El pionero
El globo estaba listo, por fin. Soltó las amarras emocionado, aseguró la cabina y echó a volar a buen ritmo; enseguida, su casa y toda Creta quedaron bajo sus pies. Cuando la presión y el frío se volvían insoportables, la apreció por fin: la curva.
—¡Lo sabía! —gritó—. ¡Es redondaaa!
—¡Lo sabía! —gritó—. ¡Es redondaaa!
Escrito por Álex Garaizar
Mamá
Mamá, ¿por qué no cantas? Señor, ¿adónde me llevas? Huele como aquel día en la hacienda. La sangre de las ovejas colgadas se pegaba a la piel, salpicando mi vestido de terciopelo azul. No veo. ¿Dónde estamos? Mamá, abrázame. Señor, ¡no!, no grites, mamá. ¿Esos golpes? (Silencio). Mamá, ¿has desaparecido?
Escrito por María Jesús Briones Arreba
El obrero
Un obrero termina su larga jornada. Cansado, parte a su casa, agotado, arrastrando sus pasos. Apenas consciente llega y se mete a bañar, con agua helada que lo va recuperando. El cansancio ha desaparecido, ahora es un Drácula renacido, elegantemente vestido, buscando la puerta... para salir a buscar una presa.
Escrito por Lalo Barker - Web
El espejo de Penélope
Aquella noche el espejo le devolvió la misma imagen que hacía veintiocho siglos... Ahora, Penélope tejía un precioso vestido negro, para cazar idiotas, mientras a Ulises, único pretendiente, ya sin fuerzas para tensar el arco, se le iban las noches y la vida esperándola.
De un flechazo rompió el espejo.
De un flechazo rompió el espejo.
Escrito por Gil Hernando de Santiago
Felipa Orqueda
Felipa Orqueda vendía sueños en la plaza de abastos, junto a un puesto de verduras y otro de carne de cerdo. Tuvo que cerrar el negocio porque le comían los impuestos y apenas si vendía un sueño o dos al día. Y estaban, además, las demandas por los sueños incumplidos.
Escrito por Irroca
Transporte público
Cogí el último metro. Había demorado demasiado la conversación con mi amiga. Cuando habían pasado apenas cinco minutos, me percaté de que la dirección que llevaba era la contraria. Fue la excusa para justificar mi tardanza; pero daba igual, el eco devolvió mi propia voz. Ya era tarde para ambos.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter
Habitación 205
La esperé tumbado en la cama. Apareció vestida de blanco, radiante, como me hubiera gustado llevarle al altar. Me traía las pastillas que cada noche acaban en el inodoro.
—Mañana te darán el alta.
La estancia se tornó del mismo color rojizo que cuando mamá insistió en que estaba loco.
—Mañana te darán el alta.
La estancia se tornó del mismo color rojizo que cuando mamá insistió en que estaba loco.
Escrito por Raquel Lozano - Web
El choque
La banda escupía punk desde el escenario. En el campo, el frenesí de Luis estalla contra la fragilidad de Clara, que cae al piso con sangre en la boca. "¡Juro que no la vi!". Hasta los más inmorales lo desaprobaron. Nadie menos Luis imaginó que aquello podía terminar en amor.
Escrito por Guillermo H. Piuma
Féminas intolerables
"Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar", subrayó en ese libro de Coelho. Había dejado al marido hacía seis meses; lloraba mientras cantaba la de los pingüinos de Arjona.
Varias veces deseé poder contarle lo ridícula que se veía. Por suerte se mató.
Jacinto, felino asqueado.
Varias veces deseé poder contarle lo ridícula que se veía. Por suerte se mató.
Jacinto, felino asqueado.
Escrito por Priscila Pry
El precio
Era una tormenta perfecta. Olas gigantescas arreciaban la embarcación, que se hundía sin remedio. El capitán se aferró al timón con fuerza y, mirando implorante hacia las alturas, formuló un deseo.
El barco izó las velas y comenzó a volar al tiempo que un avión se estrellaba en el agua.
El barco izó las velas y comenzó a volar al tiempo que un avión se estrellaba en el agua.
Escrito por Sara Lew - Web
¿De qué te sirve todo esto?
Un hombre respetado y con un buen puesto de trabajo. Iba con traje y un mendigo le pide dinero. Él no da nada. Entonces el mendigo le dice "¿para qué sirve el dinero?". Llega a casa y descubre la infidelidad de su mujer. Entonces recuerda, "¿para qué sirve el dinero?".
