Tempus fugit

El tiempo se le hacía tan corto que empezó a sospechar del maldito cuco. Con la escopeta de cañones recortados se apostó en el salón dispuesto a enseñarle a aquel pajarraco quién marcaba el ritmo de su corazón. Cuando llegó la policía se quedó asombrada de la rapidez del cuco.
Escrito por Luis San José - Web

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