Elegido mejor relato de marzo de 2014
Eternamente
Atusa con mimo sus tirabuzones dorados. Estira los mínimos calcetines de perlé con puntillitas sobre las piernas. Se sonríe coqueta y termina de calzarse sus zapatos de claqué. Al dar el primer paso de baile, Shirley Temple oye un chasquido y ve salir el hueso fracturado por su carne pútrida.
Escrito por Rosa Martínez - Web
Sin prisa
Iba sin prisa, contemplando el pasar atropellado y caótico de los caminantes. Como si de una perfecta coreografía se tratase, me di cuenta de un detalle aparentemente sin importancia pero que a mi se me antojaba patético: ese orden natural presente en la calle sólo era roto por una persona...
Escrito por Isabel López Soriano
Puntería
La carta anunciaba el final de la tregua.
Abrió el sobre, bajo la lluvia, y se puso a leer. Sintió un dolor agudo en el corazón, perdió la fuerza en las manos y el soldado cayó al suelo abatido.
Nunca pensó que su novia tuviera mejor puntería que el enemigo.
Abrió el sobre, bajo la lluvia, y se puso a leer. Sintió un dolor agudo en el corazón, perdió la fuerza en las manos y el soldado cayó al suelo abatido.
Nunca pensó que su novia tuviera mejor puntería que el enemigo.
Escrito por Sandra Sánchez - Web
Noches de hotel
Todos los jueves en la misma habitación de aquel hotel, aquellos cuerpos atléticos daban rienda suelta a sus más tórridas perversiones. Durante sus encuentros, el tiempo se detenía y olvidaban que fuera de aquellas paredes eran rivales los fines de semanas en aquel terreno de juego cubierto por el césped.
Escrito por Nicolás Megías Berdonce - Web
Escena poco romántica
Me senté a su lado y en el océano de letras que tenía delante me pareció leer: "La quiero... es tan dulce... es la mujer más hermosa del mundo". Soplé... soplé sin levantar la mirada, para formar más frases y me dijo: "Encanto, ya está fría. Muy buena la sopa".
Escrito por Emilia Tuc
Locura
Y en su locura la veía, conversaban y se amaban al calor de la leña. La soledad era el refugio en las mañanas, cuando triste y desolado recordaba su miserable existencia. Ella no volvería, al menos no como él necesitaba. Pero siempre estarían juntos, en sus más oscuros secretos, nuevamente...
Escrito por Gabriel
Promesas cumplidas
María era feliz. Su mísera felicidad de pobreza absoluta contrastaba con la tristeza opulenta de su vecina.
—Te cubriré de oro —prometió un pretendiente.
Su vecina sonrió encantada el día de su boda.
—Contigo, pan y cebolla —escuchó ella.
Ella aceptó y no se arrepintió. A solas, su vecina lloraba.
—Te cubriré de oro —prometió un pretendiente.
Su vecina sonrió encantada el día de su boda.
—Contigo, pan y cebolla —escuchó ella.
Ella aceptó y no se arrepintió. A solas, su vecina lloraba.
Escrito por Fernando da Casa - Web
Un sueño secreto
Se me quedó ese sabor amargo a tu boca. Un recuerdo secreto en mi corazón. Le diste una pizca de sentido a mi vida, corriéndote en aquellos labios desconocidos. Es un arrepentimiento por lo que antes deseaba. Llantos porque no puedo sonreír al recordarlo; porque tú siempre tuviste dueña.
Escrito por Saioa Etxegia Eizagirre - Web
Yo no quería
Cuando llegaron, todo había acabado. La escena era dantesca. La sangre chorreaba por las paredes empapando la alfombra.
Le encontraron con la mirada vacía, el cuchillo en la mano. "No pude evitarlo, mi familia me obligó", mascullaba entre lágrimas.
A sus pies el pavo yacía ensangrentado. Nunca olvidaría aquella Navidad.
Le encontraron con la mirada vacía, el cuchillo en la mano. "No pude evitarlo, mi familia me obligó", mascullaba entre lágrimas.
A sus pies el pavo yacía ensangrentado. Nunca olvidaría aquella Navidad.
Escrito por Pilar
Tócala otra vez
Cada día, al volver del colegio él está allí, animando a los transeúntes con su rayado violín. Ella se queda de pie, ensimismada, escuchándole.