Escrito por William Che
Indecisión
Entre escoger a mirar adelante o bajar la cabeza, él había decidido esperar acontecimientos que nunca llegaban. El tiempo pasaba y la estabilidad y monotonía se implantaban enraizándose en suelo árido. En el momento y lugar menos esperado estalló la bomba, cuya mecha había estado desde siempre encendida sin saberlo.
Escrito por Antonio Ortuño Casas
Sin
Por mantenerse esbelta, comió alimentos sin grasas; por obtener un ascenso, aceptó cenar con el gerente sin dudar; por el alcohol, permitió que la besara sin oponérsele; por miedo, dejó la violación sin denunciar; por desesperación, dejó al recién nacido sin aliento.
Por instinto, abrazó a su hijo sin vida.
Por instinto, abrazó a su hijo sin vida.
Escrito por Carles Quílez - Web
El bebé
La mujer entró en la habitación mientras el bebé descansaba en la cuna. Le acarició la mejilla comprobando que continuaba frío. Salió por la puerta tranquila, no sin antes echar un último vistazo a su añorado ángel. Desde el último latido de su pequeño corazón, nadie respiraba en la casa.
Escrito por Charo Anadón - Web
Tampoco es fácil ser fan
Camina con pasos temblorosos y boca seca. Inseguridad. "El undécimo, no estorbar", resonaba en su mente. Tiene que hacerlo o no podrá dormir, otra vez. No tiene nada preparado, aunque pasó muchas horas soñando conversaciones perfectas. ¿Y si lo deja estar? Se acerca. ¡Está aquí! Con taquicardia preinfarto grita: "¡HOLA!".
Escrito por Arimike - Twitter
Oficina del olvido 3
La última vez que vine a la Oficina del olvido llegué buscando mis esperanzas muertas. No encontré ningún dependiente detrás del mostrador, pero había un letrero de vacante, un viejo sombrero de poeta y un gafete con mi nombre.
No tardes en venir; tengo tres cuentos para el próximo visitante.
No tardes en venir; tengo tres cuentos para el próximo visitante.
La voz misteriosa
Una intensa voz hizo girar mi cabeza, ahí mismo como poseída. Lo único que pude fue mirarle a los ojos. Intenté imaginar su rostro, esa máscara lo hacía más intenso. Todos mis sentidos lo querían descubrir, él era la mezcla perfecta entre sensualidad y misterio.
Su identidad ya no importaba...
Su identidad ya no importaba...
Escrito por Jeanette
Insomnio
La noche despierta con un grito que ensordece el ruido del motor y escape de varios automóviles. Una horda de perros se queja ladrando.
El náufrago observa por la venta y no ve nada pero oye todo. Toma su caracola y la coloca al oído: recuerda el mar y duerme.
El náufrago observa por la venta y no ve nada pero oye todo. Toma su caracola y la coloca al oído: recuerda el mar y duerme.
Escrito por Saltimbanquin - Twitter
Infravalorada
Allí andaba, meditabunda, algo errática, apagada, intentando explicarse los motivos de aquel inesperado traslado que ya se prolongaba más de la cuenta. Sus posibilidades, creía, habían sido claramente menoscabadas, sabedora de su potencial y brillantez de ideas.
—¿Qué hago en este triste cuchitril? —cavilaba ensimismada. —¡Para más inri, acabo de fundirme!
—¿Qué hago en este triste cuchitril? —cavilaba ensimismada. —¡Para más inri, acabo de fundirme!
Escrito por José Antonio Barrionuevo
Última oportunidad
—Entonces... ¿Estáis juntos?
—Se veía venir, ¿no? Pasamos mucho tiempo juntos, tanta exclusividad... No sé. Es lo que tenía que pasar.
—¿Tenía? ¿Cómo que tenía?
—¿Acaso tendría que haber pasado otra cosa? ¿Qué quieres que pase?
Guardó unos segundos de silencio, cabizbaja. Una lágrima brilló.
—Quédate conmigo, joder. Quédate. Conmigo...
—Se veía venir, ¿no? Pasamos mucho tiempo juntos, tanta exclusividad... No sé. Es lo que tenía que pasar.
—¿Tenía? ¿Cómo que tenía?
—¿Acaso tendría que haber pasado otra cosa? ¿Qué quieres que pase?
Guardó unos segundos de silencio, cabizbaja. Una lágrima brilló.
—Quédate conmigo, joder. Quédate. Conmigo...
Escrito por Fényx - Web
Consejos
—No.
