Puntos suspensivos
Aquel local de copas tenía una clientela satisfecha, gracias a los consejos de su sabio propietario. Años después tuvo ocasión de trasladar su magia a la cafetería de la Casa Blanca. El presidente del país más poderoso del mundo modificó entonces sus decisiones erráticas. Después vendrían el Kremlin, el Vaticano...
Llevaba tiempo escuchando una de las palabras de moda: “Emprendedor”, pero nunca comprendí del todo su significado hasta que Álex se cruzó en mi existencia. Un joven con un don poco inusual: el de crear mundos de la nada, sacar lo mejor de cada uno y hacer felices a muchos. Con personas como él aún se puede creer en un futuro abierto, sin límites, lleno de ilusionantes puntos suspensivos. Cambiará el mundo para bien, igual que ha cambiado mi vida. Trabajo tiene, hay mucho que enderezar.
ResponderEliminarSeguiré tu trayectoria con interés, alegrándome de tus éxitos.
Un millón de gracias y hasta siempre
Mi querido Ángel, otra columna fundamental de este mundo, qué acertado tu relato y qué verdad lleva tu comentario. El que es Emprendedor de causas nobles, como nuestro querido Álex, llegará lejos y llevará, de hecho ya lo ha conseguido en esta página, la felicidad a la gente que sepa entender el espíritu de esta comunidad y disfrute con lo leído y con lo sentido.
ResponderEliminarTu micro es de diez, amigo, y tu humanidad, de 20. Atento comentarista y amigo de los de verdad, pendiente de todos a las duras y a las maduras, eres uno de los mejores regalos que me llevo de cincuenta.
Sé que te seguiré leyendo, tanto en tus relatos como en tus comentarios y que sin duda nos veremos en alguna quedada. Como siempre he dicho, que bien te viene tu nombre, Ángel.
Un fuerte abrazo.
Pablo
Cuando comenzaste a escribir en Cincuenta hubo una joven a la que yo tenía y tengo mucho aprecio que, con buen ojo, dijo: "Hay un chico nuevo que escribe muy bien". Esa chica era Malu y no pude estar más de acuerdo con ella. Desde entonces he tenido ocasión de disfrutar de tu creatividad y de tu bondad, todo acaba en "ad", pero no por ello es menos verdad, igual que tu humildad y tu amistad. Fue una suerte conocerte y una prioridad no dejarte escapar.
EliminarCincuenta ha terminado, pero su componente esencial, las personas, continúan.
Gracias por todo los que nos has dado, Pablo. Y por seguir ahí.
Un abrazo fuerte
No se puede negar que ese sabio propietario, asesor y mago, tiene algo de su creador, un ángel que mes tras mes nos ha ofrecido, gratis total, sus fantásticos relatos. Y el mérito de quien proporciona el local en forma de página web, incuestionable. Muchas gracias por ellos y por los que nos esperan. Abrazos bien fuertes!
ResponderEliminarEste local regentado por un mago, que ha decidido extender su buen hacer por otras sucursales, tuvo la fortuna de tenerte a ti como cliente, además de la virtud de reunirnos a muchos, que ya nunca vamos a perdernos de vista.
EliminarMil gracias, Pepe, por tus buenas historias y por tus palabras, que pienso seguir con el mismo interés.
Ahí te mando un saco de abrazos
El mundo está salvado con el prodigioso propietario de la cafetería abriendo sucursales en los centros de poder, donde se decide el destino de los pueblos. Con este hermoso sueño te despides de Cincuenta, no sin antes agradecer a Álex toda su labor y elogiar su espíritu emprendedor.
ResponderEliminarEstoy contigo, Ángel. Mucho le debemos los cincuentistas y mucho nos alegraremos de los éxitos que, sin duda, le aguardan.
A ti también te debemos haber sido un eje fundamental en el rodaje de la página. Tus excelentes micros -de los que tanto hemos aprendido-, tus puntuales y generosos comentarios a pie de micro, tu calidad humana y tu amistad. No puedo decirte adiós, porque te leeré en cualquier formato y te encontraré en más de una quedada, programada o improvisada. Hasta pronto, pues, querido amigo. Un abrazo enorme.
En el penúltimo encuentro cincuentista (digo penúltimo porque siempre habrá otro y otro) estuvieron presentes, como bien sabes, los padres de Álex. Seguro que se llevaron una buena impresión de todo lo bueno que su hijo ha sembrado y conseguido. Creo que hablo por todos si digo lo que intuimos, que Cincuenta, con todo lo grande que ha sido, es el principio de lo mucho que este muchacho puede conseguir. Esta página no hubiera sido la misma sin ti, con tus interesantísimos relatos, cosidos con una prosa cuidada y elegante, al igual que los comentarios.