Cargada con su mochila, olvidándose de deberes, merienda, castigos... la tarde se le pasa, perdida entre las notas que salen de aquel viejo cacharro de madera.
Cargada con su mochila, olvidándose de deberes, merienda, castigos... la tarde se le pasa, perdida entre las notas que salen de aquel viejo cacharro de madera.
Escrito por Maest
Un nuevo amanecer
El nuevo amanecer la llena de ilusión. Es una nueva esperanza en su vida ensombrecida por tantas tragedias; la muerte de su único hijo, el divorcio por necesidad obligado. Ahora estrena ese nuevo romance que la llena de ilusiones, convirtiendo en un nuevo amanecer... Esa noche oscura que apenas comienza.
Escrito por Lalo Barker - Web
Memoria rota (dedicado a mi abuela)
Al ritmo de la música, bailando con cada estribillo, se pintó los labios de rojo, su color favorito. Los recuerdos se aglomeraron en su cabeza y al son de la canción volvieron a desaparecer.
Batas blancas y hospitales. Niebla en la memoria.
Y volvió a ser joven, niña... y durmió.
Batas blancas y hospitales. Niebla en la memoria.
Y volvió a ser joven, niña... y durmió.
Escrito por Agola
Ella y él
Ella no podía conciliar el sueño, le resultaba imposible, un asunto le atormentaba; él pensaba en cómo ayudarla. Le dijo que ya tenía la solución, que durmiera, que ya se lo contaría por la mañana. Ella, más tranquila, se quedó dormida, él no pudo pegar ojo en toda la noche.
Escrito por Perro Xico - Web
Se le acabó el tiempo
Estaba tan ilusionado con su nuevo descubrimiento. El poder envasar el tiempo en una bola de cristal le había proporcionado fama, dinero y reconocimiento científico.
No encontraban una utilidad práctica a su invento, tal vez en un futuro próximo; pero él no lo vería a causa de su muerte prematura.
No encontraban una utilidad práctica a su invento, tal vez en un futuro próximo; pero él no lo vería a causa de su muerte prematura.
Escrito por Santiago
Al final del día
Cenó poco, algo que ya venía haciendo últimamente. Se acostó temprano y, como acostumbraba, puso la radio bajo la almohada para sintonizar distintos noticiarios. De crisis diplomática mundial habían pasado a hablar de posible guerra biológica total. Intuyó que la situación era ya irreversible y, con despacio, fue quedándose dormido.
Escrito por José Antonio Barrionuevo
¡Eh!
Abrió mucho los ojos al ver que alguien estaba ya allí, sobre sus ramas. Una mirada inquisidora fue suficiente para atraer la atención del pequeño humano que había escalado el blanco tronco. La niña, subida al álamo, miró hacia abajo, hacia él, con expresión triste.
—Pero yo no quiero bajar.
—Pero yo no quiero bajar.
Escrito por E. - Web
Una tarde de domingo
Aquel domingo me perdí. Me perdí entre las calles de Budapest. Me perdí en la melancolía de lo que un día fue, entre los restos de un pasado esplendoroso y un futuro arrebatado, que nunca llegó. Todo vacío, deshabitado. Como una tarde de domingo. Nublado. Me perdí en el tiempo.
Escrito por Gaby Carreira - Web
Mirar no es sólo ver
Salió de casa para ir a verla pero se olvidó los ojos en la mesilla de noche. No importaba, con el tacto podía adivinarla. Ella no acudió a la cita. Tocó el aire y la imaginó. Volvió a casa, se colocó los ojos, cerró los párpados y nunca se separaron.
Escrito por Arimike - Twitter
La espera
Ni siquiera le dijo que no iría. Estuvo esperando hasta el último momento, bajo la lluvia, mirando el teléfono que no sonaba, sintiendo como si el agua se llevase al sumidero sus ilusiones. No sabía por qué, y solo podía pensar en que ni siquiera le dijo que no iría.
Escrito por Theobald Phillips
Latidos lejanos
Se despertó muy temprano, había llegado el momento que llevaba esperando toda su vida. Sentía cada vez más ansiedad, sobre todo desde el día que ella se marchó.
A la hora acordada, entró en la sala, el cirujano estaba preparado. Hoy, por fin, su marchito corazón iba a ser trasplantado.
A la hora acordada, entró en la sala, el cirujano estaba preparado. Hoy, por fin, su marchito corazón iba a ser trasplantado.