—Aquí, no.
—Por favor, váyase.
—Tiene los cristales rotos.
—Si entra, siempre lo lamentará.
—Entraña un grave peligro para usted.
—El género es tóxíco y le contaminaría.
—Márchese, estamos cumpliendo una orden de salud pública.
—¿Sabe que este comercio pertenece a una rata judía?
Alemania, comienzos Segunda Guerra Mundial.
—Aquí, no.
—Por favor, váyase.
—Tiene los cristales rotos.
—Si entra, siempre lo lamentará.
—Entraña un grave peligro para usted.
—El género es tóxíco y le contaminaría.
—Márchese, estamos cumpliendo una orden de salud pública.
—¿Sabe que este comercio pertenece a una rata judía?
Alemania, comienzos Segunda Guerra Mundial.
Escrito por María Jesús Briones Arreba
Helado
Ella se limpia la boca, arruga la servilleta y la tira con desdén. En el suelo de "Osa Polar", manchados de fresa y vainilla, agonizan unos versos. La autora del crimen abandona el local sin remordimiento. El aprendiz de poeta se pide otro helado de chocolate, para entrar en calor.
Escrito por Beatriz Carilla Egido - Web
Uno de mi calle
Hace tiempo que no cree en nada. Y mucho menos en nadie. Mira cada tarde el ocaso con las manos en los bolsillos. Sin gusto ni dolor. Sin miedo ni esperanza. Tarareando canciones sin letra. Hurgando con el dedo en el roto por el que un día escaparon sus ilusiones.
Escrito por Enrique Mochón Romera
¿Espiración? Inspiración
El niño sale al patio. Hace un día de calor. Muchos niños juegan con el balón, y otros se tiran globos de agua. Saben que está prohibido, quizás por eso les guste tanto.
Él no quiere jugar, solo se sienta y mira. Le gusta escribir, escribe todo lo que ve.
Él no quiere jugar, solo se sienta y mira. Le gusta escribir, escribe todo lo que ve.
Escrito por Gonzalo Arbex - Web
El picotazo
Y la maté. No sabía ella que podía morir con mi veneno. Y me picó obstinada. Se me puso roja la piel. Se le puso negra la sangre. Se me pasó el dolor. Se le pasó la vida. La pobre avispa no debía haberme picado nunca. Yo se lo advertí.
Escrito por Gil Hernando de Santiago
Navegantes
Me temo que vienen a rescatarme, me lanzan un salvavidas y un joven salta dispuesto a socorrerme. Los curiosos se agolpan, alguien saca un móvil, foto, otra foto, tuit enviado, antes de alcanzar el salvavidas me convierto en trending topic. Retuit, favorito. Todos miran sus pantallas, mientras yo me hundo.
Escrito por Anna López - Web
La botella
Estaba un hombre sentado, bebiendo de una botella ya casi vacía. Mientras lo hacÍa, tomaba el tiempo con un viejo reloj. Un colega de parrandas, extrañado, se acercó preguntándole qué es lo que hacía.
—Tomo el tiempo que falta para que se acabe... para poder empezar con la segunda botella.
—Tomo el tiempo que falta para que se acabe... para poder empezar con la segunda botella.
Escrito por Lalo Barker - Web
Fe
Saltó de la cama y empezó a vestirse. Se detuvo un instante ante el espejo y poco después salió. Ceremonioso, atravesó el parque hasta llegar al edificio vecino. Subió la escalera, tocó el timbre. Abrió una mujer. Ella no lo conocía.
Él confió ciegamente en el amor a primera vista.
Él confió ciegamente en el amor a primera vista.
Escrito por Ruperto
Cuarto oscuro
En la oscuridad del hogar, oía desde su lecho la sonoridad de la noche. Con los ojos fijos en la luz que filtraba por una ventana, se preguntó qué estrujaba su brazo. Aquella pesadilla solía frecuentarla; mas el estremecimiento llegó al meditar si acaso hubo estado soñando las anteriores veces.
Escrito por Priscila Pry - Web
Horizonte de sucesos
Con el caño tembloroso apoyado en la sien, pensó que si volviera a nacer besaría a aquella rubia de rulos que con tanto cariño se lo había solicitado. Qué pena que la arena del tiempo se hubiese derramado en tanta cantidad, que la vida ya no volviera a tener sentido.
Escrito por Guillermo H. Piuma
El apagón
Como cada primero de mes, desde hacía diez años, recibía sus flores. Sin saber el porqué, las portaba impasible hasta que se secaban.