EliminarNunca te admitiría un "adiós", Carmen, porque esto no termina, no vamos a consentirlo. Cuando alguien entra en mi vida ya no dejo que escape, así que no te queda otra que aceptarme como sombra.
Gracias por todo, amiga Carmen.
Un abrazo muy grande
Tengo muchos micros tuyos guardados en la cabeza, a buen recaudo. Pero hay uno especial, no sé por qué. Cuando pienso en ti, siempre me viene a la mente el de la pareja de ciegos que enredaban sus bastones, y reproduzco la misma sonrisa que me produjo la primera vez que lo leí. Y esa es tu seña de identidad: es imposible pensar en ti sin sonreír.
ResponderEliminarNo me despido porque no me da la gana.
Pallá te va un puñadico de abracicos crujidores.
Qué más puede pedir un simple mortal que desear que una persona a quien admira y profesa gran cariño sonría cuando se acuerda de él.
EliminarNi se te ocurra despedirte. Solo termina lo que uno quiere, y resulta que yo no quiero que termine.
Recibidos esos abrazos crujidores, envío por mensajería urgente un montón de abrazos estrujantes.
Ángel, dices en tu micro de despedida que como un local de copas. Un espacio recogido, apartado del ruidos, sin humo ni broncas, sin malos rollos. Rebosante de magia.
ResponderEliminarQué bien dicho lo dicho en tu pequeño relato y en el comentario anexo. La verdad es que así da - seamos claros, DABA - gusto.
¡Ah! y la imagen tan literaria como es cualquier signo de puntuación, pero en particular los puntos suspensivos, del futuro hoy indeterminado pero muy prometedor, que deseamos espléndido, para Álex Garaizar (a estas alturas ya me da un pelín de rubor otorgarle más alabanzas).
Un abrazo, Ángel, y gracias por todo.
¡A mí sí que me da rubor!
EliminarQue sea rubor de tinta, como el título del libro de nuestra compañera María Belén Mateos.
EliminarNo sé si habrá alguien a quien haya dedicado más parabienes y agradecimientos que a nuestro Álex, por lo que no voy a añadir más, para que no se ruborice. Si que voy a decirte que estoy de acuerdo contigo al identificar Cincuenta Palabras como un espacio único, un oasis de convivencia y disfrute, al cual has contribuido con tus buenos relatos y acertados comentarios, que quiero agradecerte.
EliminarEl local se cierra, sí, pero queda lleno de buenas letras y del mejor espíritu. Sanamente inquietos, nos seguiremos buscando y leyendo por los caminos.
Gracias a ti por todo, Carmelo.
Un abrazo
Desde un lugar tan oscuro y ligeramente selectivo se fue expandiendo tu local.
ResponderEliminarAsí, como piedra que cae en un estanque, ha sucedido con "Cincuenta palabras" y con tus relatos. Se expanden nada más ser leídos.
Tienes arte y generosidad. Aprendo continuamente de ti. No me cansaré de llamarte... Maestro. Tu humildad te hace más grande a nuestros ojos.
Ángel, fiel defensor de la postura de Álex, nos sigues animando a todos a volver a esta página y a seguir escribiendo. ¡Ojalá te hagan caso nuestros compañeros y sigan haciéndonos disfrutar de su talento!
Intentaré no perderte la pista. Un fuerrrrrrte abrazo, aunque no se escriba así.
Cuando empezaron a llamarme maestro respondía siempre, con sinceridad y te aseguro que sin falsa modestia, que me considero algo muy distinto y lo que soy, un eterno aprendiz. A Álex le hacían gracias mis respuestas. Te lo agradezco mucho, Salvador, como tenemos confianza espero que no te molestes si sigo pensando lo mismo.
EliminarAnimo a escribir porque sin las letras mi vida perdería la mitad, al meno,s de su sentido, se me quedaría el alma coja como poco.
Este espacio de encuentro de relatos y personas nos ha dado mucho a todos. Tu aportación ha sido importante, Salvador. Te lo agradezco de corazón, al igual que tus amables palabras.
Seguro que seguiremos leyéndonos.
Otro abrazo muy fuerte para ti, con muchas "r" y mucho de todo.
Equiparo ese lugar de copas con otros lugares donde seres humanos de un cariz especial, a lo largo de la Historia, han intentando encontrar una isla de paz, de conocimiento y amistad, ante el ruido y la furia del mundo que no significan nada, palabras que Shakesperare pone en boca de su personaje Macbeth.
ResponderEliminarTu relato es una metáfora perfecta para dar a entender lo que ha creado Álex con esta página, si lo conseguido cotizase en Bolsa hoy sería millonario, pues, como suele decirse: los números cantan. Pero no son sólo los números, ya que ¿cómo se valora y se mide lo conseguido a nivel humano? ¡Qué sorpresa tan grande saber que existen tantas personas extraordinarias a las que quizá uno nunca hubiese conocido de no ser por Cincuenta palabras!