Escrito por Malu
Amanecer
Se despertó. Se puso las bragas, aún estaban húmedas. Se sintió levemente excitada. Lo miró. Seguía durmiendo. Recordó cómo se lo había comido. Un escalofrío la atravesó. Se vistió. El frío de la calle la trajo a la vida real. Era una mierda. No tenía sentido. "Al menos, soy libre".
Escrito por Lorena Jiménez Justicia
Resolviendo la disyuntiva
El rumor de voces nerviosas aumentaba progresivamente. "¡Piensa, Lisa! Tú eres una chica con recursos. De lo contrario no habrías conseguido el puesto de trabajo al que hoy vas a llegar tarde, si no reaccionas", le decía una vocecilla en su subconsciente.
Apartarse o negociar, ése era su tremendo dilema.
Apartarse o negociar, ése era su tremendo dilema.
Escrito por Covadonga López Iglesias - Web
Trabajo bien hecho
"¿Quién ha sido?", preguntó enfadada la Reina de las Hadas. Todas las miradas se volvieron hacia la Encargada del Pozo de los Deseos que se escurría hacia un rincón, apretando el papelito que guardaba en el bolsillo junto a una moneda de cincuenta céntimos: "Quiero un dinosaurio para mi cumpleaños".
Escrito por Patricia Richmond - Web
La noticia
No podía creer lo que acababa de leer. Con el café en una mano y el móvil en la otra, sus ojos se llenaron de lágrimas. Sabía que tarde o temprano podía llegar ese momento, pero nadie está del todo preparado para recibir noticias como aquella. Él no lo estaba.
Escrito por David SV - Twitter
Un descubrimiento
¿Consternación? ¿Perplejidad? ¿Un error administrativo? Desde luego no de ahora. Entonces, ¿cómo había podido vivir setenta y tres años convencido de ser quien no era? Porque la partida de nacimiento que acababan de remitirle y que temblorosamente sostenía en sus manos no permitía duda alguna: no era Aries, sino Piscis.
Escrito por FNR
El manitas
Papá se atreve con todo. Igual repara la lavadora que nos corta el pelo. Mamá le reconoce el mérito aunque dice, con cierta preocupación, que todo está bien dentro de unos límites. La pobre tiene unos juanetes que la mortifican, pero cuando pasa junto a él camina como si nada.
Escrito por Enrique Mochón Romera
Otra perspectiva de futuro
Por fin, la suerte había llamado a la puerta de su gran amigo; se lo merecía. Ya no le supondría una carga el sustento de sus hijos, el alquiler de la vivienda o la precariedad en el empleo. Iría a visitarlo...
¡Ah! ¡No podía olvidar las flores para su tumba!
¡Ah! ¡No podía olvidar las flores para su tumba!
Escrito por M. Dolores Vicente - Web
A ti lo que te pasa...
—A ti lo que te pasa es que eres demasiado orgulloso para pedir perdón. —gritó ella.
Salí. Conduje durante horas. Aturdido. Cuando llegué a un lugar donde no me conocía nadie, paré. Entre en un bar y pedí algo de beber.
Quizá mi hija tuviera razón, pero nunca lo reconocería.
Salí. Conduje durante horas. Aturdido. Cuando llegué a un lugar donde no me conocía nadie, paré. Entre en un bar y pedí algo de beber.
Quizá mi hija tuviera razón, pero nunca lo reconocería.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros - Twitter
Sonrisa helada
Abrió la puerta dispuesta a la batalla. Últimamente además de soportar su odioso trabajo, tenía que soportarlo a él y su maldito desorden. Pero se encontró el mantel perfectamente colocado y la cocina recogida.
Sobre la almohada, una nota: "Ya no tendrás que preocuparte del desorden, sino de tu soledad".
Sobre la almohada, una nota: "Ya no tendrás que preocuparte del desorden, sino de tu soledad".
Escrito por Ricardo García - Web
Feliz tristeza
Frente al océano una sonrisa y una lágrima se miran. La lágrima comienza a rodar recorriendo un camino que no tiene marcha atrás. Suavemente se acercan, se encuentran, se besan. Una palabra tiembla entre ellas: Magia. Excitadas bailan y poco a poco, juntas, se calman.
Nada más bello, verlas enamorarse.
Nada más bello, verlas enamorarse.