Diez años atrás Juana perdía a su hijo en esa maldita rotonda ante el mudo testigo de la farola que, viendo el drama, hoy vestía sus flores.
Diez años atrás Juana perdía a su hijo en esa maldita rotonda ante el mudo testigo de la farola que, viendo el drama, hoy vestía sus flores.
Escrito por Sergi Carles - Web
Fantasmas del pasado
Sucedió un día de verano en los que se sabe que algo no va a ir bien. Cruzó la puerta y supo que al volver nada sería igual.
No era la primera vez que esos monstruos acudían a su vida. Pero esta vez tenía la clave para hacer que desaparecieran.
No era la primera vez que esos monstruos acudían a su vida. Pero esta vez tenía la clave para hacer que desaparecieran.
Escrito por Malu
Evaluación de candidatos
Las aguas del canal eran hipnóticas y pedalear bajo la sombra de los castaños, mágico. Por eso no me sorprendió encontrar una rana haciendo autoestop. La llevé hasta una charca y dudé, pero me dio asco besarla. Muchos besos después sigo preguntándome si no dejé escapar a mi príncipe azul.
Escrito por Patricia Richmond - Web
Las bragas sucias
Era mi rubia favorita. La vi en la barra de un bar una noche. La bebí, la besé y todo fue muy rápido. La desvestí y follamos como salvajes. Al terminar, un beso y un adiós. Lavó sus bragas sucias en la lavadora. En ese instante se borró mi recuerdo.
Escrito por William Che
Oficina del olvido 2
Un día regresé a la Oficina del olvido. Ahora el dependiente se llamaba Oz. Pregunté por un amigo de los años de colegio y él me entregó un hombre de hojalata. Está un poco oxidado, me dijo; si te acercas lo suficiente, te arrancará el corazón para que lo reconozcas.
Con permiso de da Vinci
Cinco siglos atrapada en esta enigmática sonrisa han hecho de mí una mujer cohibida, reservada. Pero ahora por las noches me levanto y sigilosamente paseo por la sala; parpadeo, bostezo… y sobre todo ensayo mil expresiones del rostro.
Mañana recibo una visita de japoneses; los sorprenderé con una magnífica carcajada.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez
Mañana recibo una visita de japoneses; los sorprenderé con una magnífica carcajada.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez
Elegido mejor relato de septiembre de 2014
Al horno
El uniforme está ensangrentado. Incluso mi brazo tiene arañazos producidos por aquel animal defendiéndose. Tengo que destruir las pruebas y el cuerpo. Contemplo cómo las llamas devoran mi ropa. Ellos creerán que se ha escapado. ¿Lo aso al horno? No distinguirán si era pollo, gallina o Bertín, su gallo mascota.
Escrito por Charo Anadón - Web
Metamorfosis
¡Vaya pieza! Siempre había sido diferente al resto. Amaba a los caballos y podía emocionarse con la simple arquitectura de una torre; y en su corazón anidaba un anhelo secreto: quería ser una dama.
Con el convencimiento de conseguirlo, dio un paso al frente y llegó al final del tablero.
Con el convencimiento de conseguirlo, dio un paso al frente y llegó al final del tablero.
Escrito por Carles Quílez - Web
La espera
Llevamos toda la noche asomados a la barandilla de la escalera y solo ha pasado tía Berta, que nos cuida desde aquel día. Jose sigue diciendo que los Reyes sois vosotros. Yo sé que es mentira. Vosotros habríais dejado algo mejor que calcetines de lana gris y cuadernos de cuadritos.
Escrito por Elisa de Armas - Web
Aroma
Ella despertó en la madrugada. Esta vez era distinto, el aroma de ese perfume la mantenía inmóvil. Sus ojos buscaban en la obscuridad lo que nunca encontraron. Lo único que podía era sentir su acelerado corazón, y su piel erizada. Ni siquiera la voz le permitía un "¿Quién está ahí?".
Escrito por Jeanette
Errores que matan
—¿Regresas?
—No me encuentro bien. Me duele mucho la espalda.
Fue la primera vez que le escuché gritar de dolor. Llamé a la ambulancia. Tardó. Se lo llevaron caminando por su propio pie. Cuando llegué al hospital ya se había marchado. No pude despedirme. "Dolor de lumbago", constaba. Aneurisma fue.
—No me encuentro bien. Me duele mucho la espalda.