Desde luego, esa es la clase de emprendedores que necesita el mundo, no otras que son como vampiros que dejan exangües a muchas personas y van arrasando con la naturaleza y con todo lo que se les ponga por delante con tal de que sus beneficios crezcan.
Así que ojalá se cumpla tu vaticinio y ese local de copas virtual se haga viral, como se dice hoy en la jerga de las redes sociales, y llegue a los centros de poder, a esos donde las vidas humanas son como simples peones a los que se puede sacrificar en el despiadado tablero de ajedrez que es la economía mundial.
La lección que se puede extraer de lo creado por Álex es que resulta mucho mejor compartir que competir, que lo que ha hecho avanzar a la raza humana es la cooperación, y que el fin de la vida es común a todos: la mayor felicidad posible para cada uno de nosotros. Son lecciones, creo que simples, pero que no sé si la humanidad llegará a aprender alguna vez, pues no basta con que ese sea el ideal de unos cuantos, debería ser –el de todos seguramente es imposible- el de casi todos.
Por último, agradeceros, tanto a Álex como a ti, Ángel, vuestra generosidad, y propongo que ese lugar de copas que aparece en tu microcuento no se cierre nunca y podamos reunirnos en él muchas veces.
Un abrazo para los dos y para el resto de cincuentistas. Sois una parte importante de mi vida.
Una isla de paz, de conocimiento y de amistad, como bien dices, un espacio en el que perderse, un refugio para respirar. Qué necesario es todo eso hoy en día, en esta vida frenética que llevamos, donde el término "contemplativo" ha quedado aplastado bajo la dictadura de lo "competitivo". "Compartir y no competir", me ha encantado esa expresión, Enrique. Ahí reside la magia de Cincuenta Palabras, un lugar de encuentro, de respeto y de disfrute colectivo.
EliminarSé que voy a leerte y que seguiremos en contacto, pero echaré mucho de menos tus relatos en Cincuenta y no menos tus comentarios, en los que has desplegado siempre una envidiable cultura y sabiduría aplicada para deleite de todos. Tus reflexiones son un regalo que valoro mucho.
Cada final de mes, tus relatos-"collage" con los títulos, a la par que los de Manuel, han sido pequeñas maravillas que más parecen un género propio. Es a ti a quien hay que agradecer tanta generosidad.
Nuestra local preferido echa el cierre y nunca encontraremos otro igual, lo que no quita para que, animosos e inquietos, continuemos alternando y compartiendo nuestra afición en otros muchos lugares; cualquier espacio, virtual o físico, será bueno mientras sirva para reunirnos. Por ganas no va a ser.
Muchas gracias por todo lo que nos has dado y por tener la oportunidad de seguir leyéndote y viéndote.
Un abrazo grande
Definir a alguien como tú, Ángel, es muy fácil: excelente escritor y mejor persona. Y no se me ocurre nada mejor.
ResponderEliminarUn abrazo para siempre, amigo.
Parece mentira, Rafa, que ya hoy, día 10, no aparezca ningún nuevo relato en nuestra querida página. No podemos negar el vacío que deja, pero tampoco dejar de valorar todo lo que nos ha dado, entre otras cosas, conocer a personas interesantes, buena gente que comparte esta manía de juntar letras. Me alegra haberte conocido y estoy seguro de que seguiremos en contacto.
EliminarMuchas gracias, amigo
Ángel, ¿sabes que compartes dones con el alma de esta página, nuestro querido Álex? Tú también tienes el don de crear mundos de la nada y hacer felices a muchos. Pero aún tienes más, sobre todo unos dones muy difíciles de encontrar en un solo individuo: el talento y la generosidad. Todos sacamos tiempo de debajo de las piedras para leer los comentarios que otros nos dejan al pie de nuestro ego, pero nadie como tú saca de debajo de esas mismas piedras el tiempo para comentar los relatos de los demás, con toda la atención, el respeto y el cariño añadidos.
ResponderEliminarAún a riesgo de exagerar, todo el que escribe en internet en lengua castellana está en deuda contigo, porque te aseguro que encontrar comentarios de alguien con tu creatividad, es un gran estímulo para seguir escribiendo.
Por esto, por cómo eres, por cómo escribes: hasta pronto, querido amigo.
Los que cometemos esa osadía conocida como escribir necesitamos ser como esponjas, dispuestos a empaparnos de lo que otros, con similares inquietudes, proponen. Leer y comentar es un ejercicio que no hay taller de escritura (ahora tan en moda) que lo iguale. En este aprendizaje sin fin hemos tenido en Cincuenta Palabras una escuela privilegiada, de la que tú has sido parte sobresaliente, con unas historias redondas, cuidadas, de una belleza singular, fruto del oficio y del esmero. Aparte de todo, eres un caballero y te puedo considerar mi amigo. Te descubrí en Twitter (que ahora tengo casi abandonado), pero fue en esta página donde nos has deleitado a todos. No quiere Álex que le dedique elogios, pero cómo no hacerlo a nada que uno hace balance, un balance en el que tú figuras, igual que en el momento presente y en los que tengan que venir.