Escrito por Berta Ponce
La culpa
Ella no lograba entender por qué lloraba su pérdida, por qué lo echaba de menos.
Morir quizás no era el castigo que merecía, pero aquel día él se pasó de la raya.
Y ella lloraba todo el día; en el comedor, en el patio, en los pasillos, en su celda…
Morir quizás no era el castigo que merecía, pero aquel día él se pasó de la raya.
Y ella lloraba todo el día; en el comedor, en el patio, en los pasillos, en su celda…
Escrito por La Marca Amarilla
Liberado
Mientras acomodaba lentamente sus cosas en una caja, pensaba que por fin, después de tantos años en ese lugar, quedaría totalmente liberado. En unos minutos, saldría a la calle y sería dueño de su tiempo y acciones, por fin haría lo que realmente le interesaba. En unas horas estaría… jubilado.
Escrito por Gabriel Ramos
Entraba
Entraba en la cámara de gas cuando estallaron los muros. Me escondí pero los marcianos dieron conmigo. Ahora en un lugar ignoto me han convertido en un diosecillo. Al rato descubro un pasillo de luz, corro, ¡estoy en un playa fantástica! Una pelota me da y un niño grita: "¡Papá!".
Escrito por Preocupa
El encuentro
Allí estaba Él, nervioso, esperándole... y su sonrisa le atrapó desde ese primer instante o, quizás, le tenía en su memoria.
Apenas unas palabras, tres besos, fueron suficientes para entrar en una historia que había sido recorrida desde antes... pero en ese punto todo empezaba, definiendo sus vidas y distancias.
Apenas unas palabras, tres besos, fueron suficientes para entrar en una historia que había sido recorrida desde antes... pero en ese punto todo empezaba, definiendo sus vidas y distancias.
Escrito por Birdy
Sin palabras
Recogió sus cosas y abandonó el escenario, nunca había pasado tanta vergüenza. Aquel monólogo sobre el silencio había causado mucho ruido. No entendía por qué, si ella no abrió la boca. Siempre le había ido mejor actuando ante sordos, pensó.
El sonido del despertador le hizo abrir los ojos bruscamente.
El sonido del despertador le hizo abrir los ojos bruscamente.
Escrito por Leire Frex
Benito emulando a Peter Pan
Ese día Benito madrugó. Se calzó a conciencia sus botas de andar y salió a la calle a cazar su sombra. No se escaparía. Las nubes cargadas de lluvia habían protegido a esa desgraciada.
Corrió tras ella, pero era más rápida. A mediodía, Benito perdió su pista y… se rindió.
Corrió tras ella, pero era más rápida. A mediodía, Benito perdió su pista y… se rindió.
Escrito por Soledad García Garrido
Casa sin niños
Fue el propio árbol quien, introduciendo sus ramas por las ventanas, se llevó a los niños. Lo supe meses más tarde cuando, recordando aquel caso, pasé por delante de la casa. Mientras repasaba los detalles de la desaparición, probé una de aquellas manzanas. Aún no he olvidado ese característico sabor.
Escrito por Ignacio Urtiaga - Twitter
Viudo
La noche se hacía larga de nuevo, el día lo había sido también como de costumbre. El alba arrancaría pronto para iluminar la oscuridad en la que se había instalado. Si no conseguía ver la luz intentaría de nuevo amarla. Ella desde el cielo esperaba como él que eso sucediera.
Escrito por Antonio Ortuño Casas
Reencuentro
Me gustaba cambiarle las cosas de sitio cuando no miraba. Siempre se enfadaba, se volvía loca buscando por todos lados y acababa echándole la culpa a la enfermera. Hasta el día en que me pilló y al ver el frasco de pastillas moviéndose solo por los aires sufrió un infarto.
Escrito por Radon
Mata, mata
La policía lo ha detenido por estrangular sin escrúpulos a la mujer, a la suegra, al presidente de la comunidad; con saña al lanzador de cuchillos, al mago, al director del circo; y sin sentido a un señor con sombrero. Y ahora busca al hipnotizador parricida responsable de todo esto.
Escrito por Nicolás Jarque Alegre
Donde aguarda la inspiración
—Yo creía que los escritores os ibais todos los días a un lugar secreto donde las ideas vuelan y la inspiración llega a vuestras páginas- le dijo a su marido.
Él mantuvo silencio un tiempo. Luego respondió con tristeza.