Fue la primera vez que le escuché gritar de dolor. Llamé a la ambulancia. Tardó. Se lo llevaron caminando por su propio pie. Cuando llegué al hospital ya se había marchado. No pude despedirme. "Dolor de lumbago", constaba. Aneurisma fue.
Escrito por Alicia - Web
Pisadas sin huella
Me miro en el espejo y este no devuelve mi imagen. Respiro hondo y compruebo que el espejo está limpio, tampoco soy un vampiro ni estoy muerto. Nunca se me ha tenido en cuenta, siempre he sido invisible para los demás. Era cuestión de tiempo acabar siéndolo también para mí.
Escrito por Salvador Esteve
La predicción
Sobre el tapete, rojo sangre, el cristal; sobre el cristal, unas manos ensortijadas de falsas gemas.
—Veo un deslumbrante futuro —asevera la voz. —Un porvenir paradisíaco, muy próximo.
Miriam enloquece. Devora la vieja escalera hasta la calle. No respeta el semáforo. Un vehículo de faros potentes la ciega para siempre.
—Veo un deslumbrante futuro —asevera la voz. —Un porvenir paradisíaco, muy próximo.
Miriam enloquece. Devora la vieja escalera hasta la calle. No respeta el semáforo. Un vehículo de faros potentes la ciega para siempre.
Escrito por María Jesús Briones Arreba
La ruleta del infortunio
Cargó las seis balas en los seis orificios del tambor. No aceptaba sorpresas. Esto no era un juego. Él decidía su destino.
Acercó el revólver a la sien y cuando sintió el frío metal apretó el gatillo.
¡CLIC!
El arma se encasquilló.
Dudó, pero tras aquella señal descargó las balas.
Acercó el revólver a la sien y cuando sintió el frío metal apretó el gatillo.
¡CLIC!
El arma se encasquilló.
Dudó, pero tras aquella señal descargó las balas.
Escrito por La Marca Amarilla
Una bala tras otra bala
No tenía premura, pero tampoco era cuestión de jugársela más de lo necesario al intratable tiempo. Aquel que, precisamente, no tenía.
Comenzó a sacar de la caja la munición, una tras otra, hasta completar el cargador.
Estaba listo. Apretó el gatillo, con suavidad… De súbito, le salieron estas cincuenta palabras.
Comenzó a sacar de la caja la munición, una tras otra, hasta completar el cargador.
Estaba listo. Apretó el gatillo, con suavidad… De súbito, le salieron estas cincuenta palabras.
Escrito por José Antonio Barrionuevo
El azar
Tres días después del terremoto, un bombero encuentra vivo a un bebé. "No hay más dios que el azar", piensa, "pero, ¿y si este pequeño se convierte en un asesino?". Decide dejarlo allí un día más para comprobar si su dios quiere que viva. Como ha hecho las otras veces.
Escrito por Cadillac Solitario
Resaca
Me levanté con el intenso sol que se colaba por la ventana.
"Buen día" decía el muy idiota, le cerré la cortina en las narices. El agua no saciaba mi sed. Algún ser divino se divertía de mi desgracia y aumentó los decibeles del mundo entero. Ser escritor jode, cabrón.
"Buen día" decía el muy idiota, le cerré la cortina en las narices. El agua no saciaba mi sed. Algún ser divino se divertía de mi desgracia y aumentó los decibeles del mundo entero. Ser escritor jode, cabrón.
Escrito por Alejandro Ramos Ayala - Facebook
Faltabas tú
Cuando despertó no estaban en casa. Bajó a la calle y la encontró vacía. Comenzó a recorrer el pueblo. La plaza, desierta. La iglesia, cerrada. Los bares, con el cierre echado. Nadie, absolutamente nadie, por ninguna parte. Siguiendo su propia sombra llegó hasta el cementerio. Allí estaban todos, sonrientes, esperándole.
Escrito por Ignacio Urtiaga - Twitter
Imprescindible
Siempre iba corriendo a todas partes. Muy deprisa porque tenía la certeza de que todo era importante. Una mañana, en su atolondramiento habitual, cruzó la calle sin mirar y la atropelló un coche.
Al despertar, tras ocho meses en coma, descubrió sorprendida que el mundo inalterable había seguido su curso.
Al despertar, tras ocho meses en coma, descubrió sorprendida que el mundo inalterable había seguido su curso.
Escrito por Chelo Carmona
Nunca más
Aunque me encuentres irresistible. Pese a que llevemos dos meses sin vernos. Aun cuando sea una ocasión única y se cumpla el sueño de tu vida. No lo volveremos a hacer. No en un Jaguar, no en la Feria del Automóvil, no en la inauguración, no ante centenares de personas.