EliminarSeguro que no las merezco, pero agradezco mucho tus palabras, Antonio.
Te mando un abrazo grande
Muchas gracias Angel por este, por todos.
ResponderEliminarUn abrazo,
Alvaro Abad.
Soy yo quien te da las gracias, Álvaro, por leer, por escribir y por estar.
EliminarCreo que ya te lo dije, pero lo reitero, me encanta Marvin, con su traje de romano, su pistola de rayos y su pelo verde.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo
En efecto, el mundo anda muy necesitado de personas como Álex, y también como tú, Ángel. Creo que, sin ser consciente del todo, hace tiempo que tengo poca confianza en el ser humano, por lo que no sabes cuánto me alegra conocer a gente que me haga revisar esta opinión. Como sitio de Humanidades, Cincuenta Palabras ya tenía al nacer un importante potencial para mejorar la realidad que nos rodea, pero el haber sido tan bien gestionado y haberse llenado de tanto espíritu noble y competente ha favorecido muchísimo su efecto. Ni que decir tiene que tú simbolizas a la perfección el tipo de personas a las que me refiero (creo haber conocido a muy pocos con tan alta calidad humana). Si a eso añadimos que escribes como nadie…, pues que estoy encantado de conocerte y de seguir contando con tu amistad más allá de esta querida página. De modo que hasta pronto, amigo, y enhorabuena por este relato tan bueno como acertado.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Cincuenta Palabras ha sido un proyecto de éxito, una excepción en este mundo de locos que más parece ir hacia atrás que avanzar, un oasis al que acudir con ilusión, convencidos de salir reforzados para seguir enfrentándonos a una realidad más hostil que acogedora.
EliminarSi existe una buena persona, en la que además se da la circunstancia de que también domina la escritura como nadie, ese eres tú, Enrique. Lo tuyo se sitúa más allá de la modestia, pues no pareces darte cuenta de cuánto vales, de todo lo que aportas, pero todos los que te conocemos, admiramos y apreciamos, lo sabemos bien.
Gracias a ti y a otros queridos amigos a quienes he tenido la fortuna de conocer en esta página, el cierre de la misma se hace menos triste y duro. Además, al ser por el bien de Álex, no podemos sino alegrarnos, igual que celebraremos sus progresos, todo lo bueno que va a hacer con su vida y de lo que, no me cabe duda, tendremos noticia.
Eres genial, Enrique.
Mil gracias y un abrazo fuerte
Gracias por todos tus relatos. Me han dado muy buenos momentos y con ellos he aprendido a tener diferentes perspectivas.
ResponderEliminarEspero seguir leyéndote .
Un abrazo, Ángel
Muchas gracias por tus palabras y gracias igualmente por tus letras.
ResponderEliminarNos seguiremos leyendo, claro que sí.
Un abrazo, Pilar
CAMPEÓOOOOOOONN!!!!! jajaja Arreglando el MUNDO!!! ;-)
ResponderEliminarUn saludo!!! ;-)
Álex es el que sabe arreglar el mundo; un servidor, si acaso, lo cuenta.
EliminarTú sí que dejas una buena "marca" por donde pasas.
Un abrazo
¡Campeóooon!
Este micro es una joyita dedicada a Álex, que se merece todo. Ojalá esa gente de las altas esferas que mueve los hilos del mundo cayera bajo el hechizo del buen hacer de personas así. La esperanza nunca se pierde. La idea que has tenido (en tu línea) muy buena. Támbién entiendo el rubor de Álex.
ResponderEliminarBueno, Ángel, gracias por tus espléndidas letras, pero sobre todo por tu fidelidad comentando relatos. Otros, por diversos motivos, no lo hacemos. Seguro que, al menos, nos seguimos leyendo.
Como bien dices, los que mueven los hilos, que suelen estar rodeados de una legión de asesores, bien harían en dejarse aconsejar por personas creativas y con sentido común.
EliminarSiento ruborizar a Álex, pero él tiene "la culpa" por ser como es.
Nos seguimos leyendo, Juana. Dalo por hecho.
Gracias y un abrazo grande
A veces los cambios parecen magia. Pueden depender solo del consejo de un sabio que consiga abrir las mentes y los corazones. Pero no hay muchos. Me parece genial tu homenaje a Álex. Enhorabuena, Ángel.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Alguien que pone los medios para que muchos saquen lo mejor que tienen y lo compartan es alguien especial, sabio y grande, merecedor de homenajes.
EliminarMuchas gracias, Josep Maria
Otro abrazo fuerte para ti