A ti lo que te pasa...
—A ti lo que te pasa es que eres demasiado orgulloso para pedir perdón. —gritó ella.
Salí. Conduje durante horas. Aturdido. Cuando llegué a un lugar donde no me conocía nadie, paré. Entre en un bar y pedí algo de beber.
Quizá mi hija tuviera razón, pero nunca lo reconocería.
Salí. Conduje durante horas. Aturdido. Cuando llegué a un lugar donde no me conocía nadie, paré. Entre en un bar y pedí algo de beber.
Quizá mi hija tuviera razón, pero nunca lo reconocería.
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