—No, ese lugar no existe.
Se equivocaban: abrieron los ojos... Sorpresa.
Él mantuvo silencio un tiempo. Luego respondió con tristeza.
—No, ese lugar no existe.
Se equivocaban: abrieron los ojos... Sorpresa.
Escrito por Gonzalo Arbex - Web
Cambio de aires
Siempre deseó tener su casita cerca del mar. La montaña era inmensa, demasiado espacio para un ser insignificante como él.
La decisión fue rápida, ya no le quedaba mucho tiempo. Se puso en marcha y tras agotadores días de viaje, ¡llegó!
¡Nunca pensé que un caracol pudiera ser tan feliz!
La decisión fue rápida, ya no le quedaba mucho tiempo. Se puso en marcha y tras agotadores días de viaje, ¡llegó!
¡Nunca pensé que un caracol pudiera ser tan feliz!
Escrito por Mª Jesús Rodríguez
Filtro de amor
Ella era la bruja más reputada haciendo filtros de amor. Un día, una hermosa mujer le pidió una pócima para seducir a un hombre. Aceptó el encargo y la preparó. Aquel hombre era su marido y con su propia magia provocó su soledad. Desde entonces la bruja solo vende veneno.
Escrito por Virginia Funes
Altos vuelos
A veces soñaba que él también podía volar y que las ilusiones no eran solo quimeras. Abrió los ojos, un aparato le hacía respirar rítmicamente. Bajó la vista: un ejército de tubos lo tenía rodeado. Despertó del sueño y contempló la realidad. Entonces recordó que nunca había aprendido a volar.
Escrito por Silvia Asensio García
Por ellos
Aquel trueno lo cambió todo. El tren estaba lleno de muertos. Me sentí culpable al levantarme, ellos me salvaron con sus cuerpos. Quedé sordo del estruendo, mis cuerdas vocales se rompieron. Desde entonces, para comunicarme escribo. Siento que los tengo dentro, por ellos estoy vivo y les dedico este cuento.
Escrito por Ángel Saiz Mora
El club de los acertijos
Escribe sin prisa, borra, puntúa y lee en voz alta. Mira la distribución de las palabras. Busca el orden y la armonía entre ellas. El secreto está concluido.
El poema dibujó la Vía Láctea con acertijos. El lector leyó confundido. Mientras, lejos, una galaxia era creada a base de enigmas.
El poema dibujó la Vía Láctea con acertijos. El lector leyó confundido. Mientras, lejos, una galaxia era creada a base de enigmas.
Escrito por Sergio F. S. Sixtos - Web
La oscuridad de Murphy
Caminaba absorta entre pensamientos. No era su mejor día. Llegaba tarde a casa y, torpemente, al sacar las llaves del bolsillo, éstas se colaron por la rejilla de la alcantarilla. No tenía batería en el móvil. No había nadie en casa. De repente, las luces de la calle se apagaron.
Escrito por Calcetín Rayado - Twitter
El bocadillo
En el principio, la leche. Al séptimo, bocadillo de mortadela. El beso, el concierto, el pedo, la noche de casa a solas, la universidad. El sueldo, el viaje, la convivencia. El niño, la niña, segundo niño. Ahora ingreso como aquel primer sueldo. Y, de momento, me llega para el bocadillo.
Escrito por Ana Cuaresma - Facebook
Todo preparado
Por fin, después de tantos esfuerzos, esta es LA noche.
Está todo preparado: traje y corbata, el coche limpísimo y en casa está lista la mesa para la cena.
Sólo tengo una duda con el vino: no tengo clara la dosis de narcótico para conseguir dormirla rápidamente. Tendré que improvisar...
Está todo preparado: traje y corbata, el coche limpísimo y en casa está lista la mesa para la cena.
Sólo tengo una duda con el vino: no tengo clara la dosis de narcótico para conseguir dormirla rápidamente. Tendré que improvisar...
Escrito por Ricardo García - Web
Diálogo inútil
No le gustaba cómo me expresaba, cómo intentaba transmitirle mis sensaciones. No se acordaba de aquellos días felices en los que, con mirarnos a los ojos, nos entendíamos. Sin ir más lejos, ayer me ignoró cuando, a voces, le grité mi rabia. Hoy está en la caja, fría y muda.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez
Un pequeño intruso
Un ruido me despertó a media noche.
