La sepia que en las fotos salía en color
Era el último partido y quería contentar a alguno de aquellos fichajes fallidos. Relatos insulsos, lugares comunes, ideas truncadas... Los observé durante el entrenamiento, pero seguían sin convencerme.
—¡Tú! —acabé señalando, al azar—, que sepas que mañana cuento contigo.
—¿Iré convocada, míster? —preguntó sorprendida—.
—Mejor aún —le aclaré—: serás titular.
—¡Tú! —acabé señalando, al azar—, que sepas que mañana cuento contigo.
—¿Iré convocada, míster? —preguntó sorprendida—.
—Mejor aún —le aclaré—: serás titular.
Como broche de oro, un Micromochón en busca de Micromochones. Ya el título prometía algo bueno y una vez que se lee el relato, uno se explica el porqué tu trayectoria en esta página es impoluta. Nadie podría contar tan bien como tú el momento en el que hay que sacar una historia y el autor va revisando lo que tiene en la cabeza hasta que, por algún motivo, escoge una de ellas. Gracias por haber rebuscado y sacar esta. Eso sí, sea donde sea también ve sacando las otras que tienes en el banquillo, porque todas merecerán la pena.
ResponderEliminarLlegué aquí de tu mano, así que eres el “culpable” de todo lo bueno que me ha pasado, y me seguirá pasando, desde que vivo en esta comunidad. Eres un padrino ejemplar, que me ha enseñado tantas cosas que no podría enumerarlas tan solo en un comentario.
Tu humildad y sencillez las consigues plasmar en esos escritos que nos deja, tras leerlos, con la boca abierta. Sabes que seguiría hablando de ti renglones y renglones, pero como sé que te ruborizas cuando te digo lo mucho que te admiro, pues lo dejo aquí.
No te mando un abrazo ni te digo hasta luego porque tengo la suerte de tenerte a la vuelta de la esquina, en ese rinconcito que comparto cada día con el abuelo de Paula y el nieto de Encarna, otro crack, y donde me siento la mar de a gusto.
Hasta dentro de un rato, Castroja.
Abrazo.
El Castroja Paul
Precisamente tú eres quien se ha ido encargando de crear esos rinconcitos que nos mantengan en contacto una vez pasado el apagón de Cincuenta Palabras. Creo que la permanencia de estos vínculos está permitiendo que encaremos todos la situación de manera menos desconsolada.
EliminarCada uno hemos ido teniendo noticia de la pagina por diversos motivos, casi todos atribuibles al azar, y particularmente siempre me he alegrado de haber intervenido en que la tengas tú, aunque la verdadera artífice fue esa persona tan querida y especial para ambos y “culpable”, de paso, de esta gran amistad que nos une y que tendremos siempre. Sin duda estamos aprendiendo mucho unos de otros en este intercambio continuo de relatos y comentarios, y muy especialmente en ese pequeño grupo que mencionas, en el que valoramos sin tapujos nuestras respectivas propuestas, llamándonos de paso cosas tan bonitas como castrojas, melones o fuguillas.
Muchas gracias por todas estas cosas buenas que me dices, tan disparatadas como siempre, y sobre todo por ser como eres y por estar ahí siempre, con tu gran humanidad, tan cerca y tan presto.
Un abrazo y hasta dentro de poco, melón.
El melón Enrique
Esperaba comentar los relatos del mes así de corrido a modo de despedida mañana cuando todo termine, pero como me he pasado por aquí y me ha gustado tanto, tengo que decirte que es buenísimo, como todo lo que hiciste, haces y harás y que ya me extenderé más cuando vuelva...
ResponderEliminarMuchas gracias, Ignacio. Ya sabes cuánto te admiro en todos los aspectos, especialmente por la originalidad y calidad de tus creaciones literarias y plásticas. He tenido ocasión además de leerte en relatos más largos (en el Callejón de nuestra adorable Richmond) y solo se me ocurren grandes elogios para calificarlos. Encantado de que te hayas parado a comentarme. Espero que tengamos posibilidades de seguir en contacto a partir de ahora.