Escrito por Rafa Olivares - Web
El vigilante
Aquel era mi primer día de trabajo como vigilante del cementerio. Por fin conseguí aprobar la oposición, la plaza era mía. Me preparé con esmero, decidido a dar en todo momento lo mejor de mí. Orgulloso y satisfecho llegué a mi hora dispuesto a fichar, pero nadie salió a recibirme.
Escrito por Belén
Hermanas de pelo blanco sobre fondo impreciso
La Bella y la Viole abandonaron este mundo cada una a su manera: la Viole dejó de respirar mientras recuperaba un sueño atrasado; la Bella emprendió viaje hacia un pozo sin fondo.
Ahora la Liber está en la salita de espera. Abrazada a una fotografía, suspira y, a ratos, llora.
Ahora la Liber está en la salita de espera. Abrazada a una fotografía, suspira y, a ratos, llora.
Escrito por María José Escudero
Ártico
Notó que amarla le resultaba tan incómodo como acordarse noche tras noche de sacar la basura, fichar puntualmente en su trabajo o viajar apretado en el tren. Miró su foto y borró el archivo como si lo eliminara del recuerdo. Sintió el crujido del hielo colonizando su resto de corazón.
Escrito por Guillermo H. Piuma
Tempus fugit
El tiempo se le hacía tan corto que empezó a sospechar del maldito cuco. Con la escopeta de cañones recortados se apostó en el salón dispuesto a enseñarle a aquel pajarraco quién marcaba el ritmo de su corazón. Cuando llegó la policía se quedó asombrada de la rapidez del cuco.
Escrito por Luis San José - Web
La triste sociedad
Me desperté con temblor y tapándome la cara. Sentía que susurraban palabras llenas de odio, donde se extinguía el amor y la cordialidad. Sentía como si alguien me golpeara violentamente. El miedo recorría mi mente y sentía mucho temblor en mi cuerpo, sin embargo no había nadie. Estuve muy atemorizado.
Escrito por William Che
El tonto Simón
Simón empezó siendo el tonto del pueblo y terminó de alcalde tras demostrar su valía como pregonero, conserje y alguacil sucesivamente. Su progresión parecía no tener límites. Quizá por eso nadie se sorprendió cuando lo sacaron esposado del ayuntamiento. Solo era cuestión de tiempo que llegara a pasarse de listo.
Escrito por Enrique Mochón Romera
Amor fugaz
—El amor no tiene por qué tener edad, ¿sabes?
—Eso huele a filosofía de viejo verde.
—¿De viejo qué...?
Silencio.
Coqueteo o insinuación, las sugerencias de la corta falda se solapan con las aceitosas líneas blancas a casi ochenta kilómetros por hora. —¡Oh, Dios mío!
¡Maldita chica de la curva!
—Eso huele a filosofía de viejo verde.
—¿De viejo qué...?
Silencio.
Coqueteo o insinuación, las sugerencias de la corta falda se solapan con las aceitosas líneas blancas a casi ochenta kilómetros por hora. —¡Oh, Dios mío!
¡Maldita chica de la curva!
Escrito por Juanjo Cardenal
Zumo de melocotón
El zumo de melocotón cayó sobre su magnífico vestido. Se llevó las manos a la cabeza con desesperación. Una idea descabellada acudió a su mente. Cogió mahonesa, tomate, mostaza y lo extendió por su vestido. Al poco tiempo de su llegada, muchos lucían lamparones en su atuendo. Había creado tendencia.
Escrito por Charo Anadón - Web
Mi mamá me ama
Ahora mi madre me da de comer y me compra la ropa. Ayer fue mi cumpleaños; me sorprendió con una tarta rebosante de cariño y una tarjeta con dedicatoria.
"Sé feliz en tu cincuenta cumpleaños"; retumbaba en mi cabeza su deseo mientras aguardaba crispada en la eterna cola del INEM.
"Sé feliz en tu cincuenta cumpleaños"; retumbaba en mi cabeza su deseo mientras aguardaba crispada en la eterna cola del INEM.
Escrito por Chusa RH
El tiempo infinito
Con sólo apretar un botón podía parar el tiempo. Tenía el mundo a sus pies y egoístamente lo utilizaba. Envejecía antes pero le daba igual, la recompensa bien lo valía.