Cautelosamente, pasé por la cocina, cogí dos cuchillos, una linterna y me dirigí a la planta baja.
Decidida, abrí la puerta y unos ojos me miraron. Atónita me quedé, al ver cómo aquel pequeño ratón había tirado varias botellas de cristal al suelo.
Cautelosamente, pasé por la cocina, cogí dos cuchillos, una linterna y me dirigí a la planta baja.
Decidida, abrí la puerta y unos ojos me miraron. Atónita me quedé, al ver cómo aquel pequeño ratón había tirado varias botellas de cristal al suelo.
Escrito por Sandra
Amistad sin nombre
En los cientos de correos electrónicos que intercambiaron nunca llegó a preguntárselo. Aquella relación se limitaba a derrochar sentimientos en forma de letras.
Sabía de su enfermedad mortal. Simplemente se limitaba a acunar esa amistad en el regazo de su cariño.
Descubrió su nombre el día de su entierro. Soledad.
Sabía de su enfermedad mortal. Simplemente se limitaba a acunar esa amistad en el regazo de su cariño.
Descubrió su nombre el día de su entierro. Soledad.
Escrito por Chica azul
La emancipación
El pollito cogió su cascarón y se fue. Se negaba a seguir bajo la protección de su madre, la encarnizada lucha con sus hermanos y el calor insoportable del nido. En el umbral de su independencia vio llover, dudó, pero finalmente montó en su cascarón y navegó para nunca volver.
Escrito por Matías Gali - Twitter
Interés fijo
La abuela abría su mano de dedos corvos y apretados y le daba la misma moneda todos los domingos.
—No la pierdas.
Él recibía aquel tesoro dorado, seguro de no poder gastarlo una semana más. A su regreso, la anciana se la requería apremiante.
—Dámela, hijo, ya te la guardo.
—No la pierdas.
Él recibía aquel tesoro dorado, seguro de no poder gastarlo una semana más. A su regreso, la anciana se la requería apremiante.
—Dámela, hijo, ya te la guardo.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro - Twitter
El regalo
La mañana se presentaba aciaga. Su jefe, con inusitada amabilidad, le comunicó su despido. Apesadumbrado fue a sentarse a un banco del parque cuando comenzó inesperadamente a jarrear. Hecho una sopa, inmóvil, absorto, nadie reparaba en él. Entonces, una joven con extraño acento le habló:
—¿Palaguas, señol? Cogel tú. Glatis.
—¿Palaguas, señol? Cogel tú. Glatis.
Escrito por José Antonio Barrionuevo
Yo, pecador
—Ave María Purísima.
—Sin pecado concebida. Dime, hijo, ¿desde cuándo no te confiesas?
—Desde hace veinte años.
—¿Cuáles son tus pecados?
—Soy un asesino.
—¿Cuántas personas has asesinado?
—A diecinueve, hoy serán veinte.
—¿Por qué lo haces hijo?
—¡Por dinero!
Entonces que sacó su pistola y le hizo tres disparos.
—Sin pecado concebida. Dime, hijo, ¿desde cuándo no te confiesas?
—Desde hace veinte años.
—¿Cuáles son tus pecados?
—Soy un asesino.
—¿Cuántas personas has asesinado?
—A diecinueve, hoy serán veinte.
—¿Por qué lo haces hijo?
—¡Por dinero!
Entonces que sacó su pistola y le hizo tres disparos.
Escrito por Gabriel Ramos
Salvación
Dejé pasar los primeros coches por miedo. Cuando empecé a contarlos entendí que no hay nada como encontrar un sentido a la vida. He dejado las ocupaciones absurdas, a saber: el trabajo, la educación de mis hijos o el senderismo. Hago listas: por orden alfabético y de mayor a menor.
Escrito por Desiderata
Tabla de versificar
Le obligaron a estudiar para contable, aunque él siempre quiso ser poeta. Sus padres tenían un almacén y necesitaban que llevase la oficina. Así que ahora está atado a su banco y suma, divide y multiplica. Cinco fósforos más cuatro jilgueros igual a nueve, por dos, dieciocho firmamentos de color.
Escrito por Antonio Toribios - Web
Hooligan
El reloj marcaba la hora que no debía marcar: las cinco en punto. Ya no había manera de echarse atrás y Dave ansiaba el momento de llegar a los aledaños del estadio visitante. La pelea verbal brillaría por su ausencia y el orgullo por vencer violentamente se apoderaría del fanático.