EliminarUn abrazo y hasta pronto.
Enrique, sabio entre los sabios, mago entre los magos... siempre has sacado conejos de tutucartera cartera, palomas del bolsillo y autobuses de la chistera de tu imaginación. Siempre fue un regalo leerte y aprender de ti.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo. Te buscaré.
Vaya elogios tan desmesurados que me dedicas, Salvador. Muchas gracias. Dentro de mis muchas limitaciones, si siempre me esmerado al escribir para la página ha sido por tener en cuenta que mis relatos iban a ser leídos por personas tan amables y buenos escritores como tú. Así que muchas gracias por haber estado siempre ahí leyendo, pero sobre todo escribiendo. Tus relatos, en su gran variedad temática, han tenido invariablemente la propiedad común de su gran calidad. Seguramente todos hayamos ido aprendiendo unos de otros durante todo este tiempo.
EliminarYo también te buscaré, por supuesto. Hasta pronto, sea donde sea, y un fuerte abrazo.
Y como final, otra genialidad, Enrique. Tengo verdadera curiosidad por saber cómo se te ocurren estas historias tan originales, tan frescas, tan bien escritas. Hasta pronto, amigo. Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarMira que eres amable siempre conmigo, Pepe. Supongo que esa curiosidad que despierta en ti el origen de mis historias es la misma que despierta en mí el de las tuyas. No sé si a ti te pasa igual, pero cuando he hablado del asunto con alguien casi siempre hemos coincidido en la circunstancia de que no suele estar uno muy seguro de cómo ha surgido la idea.
EliminarMuchas gracias por todo, amigo. Y hasta pronto, aunque siento decirte que no podré estar en Massalfassar el próximo día 16 (pegaré, eso sí, una buena pitada al pasar, ;-)).
Un fuerte abrazo.
El título ya me encanta, Enrique. El micro es la elección, no sé si arbitraria, de la historia que aparecerá en la pagina. Siempre te distingue la originalidad con la que despliegas tu mágica varita y tu chistera imaginativa, dejándonos boquiabiertos, sonrientes. Echaré de menos tus cincuenta, pero no tus letras ni tu persona. Hemos creado lazos que ya nos unen para siempre. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen: gran maestra. De algún modo Álex ha hecho de “casamentero” (un aspecto más por el que tener siempre gratitud) al propiciar con su página esta fuerte amistad entre todos nosotros. De este modo la despedida es un hasta pronto o un hasta siempre, afortunadamente. Así que yo también seguiré disfrutando de tus excelentes letras y de tenerte como amiga.
EliminarUn fuerte abrazo. Seguimos en contacto, ;-).
De entrada, el título ya se las trae, y es polisémico, así que deja margen para más de una interpretación. Y puestos a dar rienda suelta a la imaginación, he dejado que mi mente me llevase a algún bar de Sagunto en el que, en la época que estuve en Castellón, almorcé más de un buen plato de sepia, pero sólo ha sido una licencia que me he concedido, pues ahora se trata de alimentar la psique, no la andorga.
ResponderEliminarEste último partido en el estadio Cincuenta palabras tiene un sabor agridulce, pues nuestros microcuentos ya no aparecerán en esta página, pero quienes ya tenemos unos años recordamos el título de aquella canción de los Módulos: Todo tiene su fin. Y no queda más remedio que resignarse ante lo inevitable y decir aquello tan manido de “que no quiten lo “bailao”. Que en este caso sería lo escrito, y lo escrito permanece, lo bailao está, como mucho, en forma de recuerdo en nuestra mente.
Has hecho una despedida muy imaginativa y lúdica, tanto por el juego literario como por el juego deportivo que nos viene a la mente al leer tu microcuento, y también has ahondado en el hecho de escribir. Los fichajes fallidos son todos esos relatos, todos esos escritos que, como comida que sobra, vamos guardando en la memoria de nuestro ordenador, o incluso en algún papel en el que garabateamos deprisa alguna idea que habría que desarrollar, a la espera de que en algún momento podamos vestirlos con mejores ropas, o se nos active algún grupo de neuronas que nos proporcione esas ideas que nos faltan.