En un descuido, su bebé de 15 meses le cogió el mando del bolsillo y el tiempo ya jamás transcurrió.
En un descuido, su bebé de 15 meses le cogió el mando del bolsillo y el tiempo ya jamás transcurrió.
Escrito por Sergi Carles
Pescadores de mentiras
Acabó el verano y se reunieron, todos comentaban sobre sus hazañas, parecía que pujaban por un premio. ¡Pandilla de oradores baratos! Ni siquiera hablaban de medias verdades, sólo eran irrealidades en sus mentes. Más de uno se dio cuenta...
¡Demasiado tarde! Ya estaba todo recogido y plasmado en la red.
¡Demasiado tarde! Ya estaba todo recogido y plasmado en la red.
Escrito por Malu
Oficina del olvido 1
En un lugar del mundo existe la Oficina del olvido. El dependiente se llama Franz K. Un día fui en busca de mi infancia y él me entregó un frasquito lleno de cucarachas. Están un poco crecidas, me dijo, pero son tuyas; cada una tiene un fragmento de tu rostro.
Recomendación
En un microrrelato hay que contar historias que atrapen al lector, sin distracciones. Ayer, leía uno, en internet, que empezaba con la biografía de un personaje ficticio, pero el texto no me sedujo. Opté por leer la noticia de que una lesbiana de la farándula tenía problemas con su pareja.
Escrito por Beto Monte Ros - Web
Esquina
Se puso la sudadera, se abrochó los cordones y salió de la habitación. Cogió las llaves y le dio un beso en la frente a su mujer:
—Adiós cariño, me voy a correr.
Al girar la esquina entró en el club de alterne con la conciencia tranquila. No había mentido.
—Adiós cariño, me voy a correr.
Al girar la esquina entró en el club de alterne con la conciencia tranquila. No había mentido.
Escrito por Stbn
Distancia literaria
Tedioso. Así veía yo el discurrir de la tarde. En un instante, tras sopesar la posibilidad de volver a coger el libro que estaba leyendo (era interesante, pero ¡muy extenso!), o retomar la conversación iniciada en la mañana con mi pareja, comprendí dónde estaba situada mi existencia. Y abrí capítulo.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez
Lazos de sangre
Me crucé en mitad de la noche con el abismo hipnótico de su mirada, y sucumbí a ella. Una niebla repentina me la arrebató poco después, dejándome con la húmeda calidez del último beso deslizándose cuello abajo. Traté de mirarme en el escaparate más cercano, pero mi reflejo había desaparecido.
Escrito por Pedro Manuel Alonso Da Silva - Web
Rompiendo barreras
¡Voy a dar una vuelta! Cerró la puerta y se fue. Una hora después su padre lo encontró en la recepción del hotel, jugando al billar con un desconocido al que no entendía. El idioma no fue obstáculo para pasar un buen rato. Consiguió romper así la barrera del miedo.
Escrito por Alicia - Web
Segundas partes nunca fueron buenas o cómo morir de éxito
"¡Bicho de mierda!". Y algo me alcanzó de pleno. Milagrosamente… sobreviví.
Días después, no sé cómo —desde aquella circunstancia padecí amnesia crónica—, terminé posándome sobre una moteada hoja rayada, momento exacto en que una oronda 'mezzosoprano' cerró con brusquedad su libreto, donde dejaría mi huella indeleble.
Entretanto, el público ovacionaba.
Días después, no sé cómo —desde aquella circunstancia padecí amnesia crónica—, terminé posándome sobre una moteada hoja rayada, momento exacto en que una oronda 'mezzosoprano' cerró con brusquedad su libreto, donde dejaría mi huella indeleble.
Entretanto, el público ovacionaba.
Escrito por José Antonio Barrionuevo
Un garaje, una silla y un revólver.
Un hombre, una sien y un gatillo.
Una nota, una cámara y un portátil.
Un recuerdo, una lágrima, un suspiro.
Un disparo de pólvora.
Un disparo de foto.
Un móvil, un tono, un aviso:
Juan ha publicado una nueva foto.
Un 'me gusta'.
Un hombre, una sien y un gatillo.
Una nota, una cámara y un portátil.
Un recuerdo, una lágrima, un suspiro.
Un disparo de pólvora.
Un disparo de foto.
Un móvil, un tono, un aviso:
Juan ha publicado una nueva foto.
Un 'me gusta'.
Escrito por Manu Ramírez
Elección imposible
Me dice sollozando:
—Es muy difícil soportar esta situación. No sé qué hacer.