Escrito por Jorge LP Logan - Facebook
Te fuiste
Esa noche llegaste a hacerme sentir especial sin apenas hablar, tu mirada lo decía todo y tus besos me lo contaban. Tú te fuiste y así me quedé, fumando, mientras recordaba tus caricias en mi cuerpo, tus besos en mi boca, tu mano en mi sexo. Sí, me hiciste feliz.
Escrito por Eva Bruixa
Devorada por insomnio
No existía, o al menos eso se contaba bajo sus interminables insomnios. La soledad además de seguir siendo un monstruo, se había devorado su propia identidad, mientras su hermano nihilismo le fue secando lentamente sus ojos y después las entrañas.
Y al amanecer quedó sólo un aliento en la habitación.
Y al amanecer quedó sólo un aliento en la habitación.
Escrito por p4.4 - Twitter
Nostalgia
En una maleta echó todos sus recuerdos, también unos zapatos viejos y la foto de sus padres. Vestido de sueños, se fue en busca del futuro. 30 años después, en su maleta sólo quedaban el retrato y algunas reminiscencias que poco a poco se desvanecían, entonces deseó volver al pasado.
Escrito por Beto Monte Ros - Web
Buscando al escritor que llevo dentro
Que todos llevamos un escritor dentro, una farsa. Llevo días buscándolo. Me he desnudado tres veces, pensando si estaba escondido, incluso me quité los bóxer y sólo veo algo colgando. Me miro al espejo y abro con ganas la boca, también hay algo que cuelga, pero del escritor ni rastro.
Escrito por Silvia Asensio García
Cruzados
Viajando lentamente hacia el pasado él la conoció a ella, mientras ella se despedía de él. Se enamoró al instante, mientras ella le iba olvidando. Sintió el dolor al conocerla, mientras ella desaprendía. Avanzando más allá, en el pasado de ella, él se presentó con amargas lágrimas de pasada extrañeza.
Escrito por Euklidiadas - Web
El corredor
Era el mejor corredor. Cuando, tras la competición, recogía el trofeo entre vítores y aplausos, se obligaba a sonreír, consciente de que nunca podría escapar. Sabiendo que todas las sombras de las que huía y conseguía dejar atrás en la libertad de la carrera, esperaban en cada meta su llegada.
Escrito por Uluruh
El pintor
Fue. Tenía que comer y pagar deudas. Era pintor, no estúpido. El anuncio pertenecía al departamento de líneas en carreteras, sin especificar. Allí comprobó que la vacante era para las discontinuas. Para las continuas no precisaban a nadie. Necesitaba el trabajo pero, por encima de todo, necesitaba pintar... sin parar.
Escrito por 4Colors - Twitter
Loco amor
Mientras volteo la colina jadeando dejo caer una caracola. Aún me queda en el bolsillo un blíster y una tiza. Los ladridos se aproximan. Suelto la tiza y aminoro la velocidad.
Quizá mañana, cuando a mí también me hayan trepanado los sesos, ella pueda mirarme a la cara sin avergonzarse.
Quizá mañana, cuando a mí también me hayan trepanado los sesos, ella pueda mirarme a la cara sin avergonzarse.
Escrito por Enrique Mochón Romera
Autodeterminación
He llegado con mi maleta llena de ilusiones, hasta la pasarela del barco.
Subo la rampa y un aire de libertad roza mi rosto. Atrás dejo el miedo, tirado en una habitación de la casa. Duerme con el vino avinagrado.
Quizás ya no despierte. No me he quedado para comprobarlo.
Subo la rampa y un aire de libertad roza mi rosto. Atrás dejo el miedo, tirado en una habitación de la casa. Duerme con el vino avinagrado.
Quizás ya no despierte. No me he quedado para comprobarlo.
Escrito por Servitud
Bienvenida
Sentía que la gordura le sobrepasaba, apenas podía respirar, andar, ducharse sola. Los días de calor se hacían eternos, y sin embargo sonreía; con sus dientes blancos y hermosos, despreocupada.
Su felicidad parecía interminable como aquella espera que hoy por fin llega a su final.
Es Niña. Su nombre, Adriana.
Su felicidad parecía interminable como aquella espera que hoy por fin llega a su final.
Es Niña. Su nombre, Adriana.