Pero, de entrada, ninguno de esos escritos nos convence, pero es que tampoco nos convencen los que creemos más logrados, pues la literatura desea una perfección casi inalcanzable, o alcanzable sólo para unos pocos. Ya lo decía Paul Valery, acerca de la poesía: “Un poema nunca se acaba, solamente se abandona”.
Aunque también se puede hacer de la necesidad virtud, como es el caso de tu historia, pues sobre ese hecho común a todos los que tenemos veleidades literarias e, incluso, a quienes dedican cuerpo y alma a la escritura, has ideado un original microcuento que pone un broche de oro a todos los tuyos y que, además, homenajea a la página, a su creador y a todos quienes por aquí hemos pasado, todo lo cual me parece excepcional, altamente imaginativo y muy bien desarrollado.
Así que este microcuento que, en un primer momento, era un fichaje fallido, se ha ganado todo el derecho a ser titular, y ha hecho un partido para calificarlo con un sobresaliente.
Un abrazo muy fuerte Tocayo, con el deseo de que sigamos coincidiendo tanto en estos mundos virtuales como en la vida real.
Pues qué bien lo has expresado, Tocayo. Veo además que todos debemos de tener un modo parecido de trabajar y que una característica de las más llamativas de nuestra conducta podría ser la de que ahora, al contrario que antes –al menos yo-, apuntamos cualquier cosa que se nos ocurra y nos parezca interesante. Este último año no sé que me ha pasado, pero tenía muchas “caras B” por ahí guardadas, de esas que cuando te pones con ellas crees que van a quedar bien y que luego no les ves trascendencia, por lo que la sola idea de rebuscar entre ellas para ver si rescataba algo me pareció un buen punto de partida.
EliminarMuchas gracias por todo. Tus comentarios han sido todo un lujo desde el principio para mí -para todos- y este broche es una excelente muestra. Por supuesto que seguiremos en contacto, Enrique (estaría muy bien dar forma real, juntos, a alguna de esas raciones de sepia, por ejemplo, ;-)).
Un fuerte abrazo.
Cuando se enciende una vela en una habitación a oscuras, inmediatamente su llama capta toda la atención al tiempo que su hipnótico baile empieza a jugar con la nada, cambiando constantemente su forma, componiendo reflejos siempre diferentes sobre las sombras que estimulan la imaginación. Así son tus relatos, Enrique, como una vela encendida pero, esta vez, en una habitación completamente iluminada, con una llama a la que no puedes dejar de mirar porque te hace viajar muy lejos con una estimulante sensación de saciedad.
ResponderEliminarMe quedo muy corto diciéndote que ha sido un placer y una suerte haber podido leer lo que escribes y, sobre todo, haberte conocido en persona.
Ambas cosas las seguiré disfrutando, seguro, así que, querido Enrique, hasta muy pronto.
Con tu permiso hago mías todas estas palabras que me dedicas (con tan evidente generosidad), para mandártelas a ti, y hago énfasis en ese “hasta muy pronto”, porque por supuesto que tenemos que vernos en breve, querido Antonio. Tus comentarios a mis relatos me han dejado siempre una sensación de deuda hacia ti, al mismo tiempo de suponer un estímulo para intentar merecerlos de verdad, de lo que saco algo que ya sabía de sobra: que más allá de la afinidad literaria ha habido siempre otra de carácter personal entre ambos. Así que mantengamos esos lazos, amigo, sigamos hablando, y si es en persona, mucho mejor.
EliminarUn fuerte abrazo.
Titulares o suplentes....Todos formando parte de un mismo equipo. Un equipo de buena gente, con buenos impulsos para la vida. Un abrazo enorme, amigo.