—A todos nos pasa cuando perdemos un ser querido.
—Habría sido mejor poder...
—Sí, tía. También habría sido mejor poder elegir el día. 'Señora, ¿qué día quiere usted que se muera su marido? ¿El sábado?' ¿Qué dirías?
—Es muy difícil soportar esta situación. No sé qué hacer.
—A todos nos pasa cuando perdemos un ser querido.
—Habría sido mejor poder...
—Sí, tía. También habría sido mejor poder elegir el día. 'Señora, ¿qué día quiere usted que se muera su marido? ¿El sábado?' ¿Qué dirías?
Escrito por Gil Hernando de Santiago
Ausencias
Miraba de frente a aquel extraño que, silencioso y amenazante, le mantenía la mirada. ¿Acaso se burlaba de él? ¿Quería decirle algo? ¿Acaso le conocía? Cansado de la burla, la espera y el silencio, le lanzó un fuerte puñetazo al rostro.
Sólo consiguió romper el espejo y su mano derecha.
Sólo consiguió romper el espejo y su mano derecha.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa
El robo
Contempla la joya. Refulge. Fin de los años de miseria. El dedo se ajusta al metal. Su mano tiembla de poder. Los ojos, iluminados por un futuro cierto.
Besa la pieza con ardor obsesivo. Con ella atravesará fronteras. Recorre el cuerpo, acaricia su piel. Al llegar al pecho, la detonación.
Besa la pieza con ardor obsesivo. Con ella atravesará fronteras. Recorre el cuerpo, acaricia su piel. Al llegar al pecho, la detonación.
Escrito por María Jesús Briones Arreba
La casa encantada
Ella aparece con un vaporoso vestido azul. Sus cabellos flotan mustios en el aire enrarecido de la vieja mansión. Actúa en la afamada serie "La casa encantada"; y hay que reconocer que es la única del equipo en hacer creíble su papel.
Aunque, lamentablemente, las cámaras no lleguen a captarla.
Aunque, lamentablemente, las cámaras no lleguen a captarla.
Escrito por Sara Lew - Web
¿Quién es el monstruo?
—¡Vas a ser el doctor más buen mozo de toda la ciudad!
—Pero, mamá, yo no quiero ser médico. Mi sueño es ser artista, pintar, escribir, fotografiar...
—¡Doctor he dicho! ¡Como tu abuelo y tu papá!
Cirujano drogado olvida bisturí en el colon de su paciente. Indignación en la Comuna.
—Pero, mamá, yo no quiero ser médico. Mi sueño es ser artista, pintar, escribir, fotografiar...
—¡Doctor he dicho! ¡Como tu abuelo y tu papá!
Cirujano drogado olvida bisturí en el colon de su paciente. Indignación en la Comuna.
Escrito por Guillermo H. Piuma
Lo hizo
Los pensamientos se moldearon y rompieron en un segundo de valor. Aspiró el dulce aroma de la nada y dejó su cuerpo flotar. Cincuenta metros de caída libre, sin red, sin cuerda, sin vida. Se llevó los motivos al silencio, dejando las preguntas en los gritos ahogados de la incredulidad.
Escrito por Arimike
Bourbon
Desde hace tiempo, de noche, sueña con él. Ríen. Comparten ilusiones, planifican el futuro. Se acarician, se besan, hacen el amor. Lo quiere como una loca. En cambio, por las mañanas cuando se despierta a su lado y comprueba su estado, llora cada vez con menos esperanza en que cambiará.
Escrito por Nicolás Jarque Alegre - Web
Terapia natural
Aquella noche el silbato que el señor Virus había dejado en sus pulmones apenas se dejó escuchar.
Aquella noche no hubo temblores, ni aquel frío que la quemaba por dentro.
Aquella noche no tuvo sueños negros y ninguna arruga cuarteó su frentecita.
Aquella noche mami dejó que durmiera con ella.
Aquella noche no hubo temblores, ni aquel frío que la quemaba por dentro.
Aquella noche no tuvo sueños negros y ninguna arruga cuarteó su frentecita.
Aquella noche mami dejó que durmiera con ella.
Escrito por Carles Quílez - Web
Mi extraño hermano
Es parte de mi sangre, aunque somos los extraños conocidos. Hemos jugado y reído mucho, pero los sentimientos ahora se bifurcan. Mi padre lo llama el protegido, yo soy para mi madre el que paga en este conflicto absurdo. Sin afán de odio, lo recuerdo con cariño camino del hospital.