No habían vuelto a hablar.
—Lo sé.
Hubo silencio. Una mirada profunda, escudriñadora, con memoria, con años, finalmente con más afecto que rencor, cruzó entre ellos. Segundos. Minutos. Treinta años. Una vida.
—Nos veremos allí
—contestó.
Esbozó una sonrisa. Una mueca. Y cerró los ojos en la paz más profunda.
Escrito por Faroni