ResponderEliminarCreo que expresas algo que siempre había estado implícito en mi idea sobre la página y de la gente que ha participado en ella durante todo este tiempo, aunque aquí hemos jugado todos los noventa minutos. Esos “impulsos buenos para la vida” podrían definir perfectamente esa inquietud que nos mueve a escribir, mejorándonos de paso como personas, porque cuántos asuntos tratamos en ese proceso y a cuántas conclusiones nuevas (y más acertadas, diría) acabamos llegando mediante él.
EliminarMuchas gracias, Rafa, amigo, y otro abrazo enorme para ti.
Un nuevo alarde de efectiva creatividad.
ResponderEliminarUn abrazo Enrique, y gracias por las buenas lecturas.
Alvaro Abad.
Muchas gracias a ti, Álvaro. Hemos compartido un relativamente breve espacio de tiempo en la página, aunque suficiente para apreciar la gran calidad de tus relatos. Espero tener oportunidad de seguir leyéndote en el futuro.
EliminarUn abrazo y hasta pronto.
Puedo decir que conozco dos cosas de ti: tu modestia y tu buen hacer. Estoy convencido de que no eres consciente de las buenas historias con las que nos has deleitado, que cuando las publicaste en cincuenta palabras, como en otros formatos, no sabías la reacción positiva que iban a tener. Tu sensibilidad y capacidad de observación son en verdad increíbles, así como el oficio que despliegas al narrar, algo que sabemos bien muchos; tú no pareces darte cuenta, algo que acrecienta tu genialidad.
ResponderEliminarEse listón tan alto nos ha hecho disfrutar y esforzarnos por aprender.
Esos relatos en sepia, en vueltos en dudas sobre su calidad a juicio de su autor (en el que te veo reflejado), son todos y cada uno de ellos pequeñas maravillas, tesoros que no debes guardarte, porque los dones se comparten.
Muchas gracias por todo, Enrique
Un abrazo muy fuerte
Supongo que a todos nos cuesta valorar nuestros propios relatos. A mí me ha pasado muchas veces que ideas que tenía por interesantes en realidad no lo eran, al igual que la reacción positiva de los demás ante un relato sobre el que no tenía muchas expectativas me ha sorprendido. Pero que alguien como tú, con tantísimos merecidos reconocimientos en todas partes, me diga estos desmesurados elogios, te aseguro que me sobrepasa. Aunque sí que me sirve no solo para intentar mejorar, sino para ese primer e imprescindible primer paso: mantener la inquietud de escribir, como creo que haré siempre, y que es algo -sobre todo mirando hacia atrás, cuando no lo hacía- que no deja de maravillarme. Así que muchas gracias, Ángel, por ese estímulo, por tu amistad, por favorecer con tu maestría que siga aprendiendo con cada uno de tus relatos.. y por un larguísimo etcétera.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo.
Pues lo has conseguido, Enrique. El fichaje fallido ha resultado ser un titular brillante. Pienso que nuestros relatos solo pueden salir “de dentro” y que son “nosotros”, de alguna forma. Siempre significan algo, aunque de entrada puedan no gustarnos (o algo peor). Creo que todos, absolutamente todos, se merecen la oportunidad de madurar y cambiar. Para el último partido nos muestras algo con mucho significado con una visión muy especial, como siempre. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Encuentro interesantísimo tu comentario. Particularmente reniego de muchas de las cosas que tengo por ahí guardadas. Casi siempre se trata de relatos o ideas que surgieron intentando seguir los condicionantes de ciertos certámenes, y que en su resultado no fueron más allá, por poner un ejemplo, de los números encajados en un sudoku. Con todo, creo que llevas razón y que si aún no los he borrado tal vez sea por eso que dices de que en ellos debe de haber algo mío, algo susceptible siempre de ser madurado.
EliminarMuchas gracias por tu entrañable y generosa visita, Josep.
Encantado de seguir en contacto con tu persona y tus letras.
Un fuerte abrazo.
Enrique